jueves, 16 de mayo de 2024

Nota de la Comisión Episcopal para la Vida Consagrada sobre las clarisas de Belorado y Orduña


16 de mayo de 2024

Ante las noticias que vienen sucediéndose desde el pasado 13 de mayo sobre el Monasterio de Hermanas Pobres de Santa Clara en las dos sedes de Belorado y Orduña, respaldando el comunicado del arzobispado de Burgos y del obispado de Vitoria y reafirmando la adhesión de la Iglesia que peregrina en España al papa Francisco, con la mano tendida a estas hermanas, queremos manifestar lo siguiente:

1. Al mismo tiempo que apreciamos y agradecemos el don de tantas hermanas clarisas que viven en comunión con la Iglesia y la enriquecen en muchas diócesis de España, lamentamos profundamente la declaración de ruptura de la comunión con la Iglesia Católica contenida en la carta de la abadesa del Monasterio de Belorado con fecha 13 de mayo y en el denominado “Manifiesto católico”, fechado el 8 de mayo del presente año.

2. El contenido de dicho “manifiesto” se corresponde con el que propugnan aquellos que niegan la validez del Concilio Vaticano II y son denominados “sedevacantistas”. El texto parece inspirarse en los principios básicos de esta corriente y, concretamente, entronca con un grupo que es considerado una secta por varios expertos.

3. El tono ofensivo y recriminatorio del “manifiesto” y de la “carta”, así como algunos términos —por ejemplo, el de la “sumisión” a un falso obispo y supuesto líder de una secta—, no son propios del modo habitual de comunicarse de estas hermanas, las cuales se manifiestan ahora públicamente no sólo en las palabras escritas de la abadesa, sino también en medios de comunicación abundando en expresiones confusas que parecen fruto de engaños.

4. Consideramos que los motivos de descontento aducidos en la mencionada carta tienen vías de solución distintas de la determinación que en ella se expresa y no encontramos relación proporcionada ente las causas expuestas y la conclusión a la que se llega.

5. Solicitamos que cada hermana del Monasterio de Belorado y Orduña, en el ejercicio de su libertad de conciencia, pueda expresar su postura ante la decisión que comunica la abadesa. De hecho, el desarrollo de los acontecimientos sugiere que no todas las hermanas suscriben la “carta” de la abadesa.

6. Igualmente, pedimos la apertura de todas las hermanas de la comunidad al diálogo con obispos, sacerdotes, personas consagradas, hermanos y hermanas de la Iglesia Católica que, fieles a la verdad y en comunión con el papa Francisco, buscan el bien para este Monasterio y para cada hermana clarisa.

7. Finalmente, deseamos poner estos acontecimientos ante el Señor Jesús, esperanza que no defrauda, como afirma el papa Francisco en la bula de convocación del Jubileo Ordinario del Año 2025. En virtud de nuestra misión de velar por y acompañar a la vida consagrada en España, nos comprometemos a seguir esforzándonos en trabajar por la comunión fraterna en la Iglesia; evitar posturas extremas y polarizaciones; incrementar el discernimiento espiritual en la vida cotidiana, personal y comunitariamente; crecer en la escucha a los hermanos a la luz del Espíritu Santo, como el camino sinodal indica, y cuidar las relaciones fraternas entre todos los miembros de la Iglesia.

Encomendamos al Señor, por intercesión de la Virgen María, Madre de la Iglesia, de santa Clara y de san Francisco de Asís, a las hermanas de Belorado y Orduña y a las demás hermanas clarisas que pudieran necesitar ayuda y consuelo, así como a la vida consagrada en su conjunto, en particular a la vida contemplativa, cuyo recuerdo se hará especialmente vivo dentro de poco, en la Solemnidad de la Santísima Trinidad.

La Jornada Pro Orantibus 2024, bajo el lema «Contemplando tu rostro, aprendemos a decir: “¡Hágase tu voluntad!”», pone de relieve que la fidelidad a la voluntad divina, expresada a través de las mediaciones eclesiales, ha de animar siempre el corazón y las obras de aquellos que, abrazando esta forma de vida, «dejamos por un momento de considerar nuestro propio interés para acoger el querer del Padre» (CEVC, Presentación Materiales Pro-Orantibus, 2024, p. 4).

No podemos sino estar agradecidos a «tantos hombres y mujeres que a lo largo de los siglos y a lo ancho del mundo han entregado su vida a esta vocación orante de entrega radical. En su existencia transfigurada a la luz del rostro de Cristo hallamos —hoy y siempre— un motivo esperanzado de acción de gracias y un vivo aguijón que nos espolea hacia una obediencia cada vez mayor en la propia vivencia de la fe» (CEVC, Presentación Materiales Pro-Orantibus, 2024, p. 5).

miércoles, 15 de mayo de 2024

19 de mayo, Día de la Acción Católica y del Apostolado Seglar: «Laicos por vocación, llamados a la misión»

(C.E.E.) La Iglesia celebra el día de Pentecostés, este año el 19 de mayo, el Día de la Acción Católica y Apostolado Seglar. «Laicos por vocación, llamados a la misión» es el lema que la Comisión Episcopal para Laicos, Familia y Vida propone para la Jornada de este año.

¿Cuál es el mensaje de los obispos?

La Jornada de este año, explican los obispos de la Comisión Episcopal para los Laicos, Familia y Vida, invita a todos los bautizados a proclamar el Evangelio, a la misión que Jesús encomendó, «que se lleva a cabo con la fuerza del Espíritu Santo”.

Los prelados subrayan en su mensaje que «el envío a la misión procede del Padre, que tanto nos ha ama-do que ha enviado a su único Hijo para que alcancemos la salvación, por su muerte y resurrección. Y es Jesús resucitado el que ha entregado a su Iglesia, a cada uno de nosotros, el Espíritu Santo, que es el alma de la evangelización. Por tanto, es fundamental que descubramos, como miembros del Pueblo de Dios, que tenemos una misión que no es iniciativa nuestra, sino de Dios, que la sostiene y permitirá que perdure por los siglos de los siglos».

En este sentido, el escrito recuerda la celebración del Encuentro sobre el Primer Anuncio, el pasado mes de febrero y la preparación para un Congreso sobre las Vocaciones, que tendrá lugar en Madrid, en febrero de 2025. Con estas dos iniciativas, en el Día de la Acción Católica y del Apostolado Seglar de este año 2024, «queremos que resuene con fuerza esa llamada que la Iglesia ha recibido, como asamblea de convocados, pueblo de Dios unido en la misión, a vivir su vocación, que tiene como horizonte la misión. Y de un modo propio y peculiar, destacamos la vocación laical, que se ejercita en la caridad política, en el anuncio del Evangelio en el corazón del mundo».

Por todo ello, insisten en que «los laicos, desde el bautismo, han recibido una vocación, que los hace sentirse corresponsables en la vida y misión de la Iglesia». «Nuestra primera y fundamental consagración – añaden- hunde sus raíces en nuestro bautismo. A nadie han bautizado cura, ni obispo. Nos han bautizado laicos y es el signo indeleble que nunca nadie podrá eliminar».

Para los obispos de la Comisión Episcopal para Laicos, Familia y Vida se trata de que «el laico sea laico» por vocación, en todos los ámbitos de la vida. «El laicado vive su vocación encarnado en el mundo, es decir, en los ámbitos de la familia, del trabajo, de la educación, del cuidado de la casa común y, de una manera particular, en la vida pública». Y también se desarrolla en el interior de la vida de la Iglesia, ayudando en al liturgia, en la catequesis, en los grupos parroquiales».

Finalmente, desde la Comisión agradecen el servicio de todos y cada uno de los laicos «comprometidos en la misión evangelizadora de la Iglesia»

Santoral del día: San Isidro Labrador

(EWTN)- Es el patrono de los agricultores del mundo. Le pusieron ese nombre en honor de San Isidoro, un santo muy apreciado en España.

Sus padres eran unos campesinos sumamente pobres que ni siquiera pudieron enviar a su hijo a la escuela. Pero en casa le enseñaron a tener temor a ofender a Dios y gran amor de caridad hacia el prójimo y un enorme aprecio por la oración y por la Santa Misa y la Comunión.

Huérfano y solo en el mundo cuando llegó a la edad de diez años Isidro se empleó como peón de campo, ayudando en la agricultura a Don Juan de Vargas un dueño de una finca, cerca de Madrid. Allí pasó muchos años de su existencia labrando las tierras, cultivando y cosechando.

Se casó con una sencilla campesina que también llegó a ser santa y ahora se llama Santa María de la Cabeza -no porque ese fuera su apellido, sino porque su cabeza es sacada en procesión en rogativas, cuando pasan muchos meses sin llover-. Isidro se levantaba muy de madrugada y nunca empezaba su día de trabajo sin haber asistido antes a la Santa Misa. Varios de sus compañeros muy envidiosos lo acusaron ante el patrón por «ausentismo» y abandono del trabajo. El señor Vargas se fue a observar el campo y notó que sí era cierto que Isidro llegaba una hora más tarde que los otros -en aquel tiempo se trabajaba de seis de la mañana a seis de la tarde- pero que mientras Isidro oía misa, un personaje invisible -quizá un ángel- le guaba sus bueyes y estos araban juiciosamente como si el propio campesino los estuviera dirigiendo.

