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domingo, 24 de noviembre de 2024

Entre el barro anda el Señor, reiinando. Por Joaquín M. Serrano Vila

Concluimos en este Domingo el año litúrgico con esta Solemnidad de Jesucristo Rey del Universo; hoy cerramos el ciclo B en el que San Marcos nos ha acompañado domingo a domingo con los textos de su evangelio, la próxima semana iniciaremos solemnemente el tiempo de preparación a la Navidad con la eucaristía vespertina del sábado en la que bendeciremos y encenderemos la corona del adviento, así como proclamaremos el primer evangelio según San Lucas que será este año el que nos acompañe con sus textos en la interiorización del mensaje y la vida del Señor. En este domingo celebramos lo que nuestros mayores llamaban la fiesta de Cristo Rey, celebración introducida por Pío XI en 1925 en el calendario litúrgico. Es muy importante este detalle, pues hay que asomarse al contexto histórico de la Europa de mediados de los años veinte para comprender adecuadamente lo que pasaba por la mente y el corazón del Papa. Algunos denominaron inicialmente a esta década "los felices años veinte" para acabar reconociendo que fueron en realidad los locos años veinte. en Estados Unidos, por ejemplo, desembocaron en el "crack" de 1929 y la gran depresión. Fue un tiempo de descontrol en todos los órdenes, y lo que llevó al Romano Pontífice a proponer la figura de Cristo como Rey, a modo de catequesis para la humanidad para hacerla ver que no se puede ir contra la ley de Dios. La extensión del comunismo con la toma del poder de los bolcheviques en Rusia, la crisis del Imperio austro-húngaro, la devastadora primera guerra mundial... Hicieron ver a Pío XI que debía dar respuesta a la realidad del momento, y así lo hizo en su encíclica "Quas Primas" donde explicó: ''Nos anima, sin embargo, la dulce esperanza de que la fiesta anual de Cristo Rey, que se celebrará en seguida, impulse felizmente a la sociedad a volverse a nuestro amadísimo Salvador. Preparar y acelerar esta vuelta con la acción y con la obra sería ciertamente deber de los católicos; pero muchos de ellos parece que no tienen en la llamada convivencia social ni el puesto ni la autoridad que es indigno les falten a los que llevan delante de sí la antorcha de la verdad''. 

En el anuncio del Evangelio cada época ha tenido que luchar con sus ventajas e inconvenientes; hubo quienes pensaron que la caída de los Zares iba a suponer el fin de las monarquías, hasta el punto que muchos interpretaron este documento del Papa y esta liturgia de Cristo Rey como una defensa católica de las monarquías cuando, en realidad, lo que buscaba era reivindicar que por encima de toda ideología, pretensión política o moda sólo Él ha de ser para el verdadero creyente quien debe reinar en su mente, en su voluntad y su corazón. Ya León XIII había aclarado la naturaleza del reinado de Cristo en su encíclica "Annum Sacrum", donde envió un claro mensaje a los gobernantes rogándoles que no ejercieran su poder desde la convicción de quién manda, sino tratando de imitar el modelo de Cristo Rey, que antes de imponer normas y exigir el cumplimiento de éstas pensó antes en la dignidad humana, el bien común, y servir antes que ser servido buscando ante todo cumplir la voluntad de quien le había enviado. Cuánto necesitamos pedir que reine ya aquí y ahora mismo entre nosotros; ahora que se nos impone una moral, una antropología manipulada y  un modo de concebir la persona y su libertad contrarias a la ley natural y divina. 

El evangelio de este domingo tomado del capítulo 18 de San Juan nos presenta el proceso de Jesús ante Pilato, donde encontramos ese diálogo por todos conocido en que se le pregunta por la gran acusación que le lleva a ser condenado a muerte: «¿Eres tú el rey de los judíos?»... Siempre hay personas que no se enteran lo que se celebra, pasaba en tiempos de Cristo y pasa ahora con personas que no entienden esta celebración. Basta mirar los incontables crucifijos que hay en el mundo, y todos aparecen con el letrero de la acusación "INRI", que son las siglas de la frase latina ''Iesus Nazarenus Rex Iudaeorum'' (Jesús Nazareno Rey de los Judíos). Y es que si nos paramos a pensar, Jesús estaba entre la espada y la pared, hasta el punto que tuvo un doble juicio como recordamos cada viernes santo con la lectura de la Pasión: no sólo lo juzga Pilato, que era la autoridad romana que dominaba la zona, sino que lo juzga también el Sanedrín, que era la autoridad religiosa para los judíos. Los romanos no querían que Jesús generase alboroto y sublevación a su control en aquel territorio conquistado, mientras que para los judíos el Mesías que tenían idealizado en su espera debía ser un político hebreo poderoso que echara a las tropas romanas y les devolvieran a ellos la hegemonía y el poder perdidos. Al final, así se cumple también de nuevo la escritura: los forasteros; es decir, los romanos, son los que no encuentran culpa en Él y quieren soltarle y, sin embargo, son sus paisanos judíos, los sumos sacerdotes que tantas veces se quedaron admirados de sus palabras -los suyos a los que vino y no le recibieron- quienes con manipulación torticera convencen a Pilato de la conveniencia de su ejecución. 

¿Es en verdad Jesús el rey de mí vida?... Esto lo podemos saber de una forma muy clara: si vivo esclavo de la mentira o vivo la libertad de la verdad. Las palabras del Señor son claras: «soy rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz». Habría que preguntarnos también: ¿Qué es la verdad?... Él es la verdad, el camino y la vida... En la Catedral de Oviedo cuando vamos al Jubileo de la Cruz se suele cantar en la eucaristía un himno antiquísimo a la cruz que se llama «Vexilla Regis prodeunt». En mi pueblo se cantaba antes del Concilio durante la novena al Santo Cristo de Candás, pues en la tercera estrofa se afirma ''Regnávit a ligno Deus''; es decir, “Reinará Dios desde el madero". Desde el primer momento de la catástrofe de la DANA en el Levante y Sur español, la Iglesia se ha volcado en salir al paso de tantas familias que lo ha perdido todo: sacerdotes, religiosas, seminaristas, jóvenes de parroquias, voluntarios de todas la edades y geografías... Me alegró mucho ver a tantos sacerdotes jóvenes con su "clerygman" o su sotana limpiando las calles; no para salir en la foto, sino porque la gente necesitaba distinguirlos, acercarse a pedir consuelo, confesión, una palabra de aliento... A uno de estos jóvenes curas, un hombre roto por el dolor le preguntó "¿Dónde está Dios? ¿Dónde está Dios?"... A lo que el joven presbítero le contestó: ''¿No lo ve? ¿No ve a Dios en todo esto? ¿El amor que está surgiendo de aquí?''... Santa Teresa solía decir que entre los pucheros anda el Señor, podríamos decir en estos días que también anda entre el barro... Quizá la imagen que se ha hecho más famosa de esta catástrofe es la del Cristo Yacente de Paiporta. Tal vez no recordaréis que en el año 2014 invité a un sacerdote de origen argentino, Don Gustavo Riveiro, que en aquel momento ejercía como sacerdote en nuestra Diócesis, en la zona de Parres; pues bien, él es el párroco de San Jorge de Paiporta, templo donde se venera esa imagen que se encontraba en la que muchos llaman ya la "zona cero" de la DANA... En este Domingo todas las colectas de todas las parroquias de España irán destinadas a los damnificados de esta catástrofe, seguros de que el Señor no les falta, pues está allí reina entre el barro. 

