lunes, 10 de marzo de 2025

Campaña para el Día del Seminario: Sembradores de esperanza

(C.E.E.) En esta ocasión la campaña hace referencia a tres realidades que están condicionando el tiempo en que vivimos: la conectividad que facilitan las tecnologías pero que provocan el aislamiento del presente, la soledad que a veces se vive en medio de la multitud y el dolor que provoca el sufrimiento y la injusticia. En medio de todas esas realidades, la campaña invita a descubrir las zonas luminosas de la aventura humana y el papel que tienen los sacerdotes para generar esperanza.

Cuatro rasgos de este tiempo suscitan depresión y desesperanza: la incertidumbre económica; el miedo a la enfermedad; el uso masivo de redes sociales impregnadas de ideologías y bulos; y el envejecimiento progresivo de la población. Las consecuencias se manifiestan en los altos índices de depresión y de suicidio, que se han convertido en problemas importantes de salud pública.

En este contexto social, 15.285 sacerdotes católicos desempeñan su misión en la Iglesia española cumpliendo la misión de anunciar el Evangelio y sanar las heridas de este tiempo. Esta es, también, la motivación que anima a cada uno de los 1.036 seminaristas que se forman en los seminarios de las diócesis españolas en este curso 2024-2025. Su formación está centrada, precisamente, en ir desarrollando progresivamente las actitudes y aptitudes que se necesitan para ser sembradores de esperanza siendo sacerdotes misioneros a lo largo y ancho de la geografía española. Y cada uno de estos seminaristas es una razón para la esperanza en los 82 seminarios que hay en España, reunidos en 57 comunidades formativas. Como seminaristas siguen el plan de formación vigente, un tiempo que se prolonga entre 7 y 9 años, y en el que los seminaristas atraviesan cuatro etapas: propedéutica, discipular, configuradora y de síntesis vocacional, que son indispensables para que se manifieste la idoneidad de su vocación.

En este día del Seminario se hace visible cómo el ministerio sacerdotal hace frente en muchas ocasiones a las raíces de la desesperanza. Así, frente a la incertidumbre económica, los sacerdotes son sembradores de esperanza porque se comprometen en el acompañamiento de las personas que viven en situación de soledad o enfermedad y desarrollan las 4.488 Cáritas parroquiales, que atienden más de 2,5 millones de personas necesitadas y coordinan los equipos de voluntarios en las parroquias.

Frente al miedo a la enfermedad, los sacerdotes acompañan a miles de enfermos en sus parroquias y coordinan equipos de visita y de compañía a los enfermos que viven en el territorio parroquial. Además 870 capellanes, acompañados de voluntarios de Pastoral de la Salud, sirven en los hospitales y centros asistenciales y ofrecen un acompañamiento personal a los pacientes, para confortarles en su enfermedad, independientemente de cuál sea su fe o vivencia espiritual.

Frente a las adicciones digitales y las situaciones que atraviesan los jóvenes, los sacerdotes, sembradores de esperanza, acompañan a los jóvenes en grupos de formación parroquial, en las actividades de tiempo libre y en las escuelas y colegios, en ocasiones como capellanes, profesores o tutores, velando por la educación integral de los alumnos que incluye la dimensión espiritual. Esta labor educativa también se lleva a cabo mediante un acompañamiento de las familias en situaciones de dificultad.

También frente a la despoblación y al envejecimiento demográfico, los sacerdotes son sembradores de esperanza en el mundo rural. La mitad de las parroquias que hay en España (22.921 parroquias) se encuentran en zonas rurales. Al frente de las mismas están sacerdotes que acompañan a las personas que viven allí, las atienden espiritualmente y hacen presente el Evangelio de Jesucristo en zonas muchas veces abandonadas por otras instituciones.

En definitiva, de muchas maneras los sacerdotes en España son sembradores de esperanza, en medio de una sociedad que está amenazada, precisamente, por la desesperanza. El compromiso silencioso de los sacerdotes con cada persona es generador de esperanza en el día a día, ayudando a encontrar soluciones a sus problemas y aportando un sentido a sus experiencias vitales. El motor que mueve a los sacerdotes a emprender este servicio no es otro que la propia experiencia personal de haberse encontrado con Cristo y de descubrirse llamado por él a través de la Iglesia para servir a la humanidad sembrando la esperanza del Evangelio.

El spot de la campaña ha sido producido por Ábside Media Producciones y se ha grabado en el Teatro Ramos Carrión de Zamora, con la colaboración de la Diputación Provincial.

