Querida Bibiana;
Querida familia de la homenajeada
-en especial su hermana María Luisa-
Madre General y Curia de la Congregación
Presidenta de CONFER Asturias
Hermanas del Santo Ángel,
Comunidad parroquial y hermanos todos:
Nos reunimos hoy para celebrar algo primordial de nuestra existencia, la fe en Cristo nuestro Señor que evidencia el amor de Dios hacia nosotros, pues Él no se despreocupa de sus criaturas sino que nos manda a su hijo para darnos vida y vida en abundancia.
Iniciamos en esta eucaristía vespertina del Primer domingo de Adviento uniéndonos a toda la Iglesia Universal, el nuevo año litúrgico y estrenando un nuevo Adviento visualizándolo de forma clara en la corona que hemos bendecido y encendido.
Comenzamos así este nuevo ciclo litúrgico; un camino hacia la Navidad dando gracias a Dios por el pasado, presentándole nuestro presente y confiando en Él nuestro futuro con la única premisa de que sea lo que sea lo que nos espere, sea todo para mayor gloria de su nombre.
El Adviento es una invitación a la confianza absoluta en Dios; a dejarnos en manos de la Providencia y caminar en nuestro día a día no buscando tenerlo todo siempre controlado, sino dejándonos sorprender por Dios. Ese Dios que está en el camino y sale a nuestro encuentro; que se hace “Dios con nosotros” rompiendo a la vez todos nuestros esquemas.
Jesús de Nazaret, Jesucristo mismo nos ha invitado a compartir su palabra y su mesa, el cual no es una idea hermosa sino que es alguien real que se hace presente verdaderamente con su cuerpo y con su sangre haciéndonos partícipes ya en la tierra de este trocito de cielo que es la eucaristía.
Y es este Jesús Nazareno es quién llamó a nuestra hermana Bibiana a seguir sus pasos, y qué buen día éste para valorar el don de la vocación dado que hoy, 30 de Noviembre, día de San Andrés, tenemos tan presente el testimonio del Apóstol, el cual junto con su hermano dejaron sus redes y todo para seguir al Maestro.
También pasado mañana el calendario nos recordará que es 2 de Diciembre: “Santa Bibiana virgen y mártir”; Cuántas enseñanzas, cuantos guiños nos regala el Señor sin apenas darnos cuenta.
Las lecturas de este primer domingo nos ponen en antecedente de lo que significó para el pueblo de Israel la espera del Mesías y lo que ha de suponer para nosotros esta preparación personal para las próximas cuatro semanas viviendo luego con el corazón esponjado las fiestas de la Navidad.
El profeta Jeremías nos anuncia que llegan los días en que se cumplirá la promesa que hizo el Señor, pero más aún, nos deja claro algo elemental que no hemos perder de vista: ‘’El Señor es nuestra justicia’’. Y es lo que los católicos creemos firmemente, que nuestro Dios es un Dios justo. Incluso cuando nos parece injusto o indiferente a nuestros sufrimientos, acabamos viendo su mano, y es que Él siempre escribe recto, a veces con renglones torcidos...
Pero a Dios no se le escapa nada, por ello debemos estar tranquilos, y en esta misma línea San Pablo en su epístola a los cristianos de Tesalónica les pide y recomienda -a nosotros hoy- que os presentéis ante Dios nuestro Padre, santos e irreprochables en la venida de nuestro Señor Jesús.
Y remata estas miradas de futuro el evangelista San Lucas con el pasaje que hemos proclamado y que nos habla del fin de los tiempos; del término de todo lo terrenal. Es decir, cuando se haga verdad lo que solemnemente profesamos en el credo "que vendrá un día con gloria para juzgar a vivos y muertos"; más el evangelista no nos lo dice para “meternos miedo” sino para que seamos previsores y vivamos siempre preparados para el día y el encuentro que se nos depara con el Creador; no sólo allá en el día del juicio, sino más acá pensando en nuestro propio final. Es más, Él no lo presenta como algo terrible sino que, al contrario, nos dice: "estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor", dándole una visión de encuentro entre amigos.
Y todo esto que hemos escuchado en la Palabra de Dios de este Domingo viene perfectamente arquitrabado con la acción de gracias que como comunidad queremos hacer hoy… La vela, la espera, la vida vigilante... son rasgos elementales en la vida de una persona consagrada. Y hoy esa vigilante fiel, solícita y atenta a la venida del Señor la vemos perfectamente reflejada en nuestra homenajeada.