Evangelio en la Solemnidad de Jesucristo Rey del Universo

Lectura del santo Evangelio según san Juan 18, 33b-37

En aquel tiempo, Pilato dijo a Jesús:
«¿Eres tú el rey de los judíos?».
Jesús le contestó:
«¿Dices eso por tu cuenta o te lo han dicho otros de mí?».
Pilato replicó:
«¿Acaso soy yo judío? Tu gente y los sumos sacerdotes te han entregado a mí; ¿qué has hecho?».
Jesús le contestó:
«Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mi guardia habría luchado para que no cayera en manos de los judíos. Pero mi reino no es de aquí».
Pilato le dijo:
«Entonces, ¿tú eres rey?».
Jesús le contestó:
«Tú lo dices: soy rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz».

Palabra del Señor 

sábado, 23 de noviembre de 2024

Homilía del Sr. Arzobispo de Oviedo en el XXV Aniversario de la canonización de los Mártires de Turón


Querido Sr. Párroco de esta comunidad cristiana de Turón, Sr. Arcipreste, Hno. Provincial y Hnos. de La Salle, PP. Pasionistas, sacerdotes concelebrantes y diácono, Hermanos y hermanas en el Señor: paz y bien con todo el corazón.

Hace 25 años que la Iglesia reconoció la santidad martirial de estos hermanos nuestros cuyas reliquias se conservan aquí en esta hermosa iglesia de Turón. Sucede como cuando celebramos el aniversario de la vida o la remembranza de una efeméride puntual: no es que volvamos a nacer o que de nuevo sucedan las cosas. El aniversario es casi como un pretexto que nos permite reestrenar y agradecer, para tomar conciencia del don que hemos recibido. Las bodas de plata de un hecho como la canonización es una ocasión para dar gracias por el regalo de ese supremo testimonio que nos dieron aquellos hermanos nuestros: el P. Inocencio, pasionista, y Hno. Cirilo Bertrán y demás compañeros Hermanos de la Salle.

Tuvo lugar aquí en Turón, tierra hermosa y gente buena en uno de nuestros valles más sugestivos, un ejemplo de trabajo esforzado, aquilatado en la dureza de la mina y en la nobleza de la convivencia de gente verdaderamente noble. Sí, fue aquí donde un grupo de cristianos dieron su mejor testimonio llegando al heroico momento de darla para siempre, a tan joven edad, por amor a Cristo y a los hermanos. Pasionistas, Hermanos de La Salle, no sólo vinieron a enseñar en los colegios de entonces, sino que nos dieron la más hermosa lección escribiendo en el libro de la vida con la letra de su propia sangre.

La fe no se profesa sólo con los labios, sino con toda la vida que llega incluso a entregarla como supremo acto de amor. Jesús se atrevió a llamar dichosos a quienes sufren las lágrimas, el hambre, la acechanza... haciendo de su llanto un canto sereno, vistiendo sus penurias de galas inimaginables, saciando sin empacho el corazón, y suscitando en la persecución peregrinos de la eternidad que ya nadie ni nada detendría. Sin duda alguna, estamos ante una revolución de los valores con esta proclama de las bienaventuranzas: lo que paradójicamente llama el Señor dicha y felicidad, el mundo lo reconoce como infeliz desdicha. ¿Cómo es posible semejante trueque y trastoque? ¿cuál es el secreto por el que una maldita malaventuranza se convierte en bienaventuranza bendita? Son las paradojas de Dios. Nunca lo entenderán quienes no caminan por los caminos que Dios frecuenta, quienes calculan la crispación y usan de la mentira, quienes malmeten, calumnian e insidian, los camaradas de la oscuridad mortecina que no aman ni la luz ni la vida.

Estos hermanos nuestros que dieron su vida por Dios perdonando a quienes se la arrancaban tan cruel y violentamente, fueron víctimas de una terrible confusión llena de resentimiento que fijó su diana en personas inocentes que vivían sencillamente su fe sin hacerlo contra nadie. Fue una persecución enloquecida que acabó en fratricidio, una represión que en nombre de una falsa libertad se trocó en liberticida.

¿Cuál fue su presunta fechoría que había que reprimir con tamaño exceso de quien siega la vida? Su ridículo delito en la mente de sus asesinos fue la fe que los mártires abrazaron, su vocación vivida, el testimonio cristiano en todas las vías. No se les encontró en sus hábitos y ropas un carné de partido porque nunca militaron en política, ni armas defensivas quienes eran instrumentos de paz rendida, ni odio en su mirada quienes se asomaban a la vida desde los ojos del Señor, ni siquiera una resistencia legítima que hubiera podido resolver la tragedia con una comprensible huida. Eran sacerdotes, frailes, monjas, seminaristas y un puñado de seglares. Sencillamente habían encontrado a Dios en sus vidas, escucharon el susurro de su llamada y dijeron un sí grande a lo que en la Iglesia el Señor les proponía.

Con la capilla que les dedicamos hace diez años a estos mártires canonizados no es el escenario donde relatar el escarnio de mofa y befa que sufrieron antes de morir, no queremos reconstruir aquel terrible escenario, ni siquiera un espacio para pronuncia el olvidado nombre de los verdugos, sus enseñas y sus siglas. Nada de eso constituye nuestra memoria histórica, porque en el corazón cristiano tan sólo cabe la gratitud conmovida por el testimonio de los mártires y no el ajuste resentido de quien quiere reescribir la historia sucedida. Nuestro recuerdo es paradójicamente mucho más subversivo, porque no nace del rencor ni trata de imponer el olvido. No esgrime la provocación sino el reconocimiento que nos abre a la reconciliación que en estos mártires aprendemos. En el paredón del odio no salió queja alguna de ellos, murieron amando a Dios testimoniando así su belleza, y como hizo el Maestro, miraron a quienes no sabían lo que hacían, implorando a Dios para ellos el perdón que no obtuvieron en aquella violencia enloquecida.

Así elevamos esta mañana nuestra oración, conmovidos por tan supremo testimonio de quienes creyeron con fe hasta el extremo de dar la vida, que se torna en testimonio no sólo de fe, sino también de amor al morir perdonando a quienes les arrancaban absurdamente la vida. Se podrán escribir panfletos, rodar películas, vociferar en tertulias y dictar leyes que reabren las heridas, pero todo eso caduca con el implacable paso de los días cuando lo que se dice, se escribe o se filma no hace las cuentas con la verdad. Al final sólo quedan los nombres laureados con la corona de la santidad y la palma del martirio de estos hermanos y hermanas nuestros. Con dulzura, sin acritud, sin revancha, ellos han escrito con su sangre la página impresionante de una humanidad nueva y redimida en aquel primer mártir cristiano que dio su vida en la cruz.