Materiales para el Día del Seminario

Para el Día del Seminario, la Subcomisión Episcopal para los Seminarios ha preparado distintos materiales. Entre ellos están los carteles de la jornada, materiales para explicar en las catequesis, una reflexión teológica o los subsidios litúrgicos para la celebración de la eucaristía. Además, este año se ha preparado por primera vez un Viacrucis. En el marco de la Cuaresma, se aprovecha esta oración para pedir especialmente por las vocaciones sacerdotales.

La reflexión teológica está a cargo del arzobispo de Tarragona, Mons. Joan Planellas, que también resalta la llamada de los sacerdotes a ser «sembradores de esperanza por medio del ministerio ordenado» y analiza algunas de las funciones sacerdotales como el ministerio profético, pastoral o de santificación.

Lourdes Grosso: «Los 10.000 mártires de la persecución religiosa son una riqueza sobrecogedora»

(Rel./ Jorge López Teulón) La Oficina para las Causas de los Santos de la Conferencia Episcopal Española y el Instituto de Espiritualidad de la Universidad Pontificia Comillas organizan el II Foro de diálogo y estudio sobre el perdón y la reconciliación. El acto tendrá lugar en la Sala de Conferencias de la citada universidad, el jueves 13 de marzo de 17:00 a 20:00 horas.

Esta iniciativa conjunta toma como referencia unas palabras del Papa Francisco en la exhortación Fratelli tutti donde subraya la necesidad de "cultivar una memoria penitencial" y "construir caminos de paz" para sanar las heridas del pasado y liberar el futuro.

En el marco del Año Jubilar, esta segunda edición del Foro sobre el perdón y la reconciliación también resalta especialmente las palabras del Santo Padre en la bula de convocatoria del Jubileo 2025: "Perdonar no cambia el pasado, no puede modificar lo que ya sucedió; y, sin embargo, el perdón puede permitir que cambie el futuro y se viva de una manera diferente, sin rencor, sin ira ni venganza. El futuro iluminado por el perdón hace posible que el pasado se lea con otros ojos, más serenos, aunque estén aún surcados por las lágrimas" (Spes non confundit, n. 23).

En la bula, el Papa Francisco también animan a ser "instrumentos de reconciliación" para mirar con esperanza el futuro, una esperanza que nace de "la misericordia del Padre".

Nos ponemos al habla con la directora de la Oficina para las Causas de los Santos, Lourdes Grosso García, M.Id,
-¿Quién es Lourdes Grosso? ¿Cuánto lleva al frente de la Oficina y cuáles son sus competencias?

-Soy misionera idente y estoy al frente de la Oficina desde el año 2020. Este servicio fue creado en el año 2001 como un organismo dependiente de la secretaría general de la Conferencia Episcopal Española, para coordinar las causas de los mártires de la persecución religiosa del siglo XX en España (1934-1939).

»Esta preciosa y delicada misión ha estado siempre acompañada por una aspiración: encontrar vías para que la gran dedicación que exigen los procedimientos de beatificación y canonización no se acabe en el momento en que el siervo de Dios llega a los altares. Precisamente es entonces cuando se pone en marcha una importantísima dimensión pastoral, porque se propone un nuevo modelo de santidad para una diócesis, familia religiosa (beato) o para la Iglesia universal (santo). En la misión evangelizadora es importante presentar estos compañeros de camino, que son los beatos y los santos, pero también esos “santos de la puerta de al lado” que nos ayudan a hacer vida en lo cotidiano la vocación universal a la santidad.

»Por ello, desde 2020, en el marco de Novo millennio ineunte (Juan Pablo II, 2001) y de Gaudete et exultate (Francisco, 2018), la Oficina se propone, mediante sus cinco áreas (Gestión, Documentación, Formación, Pastoral de la Santidad y Publicaciones), continuar con su misión respecto de las causas de los mártires de la persecución religiosa del siglo XX en España, pero también ampliar su servicio de colaboración con las diócesis y promover la santidad en lo cotidiano y en todos los estados de vida en la Iglesia.

-¿Cómo surge la idea de este Foro sobre el perdón y la reconciliación? ¿Cuáles son sus metas?

