jueves, 4 de abril de 2013

La discrimanación del incienso

 
Por el Rvdo. Sr. D. Jorge González Guadalix
 
Hace no mucho me dejaron el comentario en Wordpress. Una persona se quejaba de discriminación porque es alérgica al incienso y eso supone que no puede participar en algunas celebraciones litúrgicas de la iglesia católica. La solución que sugería era la que dejásemos de utilizar el incienso en la liturgia católica para que nadie se pudiera sentir apartado de la comunidad.
A un servidor le parece que andamos todos perdiendo la olla, porque lo que no puede ser no puede ser y además es imposible. Con más de mil millones de católicos en el mundo es claro que cualquier cosa que se haga puede ser motivo de alergia, discriminación o malestar por parte de alguno. Por otra parte, reto a cualquiera a pensar en una liturgia que a todos nos deje satisfechos por igual, cuando además hay derechos que necesariamente entran en confrontación con otros.
 
Seguro que entre los católicos del mundo los hay que parecen claustrofobia, lo que les impedirá asistir a celebraciones multitudinarias en templos católicos. Otros padecerán agorafobia, que les priva de celebraciones al aire libre. ¿Me quieren explicar qué leches hacemos para que estén contentos a la vez unos y otros.
Sé qué con lo que voy a escribir a continuación posiblemente me esté jugando ser tachado de insensible, pero creo que en ocasiones es mejor que “muera” uno por el pueblo, porque qué quieren que les diga, en el caso del incienso, por ejemplo, lo que no tiene sentido es que dejemos de utilizar el incensario en la iglesia universal por si alguna vez en alguna parroquia apareciera una persona con especial sensibilidad ante los humos. Parece mucho más lógico que se sacrifique una persona que no toda la iglesia universal, digo yo. Y podríamos colocar mil ejemplos. Gente conozco que no soporta el olor de las velas. Lo que hacen es en lugar de colocarse en la primera fila, se quedan al final de la iglesia, lo que supondría también una discriminación: a ver, ¿por qué no puedo estar en el primer banco por ser alérgico a la vela?
 
Si quieren sigo. Creo que el problema de fondo es que vivimos con una especie de hipersensibilidad ante la posible discriminación y en lugar de tomarnos las cosas con una cierta deportividad y buscar soluciones lógicas lo que acabamos haciendo es rasgarnos las vestiduras absolutamente por todo. El incienso, el olor de la vela, lo cerrado, lo abierto, el agua, la gente, la no gente… ¿y si alguien tiene fobia al color verde, por ejemplo, o al rojo, dejamos de utilizarlos en la liturgia? Pues mejor que se ponga gafas de sol o se coloque donde menos lo vea.
Que yo entiendo que una cosa es facilitar la participación en la liturgia de todos y otra muy distinta que un par de fobias o alergias condicionen la liturgia secular de la iglesia. A lo mejor es preferible que se sacrifique generosamente uno sólo por todos los demás.
 

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