Hoy los martirios siguen existiendo en tantas partes del mundo, en donde los cristianos siguen siendo perseguidos, torturados y asesinados. Un verdadero cristiano siempre será un peligro para quienes no aman la libertad, la justicia, la paz o sencillamente la vida. Pero hay también otros martirios que se infligen de modo incruento cuando se banaliza, se cercena, se censura o se penaliza el poder vivir nuestra fe, nuestra caridad y nuestra esperanza. La cruz o el paredón pueden tener tantas formas, aunque respondan siempre a una persecución de Cristo y de los cristianos. Nuestra respuesta no puede ser otra distinta a la del Señor y a la de sus mártires que hoy celebramos.

Por eso, en medio de tantos callejones sin salida, de tantos absurdos y heridas, aparecen estos hermanos nuestros que, siendo víctimas del odio mortal por su fe confesada y vivida, representan para nosotros un reclamo de perdón, de reconciliación, de vivencia cristiana audaz y sencilla. Son como una ciudad sobre el monte, el testimonio elocuente del verdadero amor y en el candelero de nuestro tiempo la luz más encendida.

Que todos ellos intercedan por nosotros, por nuestro pueblo, y que las personas más zarandeadas por la dureza de la vida y la perfidia de la muerte, puedan encontrar en estos santos mártires el consuelo, la fortaleza y la compañía. Que también redunde en bendición para las comunidades pasionistas y para las de los Hnos. de La Salle que nos honran con su presencia y carisma en nuestra Diócesis de Oviedo.

Pido a la Reina de los mártires, nuestra Santina, que nos cubra con su manto y junto a todos ellos nos acompañe hasta la otra orilla.

+ Fr. Jesús Sanz Montes, ofm
Arzobispo de Oviedo
Turón, 23 noviembre de 2024

Fossores de la Misericordia, los frailes que entierran a los muertos y oran por los difuntos


Los Hermanos Fossores de la Misericordia son una congregación religiosa católica masculina de carácter laical, dedicada al mantenimiento de cementerios y a la asistencia en entierros.

Historia

El proyecto de la congregación fue idea de Francisco Victoriano Linares Garzón, de nombre religioso Fray José María de Jesús Crucificado (1919 - 2011). El religioso, conocido entonces como Fray Hilarión de la Sagrada Familia, estaba a cargo del cementerio de la Orden de San Pablo y San Antonio Abad, congregación eremítica a la que pertenecía.​

En 1952, Fray José María recibe la visita del párroco de Cúllar-Baza, el cual transmite el propósito del ermitaño al obispo de la Diócesis de Guadix, Monseñor Rafael Álvarez Lara. Tras diversos trámites, la primera comunidad de Hermanos Fossores de la Misericordia se traslada al cementerio de Guadix e inicia su actividad el día 11 de febrero de 1953. El día 16 de julio de 1958 la congregación es erigida como "Pía Unión" por decreto episcopal.

Posteriormente se fundaron comunidades en los camposantos de Jerez de la Frontera (1959), Huelva (1962), Vitoria (1963), Pamplona (1965), Logroño (1966) y Felanich (1969). En la actualidad mantienen presencia en Guadix y Logroño.​

Carisma

El carisma de la orden se basa en el cumplimiento de las dos últimas obras de misericordia: enterrar a los difuntos y orar por vivos y muertos. El fundador se inspiró especialmente en el Libro de Tobías, concretamente en el pasaje 1, 16-18, en el cual se narra como el piadoso Tobit enterraba a los muertos pese a las prohibiciones de su rey.​

Los fossores habitan comunitariamente en camposantos, llevando una vida contemplativa-activa. Su espiritualidad se centra en la Eucaristía, Liturgia de las Horas, Santo Rosario y la oración mental. Entre sus labores están la acogida al difunto y acompañantes en la entrada al camposanto, procesión al lugar del enterramiento, bendición del sepulcro, oración de los fieles y despedida del duelo, así como la custodia, limpieza y administración de cementerios. La retribución que reciben de los Ayuntamientos por realizar estas tareas es su única fuente de ingresos.

Fundador 

El fundador de los Hermanos Fossores de la Misericordia, Fray José María de Jesús Crucificado Linares Garzón, nació en La Zubia (Granada) el 9 de marzo de 1019, en el seno de una modesta familia de agricultores. Bautizado a los pocos días en la iglesia parroquial de dicho pueblo, recibió el nombre de Francisco Victoriano, que después cambiaría al entrar en la vida religiosa.

Sus padres, Joaquín y Encarnación le dieron una educación cristiana sólida, que completó en el colegio de las Hijas de la Caridad. Huérfano de padre y con la madre enferma, en su juventud trabajó en diversas tareas para ayudar al sostenimiento de su familia.

A los 21 años de edad ingresó en el llamado “Desierto de Nuestra Señora de Belén” situado en la serranía de Córdoba, como miembro de la Congregación de Ermitaños de San Pablo y San Antonio. Allí permaneció hasta que, tras una serie de gestiones y permisos, se trasladó a Guadix en 1952 para iniciar una nueva forma de vida religiosa, dedicada a cuidar de los cementerios y acompañar los entierros, infundiendo a estos actos, normalmente tristes, un sentido cristiano de esperanza. El 11 de febrero de 1953, festividad de la Virgen de Lourdes, empezó su actividad en el camposanto de dicha ciudad, acompañado de otro ermitaño, Fray Bernardo de la Cruz.

La noticia de esta fundación se difundió por otras regiones de España y, en años posteriores, se llegaron a formar siete comunidades de Hermanos Fossores, nutridas por decenas de jóvenes, que se sintieron impulsados a seguir esta singular vocación. Fray José María fue lógicamente el primer superior general de la nueva institución, realizando, como tal, una labor admirable de organización y coordinación, hasta que en el año 1967 consideró conveniente dejar este cargo de dirección y permanecer como consejero perpetuo y actuando como un miembro más de la misma.

En el año 1998 Fray José María cayó enfermo a consecuencia de una trombosis cerebral. Desde entonces ha permanecido en situación de invalidez total hasta la fecha de su fallecimiento, ocurrido en la madrugada de ayer, día 3 de enero. Durante sus últimos 12 años ha estado ejemplarmente atendido por la comunidad de Guadix, especialmente por el actual superior general, Fray Hermenegildo García Oliva.

Es difícil destacar algunas de sus virtudes, porque las ha practicado todas en alto grado. Pero cabe subrayar, además de su gran fidelidad a la vocación religiosa, su profunda humildad, especialmente demostrada en los últimos años de su vida, cuando se sentía totalmente dependiente de sus cuidadores, sin exigir nada especial y aceptando sencillamente todo cuanto le ofrecían para su curación y bienestar.

Fray José María ha sido venerado por cuantas personas le han conocido y pasará a la historia como un religioso ejemplar y fundador de una de las instituciones más originales del siglo XX.