-El Papa Francisco, en su exhortación sobre la llamada a la santidad en el mundo actual, Gaudete et exsultate, nos anima continuamente a una vida santa que, en la mayoría de los casos, se va forjando en pequeños gestos de amor cotidiano; a la vez, nos advierte de algo que bien sabemos: la otra cara del amor es el perdón. No se puede dar el uno sin el otro en una vida cristiana, en una vida plenamente humana.

»En la Oficina para las Causas de los Santos estábamos pensando en crear un espacio de reflexión y diálogo sobre el verdadero significado del perdón y la reconciliación, virtudes tan necesarias para alcanzar la paz y concordia social que todos deseamos. La oportunidad la brindó nuestra asistencia, en diciembre de 2023, a un coloquio con ocasión del quinto aniversario de la beatificación de los diecinueve mártires de Argelia, hecho que conmovió a la opinión pública mundial; sin duda recordamos a los siete monjes de Tibhirine, cuya historia se difundió especialmente en España gracias a la película De Dioses y hombres (2010).

»En nuestro equipo consideramos que se trataba de una iniciativa magnífica y asistimos a todas las sesiones, porque esta realidad nos es muy cercana. De los más de 10.000 mártires de la persecución religiosa del siglo XX en España, ya han sido beatificados 2.130 (de entre ellos 11 canonizados) y son más de tres mil las personas cuyas causas martiriales están actualmente en estudio. Una riqueza inmensa y sobrecogedora, a la vez que desconocida para muchos españoles.

»De este encuentro surgió la idea de proponer al Instituto de Espiritualidad de Comillas el trabajar juntos, iniciativa que acogieron inmediatamente tanto el director del Instituto como el decano, y nos lanzamos a esta aventura que pusimos en marcha hace un año.

-El éxito de la jornada del año pasado abre las expectativas para la de este año. ¿Cuál es el programa para el próximo jueves 13 de marzo?

-El año pasado nos centramos en el martirio, como hecho histórico, teológico y actual. Pero el Foro tiene miras más amplias. Quiere ir afrontando otras formas de violencia y de dolor que pueden darse por diferentes motivos: atentados, guerras, abandono, pobreza… Por ello, en esta segunda edición nos asomamos a la realidad del perdón tras los atentados del 11 de marzo de 2004 en la estación de Atocha (Madrid).

»El peso del Foro recae este año en la psiquiatra infanto-juvenil Mar Álvarez Segura, M.Id, que expondrá un coloquio titulado El poder terapéutico del perdón. Tras un breve descanso, se dará paso a los testimonios, que versarán sobre los atentados del 11-M y sobre el martirio -visto a través de los escritos-. Estarán a cargo del diácono permanente Fausto Marín y Jorge López Teulón, respectivamente. Los asistentes podrán participar después en un espacio de diálogo con los ponentes. Un último bloque de conclusiones y propuestas, expuesto por el equipo coordinador del evento, pondrá fin al II Foro sobre el perdón y la reconciliación.

-A veces, y más en un Madrid, hay demasiadas iniciativas, ¿qué ofrece de atrayente este Foro para que la gente asista?

-Es un tema que no deja a nadie indiferente. ¿Quién no se ha sentido herido? ¿Y quién no ha ofendido a otro alguna vez? Como dijo el Maestro, “el que esté libre de pecado que tire la primera piedra” (Jn 8, 7). Es fácil que el resentimiento, el rencor, e incluso el odio anide en lo hondo y haga difícil la convivencia con los demás y con uno mismo. Hay conflictos que se heredan de generación en generación a veces sin saber cómo inició. Familias enfrentadas, hermanos que no se hablan, amigos que en un momento dejan de serlo.

»Necesitamos amar y ser amados, necesitamos perdonar y ser perdonados. El perdón es una necesidad, una liberación, pero también una gracia. ¿Cómo perdonar? ¿Qué daño acarrea no hacerlo y qué beneficios comporta? ¿Tiene un poder sanador? Son preguntas que nos hacemos todos en algún momento y que serán abordadas desde el ejercicio profesional y la experiencia.