Los mahometanos se apoderaron de Madrid y de sus alrededores y los buenos católicos tuvieron que salir huyendo. Isidro fue uno de los inmigrantes y sufrió por un buen tiempo lo que es irse a vivir donde nadie lo conoce a uno y donde es muy difícil conseguir empleo y confianza de las gentes. Pero sabía aquello que Dios ha prometido varias veces en la Biblia: «Yo nunca te abandonaré», y confió en Dios y fue ayudado por Dios.

Lo que ganaba como jornalero, Isidro lo distribuía en tres partes: una para el templo, otra para los pobres y otra para su familia -él, su esposa y su hijo-. Y hasta para las avecillas tenía sus apartados. En pleno invierno cuando el suelo se cubría de nieve, Isidro esparcía granos de trigo por el camino para que las avecillas tuvieran con que alimentarse. Un día lo invitaron a un gran almuerzo. El se llevó a varios mendigos a que almorzaran también. El invitador le dijo disgustado que solamente le podía dar almuerzo a él y no para los otros. Isidro repartió su almuerzo entre los mendigos y alcanzó para todos y sobró.

Los domingos los distribuía así: un buen rato en el templo rezando, asistiendo a misa y escuchando la Palabra de Dios. Otro buen rato visitando pobres y enfermos y por la tarde saliendo a pasear por los campos con su esposa y su hijito. Pero un día mientras ellos corrían por el campo, dejaron al niñito junto a un profundo pozo de sacar agua y en un movimiento brusco del chiquitín, la canasta donde estaba dio vuelta y cayó dentro del hoyo. Alcanzaron a ver esto los dos esposos y corrieron junto al pozo, pero este era muy profundo y no había cómo rescatar al hijo. Entonces se arrodillaron a rezar con toda fe y las aguas de aquel aljibe fueron subiendo y apareció la canasta con el niño y a este no le había sucedido ningún mal. No se cansaron nunca de dar gracias a Dios por tan admirable prodigio.

Volvió después a Madrid y se alquiló como obrero en una finca, pero los otros peones, llenos de envidia lo acusaron ante el dueño de que trabajaba menos que los demás por dedicarse a rezar y a ir al templo. El dueño le puso entonces como tarea a cada obrero cultivar una parcela de tierra. Y la de Isidro produjo el doble que las de los demás, porque Nuestro Señor le recompensaba su piedad y su generosidad. En el año 1130 sintiendo que se iba a morir hizo humilde confesión de sus pecados y recomendando a sus familiares y amigos que tuvieran mucho amor a Dios y mucha caridad con el prójimo, murió santamente. A los 43 años de haber sido sepultado en 1163 sacaron del sepulcro su cadáver y estaba incorrupto, como si estuviera recién muerto.

Las gentes consideraron esto como un milagro. Poco después el rey Felipe III se hallaba gravísimamente enfermo y los médicos dijeron que se moriría de aquella enfermedad. Entonces sacaron los restos de San Isidro del templo a donde los habían llevado cuando los trasladaron del cementerio. Y tan pronto como los restos salieron del templo, al rey se le fue la fiebre y al llegar junto a él los restos del santo se le fue por completo la enfermedad. A causa de esto el rey intecedió ante el Sumo Pontífice para que declarara santo al humilde labrador, y por este y otros muchos milagros, el Papa lo canonizó en el año 1622 junto con Santa Teresa, San Ignacio, San Francisco Javier y San Felipe Neri.

martes, 14 de mayo de 2024

Devoción a María en el mes de mayo.


CÁNTICO: «VENID Y VAMOS TODOS»

Venid y vamos todos con flores a porfía
con flores a María
que Madre nuestra es.

De nuevo aquí nos tienes purísima doncella
más que la luna bella postrados a tus pies.A ofrecerte venimos flores del bajo suelo
con cuánto amor y anhelo Señora Tú lo ves.

ORACIÓN PREPARATORIA

Acordaos,
¡oh, piadosísima Virgen María!,
que jamás se ha oído decir
que ninguno de los que han acudido a vuestra protección,
implorando vuestro auxilio,
haya sido desamparado.

Animado por esta confianza,
a Vos acudo, Madre, Virgen de las vírgenes,
y gimiendo bajo el peso de mis pecados
me atrevo a comparecer ante Vos.

Madre de Dios,
no desechéis mis súplicas,
antes bien, escuchadlas
y acogedlas benignamente.
Amén.

INVOCACIONES AL DULCE NOMBRE DE MARÍA

Madre mía amantísima,
en todos los instantes de mi vida,
acuérdate de mí, miserable pecador.

Dios te salve, María…

Acueducto de las divinas gracias,
concédeme abundancia de lágrimas
para llorar mis pecados.

Dios te salve, María…

Reina del cielo y de la tierra,
sé mi amparo y defensa
en las tentaciones de mis enemigos.

Dios te salve, María…

Inmaculada hija de Joaquín y Ana,
alcánzame de tu santísimo Hijo
las gracias que necesito para mi salvación.

Dios te salve, María…

Abogada y refugio de los pecadores,
asísteme en el trance de mi muerte
y ábreme las puertas del cielo.

Dios te salve, María…

BAJO TU AMPARO

Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios,
no desoigas la oración de tus hijos necesitados
y líbranos de todo peligro,
¡oh, siempre Virgen, gloriosa y bendita!

FLORES PARA LA VIRGEN

V. Recibe, Madre, las flores de nuestro amor y nuestra alegría.
R. Para que tu gozo sea cumplido.

1. Prontitud para el trabajo, empezando por levantarme sin pereza.
2. Examinar mi devoción a la Virgen y cómo la practico.
3. Examinar mi consagración a Cristo y a su Corazón.
4. Poner los medios para estar en gracia de Dios.
5. Estudiar cómo debo guardar la pureza de pensamiento y obras.
6. Procurar ser amable con los demás.
7. Reflexionar si cumplo lo que Dios quiere de mi.
8. Aceptar algo del Magisterio, o de la Religión, que me moleste.
9. Hablar de la Virgen.
10. Recordar algo que me desagrade de otros, y disculparlos.
11. Repetir mi juramento cristiano de lealtad a Cristo y al Papa.
12. Estar un rato comparando mi vida con la de María.
13. Desprenderme de algo en beneficio de otra persona.
14. Hacer con especial cuidado el examen de la noche.
15. Hacer con especial cuidado el ofrecimiento de obras.
16. Comulgar pidiendo fortaleza en las tentaciones.
17. Proponer hacer los cinco primeros sábados.
18. Recitar con devoción el Ángelus.
19. Visitar algún enfermo.
20. Rezar todos los días las tres Avemarías al levantarme y acostarme.
21. Dar un donativo para alguna necesidad.
22. Encomendar a la Virgen mis dificultades y aceptar su decisión.
23. Pedir al Ángel de la guarda remordimiento por mis pecados de omisión.
24. Ofrecer algunas mortificaciones por el fruto de mi apostolado.
25. Descubrir en qué tengo respeto humano, y vencerlo.
26. Ver si todas mis lecturas y espectáculos los aprobará la Virgen.
27. Meditar un rato en el valor de la castidad.
28. Revisar si en todas mis ocupaciones y diversiones imito a Cristo.
29. Pensar con alegría en el cielo, y prepararme para la muerte, quizá repentina.
30. Rezar el Rosario con devoción.
31. Quitar de mi algo que moleste a los demás.

V/. Guarda en tu corazón las flores que te ofrecemos.
R/. Para que ahora y siempre nuestro amor y nuestra alegría, nuestra castidad y nuestra esperanza, sean la prenda bendita de tu gozo y del nuestro.

ORACIÓN FINAL

Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea,
pues todo un Dios se recrea en tan graciosa belleza;
a Ti, celestial Princesa, Virgen sagrada María,
te ofrezco desde este día alma, vida y corazón.
¡Mírame con compasión, no me dejes, Madre mía!

El rosario hasta el final: beato Francisco Calvo Burillo O.P. (1881-1936). Por Jorge López Teulón


[En el cementerio de Híjar (Teruel), aparece en el monolito de la foto, el nombre del dominico beato Francisco Calvo].

(Víctor in vincolis) Había nacido en Híjar (Teruel). Después de profesar estudió filosofía en los conventos de Padrón y de Corias (Asturias). A finales de 1905 fue ordenado sacerdote en Salamanca donde inicia la carrera de Filosofía y Letras consiguiendo, más tarde, la Licenciatura en Barcelona. Fue destinado a la enseñanza en el colegio de Oviedo hasta el año 1912 en que se alistó entre los primeros para la restauración de la Provincia de Aragón. En los inicios de la restauración fue uno de los soportes más fuertes de la misma en la enseñanza, en el gobierno de la Orden y en el ministerio sacerdotal.

El preámbulo e inicio de la contienda los vivió en casa de su madre donde restablecía su salud, algo mermada.

Durante las doce horas que estuvo en la cárcel la noche que comenzaba el 1 de agosto, el P. Calvo escribió unas letras a su madre, cuyo original se conserva:

Mamá mía amantísima: ¡Adiós, y ruega por mí! Ya no nos veremos más hasta el cielo. ¡Perdóname! Todo lo que tengo, la máquina y cualquier otra cosa es de la Orden. Reparte el dinero a los pobres... Un abrazo de tu hijo en agonía. Fray Quico.