Fundación

En la primavera de 1952 llegó de visita a las ermitas cordobesas un sacerdote de la diócesis de Guadix: don Manuel Gallardo Capel, cura párroco de Cúllar-Baza. Entabló relación Fray José María (entonces llamado Fray Hilarión de la Sagrada Familia) y éste le comunicó su proyecto, inspirado en el Libro de Tobías (1,16-18), de fundar una congregación dedicada a cumplir, de forma específica, las dos últimas obras de Misericordia: enterrar a los muertos y rezar por los vivos y difuntos. El citado sacerdote, a su regreso, transmitió tal propósito al obispo de Guadix, don Rafael Álvarez Lara, que lo acogió con entusiasmo. Y, tras las necesarias gestiones con el obispo de Córdoba, fray Albino Menéndez Raigada, se concedió la autorización correspondiente para que el mencionado ermitaño, acompañado de otro ermitaño, llamado fray Bernardo de la Cruz, se trasladaran a Guadix e iniciaran su tarea fundacional. Con la aprobación del Ayuntamiento accitano, se realizaron las obras de acondicionamiento de una vieja casilla, situada junto al cementerio, y en ella, de una forma muy modesta, se instaló la primera comunidad,


Monseñor Rafael Álvarez Lara
























viernes, 22 de noviembre de 2024

Desde nuestro brocal: Monasterio de Cornellana; una historia inacabada

Dentro de las celebraciones con motivo de los 1000 años del monasterio asturiano de Cornellana, estamos ante un acto de primer nivel cuan do hemos podido admirar el pergamino donde se describe con datos y firmas la fundación del monasterio. “Mil años en tu presencia, son un ayer que pasó”, dice el salmista que ora a Dios para que baje su bondad a nuestros caminos (Sal 89). Mil años y este documento precioso nos lo relata. Efectivamente, no habíamos perdido los papeles. El documento fundacional de este monasterio pone las bases para escribir una historia con los relatos de la vida durante tanto tiempo, cuando la geografía se hace punto de encuentro donde emerge la biografía de una comunidad cristiana. Bajan bravas o mansas las aguas del Narcea con el pasar de los siglos en estos mil años. El monasterio de San Salvador de Cornellana ha sido testigo del silencioso discurrir de este río emblemático a su paso por este rincón de Asturias. 

Estamos de enhorabuena por el cumplesiglos tan redondo por los mil años transcurridos con tantos momentos que estaban todavía sin escribir cuando se plasmó en este pergamino el punto de partida de una historia humana, religiosa y cultural que se iría día a día plasmando en este lugar. La vida sabe de sus estaciones que enmarcan el paso de los tiempos y lo que vamos dejando detrás. El imparable devenir nos va dejando su embrujo y su mensaje como una calenda atmosférica. Queda atrás el grito de vida que nos lanzó la primavera con sus meses floridos; también pasa el verano agostador con sus sofocos y holganzas; y antes de saludar un nuevo invierno donde aprendemos a ir a las raíces como decía Rilke, nuestra travesía surca los meses de la magia otoñal. No es una composición musical como si la vida fuera descrita del mismo modo que Antonio Vivaldi nos cantó en su pentagrama las Cuatro Estaciones. Tampoco es un lienzo en donde el talento de los pintores impresionistas, dejasen plasmados los colores de cada tramo dibujando la luz como Auguste Renoir o Claude Monet. Ni siquiera los maestros de la palabra que con su pluma nos han contado estremecidos los rincones de cada paisaje lo agotan, como hicieran nuestro Juan Ramón Jiménez o Antón Chéjov. 

La vida de cada año y los años de toda una vida, se dejan mecer por tantos momentos que se asemejan a inviernos, primaveras, veranos y otoños que nos han contado los artistas. Pero efectivamente, la vida en lo que se refiere a las personas y a las comunidades, caminan en ese vaivén del tiempo con sus horizontes más abiertos y dilatados, al igual que con sus más secretas celosías. Un monasterio es un lugar de encuentro donde las personas acuden con sus preguntas en la noble búsqueda de la Verdad y la Belleza. Es un espacio donde las heridas se restañan con delicadeza poniendo en ellas bálsamos de paz. Comunidad monástica que sabe de alabanzas a Dios, de convivencia fraterna, y de trabajo cultural que como un precioso legado recibimos en herencia.

 Todo comenzó con este documento de la fundación del Monasterio de San Salvador de Cornellana. Los mil años transcurridos nos hablan de los avatares de esta vida concebida, alumbrada y compartida. La comunidad cristiana que sigue escribiendo esa historia aquí y ahora, se sabe deudora de todo un pasa do cuya memoria agradece, tiene en sus manos un presente que apasionadamente acaricia, mientras se asoma a un futuro que aguarda con confianza. Si el documento fundacional puso su letra inicial, nosotros como Diócesis que detentamos la propiedad con las puertas abiertas de este monumento cuya iglesia ahora es el templo parroquial, deseamos junto a la sociedad de la que formamos parte, seguir relatando la vida que tiene en el tiempo de nuestros días el punto y seguido de una historia inacabada. 

+ Jesús Sanz Montes, 
Arzobispo de Oviedo

JUBILEO 2025: Peregrinos de la Esperanza

El Jubileo de 2025 es un jubileo de ordinario de la Iglesia católica que se celebrará en el año 2025. Fue anunciado por Juan Pablo II al finalizar el Jubileo 2000. Este jubileo fue precedido por el Jubileo extraordinario de la Misericordia de 2015-2016.

Preparación

El 26 de diciembre de 2021, el papa Francisco, confió la organización al Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización, para que hagan los preparativos para el Jubileo, ya que lo consideró de carácter fundamental para el fortalecimiento de la religión católica.​

El 3 de enero de 2022 en una reunión celebrada en Roma, se determinó que el lema del evento se llame "Peregrinos de la Esperanza". El 22 de febrero, se dio a conocer que el Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización, convocó un concurso para diseñar el logotipo oficial del Jubileo 2025. El Pontificio Consejo elegirá uno que consiga comunicar este mensaje. Este estuvo abierto hasta el 20 de mayo del mismo año. Para finales de junio de 2022, se presentó el logotipo oficial.​

El año 2023 estuvo dedicado al estudio de las cuatro constituciones del Concilio Vaticano II con el fin de profundizar, estudiar y descubrir, en su sesenta aniversario, lo que fue y es este Concilio. Para ello el Dicasterio para la Evangelización publicó Cuadernos del Concilio.​

Por otro lado, el papa Francisco estableció que 2024 fuese el Año de la oración para recuperar el deseo de estar en la presencia del Señor, de escucharlo y adorarlo. Para ello, nuevamente el Dicasterio para la Evangelización preparó una serie de ocho volúmenes titulada Apuntes sobre la oración y otros subsidios.​

La bula de convocación Spes non confundit (en español, La esperanza no defrauda) fue publicada el 9 de mayo de 2024, coincidiendo con la solemnidad de la Ascensión del Señor. En ella establece las fechas de apertura y cierre de las puertas santas de las cuatro basílicas papales de Roma, así como las celebraciones de inicio y clausura del Jubileo en las iglesias particulares. También invita a buscar los signos de esperanza: la paz, la apertura a la vida, los presos, los enfermos, los jóvenes, los migrantes, los ancianos y los pobres.




sobre el Jubileo de 2025 (11 de febrero de 2022)

en preparación al Jubileo 2025 (Dicasterio para la Evangelización)