»Un foro para concienciarnos de la necesidad de perdonar y reconciliarnos no es una iniciativa más. Es una oportunidad.

domingo, 9 de marzo de 2025

''Mientras era tentado por el diablo''. Por Joaquín M. Serrano Vila


Hemos comenzado este tiempo de gracia, adentrándonos en el desierto cuaresmal con la imposición de la ceniza el pasado miércoles. Nos encaminamos a la Pascua; nos preparamos para ella, y así nos lo quiere recordar la palabra de Dios en de primer domingo para que no pensemos que la preparación se limita a ver los días pasar, sino a la conversión a la que estamos llamados de forma personal. Como en la Iglesia hay pecados y pecadores, a queremos ser Iglesia "a mi manera" sin renunciar a mi pecado, pues como Dios sabe ya como soy y me quiere, pues entonces nada tengo que cambiar... Es verdad que la Iglesia la formamos pecadores, personas de carne y hueso con múltiples fallos y errores, pero lo que nos debe diferenciar es precisamente ésto; que se note que somos de Cristo, que su reino ya ha comenzado en nosotros y que siendo ejemplares otros, no crean que no puedan descubrir también al Señor en nosotros. Cuando hacemos de la mediocridad rutina, y pretendemos que el Señor aplauda y apruebe nuestro comportamiento de pecado, en realidad estamos dejando que triunfe el demonio y se salga con la suya. Así en este domingo nos encontramos con un Jesús que no toma el camino fácil, que es evitar aquello que le puede sacar del camino, sino que se adentra en el desierto precisamente para enfrentarse cara a cara con las tentaciones que, a fin de cuentas, es batallar contra uno mismo. Así nos lo dice el evangelista: ''el Espíritu lo fue llevando durante cuarenta días por el desierto, mientras era tentado por el diablo''. Esta realidad la conocen muy bien las personas que ayudan a las víctimas de las adicciones: el juego, la bebida, las drogas... Uno de los pasos más duros es volver a recuperar la vida perdida, recobrar la normalidad, pues cuando pasan junto al bar, la sala de juegos o el parque donde consumían se produce la guerra interior entre lo que el cuerpo les pide y lo que la razón advierte.

La primera lectura del libro del Deuteronomio nos regala unas palabras que interpelan: ''Los egipcios nos maltrataron, nos oprimieron y nos impusieron una dura esclavitud. Entonces clamamos al Señor, Dios de nuestros padres, y el Señor escuchó nuestros gritos, miró nuestra indefensión, nuestra angustia y nuestra opresión''. A nosotros nos ocurre como el pueblo de Israel, sabemos que estamos esclavizados, en nuestro caso por el móvil, la comida, las palabrotas, el internet, el tabaco, la pereza, los cotilleos, los problemas familiares, la lujuria, el odio... Pero nos pasa como a los israelitas que dudaban de Moisés: ¿para qué aventurarnos a marchar a una tierra prometida por buena que sea, si aquí en Egipto aunque nos maltraten tenemos comida y trabajo aunque sea en situación miserable?... Esto es lo que nos ocurre también a nosotros: nos hemos acostumbrado a las cebollas egipcias, y como llegar a la tierra que mana leche y miel nos cuesta y supone ponerse en camino a través del desierto, preferimos quedarnos como esclavos de todo. Por eso el salmista canta orando: ''Quédate conmigo, Señor, en la tribulación''; que no significa que el Señor se quede a vivir conmigo mientras me regodeo en mi pecado, sino que lo haga para ayudarme a salir del pecado y  de la mala inercia que tengo que me lleva a pasar malos, duros y oscuros momentos, hasta que pueda ver la luz. Hubo una época en que se habló mucho de Cristo como libertador, y de su liberación, pero precisamente esa fue la época en la que la teología fue más esclava de las ideologías, pues cuando se pretende asfixiar y manipular el evangelio bajo determinadas teorías filosóficas, sociológicas o ideológicas, o en un refrito de todas, se pierde la autenticidad de la Buena Noticia, se tergiversa la verdad de Dios y desaparece el cariz de lo sobrenatural como origen y fin de nuestro destino. Una de las grandes "víctimas" de esas corrientes falsarias ha sido el sacramento de la penitencia, donde verdaderamente experimentamos la libertad cada vez que proponemos levantarnos de nuestras caídas. 