Pesado y enfermo, su camino al martirio fue de verdadera elocuencia de la cruz del Señor: a los culatazos y empujones, caídas y esfuerzos para poder andar, blasfemias, burlas e insultos, respondía él rezando el rosario en voz alta. Al llegar al lugar del sacrificio pidió poder terminar el rosario y morir de frente, perdonando y bendiciendo a sus enemigos. Curiosamente se le concedió todo. Se puso el rosario dentro de la boca, abrió los brazos en cruz y dijo: «Ya podéis disparar». Una descarga fulminante fue suficiente. Tenía 55 años de edad, 38 de vida religiosa y 31 de sacerdote.

Sus restos mortales fueron trasladados desde Calanda a Zaragoza al cementerio del Colegio de Santa Rosa (Misioneras Dominicas de Pamplona) y desde 1962 descansan en el Convento-Colegio Cardenal Xavierre de Zaragoza. Fue beatificado por san Juan Pablo II el 11 de marzo de 2001 en la ceremonia de los 233 mártires de la persecución religiosa en Valencia.

lunes, 13 de mayo de 2024

Profecías de Ratzinger sobre la Iglesia

 

Oración a Nuestra Señora de Fátima de San Juan Pablo II


“Santa Madre del Redentor,
Puerta del Cielo, Estrella del mar,
Ven a librar al pueblo que tropieza y se quiere levantar”.
Una vez más nos dirigimos a ti,
Madre de Cristo y de la Iglesia,
reunidos a tus pies en la Cova de Iria,
para agradecerte lo que has hecho
en estos años difíciles para la Iglesia,
para cada uno de nosotros,
para la humanidad entera.

“¡Muéstrate Madre!”.
¡Cuántas veces te lo hemos pedido!
Hoy estamos aquí para agradecerte,
porque siempre nos has escuchado.

Te has mostrado Madre:
Madre de la Iglesia,
misionera en los caminos de la tierra
en camino hacia el esperado
tercer Milenio Cristiano;
Madre de los hombres,
por la constante protección que nos ha librado
de desgracias irreparables,
y ha favorecido el progreso y las modernas conquistas sociales.
Madre de las naciones,
por los cambios inesperados que han dado nuevamente
confianza a pueblos largo tiempo oprimidos y humillados;
Madre de la vida,
por los múltiples signos con los que nos has acompañado
defendiéndonos del mal y del poder de la muerte;
Madre mía de siempre,
y en particular en aquel 13 de mayo de 1981,
cuando advertí junto a mí tu presencia y socorro;
Madre de todo hombre,
que lucha por la vida que no muere.
Madre de la humanidad rescatada por la Sangre de Cristo.
Madre del amor perfecto, de la esperanza y de la paz,
Santa Madre del Redentor.

domingo, 12 de mayo de 2024

La Ascensión: ''Id al mundo entero''. Por Joaquín Manuel Serrano Vila

En este Domingo VII de Pascua nos detenemos a contemplar un hecho hermoso de la vida de Jesús, como es su Ascensión al Cielo. En realidad esta liturgia teníamos que haberla celebrado este pasado Jueves, cuando se han cumplido los cuarenta días de la Pascua de Resurrección; desde hace ya décadas se ha trasladado esta fiesta al domingo más cercano. Es una celebración hermosa la de este día, no sólo porque al estar cerca de Oviedo -donde se celebra especialmente- sintamos como algo nuestro esta jornada que siempre fue motivo de encuentro entre forasteros y oriundos, entre parientes y amigos, pero particularmente para los católicos este día ha de ser una toma de conciencia de que tenemos que prepararnos para el Cielo, que no podemos dormirnos en los laureles, sino que tenemos que preparar la maleta interior para la partida definitiva en tú a tú con el Señor.

El primer hecho que representa la Ascensión es de ruptura; el Jesús resucitado de algún modo podríamos decir que se despide; no dice adiós, pero tampoco les niega que sus apariciones y encuentros con ellos ya no se volverán a dar aquí en la tierra. No es que Jesús se desentienda de todo y empiece unas vacaciones indefinidas; he aquí algo a subrayar hoy: estamos empeñados en autoconvencernos de que sólo somos útiles haciendo el bien aquí, como si el cielo fueran unas vacaciones. Nada de eso, Jesucristo asciende al cielo ante su Padre para seguir intercediendo continuamente entre nosotros. Los Apóstoles pensaban que perdían a su mejor amigo, pero en realidad ganaban al el mejor intercesor posible. Hay un Santo al que yo le tengo especial cariño: San Pío de Pietrelcina; en Italia acudía a él a diario miles de personas pidiendo que les tocara, que los escuchara en confesión, que bendijera a sus enfermos... Cuando en 1968 ya muy enfermo se presagiaba su muerte, los frailes de su comunidad se preguntaban qué sería de aquellas multitudes que iban a aquel convento perdido en el sur de Italia en busca de su consuelo, y el P. Pío respondió que estuvieran tranquilos, pues "Haré más ruido muerto que vivo". Traigo este ejemplo para que saquemos por extensión la cuenta matemática: mirad si está trabajando desde el Cielo el Padre Pío que cada año visitan su santuario de San Giovanni Rotondo más de siete millones de personas: ¿Cuántos más corazones, personas y gracias no está obteniendo Nuestro Señor Jesucristo ante el trono de su Padre desde el día de su Ascensión?... El que se atreva a hacer un cálculo que lo intente. 

El cielo nos produce miedo, dudas, o nos suena a algo lejano que nos queda muy allá, y ante esto puede ocurrirnos lo mismo que a sus discípulos, que nos quedemos como "pasmarotes" mirando a las nubes sin hacer nuestro el mandato previo que este día da el Señor a la Iglesia entera: ''Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación''. El Señor sabía muy bien lo que les estaba diciendo. En este tiempo de Pascua, en la lectura continuada del libro de los Hechos de los Apóstoles vemos esa continua reticencia de las primeras comunidades hacia los no judíos, por eso este testamento del Maestro antes de dejarlos quiso ser totalmente claro con que no hay cabida para las exclusiones. La salvación no está limitada al pueblo de Israel: se ofrece a todo el mundo sin preocuparnos que luego haya acogida o rechazo, pues ''El que crea y sea bautizado se salvará; el que no crea será condenado''. Pero no basta sólo con bautizarse y ya está. San Pablo nos dirá en este precioso texto de su carta a los Efesios, que es en sí una oración: ''os dé espíritu de sabiduría y revelación para conocerlo, e ilumine los ojos de vuestro corazón para que comprendáis cuál es la esperanza a la que os llama, cuál la riqueza de gloria que da en herencia a los santos, y cuál la extraordinaria grandeza de su poder para nosotros, los creyentes''. Lo que Pablo pide es que no nos falte la fuerza necesaria para vivir coherentemente nuestra vocación, nuestro seguimiento fiel del Señor aportando cada cual sus talentos en la Iglesia, que es su cuerpo místico y su obra continuada en medio de nuestro mundo. Por esto el día de la Ascensión es también la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales en la Iglesia, conscientes de que son una respuesta necesaria al envío misionero que recibimos en este Domingo de anunciar la Buena Nueva al mundo entero. 

Acercarnos al misterio de la Ascensión supone tratar de asimilar esta verdad que el Compendio del Catecismo resume de forma muy concisa en su nº 132: ''Cuarenta días después de haberse mostrado a los Apóstoles bajo los rasgos de una humanidad ordinaria, que velaban su gloria de Resucitado, Cristo subió a los cielos y se sentó a la derecha del Padre. Desde entonces el Señor reina con su humanidad en la gloria eterna de Hijo de Dios, intercede incesantemente ante el Padre en favor nuestro, nos envía su Espíritu y nos da la esperanza de llegar un día junto a Él, al lugar que nos tiene preparado''. Hay aspectos que ya abordamos como los cuarenta días, su subida al cielo o su intercesión, pero hay detalles, por ejemplo, que nos desbordan: todas esas palabras que nos detallan cómo Jesús estaba ya resucitado, pero durante cuarenta días se mostró como uno más. Y es aquí, con su Ascensión, cuando decimos que se da la ''entrada irreversible de su humanidad en la gloria divina simbolizada por la nube'' (CIC 659). Desde este día también reina, no como lejano a nosotros, sino que lo hace con su humanidad ya en la gloria eterna. Y desde allí nos enseña la Iglesia que el Señor nos regala dos tesoros que no podemos pasar por alto: nos envía su Espíritu que nos llena con sus dones -como celebraremos el próximo Domingo- y la esperanza de vernos algún día junto a Él en esa gloria de la que Él ya goza por los siglos. 