COMISIONES PREPARATORIAS
Comisión pastoral
Comisión culturas
Comisión para la comunicación
Comisión ecuménica
Comité técnico
Comisión delegados diócesis italianas
Comisión delegados conferencias episcopales

Presentación del logo oficial  Martes, 28 de junio de 2022

Rueda de prensa “Jubileo 2025: objetivos y proyectos”Martes, 9 de mayo de 2023

PROMULGACIÓN Y ENTREGA DE LA BULA DE CONVOCACIÓN DEL JUBILEO Jueves, 9 de mayo de 2024. Basílica Papal de San Pedro, 17.30 horas

APERTURA DE LA PUERTA SANTA DE LA BASÍLICA DE SAN PEDRO
Martes, 24 de diciembre de 2024
Basílica Papal de San Pedro

Rito de apertura en las iglesias particulares   Domingo, 29 de diciembre de 2024

JUBILEO DEL MUNDO DE LA COMUNICACIÓN   24 de enero de 2025

JUBILEO DE LAS FUERZAS ARMADAS, POLICÍA Y DE SEGURIDAD  8-9 de febrero de 2025

JUBILEO DE LOS ARTISTAS  15-18 de febrero de 2025

JUBILEO DE LOS DIÁCONOS PERMANENTES  21-23 de febrero de 2025

JUBILEO DEL MUNDO DEL VOLUNTARIADO8-9 de marzo de 2025

24 HORAS PARA EL SEÑOR   28 de marzo de 2025

JUBILEO DE LOS MISIONEROS DE LA MISERICORDIA   29-30 de marzo de 2025

JUBILEO DE LOS ENFERMOS Y DEL MUNDO DE LA SANIDAD   5-6 de abril de 2025

JUBILEO DE LOS CONFIRMANDOS Y DE CUENTOS FORMAN PARTE DE LA PROFESSIO FIDEI  25-27 de abril de 2025

JUBILEO DE LAS PERSONAS CON DISCAPACIDAD  28-30 de abril de 2025

JUBILEO DE LOS TRABAJADORES  1-4 de mayo de 2025

JUBILEO DE LOS EMPRENDEDORES  4-5 de mayo de 2025

JUBILEO DE LAS BANDAS MUSICALES  10-11 de mayo de 2025

JUBILEO DE LAS HERMANDADES  16-18 de mayo de 2025

JUBILEO DE CUANTOS REALIZAN LA PRIMERA COMUNIÓN  23-25 de mayo de 2025

JUBILEO DE LAS FAMILIAS  30 de mayo – 1 de junio de 2025

JUBILEO DE LOS MOVIMIENTOS, ASOCIACIONES Y NUEVAS COMUNIDADES 7-8 de junio de 2025

JUBILEO DE LA CURIA ROMANA Y DE LOS NUNCIOS   9 de junio de 2025

JUBILEO DE LOS DEPORTISTAS  14-15 de junio de 2025

JUBILEO DE LOS GOBERNANTES   21-22 de junio de 2025

JUBILEO DE LOS SEMINARISTAS   23-24 de junio de 2025

JUBILEO DE LOS OBISPOS   25 de junio de 2025

JUBILEO DE LOS SACERDOTES   26-27 de junio de 2025

JUBILEO DE LAS IGLESIAS ORIENTALES   28 de junio de 2025

JUBILEO DE LOS PRESOS   13 de julio de 2025

JUBILEO DE LOS JÓVENES   28 de julio – 3 de agosto de 2025

JUBILEO DE LA CONSOLACIÓN   14-15 de septiembre de 2025

JUBILEO DE LOS TRABAJADORES DE JUSTICIA   20-21 de septiembre de 2025

JUBILEO DE LOS CATEQUISTAS   26-28 de septiembre de 2025

JUBILEO DE LOS ABUELOS   4-5 de octubre de 2025

JUBILEO DE LA VIDA CONSAGRADA  8-9 de octubre de 2025

JUBILEO DE LA ESPIRITUALIDAD MARIANA   11-12 de octubre de 2025

JUBILEO DEL MUNDO DE LA EDUCACIÓN   28 de octubre – 2 de noviembre de 2025

JUBILEO DE LAS PERSONAS SOCIALMENTE EXCLUIDAS   15-16 de noviembre de 2025

JUBILEO DE LOS COROS Y DE LAS CORALES   21-23 de noviembre de 2025

CLAUSURA DE LA PUERTA SANTA DE LA BASÍLICA DE SAN PEDRO   Diciembre de 2025

DELEGADOS DIOCESANOS PARA EL JUBILEO 2025

Representante de la Conferencia Episcopal Española: Rvdo. Gustavo Riveiro D’Angelo

Delegado Diocesano para el Jubileo 2025: Rvdo. D. Francisco Javier Suárez Fernández

jueves, 21 de noviembre de 2024

El Papa Francisco anuncia la fecha de la canonización del joven italiano Carlo Acutis

(COPE) “Quiero decir que, el año que viene, en la Jornada del niño y el adolescente, canonizaremos al beato Carlo Acutis”. Con estas palabras, el Papa Francisco ha anunciado que el beato Carlo Acutis será proclamado santo durante el Jornada de los Adolescentes, fecha que se enmarca también en las celebraciones del Jubileo, entre el 25 y el 27 abril

Jubileo de los Adolescentes

El anuncio, que ha realizado durante la Audiencia General de este miércoles, ha sido recibido con gran emoción y aplausos por todos los peregrinos presentes. De esta forma, Acutis se convertirá en el primer santo nacido en la era digital.

Además, el Pontífice también ha anunciado que en el mismo Año Santo se llevará a cabo la canonización del beato Pier Giorgio Frassati. En su caso, su nombramiento se celebrará durante el Jubileo de los Jóvenes, que tendrá lugar del 28 de julio al 3 de agosto de 2025. Ambos beatos italianos son considerados patronos oficiosos de la juventud.

Sobre Carlo Acutis

Carlo Acutis, quien falleció en 2006 a los 15 años debido a una leucemia fulminante, ha sido un ejemplo de vida cristiana, especialmente para los jóvenes. Su devoción a la Eucaristía, su amor por la Virgen María y su esfuerzo por compartir la fe mediante las nuevas tecnologías lo han convertido en una fuente de inspiración. A pesar de su corta vida, Acutis ha sido reconocido como un modelo moderno de santidad. "Estar siempre unido a Jesús, ese es mi proyecto de vida", solía decir Carlo, quien comprendió desde joven la importancia de vivir según el Evangelio.

El Papa Francisco beatificó a Carlo Acutis el 10 de octubre de 2020. Su tumba, ubicada en Asís, se ha convertido en un lugar de peregrinación.

Pier Giorgio Frassati

Pier Giorgio Frassati, fallecido en 1925 a los 24 años, destacó por su incansable labor a favor de los pobres y su profunda vida de oración. Pese a su origen aristocrático, Pier Giorgio se distinguió por su humildad y cercanía con los más necesitados. Se entregó con alegría al servicio de los demás, convirtiéndose en un ejemplo de vida cristiana activa. Fue un gran montañero, escaló los Alpes y el Valle de Aosta. Su prematura muerte dejó un vacío en su familia y en la comunidad.