El evangelio de este domingo nos presenta el conocido pasaje de "las tentaciones"; el icono donde poder evaluar el encuentro entre el mal y la miseria que acompaña nuestra vida de pecado, y la virtud que propone la Cuaresma con la perspectiva trascendente de la Pascua, pues el demonio se va hacer presente en nuestro día a día; unas veces nos ganará él y otras nosotros, pero no se va a rendir nunca y va a seguir intentándolo siempre. San Lucas concluye el relato diciéndonos no que Jesús derrotó a Satanás y no le volvió a molestar, sino que nos ''Acabada toda tentación, el demonio se marchó hasta otra ocasión''... Siempre está buscando la oportunidad de alejarnos de Dios y de lograr nuestra ruina espiritual y nuestra condenación. He aquí la lucha inacabada de nuestra condición humana y cristiana: seguir el camino del Señor en su plan de salvación para mí, o seguir uno propio a sus espaldas inducido por el demonio... Jesús se retira al desierto no por ingenuidad u orgullo, sino para darnos ejemplo en nuestro camino y lucha. El Catecismo de la Iglesia Católica en su nº 539 nos presenta esta escena como un anticipo de la Pascua: ''Los evangelistas indican el sentido salvífico de este acontecimiento misterioso. Jesús es el nuevo Adán que permaneció fiel allí donde el primero sucumbió a la tentación. Jesús cumplió perfectamente la vocación de Israel: al contrario de los que anteriormente provocaron a Dios durante cuarenta años por el desierto (cf. Sal 95, 10), Cristo se revela como el Siervo de Dios totalmente obediente a la voluntad divina. En esto Jesús es vencedor del diablo; él ha "atado al hombre fuerte" para despojarle de lo que se había apropiado (Mc 3, 27). La victoria de Jesús en el desierto sobre el Tentador es un anticipo de la victoria de la Pasión, suprema obediencia de su amor filial al Padre''. 

Si nos fijamos en el orden de las tentaciones y su significado, vemos que primero está la tentación del beneficio propio, de darle al cuerpo lo que pide; en el caso de Jesús vemos que como estaba ayunando y sentía hambre, el diablo le propone convertir las piedras en pan. Esta tentación también la vivió el pueblo en el desierto cuando se volvieron contra Moisés y empezaron a peguntarle: ¿para qué nos hiciste salir de Egipto, para morir en el desierto?... Y el Señor les envió el maná desde el cielo, mientras que a nosotros nos da algo aún mayor como es él mismo en su presencia eucarística. La segunda tentación es la del poder: el demonio le promete darle poder y gloria si se postra ante él y le adora. También esto lo vivió el pueblo elegido cuando en el desierto adoraron a un becerro de oro; cuántas veces nos postramos ante los diosecillos de quita y pon de nuestro mundo con tal de subirnos al carro del poder... Y, finalmente, la tercera (aquí hay un cambio de orden; otros evangelistas ponen esta "tentación del alero del templo" como la segunda, pero San Lucas la pone intencionadamente como la tercera). El diablo lleva a Jesús a lo alto del templo de Jerusalén diciéndole lo que estaba escrito: “Ha dado órdenes a sus ángeles acerca de ti, para que te cuiden”: ¿busco en mi vida obedecer a Dios o que Dios obedezca mis planes? He aquí otro anhelo del pueblo errante en el desierto, no poder tener un lugar físico donde alabar al Señor, la ausencia de ese espacio del templo como signo mesiánico. ¿Y por qué San Lucas pone esta tentación como la tercera y no como la segunda? Pues en opinión del Evangelista, en Jesús todo empieza y termina en Jerusalén.

Evangelio Domingo I de Cuaresma

Lectura del santo Evangelio según San Lucas 4, 1-13

En aquel tiempo, Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán y el Espíritu lo fue llevando durante cuarenta días por el desierto, mientras era tentado por el diablo.

En todos aquellos días estuvo sin comer y, al final, sintió hambre. Entonces el diablo le dijo:
«Si eres Hijo de Dios, di a esta piedra que se convierta en pan».

Jesús le contestó:
«Está escrito: “No solo de pan vive el hombre”».

Después, llevándole a lo alto, el diablo le mostró en un instante todos los reinos de! mundo y le dijo:
«Te daré el poder y la gloria de todo eso, porque a mí me ha sido dado, y yo lo doy a quien quiero. Si tú te arrodillas delante de mí, todo será tuyo».

Respondiendo Jesús, le dijo:
«Está escrito: “Al Señor, tu Dios, adorarás y a él solo darás culto”».

Entonces lo llevó a Jerusalén y lo puso en el alero del templo y le dijo:
«Si eres Hijo de Dios, tírate de aquí abajo, porque está escrito: “Ha dado órdenes a sus ángeles acerca de ti, para que te cuiden”, y también: “Te sostendrán en sus manos, para que tu pie no tropiece contra ninguna piedra”».

Respondiendo Jesús, le dijo:
«Está escrito: “No tentarás al Señor, tu Dios”».

Acabada toda tentación, el demonio se marchó hasta otra ocasión.