La Iglesia no se construye con piedras, sino con cada bautizado que es una piedra viva: entre todos la formamos. En este día tiene lugar también la Jornada de la Iglesia Diocesana, un momento para orar y colaborar con nuestra Iglesia que peregrina en Asturias en sus 932 parroquias, en sus pobrezas y necesidades, haciendo posible que sigamos predicando el Evangelio por todas partes. La Ascensión era y es en Asturias una fiesta ganadera y del campo; en los próximos días celebraremos a San Isidro Labrador, pues pidamos al Señor mucho también por la gente del campo que siguen siendo los últimos en todo tantas veces, para que puedan seguir viviendo dignamente de su trabajo, tan honrado y necesario para todos, como poco reconocido. Que tengáis un feliz Domingo de la Ascensión del Señor. 

Evangelio Domingo de la Ascensión del Señor

Lectura del santo Evangelio según San Marcos 16, 15-20

En aquel tiempo, se apareció Jesús a los once y les dijo:
«Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación.
El que crea y sea bautizado se salvará; el que no crea será condenado.
A los que crean, les acompañarán estos signos: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos, y quedarán sanos».
Después de hablarles, el Señor Jesús fue llevado al cielo y se sentó a la derecha de Dios.
Ellos se fueron a predicar el Evangelio por todas partes, y el Señor cooperaba confirmando la palabra con las señales que los acompañaban.

Palabra del Señor

sábado, 11 de mayo de 2024

12 de mayo, Día de la Iglesia Diocesana: «Abre la mano a tu hermano en un gesto sincero de amor»

(Iglesia de Asturias) Este domingo, 12 de mayo, se celebra el Día de la Iglesia Diocesana, en esta ocasión con el lema «Abre la mano a tu hermano en un gesto sincero de amor».

Tal y como recuerda Mons. Jesús Sanz en la carta que ha escrito con motivo de esta jornada, una mano tendida «es la imagen de quien se presta a socorrer, a pedir con humildad, a dar generosamente», sin «recelos que excluyan». En esta jornada, como afirma el Arzobispo de Oviedo, «nos ayudamos a tomar conciencia de lo que hacemos y somos como comunidad cristiana». Entendiéndolo, no solo «como una fecha» en la que «la colecta que se pide a los cristianos tiene como destinatarios a esos mismos cristianos, sino que en este ejercicio de autoayuda personalizada levantamos acta de lo que llevamos adelante en este enclave de una geografía concreta y en esta encrucijada de nuestra actual historia».

En la diócesis son muy numerosas las iniciativas que se llevan a cabo a lo largo del año, iniciativas que se extienden a toda la sociedad, tanto en el ámbito pastoral como en el ámbito de la cultura y conservación de patrimonio o la asistencia a las necesidades sociales. Una labor que se lleva a cabo desde parroquias, congregaciones religiosas, asociaciones o delegaciones diocesanas que abarcan todos los ámbitos, como la transmisión de la fe, el cuidado de la Liturgia, la Enseñanza de la Religión en las Escuelas, la atención a los jóvenes, a los enfermos o la caridad y el servicio, centrados en las personas mayores, personas privadas de libertad en centros penitenciarios, atención a dependencias, personas inmigrantes y personas en países en vías de desarrollo. Una tarea en la que párrocos, religiosos y voluntarios se entregan durante todo el año.

En este sentido la diócesis cuenta con centros destinados al cuidado de los mayores o de personas con discapacidad; al cuidado de la defensa de la vida y la familia, entre las que destacan las que dan alternativas reales a quienes durante su embarazo o posteriormente necesitan este tipo de apoyo; centros destinados a la promoción de la mujer; centros que se ocupan de los jóvenes, de personas inmigrantes y refugiadas, sin olvidar los que están centrados en mitigar la pobreza, desde comedores sociales a albergues de acogida y quienes colaboran con la promoción del trabajo facilitando la formación y la posibilidad de inserción en el mercado laboral de aquellos que tienen más dificultades.

Todo ello, como ha explicado Mons. Sanz en su carta dedicada a esta jornada «tiene el domicilio de nuestras iglesias y parroquias, nuestros locales de catequesis y centros de acogida, los colegios y hospitales donde atendemos a tantas personas que llaman a nuestra puerta, además del patrimonio cultural y artístico de nuestros monumentos». Por ello, «celebremos la jornada de la Iglesia diocesana con nuestro reconocimiento y nuestra ayuda llena de gratitud».

Un servicio a la Iglesia

Son muchas las historias que conforman la Iglesia Diocesana. Mento de La Llana es un laico encargado de llevar, de manera totalmente altruista, la administración de las parroquias que conforman la Unidad Pastoral de Cabrales y la Unidad Pastoral de Cangas de Onís, Amieva, Ponga y Onís, que en total suman cerca de cuarenta parroquias. Comenzó a llevar las cuentas ya en 1995 cuando el actual párroco de Cabrales llegó a la localidad y realiza esta labor «con dedicación, como un servicio que se hace a la Iglesia aportando los conocimiento que uno tiene. Si uno tiene dones tiene que ponerlos al servicio de los demás». Desde los años noventa, la forma de llevar la administración parroquial ha cambiado mucho ya que como explica Mento «al principio me tocó hacerlas en unos libros grandes que había que tener cuidado si las hacías a bolígrafo para evitar tachones por si te equivocabas, luego los libros se dejaron y desde el Arzobispado se enviaban por mail las hojas excel para anotar todas las cuentas. Desde enero de 2024 hay un formato nuevo, una aplicación llamada RP». No obstante los cambios de formato lo que no ha cambiado es la precisión y rigurosidad con la que deben llevarse la administración: «Hay que ser muy puntilloso, anotando cualquier entrada y salida que haya y de la forma que nos indica la normativa y con la colaboración de los párrocos».

Si hay algo que Mento de La Llana destaca de su contacto diario con los números de las parroquias es la solidaridad de quienes colaboran, «hay gente muy solidaria, conozco casos en Cangas, en Cabrales, de personas que aportan mucho y que eso te anima a hacer las cosas mejor y dar de ti lo mejor que puedes». Gestos que en su opinión deberían hacerse conocer más para poder mostrar la labor real que hace la Iglesia y quienes la conforman: «La Iglesia hace muchas cosas que no se publicitan, y aunque esto no es una empresa que haya falta de hacerlo por la competencia, si se contase más lo que sacó para Cáritas, que hay una obra para la que se necesita ayuda… poco a poco haríamos partícipe a la gente de que la Iglesia es suya. Los curas son administradores, pero la parroquia la conformamos en teoría todos los bautizados», explica, «En Cabrales, por ejemplo, ha habido campañas de Cáritas en las que se han recaudado más de dos mil euros. En un lugar que hay menos de dos mil habitantes y bastante menos de un tercio acuden a misa y esto no se sabe y no sale en los medios de comunicación. Y como esto muchísimas cosas. Habría que encontrar la forma de concienciar a la gente y mostrar que lo que hacemos es útil, que la Iglesia es solidario que esta con quienes la necesitan y que entre todos tenemos que ayudar».

Homilía del Sr. Arzobispo en la fiesta de San Juan de Ávila

​Queridos hermanos sacerdotes, hoy es un día de fiesta fraterna en torno a un santo pastor que la Iglesia nos propone como ejemplo e intercesor. Es la sal que da sabor a nuestra vida ministerial y la luz que brilla en el candelabro de nuestra entrega, como nos acaba de recordar el santo Evangelio que hemos escuchado. Hacemos memoria de los santos porque en ellos vemos cumplido el Evangelio de Jesucristo, pudiendo escuchar en su testimonio el eco de la palabra de Dios, y en su vida bienaventurada el icono de la belleza divina. Así decimos en el prefacio de los santos: Señor Tú “nos concedes la alegría de celebrar hoy la fiesta de san Juan de Ávila, fortaleciendo a tu Iglesia con el ejemplo de su vida santa, instruyéndola con su palabra y protegiéndola con su intercesión”.

​Puede parecer distante ese siglo XVI como para poder verificar hoy eso que se subraya en este prefacio como ayuda concreta y para evitar que la memoria litúrgica sea una referencia hermosa pero anacrónica. Sin embargo, tenemos muchas coincidencias como para reconocer en este hombre de Dios una compañía fraterna capaz de abrazar nuestros avatares concretos. En definitiva, los retos con los que nos desafían las circunstancias tienen siempre un sustrato común, cuando vemos que las preguntas de nuestro corazón no tienen calendario, dado que pertenecen a toda época y situación, y las respuestas de Dios tampoco caducan, sino que abrazan nuestra vida en cada momento de la historia. Así, los santos son siempre contemporáneos, de modo que un santo pastor del siglo XVI como San Juan de Ávila, puede darnos su testimonio y nosotros reconocernos en su vivencia sacerdotal. 