El Papa Juan Pablo II lo beatificó en Roma el 20 de mayo de 1990.

La Mansión de la Esperanza. Por Francisco Torres Ruiz

(In virga virtutis) “El purgatorio es el dogma del sentido común” con estas palabras se refería De Maistre al estado de las almas de “los que mueren en la gracia y en la amistad de Dios, pero imperfectamente purificados” (CEC 1030).

La doctrina católica acerca del estado de purificación tras la muerte sea quizás la que más detractores suscite en la corriente modernista de la teología como Urs von Balthasar que niega que sea tanto un estado como un lugar sino “el encuentro del pecador aún no purificado con el Kyrios que se aparece para juzgarlo”. Sin embargo, frente a sus enemigos, se alza el Magisterio de la Iglesia que afirma sin cesar su existencia. Sirva como muestra estos datos:

Ya en el I Concilio de Lyon (1245) se dice: “Finalmente, afirmando la Verdad en el Evangelio que si alguno dijere blasfemia contra el Espíritu Santo, no se le perdonará ni en este mundo ni el futuro (Mt 12, 32), por lo que se da a entender que unas culpas se perdonan en el siglo presente y otras en el futuro, y como quiera que también dice el Apóstol que el fuego probará cómo sea la obra de cada uno; y: Aquel cuya obra ardiere sufrirá daño; él, empero, se salvará; pero como quien pasa por el fuego (1 Co 3,13 1 Co 3,15); y como los mismos griegos se dice que creen y afirman verdadera e indubitablemente que las almas de aquellos que mueren, recibida la penitencia, pero sin cumplirla; o sin pecado mortal, pero sí veniales y menudos, son purificados después de la muerte y pueden ser ayudados por los sufragios de la Iglesia; puesto que dicen que el lugar de esta purgación no les ha sido indicado por sus doctores con nombre cierto y propio, nosotros que, de acuerdo con las tradiciones y autoridades de los Santos Padres lo llamamos purgatorio, queremos que en adelante se llame con este nombre también entre ellos. Porque con aquel fuego transitorio se purgan ciertamente los pecados, no los criminales o capitales, que no hubieren antes sido perdonados por la penitencia, sino los pequeños y menudos, que aun después de la muerte pesan, si bien fueron perdonados en vida” (DS 838).

En el II Concilio de Lyon (1274) se enseña: “Y si verdaderamente arrepentidos murieren en caridad antes de haber satisfecho con frutos dignos de penitencia por sus comisiones y omisiones, sus almas son purificadas después de la muerte con penas purgatorias o catarterias, como nos lo ha explicado Fray Juan; y para alivio de esas penas les aprovechan los sufragios, de los fieles vivos, a saber, los sacrificios de las misas, las oraciones y limosnas, y otros oficios de piedad, que, según las instituciones de la Iglesia, unos fieles acostumbran hacer en favor de otros” (DS 856).

En la Bula Unigenitus Dei Filius de Clemente VI (1343) se dice: “Asimismo, si crees que son atormentadas con fuego temporalmente y, que apenas están purgadas, aun antes del día del juicio, llegan a la verdadera y eterna beatitud que consiste en la visión de Dios cara a cara y en su amor” (DS1067).

Por último, el Concilio de Trento, en la XXV sesión en 1563, enseña en el decreto sobre el Purgatorio: “Habiendo la Iglesia católica, instruida por el Espíritu Santo, según la doctrina de la sagrada Escritura y de la antigua tradición de los Padres, enseñado en los sagrados concilios, y últimamente en este general de Trento, que hay Purgatorio; y que las almas detenidas en él reciben alivio con los sufragios de los fieles, y en especial con el aceptable sacrificio de la misa; manda el santo Concilio a los Obispos que cuiden con suma diligencia que la sana doctrina del Purgatorio, recibida de los santos Padres y sagrados concilios, se enseñe y predique en todas partes, y se crea y conserve por los fieles cristianos. […] Mas cuiden los Obispos que los sufragios de los fieles, es a saber, los sacrificios de las misas, las oraciones, las limosnas y otras obras de piedad, que se acostumbran hacer por otros fieles difuntos, se ejecuten piadosa y devotamente según lo establecido por la Iglesia…”.

El Catecismo Romano (1566), que recoge y sistematiza pedagógicamente la doctrina del Concilio de Trento, aborda el tema del Purgatorio cuando explica el dogma del descenso a los infiernos de nuestro Señor. Lo explica así: “existe, además, un fuego del Purgatorio, en donde se purifican las almas de los justos, atormentadas por tiempo limitado, para que se les pueda franquear la entrada en la patria eterna, en la que nada manchado entra”.

La Sagrada Escritura apunta a su existencia en el Segundo libro de los macabeos cuando califica de “piadosa y santa” (cf. 2Mac 12, 45) el orar por los difuntos. Y san Pablo afirma: “la obra de cada cual quedará patente, la mostrará el día, porque se revelará con fuego. Y el fuego comprobará la calidad de la obra de cada cual. Si la obra que uno ha construido resiste, recibirá el salario. Pero si la obra de uno se quema, sufrirá el castigo; mas él se salvará, aunque como quien escapa del fuego” (1Cor 3, 13-15). De estos datos se extrae la idea de que no se puede acceder a Dios sin pasar a través de algún tipo de purificación. Idea que será desarrollada en la patrística entre otros por Tertuliano, San Cipriano de Cartago, San Agustín o San Gregorio Magno.

Para exponer algunas ideas acerca del purgatorio de manera sistemática, seguiremos el comentario introductorio que hace a esta materia el padre dominico Fray Emilio Sauras al suplemento sobre los novísimos de la Suma de Teología de Santo Tomás de Aquino (vol. XVI).

El purgatorio se define como el lugar donde van las almas de los que mueren en gracia, pero con algún impedimento temporal que obstaculiza la entrada en el cielo. Dicho impedimento puede ser de dos tipos: a) penal, debido a los pecados perdonados, pero no reparados; y b) moral, por los pecados veniales que se tienen al morir.

Sobre las penas del purgatorio no hay nada dogmáticamente definido, sin embargo, tradicionalmente se ha hablado de dos tipos de penas: las de daño y las de sentido. La pena de daño consiste en la carencia de la visión de Dios. Las almas del purgatorio no ven a Dios temporalmente. Se trata de una pena con un dolor vivísimo en el alma y no en el cuerpo. Dice el padre Sauras: “el alma del purgatorio vive en gracia; ama a Dios muchísimo; le conoce perfectamente. No tiene ningún obstáculo que ponga sordina a la voz atrayente del Señor. Las criaturas ya no atraen a quien allí está ni le distraen. Allí solo hay Dios, que es el bien del alma, y el alma, que no siente más atractivo que el de Dios. En estas condiciones, el retraso, la tardanza y la espera han de ser dolorosísimos”. La pena de sentido, por su parte, consiste en un dolor físico, material o espiritual, que proviene de un agente creado y que es distinto al de la privación de Dios. Esta pena será mitigada por la esperanza de que tendrá fin.