No nos proponemos vivir de sentimentalismos ni de gestos vacíos, ni siquiera limitar este reconocimiento a una mera obra buena, sino que queremos ser justos como nuestro Dios es justo. La vida pasa tan rápido, el tiempo corre tan veloz que nos olvidamos lo importante, y cuántas veces cometemos injusticias, omisiones y olvidos... La justicia verdadera tiene que empezar por los de casa, y como siempre me gusta decir: Menos reconocimientos póstumos, y más valorar lo que tenemos antes de perderlo.
Cuando hace cuatro años le hicimos el homenaje a la hermana Amparo (para la que hoy quiero tener también un entrañable recuerdo como compañera inseparable de nuestra “andariega”) dije públicamente: ‘’Queda pendiente la hermana Bibiana, pero como está como un cañón -sigue estando- la esperamos para la próxima’’… Ha llegado el día hermana, y este cura -para gusto y disgusto de algunos- cumple su palabra y con sus criterios, y aunque durante mucho tiempo tú rehusaste mi invitación a celebrarte este acto en la Parroquia, he de decir que esta vez ha sido el Consejo Pastoral en pleno quien ha dicho "si ella no quiere, se lo hacemos igual’’.
Esta Parroquia no podía permitirse no tener un gesto con una religiosa que ha dado tantos años de su vida a los demás aquí entre nosotros, con nosotros y para nosotros. Sabéis que tengo especial debilidad como Párroco por los enfermos y los ancianos, por ello siempre he considerado un tesoro la labor que las hermanas del Santo Ángel han realizado de forma tan particular en muchos campos, pero, sin duda, el más apreciado por mí ha sido la visita a los ancianos y enfermos en sus casas, residencias y hospitales, acercándoles la Sagrada Comunión. Ahí habéis sido sin duda ángeles de caridad llevado a Dios mismo a todos los rincones de Lugones y a pie: al Carbayu, al Cuetu, a Paredes, a los bloques de la sindical, al Resbalón, al Castro… casa rica o pobre; familia más cercana a la fe o menos, donde erais bien recibidas o donde os regalaban alguna cara larga; nunca os habéis rendido ni dejado vencer en esta preciosa misión. Y en el caso de la Hermana Bibiana cuantos otros campos de servicio ha prestado a nuestra Parroquia, como sus largos años de fiel colaboración en el equipo de Cáritas, su tiempo de catequista con los más pequeños en el apoyo escolar, su colaboración en la pastoral litúrgica leyendo, o como ministra extraordinaria de la comunión. También en el grupo de Vida Ascendente y el de Pastoral de la Salud; la cercanía a la Pastoral Exequial rezando tantos rosarios en el tanatorio o ayudando en los funerales de conocidos y desconocidos… cuánto mucho y bueno podríamos decir de la colaboración continua y constante de nuestra hermana aquí en Lugones, en esta parroquia de San Félix Mártir que es ya la suya para siempre.
Y ni qué decir del testimonio que ofrecéis todas las Hermanas insertándoos en la vida de nuestro pueblo, donde sois, como le gusta decir a nuestro Arzobispo al definir a los religiosos ''esa luz sobre el candelero''….
No dejáis de ser un interrogante para tantos indiferentes y alejados: ¿Qué tendrá o qué dará ese Jesucristo para que haya personas que le regalen por completo su vida?...
Dios os llamó, y en respuesta habéis consagrando toda vuestra vida para Él; totalmente, sin reservas. Es esto la esencia de nuestra vocación y por lo que tanto sacerdotes y religiosos somos personas vocacionadas. Porque Dios nos ha elegido no para hacer un trabajo, no para desempeñar un oficio, sino para darnos enteramente a Él y a los hermanos.
Estamos en el mundo sin ser del mundo, por eso no nos entienden tantos que pretenden obligarnos a ir por el camino de las modas. Somos de Él y para Él. Por Él y en Él.
Gracias querida Bibiana por tu testimonio de consagrada en medio de nuestra Parroquia y de nuestro pueblo; eres esposa del Señor, lo has dejado todo para seguirle y ten por seguro que has elegido como “Marta” el mejor camino y a mejor parte. Felicidades igualmente para tu hermana -la hermana María Luisa- con la que compartes sangre, vocación y Congregación, y para todas las Hermanas de la Congregación del Santo Ángel que tú elegiste, que te acogió y que "te eligió".