​Momentos postconciliares (para él el concilio de Trento y para nosotros el Vaticano II), exigencia de verdadera renovación eclesial, circunstancias dolorosas de ruptura y confusión, y también caminos de santidad a través de una generación de hombres y mujeres que acertaron a poner nombre a sus desafíos y acogieron las luces y las gracias con las que el Señor sostuvo y abrazó la verdadera esperanza. Decía Benedicto XVI en la liturgia del doctorado de San Juan de Ávila que fue un “profundo conocedor de las Sagradas Escrituras, estaba dotado de un ardiente espíritu misionero. Supo penetrar con singular profundidad en los misterios de la redención obrada por Cristo para la humanidad. Hombre de Dios, unía la oración constante con la acción apostólica. Se dedicó a la predicación y al incremento de la práctica de los sacramentos, concentrando sus esfuerzos en mejorar la formación de los candidatos al sacerdocio, de los religiosos y los laicos, con vistas a una fecunda reforma de la Iglesia”. ​Ahí está el perfil ministerial que le hace contemporáneo a nosotros: la palabra de Dios escuchada, estudiada y predicada con inmenso celo; los sacramentos cristianos, especialmente la santa Eucaristía y la penitencia como perdón de los pecados; la formación de los futuros sacerdotes y la formación continua que nos pone al día de la gracia en nuestras necesidades humanas, cristianas y sacerdotales; la atención a la vida consagrada y a los laicos que se nos confían. Este fue el itinerario de San Juan de Ávila como auténtica fecundidad en la reforma que la Iglesia de su época y de la nuestra más necesitaba. ​

El secreto de su santidad sacerdotal sabemos que era profundo y sencillo a la vez, porque se nutría de la Palabra de Dios que conocía con hondura y gusto, la devoción eucarística en lo que tiene de presencia del Señor resucitado en la santa Hostia, como en la celebración de la Cena del Señor en cada santa Misa. Una atención hacia los pobres que comenzaba por su misma vida de pobreza. El vasto ministerio de acompañar a las personas en sus preguntas, sus heridas, sus trampas y pecados, como en sus inquietudes más llenas de verdad y virtud que las hacía ser buscadoras del rostro de Dios. Por sus sabios consejos y acertados discernimientos pasaron obispos, sacerdotes, religiosas y muchos laicos. Para cada uno tenía una palabra de luz clarificadora, de bálsamo consolador, de corrección amorosa, de ánimo confiado. En sus muchos escritos, denota su sólida formación teológica aprendida con los mejores maestros de la emergente Universidad Complutense de Alcalá de Henares fundada por el cardenal Cisneros. 

En la carta 222 de su epistolario habla de la amistad con Dios y con los santos, como un verdadero itinerario de ayuda en nuestro camino cristiano y sacerdotal. Porque a veces llamamos amistad lo que simplemente es conveniencia de camaradería corporativa que tan sólo busca quien nos aplauda, nos dé la razón y nos excite los humores del rencor, el resentimiento y la venganza. Esto no es amistad sino búsqueda de complicidad extraña que nos acaba arruinando de tantas maneras. Por eso dice San Juan de Ávila: “hemos de pensar que tenemos un grande Amigo, que es Dios, el cual nos tiene presos los corazones en su amor; que le queremos en grandísima manera bien, y que Él nos manda que tengamos otros muchos amigos, que son sus santos” (Carta 222, 584-585).

Es decir, ser amigos de los amigos de Dios. Esta es la hermosa invitación a la fraternidad que nos permite crecer y madurar, con un tipo de amistad que nos acompaña sin suplirnos, que nos alienta de veras sin ninguna frívola lisonja, que nos corrige con afecto sin hurgar en la herida que nos desangra. Es la amistad que nos encamina hacia el destino para el que nacimos, más allá de nuestros extravíos que nos pierden, nuestros cansancios que nos aplanan, nuestras derivas inconfesadas en la que sentimos perdidamente el daño que nos enajena.

Es un santo que compromete cuando se le presta atención en su enseñanza, porque no propone caminos enajenantes, ni ideas abstractas, sino que te confronta con dulzura para meterte por entero en lo que te invita a considerar. Así lo decía respecto de nuestra capacidad de crítica a los demás evitando mirarnos en nuestra personal pequeñez y pobreza porque, como afirmaba el Maestro Ávila, “más fruto se saca examinando cada uno su conciencia, que queriendo remediar la ajena”.

Es una fiesta litúrgica muy nuestra, porque la Iglesia nos propone el ejemplo y la intercesión de este santo sacerdote como una cita en la que volver a renovar el sí de nuestra fidelidad al Buen Pastor que nos llamó a su mismo ministerio. Es el patrono del clero secular español y a su intercesión nos acogemos junto a su precioso ministerio. En el prefacio de los santos lo decimos con gratitud: Señor, “manifiestas tu gloria en la asamblea de los santos, y, al coronar sus méritos, coronas tu propia obra. Tú nos ofreces el ejemplo de su vida, la ayuda de su intercesión y la participación en su destino, para que, animados por su presencia alentadora, luchemos sin desfallecer en la carrera y alcancemos, como ellos, la corona de gloria que no se marchita”.

Así lo pedimos al Señor por la intercesión de este santo presbítero para que nos ayude sin desfallecer hasta alcanzar esa corona inmarcesible que Dios reserva a sus hijos que se abrieron a la misericordia. Y como aprendimos del Maestro Ávila, nos ponemos en las manos maternas de Santa María en este rincón tan nuestro donde veneramos la Santina de Covadonga, porque como decía él en uno de sus sermones sobre María, “el que no cabe en los cielos, en tus entrañas se encerró; bien cabrás, pecador, en las entrañas de la Virgen. Señal de predestinación, tener gran devoción a la Virgen”.

El Señor os bendiga y os guarde, hermanos sacerdotes.

+ Fr. Jesús Sanz Montes, ofm
Arzobispo de Oviedo
Covadonga, 10 mayo de 2024

viernes, 10 de mayo de 2024

San Juan de Ávila, sacerdote de talla

(COPE) La fuerza del Resucitado hace a los que le siguen testigos por su Amor. Hoy celebramos a San Juan de Ávila, Patrono del Clero Secular español y uno de esos testigos que con su sabiduría sencilla acercó a los hombres al Cristo que Vive. Almodóvar del Campo, en la Provincia de Ciudad Real, en torno al año 1499 o 1500, vio nacer a este Santo que estudió Teología y Derecho en Salamanca y Alcalá de Henares.

Pero estos dones no le apartaron de Dios, sino antes bien, le acercaron más al Señor, ofreciéndole todo cuanto le había dado. Sintiendo deseos de servir a la causa del reino intentó entrar en los Dominicos e ir a las misiones. Sin embargo el Arzobispo Alonso Manrique, le pidió que trabajase en Sevilla, y Écija fue uno de sus principales campos de apostolado. Un día ya había tenido una visión en la que Cristo se le apareció en forma de Mendigo.

Ahí le indicaba que tenía que evangelizar a los pobres y necesitados en esa zona que se le había encomendado. Y así lo fue haciendo. La instrucción a los niños con el catecismo y la predicación, fueron las constantes en su tarea. Pero junto a esto, hubo de soportar muchas calumnias y persecuciones que afrontó con gran serenidad, confortado por el Cielo. De hecho, la Inquisición le persiguió como le sucedió a Santa Teresa. De Jesús.

Los sacerdotes y su cuidado es otro de los puntos fundamentales que lleva con mucho esmero. Al grupo de presbíteros a los que dirige, les exhorta a frecuentar los Sacramentos como forma de santificación. Y lo que iba a ser una vocación misionera, le consagró como Apóstol de toda la región andaluza. Todo su celo por el Evangelio, queda plasmado en sus escritos y meditaciones. Morirá el año 1569, siendo canonizado por Pablo VI en 1970. Benedicto XVI le declarará Doctor de la Iglesia el 7 de octubre de 2012.

Desde nuestro brocal: Abrir las manos fraternamente

No hay nada más expresivo de lo que significa el rechazo que una mano cerrada, incapaz de dar y de recibir nada. Un puño como signo de la violencia que hiere y golpea, que se engarrota y aprieta con la amenaza de aplastarte sin misericordia. Han sido muchos los artistas que han descrito con sus pinceles o gubias esa guisa bronca y brusca como un mazazo que daña a otra persona, que subyuga a los pueblos, que censura y elimina la vida del otro, incapaz de ver otra cosa en él más que la rivalidad peleona, la enemistad adversaria que hay que destruir de alguna manera y de modo eficaz.

La actitud más opuesta sería la mano tendida. Es la imagen de quien se presta a socorrer, a pedir con humildad, a dar generosamente. Bondadoso trasiego del amor verdadero que va y viene, que recoge o comparte, que estrecha amistosamente y está siempre dispuesto a ayudar. No hay recelo que excluya, sino apertura en la que tienen cabida todos en su necesidad personal o comunitaria. Es realmente bella la expresión de la caridad de la que San Pablo habla en su célebre himno: «el amor es paciente, es benigno; el amor no tiene envidia, no presume, no se engríe; no es indecoroso ni egoísta; no se irrita; no lleva cuentas del mal; no se alegra de la injusticia, sino que goza con la verdad. Todo lo excusa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor no pasa nunca» (1 Cor 13, 4-8).

Hay un día que dedicamos precisamente a la Iglesia diocesana. Es una jornada en la que en torno a un lema nos ayudamos a tomar conciencia de lo que hacemos y somos como comunidad cristiana. No es simplemente una fecha en la que la colecta que se pide a los cristianos tiene como destinatarios a esos mismos cristianos, sino que en este ejercicio de autoayuda personalizada levantamos acta de lo que llevamos adelante en este enclave de una geografía concreta y en esta encrucijada de nuestra actual historia. Espacio y tiempo que tienen ya una andadura a la espalda, y que nosotros tratamos de seguir escribiendo de modo bondadoso y bello. Aquí abrimos nuestras manos fraternamente desde las herencias varias.