También, sobre el estado de perfección de las almas del purgatorio, enseña el padre Sauras lo siguiente:

    *Las almas del purgatorio no tienen ni pueden tener pecado: porque si lo tuvieran estarían en el infierno. Las almas del purgatorio están ya confirmadas en gracia
    *Las almas del purgatorio no cometen ni pueden cometer ningún pecado venial: porque no sienten el atractivo de ninguna cosa que no sea Dios.
    *Los pecados veniales con que murieron desaparecen al morir: de ahí que vayan al purgatorio sin ninguno de ellos, tan solo con la pena temporal que han de saldar.
    *En el purgatorio, las almas no tienen ninguna inclinación moralmente mala: porque ellas están totalmente dominadas por Dios, que es lo único que les atrae ya, y al que no llegan aún por la pena que todavía tienen que saldar.
    * El purgatorio hay santidad: pero, aunque la perfección de las almas es muy grande, no pueden entrar en el cielo dado el mal de pena que deben sufrir para que la justicia de Dios quede cumplida.
Por último, cabe recordar que entre los miembros de la Iglesia purgante y los de la Iglesia militante hay una relación muy estrecha. Las almas del purgatorio ya no pueden hacer nada por sí mismas, sino que necesitan de nuestra oración y ayuda. Ésta les viene por las indulgencias y por los sufragios. El sufragio es una oración de petición, sobrenatural, que los hombres dirigen a Dios en favor de los difuntos; y puede revestir diversas modalidades: la Santa Misa, la oración vocal, las indulgencias, ayunos, limosnas, etc.

En este mes de noviembre oremos por los difuntos recordando aquellos versos: “Como te ves, yo me vi. Como me ves, te verás. Todo acaba en esto aquí. Piénsalo y no pecarás”.

martes, 19 de noviembre de 2024

El Arzobispo de Valencia preside este martes en la Catedral de la Almudena la eucaristía por las víctimas de la DANA


En el marco de la Asamblea Plenaria de la CEE

(Archivalencia) El Arzobispo de Valencia, Mons. Enrique Benavent, presidirá hoy, martes, 19 de noviembre, la eucaristía en la Catedral de la Almudena en Madrid, en memoria por las víctimas y por los afectados de la DANA en Valencia.

La eucaristía ha sido convocada por la Conferencia Episcopal Española (CEE) ante las terribles consecuencias de las riadas, en el marco de la 126ª Asamblea Plenaria. Los Obispos se trasladarán a la Catedral de la Almudena para la celebración de la eucaristía a las 19.00 horas. Los Obispos también estudiarán durante la Plenaria la situación generada por la DANA.

La sesión inaugural de la Plenaria de los Obispos españoles tiene lugar este lunes, a cargo del presidente de la CEE, Mons. Luis Argüello, y la intervención del Nuncio apostólico en España, Mons. Bernardito Auza, quien también visitó algunas zonas afectadas por la DANA, acompañado por el Arzobispo de Valencia.

Mons. Benavent también recorrió desde el viernes al sábado Benetússer, Parque Alcosa-Alfafar, Catarroja, Picanya y Paiporta junto al Prefecto del Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral de la Santa Sede, Michael Czerny, ambos enviados por el Papa Francisco que ha realizado numerosas muestras de cercanía y de petición de ayuda directa para los afectados por esta tragedia.
24 de noviembre, colecta en todas las eucaristías que se realicen en España

La eucaristía a favor de los afectados fue anunciada por el Presidente de la CEE, Mons. Luis Argüello, quien afirmó que “queremos ofrecer nuestro apoyo espiritual y nuestra invocación al Señor por el eterno descanso de las víctimas”. Además, convocó una colecta en todas las eucaristías que se realicen en España en favor de los damnificados el domingo 24 de noviembre, fiesta de Cristo Rey, colecta que será ofrecida «como una pequeña ayuda porque las necesidades económicas de reconstrucción son impresionantes y hace falta arrimar el hombro”.

Todas las diócesis de España, así como congregaciones, asociaciones, movimientos y voluntarios han expresado su solidaridad desde el primer momento de la catástrofe con ayudas directas y económicas para los afectados.

lunes, 18 de noviembre de 2024

Reflexiones sobre la normativa en los Cementerios Parroquiales de la Diócesis de Oviedo.- Por Joaquín Manuel Serrano Vila

 El cementerio parroquial es "camposanto":     

El suelo donde se entierran los católicos en espera de la resurrección está bendecido (y muchas veces se repite esta bendición el día de los difuntos) como proyección de la propia parroquia hacia la eternidad en "la resurrección de los muertos". Algunos que se dicen ateos y sus familiares, se enterraban consecuentemente en cementerios civiles,  pero ahora se está dando la incoherencia que cada vez más familias no hacen funeral a su difunto (algunos ni tan siquiera despedida civil) pero luego quieren enterrar en el "cementerio parroquial" sin presencia del sacerdote en la inhumación: ¿es esto entendible, coherente y razonable? Es como si vamos a un restaurante y le decimos al dueño que él y sus cocineros se vayan, que ya traigo yo la comida y la  preparo en sus fogones...

Al igual que los civiles, también los cementerios parroquiales tienen sus normas de obligado cumplimiento: 
Todos los cementerios (civiles y parroquiales) están sujetos a una normativa común estatal, autonómica y/ó local (Ley de Policía Sanitaria Mortuoria). Los cementerios civiles, normalmente, son de titularidad municipal; es decir, de los Ayuntamientos (a los que la Ley de Bases de Régimen Local les obliga a tener cementerio en aquellos municipios que superen los seis mil habitantes) y éstos regulan sus cementerios mediante una Ordenanza Municipal (no en todos estas Ordenanzas son iguales, pero sí muy parecidas) y que exigen su estricto cumplimiento sopena de sanciones administrativas por su incumplimienmto, o revocación de derechos: ¿Por qué entonces en los cementerios civiles se cumplen estas normas escrupulosamente y sin rechistar, y algunos se creen que en los parroquiales no rigen normas, o éstas se pueden pasar por alto?...

Conservación y financiación del Cementerio: 
Los cementerios municipales se financian a través de los impuestos municipales con los se abonan las nóminas y seguros de sus empleados, así como la conservación material del propio cementerio regido, como ya apuntamos, por estrictas normas de uso de las sepulturas o nichos, normalmente arrendados temporalmente. Con lo que realmente el mantenimiento y conservación de los cementerios municipales no sólo no es "gratis", sino que su mantenimiento sale mucho más caro que el de los parroquiales. Los cementerios parroquiales se valen para su financiación (conforme a su propia normativa que emana del Derecho Canónico, el cual regula el funcionamiento de los bienes de la Iglesia) de las cuotas de los adjudicatarios del "derecho de uso" (en los cementerios parroquiales tampoco hay "propiedad") para su conservación e, igualmente, mediante convenios con empresas funerarias o terceros. Y si bien no hay sanciones administrativas como en los civiles, si puede haber revocación del derecho de uso por el abandono de la obligación que conlleva tal derecho.  