Es palpable lo mucho que sois aquí las queridas las Hermanas. Tenéis ya y sin reconocimiento oficial una auténtica familia laical del Santo Ángel en Lugones entre tantísima gente que os quiere y admira en vuestra labor.
Sabéis también cuál es mi criterio en relación al tema del dinero como mero medio inapelable de subsistencia. Y ya cuando el homenaje de la Hermana Amparo no quise dar posibilidades de recaudaciones de ningún tipo, pues tenía claro que era algo iniciativa de la Parroquia y de la que ésta debía hacerse cargo; tengo que aclarar que esta vez ha sido tal la avalancha de personas que han llamado, preguntando e insistido y solicitado colaborar que aún en contra de mi criterio inicial lo he aceptado, pues en definitiva es un gesto que quiere también visualizar y ser exponente del cariño y el agradecimiento de tantos hacia vosotras, y en particular hacia ti, Bibiana.
Pido al Señor que siga bendiciendo nuestra Parroquia con esta presencia de las Hermanas; me consta que en los últimos años han sido muchas Casas las que la Congregación ha cerrado y sé que desde la Curia General siempre habéis tratado de mantener abierta esta comunidad de Lugones. De corazón como Párroco quiero manifestar mi gratitud a las superioras de la Congregación por el cariño que siempre han mostrado con esta comunidad parroquial. Rogamos al Dueño de la Mies que bendiga a esta querida Congregación con nuevas y santas vocaciones para que puedan seguir haciendo discípulos como pedía el Padre Luis Ormiers.
Muchas personas no pueden estar hoy físicamente aquí pero sé que se unen a nosotros por medio de la Comunión de los Santos; personas que están lejos, con ocupaciones o impedidas. Un especial recuerdo para las hermanas mayores y enfermas de la Comunidad "Madre Serafina" de Oviedo. Igualmente otras muchas personas me han hecho llegar su cercanía a nuestra celebración... También el Sr. Arzobispo al informarle de este acontecimiento me pide que en su nombre te agradezca a ti, Bibiana, tus años de servicio y salude afectuosamente a toda la Congregación.
Especialísimo recuerdo hoy para Don Cecilio, primer sacerdote con el que trabajaste en Lugones y que duerme ya el sueño de la Paz. Y, como no, a mi inmediato predecesor al frente de esta Parroquia, Don Fernando -actualmente párroco en Gijón- al que invité personalmente para acompañarnos en este día pero que sus ocupaciones familiares con su madre mayor y enferma no le han permitido estar. Me consta que ya se ha puesto en contacto con la Comunidad y que hoy se une a nosotros en la oración.
También quiero tener un recuerdo -de todo corazón- para los y las que explícitamente os habéis desplazado desde vuestros lugares de origen más o menos distantes, rompiendo vuestra vida cotidiana para acompañarnos en este día. Muy especialmente para la que fuera Superiora de esta Comunidad, la Hermana Victoria -hoy en Palencia- y aquí presente, y que a mí particularmente me hizo redescubrir con mucho cariño vuestra Congregación.
El próximo curso -Dios mediante- tendremos también importantes efemérides que celebrar: ochenta años de la consagración del actual templo y tres décadas de las Hermanas del Santo Ángel entre nosotros. Y ese 2020 quiero enfocarlo con tres acciones de gracias: a los sacerdotes que nos han pastoreado, a las religiosas que nos han ayudado, pero, de forma imprescindible a los fieles de Lugones que en todo tiempo y circunstancia han arrimado el hombro en los diferentes campos, tiempos y circunstancias. Juntos y en equipo hemos hecho y haremos verdad las simientes del reino eterno que anhelamos y para el que en este Adviento nos preparamos.
Querida Hermana Bibiana, queridísimas Hermanas del Santo Ángel, querida Parroquia de San Félix de Lugones: estemos alegres, porque viene el Señor a salvarnos; viene a nuestro encuentro, y como nos recuerda el libro del Éxodo:
‘’Yo enviaré mi ángel delante de ti…Préstale atención y escucha su voz’’
Joaquín Manuel Serrano Vila, Párroco