Hemos heredado una fe que se expresa en tantas celebraciones de los sacramentos que tienen que ver con el nacimiento de los niños al bautizarlos, con el crecimiento de los jóvenes al darles la primera comunión o confirmarlos, con los amores de los novios que se casan en la Iglesia, el ministerio de nuestros sacerdotes que luego son enviados, con la enfermedad o ancianidad de nuestros mayores cuando ungimos sus canas y dolores; pero también con el hambre del corazón que sacia la Eucaristía, o el bálsamo de nuestras heridas restañadas con el perdón de los pecados al confesarlos.

Hemos heredado también un modo de ver las cosas, que es nuestra espiritualidad y doctrina cristiana, capaz de entrar en diálogo con todos sin traicionar o confundir nuestra mejor teología, con la catequesis que a diferentes edades y con distintos métodos recibimos para dar razón de nuestra esperanza. Hemos heredado igualmente el mandato del amor que nos hizo Jesús, y que expresamos de tantos modos a través de la caridad, cuando nuestras manos se hacen abrazo que estrecha a un hermano en alguna de sus penurias o necesidades. Repartir nuestro tiempo, los talentos, los bienes y conocimientos, es un modo concreto de vivir el gesto fraterno de venir al encuentro de los demás abriendo nuestras manos.

Todas estas herencias tienen el domicilio de nuestras iglesias y parroquias, nuestros locales de catequesis y centros de acogida, los colegios y hospitales, donde atendemos a tantas personas que llaman a nuestra puerta, además del patrimonio cultural y artístico de nuestros monumentos. Esto significa que celebremos la jornada de la Iglesia diocesana, con nuestro reconocimiento y nuestra
ayuda llena de gratitud.


+ Jesús Sanz Montes,
Arzobispo de Oviedo

jueves, 9 de mayo de 2024

8,77 millones de contribuyentes marcaron la casilla de la X en su declaración de la renta de 2023

(C.E.E.) En los datos definitivos, el número total de declaraciones a favor de la Iglesia asciende a 7.640.051 (un 14,84% de ellas son conjuntas) y la cantidad recibida de los contribuyentes es de casi 359 millones de euros (358,99).El número de declaraciones y la cantidad asignada es ligeramente superior a los datos provisionales que se adelantaron el pasado mes de diciembre.

El importe total asignado a favor de la Iglesia Católica aumenta en 38 millones de euros, un 11,9% más que en la Campaña de la Renta de 2022.La Conferencia Episcopal Española (CEE) ha recibido ya los datos definitivos de la Campaña de la Renta realizada en la primavera de 2023, que corresponde al ejercicio fiscal de 2022. 

El número total de declaraciones a favor de la Iglesia es de 7.640.051, lo que supone un aumento de 218.126 con respecto a la realizada el año anterior. Esto confirma el aumento en el número de X a favor de la Iglesia católica, cuyos datos provisionales se dieron a conocer el pasado mes de diciembre de 2023.

En cuanto al importe total final asignado a favor de la Iglesia Católica asciende a 358.994.805 euros. Si se compara con el importe recaudado en la liquidación anterior que fue de 321.015.984 euros, la cantidad ha aumentado en 37.978.821 euros, que es la suma asignada por los contribuyentes en esta última campaña de la renta.

En relación al porcentaje de personas que marcan la casilla de la X en la declaración de la Renta, según los datos facilitados por la Secretaría de Estado de Hacienda, es de un 30,96 %.

En relación con la liquidación provisional presentada en diciembre de 2023, esta liquidación definitiva, según los datos facilitados por la Secretaría de Estado de Hacienda, supone un aumento de 8.908 declaraciones con asignación a favor de la Iglesia católica y de 201.225,30 euros más asignados.

Horarios Misa Dominical (Mayo y Junio)

 

miércoles, 8 de mayo de 2024

Necrológica

Falleció el sacerdote diocesano Rvdo. Sr. D. Gumersindo Lorenzo Salas 

Nació en Santander el 19 de Enero de 1931

Ingresó en el Seminario Diocesano de Santa Catalina de Monte Corbán, donde se formó en filosofía y teología. Recibió la ordenación sacerdotal el 29 de Junio de 1955.

Doctor en Teología por la Universidad de Munich, fue durante muchos años asistente del profesor Hans Kung en la Universidad de Tubinga y también profesor de teología en la Universidad de Deusto (Bilbao). Así mismo, impartió cursos de teología como profesor invitado en las universidades de Munich y Ratisbona.

Desde sus 18 años su familia residía toda en Gijón, dado que su padre fue trabajador de El Musel. Tras su etapa como sacerdote en Alemania fijó en Gijón su domicilio en 1981. En la Diócesis de Oviedo colaboró pastoralmente como Ecónomo de San Juan de Trasmonte de las Regueras (1982-1996) así como encargado de Santa María de Soto de las Regueras  (1986-1996). 

La mayor parte de su vida se centró en el estudio y la investigación; se caracterizó por una línea de pensamiento que traspasaba en ocasiones las líneas de la doctrina católica, a menudo no sólo progresista, sino contestataria y muy crítica hacia los postulados de la Santa Sede y la jerarquía eclesiástica, vinculándose a los postulados de la hoy prácticamente desaparecida "teología de la liberación".

Algunos de sus libros fueron:

Teología e historia en desafío. Nervios vitales de la teología moderna (1969)

Una iglesia democrática : profecía del Vaticano II (1973)

Frentes teológicos hoy (1973)

Cristianismo a examen (1976)

Humanismo y cristianismo (1984)

Una Iglesia democrática. Prolegómenos (1986)

Juan Pablo II y las caras de su Iglesia : luces y sombras (1985)

Evangelio, Iglesia y Cristianismo. Historia y dialéctica (1991)

Derechos humanos y cristianos en la Iglesia. Asignatura pendiente (1992)

Dios y hombre en el mundo (1999)

¿Tiene que ver Jesús con el cristianismo histórico? (1999)

Jesús de Nazaret o Iglesia (2000)

Dios y las religiones : en contra de fundamentalismos y racismos religiosos (2000)

Dios y las religiones (2000)

Trampas y falacias de la religión cristiana (2000)

Una fe increíble en el siglo XXI, el mito del cristianismo eclesiástico (2001)

Libertad en la Iglesia y teología (2001)

Una fe increíble en el siglo XXI: el mito del cristianismo eclesiástico (2001)

Reconstrucción de la Iglesia : la hora de los laicos (2002)

El hombre de Nazaret o Jesulogía. verdad y mito (2002)

Teología bajo los escombros ¿Está esta Iglesia en ruinas? (2003)

Teología de la liberación, reto permanente en la Iglesia (2003)

Miseria de la vieja teología (2004)

Clericalismo o sacro imperio (2005)

A vueltas con el cristianismo eclesiástico: 300 apuntes críticos  (2005)

Jesús de Nazaret : entonces y ahora (2005)

En busca de las raíces cristianas: 365 pistas teológicas (2006)

El catolicismo no es cristianismo puro. Otro cristianismo (2011)

Reconstrucción de la Iglesia (2013)

Esencia del cristianismo (2013)

La teología está que arde (2013)

En 1990 fue nombrado ''cántabro del año''. En el año 2006 se incardina de nuevo en la Diócesis de Santander, aunque mantiene su domicilio -ya jubilado- en Gijón, en la Avenida Rufo García Rendueles. En el año 2019  habiéndose deteriorado su salud física y mental, pasó a residir a una residencia para la tercera edad en Gijón donde falleció en este día 7 de Mayo de 2024. Tenía 93 años de edad, y 68 de ministerio sacerdotal.

D.E.P. 

La Capilla ardiente ha quedado instalada en la sala 5 del Tanatorio Gijón-Cabueñes, donde tendrá lugar una "Celebración de la Palabra" de cuerpo presente a las SEIS de la tarde del MIÉRCOLES, día 8, y a continuación sus restos mortales serán incinerados en el mismo tanatorio.

Mons. Jesús Sanz: «En España no caben todos y tenemos el derecho y el deber de poner un criterio». Entrevista al Arzobispo de Oviedo de Infovaticana

Monseñor Jesús Sanz, arzobispo de Oviedo, tuvo la amabilidad de sacar un hueco la semana pasada y recibir a InfoVaticana en el palacio arzobispal en Oviedo para hacerle una entrevista.

De sus palabras, don Jesús demuestra que sabe de lo que habla y nada de lo que dice estorba o es accesorio. Sanz Montes se ha ganado durante estos años el respeto de todo el episcopado español, a quienes muchos escuchan con interés ya que su opinión siempre es bien tenida en cuenta.

Son muchos los fieles que leen con gusto sus escritos dominicales por su claridad de ideas, valentía y contundencia. Es por ello, que monseñor Jesús Sanz Montes goza de tan alta reputación dentro de la Iglesia española.

En esta primera parte de la entrevista, el arzobispo de Oviedo habla sobre la renovación de la cúpula de la Conferencia Episcopal; vuelve a dar su parecer sobre Fiducia supplicans y se desmarca del dogma del ‘cambio climático’ y de la Agenda 2030. En la segunda parte de la entrevista que será publicada mañana, don Jesús responde a las preguntas sobre la auditoría de Cremades, el informe del Defensor del Pueblo y da su opinión sobre la situación política española o la situación del Valle de los Caídos.