¿De quién son los nichos: Puedo venderlos a otro particular?: 
No; no se puede vender entre particulares lo que no es propio. Continente y contenido de cualquier cementerio (municipal o parroquial) son propiedad de la institución titular (Ayuntamiento o Parroquia) y no se pueden enajenar en los cementerios parroquiales nichos o sepulturas directamente (C.S.1063-1). En los municipales, regulados por su correspondiente Ordenanza, impera normalmente un régimen de alquiler temporal. Los parroquiales funcionan mediante la aplicación de su propia normativa genérica que los regula en toda la Diócesis (Constituciones Sinodales) y que otorga en su adjudicación un "Derecho de Uso" sobre los mismos, no una propiedad. La compraventa entre particulares, además de no tener efecto alguno llegado el caso (independientemente de los pagos o acuerdos entre los actuantes) podría incurrir en un ilícito penal de "estafa", pues nadie puede vender aquello que no es de su propiedad. Lo que se enajena y por lo que se paga es por el referido "derecho de uso" sobre los nichos, condicionado éste al cumplimiento de la normativa eclesiástica imperante. Cualquier cambio, transferencia y/ó enajenación posterior deberá hacerse ante el Párroco como administrador, y éste actuará conforme a la normativa de referencia.

Si no me interesan ya los nichos, ¿qué puedo hacer? 
Puede renunciar libremente a ellos y las cargas inherentes ante el Párroco. También puede acogerse a una retrocesión compensada de los mismos, la cual se fijará en función de tiempo transcurrido desde la primera adjudicación y el estado de conservación de los mismos, y dicha compensación nunca superará el máximo de lo abonado por el derecho de uso en su día. Se evita así la especulación entre particulares (dado que los nichos son una "necesidad") y se perita la situación particular de uso en el tiempo de éstos, ocupados o no.  

¿Qué puede ocurrir si no se paga la cuota? 
Pues lo ya referido. Cuando se abandona la obligación que apareja un derecho, se abandona el propio derecho. En los cementerios civiles concluído sin renovación el alquiler, se exhuman los restos pasándolos a osarios o fosas comunes, quedando de nuevo a disposición municipal los nichos. En los parroquiales, con un criterio ético y moral cristiano ante todo, más allá de la normativa y lo puramente económico se valora cada caso en particular. Si el abandono se produce porque no quedara familia que se haga cargo, sólo se procede a la exhumación de restos y traslado al osario parroquial -siempre decoroso y cristiano- cuando la necesidad de nuevos enterramientos lo pudiera exigir. Si hubiera "dolo" en el abandono de la obligación, se podrá proceder igualmente ante la necesidad, pero de manera prioritaria al caso anterior. En cualquier caso, se tratará de avisar previamente a la familia, si la hubiere, dándoles la oportunidad de regularizar la situación y ponerse al día: ¡Siempre que sea posible!  

¿Quienes son sujetos de derecho en los nichos y sepulturas de los cementerios parroquiales? 
La Constitución Sinodal 1063-2 dice textualmente: "En los panteones perpetuos de familias serán enterrados únicamente, la mujer e hijos del concesionario. Al fallecer éste pasan los derechos al primogénito legítimo de la sangre en las mismas condiciones. Si llegara a extinguirse la línea recta, quedarán a beneficio de la Iglesia que podrá oponerse a cualquier otro enterramiento; para extender este derecho a los colaterales se necesita nuestro permiso escrito que no concederemos, sino mediante un canon que determinaremos según las circunstancias de cada caso". Es decir; los sujetos de derecho directo son el adjudicatario/a, su cónyuge y todos los hijos del matrimonio, aunque el primogénito/a tenga no sólo derecho de enterramiento, sino el de la nueva titularidad al fallecimiento del progenitor adjudicatario. Todos sus hermanos hijos del mismo matrimonio, tienen únicamente el derecho de enterramiento, pero ellos sólos, ni sus esposas ni sus hijos, pues este derecho es adquirido del progenitor y adjudicatario inicial; la generación cambia (cónyuge e hijos) con fallecimiento del titular anterior y se renueva en su primogénito. Para enterrar a cualquier otro familiar (tíos, primos, sobrinos, cuñados, etc...) se podrá solicitar, pero se aplicará un canon en caso de concesión. Esto en el Derecho Canónico, del que emana el Derecho Diocesano (Sinodales) y Derecho Parroquial que regulan los cementerios parroquiales en la diócesis de Oviedo, se resume en la expresión "Canonice el in perpetuum" (a perpetuidad, según las normas de la Iglesia), la cual reza en los títulos de concesión de "Derecho de Uso".

¿Cuáles son las obligaciones de los adjudicatarios de los nichos en un cementerio parroquial?
Los adjudicatarios del derecho de uso de nichos en cementerios parroquiales tienen la obligación de mantener la conservación y el decoro de los mismos respetando las normas, condiciones de uso e indicaciones de la Iglesia Católica como titular del cementerio (C.S. 1064), que lo hace a través de la propia parroquia bajo la autoridad y administración del Párroco. Así mismo, deberán estar al día en las cuotas de mantenimiento allá donde existan, y de las cuales depende en gran medida la conservación y el mantenimiento general y decoroso de todo el cementerio (arreglos y reparaciones generales y de espacios comunes: aceras, cubiertas, pinturas, cargas, alcantarillado, limpieza general etc.) 


¿Puedo hacer obras en "mis" sepulturas?
Sí. Y ciertamente es obligatorio mantenerlos en buen estado, pero cualquier obra de conservación o remodelación de nichos o sepulturas debe contar con el permiso de la Parroquia (Dtº742/88) y, en todo caso, deberá mantener la estética general (C.S. 1063-1) y ser realizada por empresa competente y registrada en la actividad industrial funeraria. Es decir; que no es legal que un albañil cualquiera, y menos sin autorización de la Parroquia, actúe sin estar dado de alta para tal actividad en una obra funeraria, o se dedique a enterramientos o a hacer "chapuzas" en los cementerios parroquiales. En los cementerios municipales esa situación es a todas luces imposible, pues tienen personal propio que evita la injerencia de "piratas" en estas actuaciones. La empresa funeraria concesionaria de los servicios en el cementerio y/ó la propia Parroquia, podrían presentar denuncia administrativa y/ó judicial por "competencia desleal, actividad fraudulenta y daños" por estas actuaciones exigiendo, llegado el caso, la demolición y la restitución al estado anterior de lo modificado ilegalmente.

Consideración final: 
La Iglesia tiene sus cementerios parroquiales principalmente para el servicio de inhumación de sus fieles; ni es un servicio público de enterramiento, ni tiene obligación alguna de solucionar la necesidad de enterramientos. Esto le corresponde a la administración pública. La Iglesia vela bajo su propia normativa por los que ya tiene en funcionamiento, y aunque para dar sepultura en ellos no exige "certificado de conducta y práctica religiosa", sí pide que se cumpla la normativa vigente en ellos. Por lo que aquellos que no quieran someterse a las normas de la Iglesia en esa materia, pueden optar por la inhumación bajo las reglas y ordenanzas de los cementerios civiles y municipales en una actuación más acorde y coherente a sus principios, dejando los cementerios parroquiales únicamente para los cristianos católicos.