P- En la pasada Asamblea Plenaria sacó usted 10 votos en la votación de sondeo quedando en tercera posición. ¿Le sorprendió ese apoyo de los obispos españoles?

R- Nosotros no hacemos candidaturas pero sí que hablamos entre nosotros. Habíamos pensado en don Luis Arguello para presidente y estamos contentos de que así haya salido.

Yo suelo intervenir en las Plenarias, en las Permanentes y en las Ejecutivas. Soy suficientemente conocido aparte de mis escritos y comparecencias. No soy un obispo anónimo, sino que soy bien conocido en mis convicciones y en las posturas. Que haya un grupo de obispos que quieran que yo esté, que siga estando por tercer mandato en la Ejecutiva, pues no deja de ser un halago, humanamente hablando, pero también una responsabilidad que mis hermanos me confían y que intento estar a la altura.

P- ¿Está satisfecho con la elección de monseñor Argüello y monseñor Cobo como presidente y vicepresidente de la CEE?

R-Sí, es decir, sobre todo el presidente que es el que tiene la cabeza más visible. El vicepresidente no tiene tanta incidencia, pero con monseñor Arguello estamos contentos. Ya le conocíamos de cuando estuvo aquellos años que fueron cinco de secretario general y antes le conocíamos de otras cosas. Entonces sí que nos parece que es una persona preparada, con una buena cabeza, que comunica bien y que tiene las ideas claras.

P- ¿Cuáles son las tareas que tiene un obispo dentro de la Comisión Ejecutiva?

R-Es la Comisión que mensualmente se reúne para las cuestiones más inmediatas. El órgano más soberano, digamos, de la Conferencia Episcopal es la Asamblea Plenaria, donde estamos todos los obispos, pero hay una cantidad de cuestiones que tienen urgencia bimestral y tenemos que proceder a tomar decisiones y a iniciar discernimientos. Es el órgano de la Conferencia Episcopal que tiene más frecuencia de reuniones y que puede tomar decisiones que sean urgentes. Algunas no las podemos tomar nosotros y las remitimos por vía de urgencia o a la Comisión Permanente o a la Asamblea Plenaria.

P- Fue usted una de las voces más críticas del episcopado español contra Fiducia supplicans, ¿cree que se están empezando a dar pasos dentro de la Iglesia para cambiar determinadas enseñanzas y doctrinas?

R-La enseñanza de la Iglesia tiene la solera de 2000 años que se ha ido incrementando según las necesidades y la asistencia del Espíritu Santo. Tenemos un bagaje de una Tradición un patrimonio doctrinal, que eso no le puedes dar un carpetazo. Que en algún momento se introduzcan confusiones, eventualmente también herejías, eso los dos mil años de Cristianismo nos lo aseveran.

Fiducia a suplicans fue una manera confusa de abordar algo que nunca hemos negado, que es la bendición. Nosotros bendecimos tantas cosas… desde bendecir la mesa, bendecir un coche, bendecir unos animalitos el día de San Antón o bendecir unos esposos al final del sacramento que ellos propiamente celebran. Lo que no podemos bendecir son las relaciones extrañas, las relaciones que no se avienen con la moral cristiana. Porque entonces podemos introducir una confusión de tal ambigüedad que termina siendo tóxica.

Entonces, si queriendo pero no queriendo, diciendo sin decir y proponiendo sin proponer, tú has hecho así una especie de brindis al sol que ha llamado la atención… pues ha creado mucha perplejidad y ha confundido a mucha gente.

Por eso, ha sido un documento tan polémico, no polemizado, sino polémico en sí mismo. No hemos negado la bendición a las personas. Siempre bendecimos a las personas, no a sus historias y relaciones que pueden ser contrarias a lo que es la actitud moral de la Iglesia Católica.

P-Últimamente se escucha hablar mucho dentro de la Iglesia de cuestiones como el cambio climático o la sinodalidad y menos del Evangelio, los sacramentos o de la vida de Jesucristo, ¿a qué cree que se debe esto?

R-No podemos poner el mismo rasero en el cambio climático y la sinodalidad. Porque la sinodalidad, aunque tiene este marchamo de actualidad, tiene la antigüedad que tiene la Iglesia. La Iglesia siempre ha sido sinodal si entendemos por sinodalidad lo que dice la etimología griega, que es hacer juntos un camino. Es ponernos en camino, sabernos peregrino de ese Cielo al que caminamos. Entonces, siempre hemos sido sinodales, aunque no empleásemos esta palabra. Y los sínodos llevamos dos mil años celebrándolos. O sea, no es una especie de talismán que ahora alguien se ha sacado de la manga para decir hemos descubierto la piedra filosofal.

Lo del cambio climático es diferente, porque el cambio climático pertenece a una explicación puramente física de las cosas que suceden de nubes para abajo y tiene su interrogante. De hecho, hay escuelas ecologistas que lo ponen en el entredicho. Que haya personas de la Iglesia, en general, que estén apoyando el cambio climático y que hagan incluso del cambio climático una cita indispensable, casi casi magisterial, nos parece que es un exceso y puede ser muy arriesgado.

Pero junto al cambio climático hay otras cosas que pertenecen a lo que llamamos la Agenda 2030, que es una serie de medidas y de subrayados que están desplazando lo esencial. Y lo esencial es el santo Evangelio, es el anuncio del reino, es la salvación de las almas, es la buena noticia de la paz cuando dejamos que la gracia de Dios nos abrace. Esas son las cosas que tenemos que proclamar.

Ahora, caer nosotros en los estribillos de la Agenda 2030, entre ellas del cambio climático, pues me parece que es un chantaje. Es un chantaje que nos desenfoca de lo que propiamente debe ser el foco de nuestra propuesta salvadora desde Jesucristo resucitado.

En esta segunda parte de la entrevista, el arzobispo de Oviedo, monseñor Jesús Sanz aborda cuestiones de máxima actualidad.

Don Jesús se moja sobre la ILP que busca regularizar 500.000 inmigrantes. También se muestra crítico con la auditoría de Cremades, que encargó la Conferencia Episcopal Española al despacho, y con el informe del Defensor del Pueblo.

Sanz Montes critica que se ponga solo el foco en la Iglesia cuando se habla de abusos. Aunque no es novedoso, el arzobispo franciscano ha vuelto a mostrar su malestar con el Gobierno actual y ha salido sin tapujos en defensa del Valle de los Caídos y de los monjes benedictinos que rezan por España en la Basílica.

P-Hace unas semanas la Iglesia española mostró su apoyo a la Iniciativa Legislativa Popular de regularizar 500.000 inmigrantes ilegales en España. ¿Está usted de acuerdo con esta ILP?

R-En España no caben todos. En España caben los que caben. No podemos decir buenistamente, sin fronteras, que vayan pasando porque no caben físicamente todos. Ojalá pudiéramos acoger a todo aquel que lo necesita para vivir su vida dignamente y con posibilidad de supervivencia, pero el hecho es que no cabemos todos. Quizás caben más de los que estamos admitiendo, pero todos no caben.

Y segundo, dentro de esta especie de apertura buenista, se nos puede colar gente que son indeseados. Porque vienen con su carnet terrorista, porque vienen con su tráfico de cosas, tráfico de blancas, tráfico de drogas, tráfico de armamento etc… Entonces, creo que tenemos el derecho y el deber de poner un criterio, una normativa, para decir cuántos podemos honestamente admitir y con qué reglas del juego lo hacemos. Si hay una ley que lo regula en este sentido, lo apoyamos. Ahora, no cayendo en esa especie de populismo acogedor que termina recogiendo lo que no deseamos.

P- ¿Y esto no pude provocar todavía un mayor efecto llamada?

R-Ese es el riesgo. Por eso yo digo que tengamos la inteligencia de decir cuántos podemos honestamente acoger y seamos generosos. Porque en ello nos va tanto. Entre ello el testimonio de nuestra caridad. ¿Cuántos podemos acoger? ¿Y con qué criterios lo hacemos? Para evitar justamente que se nos cuelen los que luego nos van a hacer daño.

P- Hace poco dedicó una de sus cartas pastorales al tema de la pederastia. ¿Por qué se pone el foco en este asunto solo en la Iglesia?

R- Hablaba en esa carta de la matraca acusadora, así la titulé, porque es una especie de estribillo al que nos tiene acostumbrados este Gobierno que necesitan de vez en cuando sacarse el conejo de la chistera para llamar la atención y distraer de otras cuestiones que son en las que ellos están incómodos.

Es decir, este Gobierno desentierra muertos, traslada a difuntos y hace amenazas y siempre tienes el comodín de la Iglesia que en un país como España tiene un pequeño recorrido. Por tanto, que esta especie de focalización tiene como trasfondo la distracción y el despiste.

Pero yo criticaba esta especie de estribillo porque me parece profundamente injusto. Si lo que nos importa, y así debería ser, son las víctimas de este crimen deleznable, deberíamos atender a todos y a todo aquello que ha cometido el delito y el crimen y el pecado.

¿La Iglesia Católica está en la lista de los delincuentes? Sí. ¿Pero con qué proporción? La Fundación ANAR acaba de publicar de nuevo esa especie de estadística respecto de la pederastia, de la pedofilia, y aparecemos los miembros de la Iglesia. Con ese 0,2%, si realmente te interesan las víctimas y no la focalización de algunos victimarios, deberías dar una respuesta y crear cauces para el 100%. Por tanto, el que se centren en el 0,2 que representamos los hijos de la Iglesia y omitas el 99,8, eso tiene una intencionalidad política e ideológica de distracción y despiste.

Y yo quisiera saber qué instituciones gubernamentales, educativas, deportivas y familiares han creado lo que la Iglesia Católica ha hecho. No solamente asumiendo los delitos cuando estos se dan, sino educando preventivamente para que no se sigan dando.

¿Quiénes han creado oficinas de acogida para que la gente pueda tener una puerta en la que llamar? ¿Quién ha creado cauces de acompañamiento en todos los sentidos para estas personas que han sufrido este látigo? ¿Por qué es focalizarte de una manera selectiva contra quien está haciendo algo?

P-¿Hay división dentro del episcopado español a la hora de cómo abordar esta cuestión?

R-No. Al menos, de los encuentros que tenemos, yo como arzobispo metropolitano, cuando me reúno con las diócesis que dependen de Oviedo y sacamos ese tema, jamás ha habido división, todo lo contrario.

No tenemos una diferencia de criterio. Quizá puede haber una diferencia a la hora de la comunicación o del tratamiento público que hacemos de las cosas. Yo intento decir, cuando intervengo, tanto en palabra como por escrito, que debemos evitar lo que ellos quieren conseguir. Por ellos me refiero a determinadas gobernanzas, a sus terminales mediáticos y a alguna fuerza política.

¿Qué quieren conseguir? Que la Iglesia esté callada y no aparezca. Yo me rebelo contra este mutismo impuesto y contra esta invisibilidad de catacumba. Y por tanto, siempre que puedo, hablo. Creo que deberíamos tener esta especie de proactividad para decir que tenemos algo que decir y tenemos algo que mostrar además de pedir perdón, que una vez que lo hemos hecho ya está bien. Porque si estamos continuamente pidiendo perdón hemos caído en ese bucle por el que continuamente nos han metido en esa especie de espiral de la que no sabemos salir.

Una palabra bien dicha y un ejemplo humildemente testimoniado puede ayudar a la sociedad a evitar la focalización interesada por parte de algunos gobiernos, de algunas administraciones y sus terminales mediáticos.

P-¿Qué opinión tiene usted sobre la auditoría que realizó el despacho Cremades por encargo de la Conferencia Episcopal?

R-Es un tema complejo. Se comenzó diciendo que todo era pro bono y ha costado un buen dinero. Nosotros nunca hemos puesto ni trabas ni hemos dado consignas, pero la metodología en ellos cambió y no para bien y el resultado no ha sido ni sereno ni gozoso.

Tenemos varios informes Cremades según las épocas y según iba adelante la investigación y tenemos mucha información que se emanó desde ese despacho por la gente extraordinaria que en él trabajó y la información que tenemos nosotros mismos a través de nuestras oficinas de información.

Eso nos ha dado lugar a ese documento que está próximo a salir y será nuestra confesión general de cómo está la cosa. Lo que ha sido, lo que hemos hecho y lo que nos proponemos hacer.

P-¿Y sobre el informe de Gabilondo?

R-Gabilondo ha dependido de una encuesta, con el sesgo que tiene una encuesta parcial. También hemos dicho que el Defensor del Pueblo no está para estas cosas y menos para abordar la fiscalización de una institución como la Iglesia por mucho que le haga el encargo el Parlamento Español.

Nos parecía un abuso indebido del que hemos dado cuenta. No obstante, en lo que hemos podido colaborar con él, hemos tenido la altura de miras de hacerlo, críticamente, pero lo hemos hecho. Lo que ocurre es que el resultado al que ha llegado Gabilondo tiene este sesgo de parcialidad y de intencionalidad que es político.

P- La semana pasada asistimos al amago de dimisión del presidente del Gobierno Pedro Sánchez. ¿Le preocupa la situación política en la que se encuentra España en estos momentos?

R- Profundamente. La política, en el modo que tenemos los cristianos de abordarla, y también desde el magisterio de la Iglesia y de los grandes papas, es una forma preciosa y eximia de la caridad, que no es cualquier cosa. La buena política es una manera de ejercer la caridad. Porque la buena política es tratar de poner lo mejor de ti en una gobernanza de personas distintas, de pueblos diversos, con todos los matices que hay de territorios, de lenguas, de culturas y tradiciones.

Que aparezca un político que sepa aunar la diversidad sin uniformarla, me parece que es un gesto de caridad. Ahora, en este momento, ¿por qué me preocupa la política en España? Porque está destrozada. Porque cuando la política toma la mentira como arma y como gobernanza, toma la insidia para reabrir heridas, toma la falsedad para reescribir una historia que no sucedió, toma la división en una confrontación que nos enfrenta, es enormemente arriesgado.

Y cuando además esta política, en nombre de una modernidad pretendida y de un progresismo así promulgado, se está cargando la vida del no nacido, la vida del terminal y la vida del que está en el medio de estas dos citas.

Cuando estás cargándote la familia; cuando estás manipulando la educación, (educación para la ciudadanía es manipulación para la ciudadanía); cuando estás pervirtiendo tóxicamente a los adolescentes, incluso a los niños, con cursos que son no solamente obscenos o pornográficos, sino destructivos, dando pie después a determinadas leyes que destruyen la persona de modo irreversible en algunos de los casos.

Si esto es hacer política, con el desprestigio internacional en el que está en este momento España, yo en esta política no creo. Entonces, yo como ciudadano y como cristiano, por lo menos tengo que decir sin que se me acuse de estar haciendo bulos, que vamos mal.

Estamos en un momento crítico y muy delicado. Quiera el Señor ayudarnos para entre todos poder reconducir esta situación que se está yendo de las manos.

P-No son pocos los católicos preocupados por la situación del Valle de los Caídos y la posible expulsión de los Benedictinos. ¿Está haciendo la Iglesia todo lo posible por defender la Basílica y a los monjes?

R-Algunos hacemos cosas, además de estar cerca de esos queridos benedictinos, con los que me honra una amistad grande ya de hace tiempo.

La Basílica del Valle de los Caídos, que no es el Valle de Cuelgamuros, que ahora se ha vuelto a reinventar, tiene una dependencia y una protección internacional desde la Santa Sede, porque la crea Pío XII.

Y luego está en un ámbito territorial diocesano que es la Archidiócesis de Madrid. De tal manera que el Arzobispado de Madrid y la Santa Sede tienen una palabra que decir.

Yo entiendo que a pesar de las amenazas (del Gobierno) si puede llevarla a cabo y completarla (la expulsión de los Benedictinos) lo harán, pero no lo tienen tan fácil, porque van a pisar algunos derechos internacionales amparados por las leyes entre el Estado español y el Estado Vaticano. Pero si lo pueden lo harán.

Ojalá que nosotros tuviéramos un poquito más de audacia, de libertad y de apoyo explícito para decir de parte de quién estamos. Estamos al lado de una comunidad benedictina que está allí desde que llegó para orar precisamente por la unidad de los pueblos de España, para evitar una confrontación bélica que nos enfrentó en una guerra a los hermanos, para pedir por todos los que cayeron de cualquiera de los bandos, para suturar heridas y no para reabrirlas. Esa es la función de la abadía de la Santa Cruz del Valle de los Caídos y de esa comunidad de benedictinos.

P-En junio se celebran las elecciones europeas, ¿son legítimas todas las opciones políticas para un católico?

R-No, pero es que no hay ninguna formación política que recoja nuestra tradición. No hay ninguna formación cristiana y la doctrina social de la Iglesia. Ninguna. Por tanto, no hay ningún partido político que sea el brazo político de la Iglesia católica. Sí que hay cristianos en política. Pero claro, no todos los partidos están igualmente de cercanos o de distantes a lo que decimos tradición cristiana y doctrina social de la Iglesia.

Quienes más cerca estén de esa frontera moral, pues yo veré con simpatía, sabiendo que no me representa en todo. Y quien más se distancie será al que volveré a no votar y hay algunos que nunca he votado jamás y no lo pienso hacer.

¿Por qué? Pues por la distancia y la diferencia insalvable entre lo que yo creo moralmente desde mi tradición cristiana, desde la doctrina social de la Iglesia y por tanto ante esta vieja Europa de raíces cristianas mal regadas.

Cuando tengo que hablar de Europa digo que es un viejo continente de raíces cristianas pero mal regadas. Desde la Iglesia Católica tenemos que recordar que ha habido, mandatarios y gobernantes que sí que han hecho política desde sus convicciones cristianas en un pluralismo abierto porque plural es la sociedad.

Hemos tenido los que llamamos fundadores de Europa como Adenauer, Schuman y de Gasperi. Los tres eran cristianos profundamente católicos y fueron capaces en un momento post-bélico de la Segunda Guerra Mundial de hacer una propuesta que ha tenido tantos vericuetos y demasiados meandros.