Palabra del Señor

sábado, 8 de marzo de 2025

Desde nuestro brocal: Del carnaval y otras fanfarrias

 De nuevo aparecen las charangas con sus comparsas y notas de desenfado con más o menos gusto e ingenio en el carnaval de estas fechas. Es tiempo de asomamos a las cenizas y carnavales del comienzo de la cuaresma, y podría parecer que los cristianos estamos ante una pugna, con ese pulso que cada año dicen que volvemos a plantear frente a todos. Es fácil endosarnos el uniforme oscuro, en divisa cenicienta, que da la impresión de que somos gente dura, gente triste, amiga siempre del recorte de cualquier abundancia. Así se nos caricaturiza en no pocos foros de la opinión pública y en la publicada. Pero, evidentemente, no nos reconocemos en tal atuendo ni es nuestro tan ajeno disfraz.

Para no pocos, la cuaresma es como una especie de secular venganza de la Iglesia contra la alegría, contra la visión optimista y juguetona de la existencia. Llega la cuaresma cristiana y su mensaje sigue resultando extraño para tanta gente. Tanto que, algunos organizan su correspondiente vacuna folclórica: se sacan las coreografías del carnaval al uso, con disfraces y caretas, caravanas divertidas, bacanales a medida, desenfrenos de encargo y orgías pagables con tarjeta de crédito negras o multicolor. Y los cristianos dale con su cuaresma, con sus ayunos, sus limosnas y su oración. Quien tuviera que hacer una crónica apresurada de este escenario, tendría un fácil titular periodístico: la vieja batalla entre la señora cuaresma y don carnal, entre el libertinaje y los diez mil mandamientos, entre el paraíso fiscal del vale todo y el infierno penal de todos los peajes.

Así las cosas, es justo y necesario que nos preguntemos si los cristianos somos tan extraños y obsoletos de verdad. ¿Nos embarca la Iglesia cada año a un viaje tan triste y sin final? No faltarán los que, alardeando de cuatro ideas religiosas prendidas del baúl de sus pretéritos, digan incluso: pero ¿no os ha resucitado Cristo ya? ¿A qué vienen, pues, todas estas alharacas cenicientas en las que la Iglesia se empeña cada año? Y surge casi inevitable la inevitable conclusión: que los cristianos han perdido el tren de la vida, repiten sus trasnochadas cantinelas, y sus musas son sirenas de la nada.

Hemos de decir que los cristianos creemos, por supuesto, que Cristo ha resucitado. Pero nosotros no. En nuestra vida quedan aún tantas cosas que tienen pendiente la pascua del Señor, tantas zonas en las que su luz resucitada todavía no ha entrado iluminando. Y año tras año hacemos el camino cuaresmal con la alegría del evidente realismo que deja fuera cualquier hipocresía, sin disfraces ni caretas: necesitamos resucitar también nosotros. Y lo hacemos andando el camino de Jesús. No creemos en una alegría fugaz, prestada, escondida tras una careta que tapa una realidad mucho menos halagüeña. Creemos en una alegría que es fruto de la verdad, de la verdad de nuestra vida, porque sólo la verdad nos hace libres y nos da esa alegría que nadie nos podrá arrebatar (cf. Jn 16, 22). Por eso no nos disfrazamos en carnaval, porque tenemos bastante indumentaria con nuestra humilde realidad que reclama una verdadera y gozosa transformación.

La cuaresma que nos aprestamos a iniciar no es un túnel negro e inevitable que cada año hemos de recorrer los cristianos. Es un camino por el que volvemos a tomar el sendero que habíamos perdido, la paz que habíamos quebrado, la belleza que habíamos manchado, la bondad que habíamos embrutecido y la fidelidad que habíamos traicionado. Todos tenemos, en mayor o menor medida, necesidad de volver, esa vuelta que en el lenguaje cristiano llamamos conversión. Volver a empezar dejándonos abrazar por una misericordia infinitamente mayor que todos nuestros traspiés pecadores. Por eso, tras las fanfarrias carnavaleras, seguimos humildemente el camino que nos conduce a la luz pascual, donde la bondad y la verdad se besan, y la belleza nos quita el luto en la fiesta que no se acaba jamás.

+ Fr. Jesús Sanz Montes, ofm,
Arzobispo de Oviedo

¿La mujer nace o se hace?, nueva campaña de la ACdP para el 8-M

(Religión confidencial) La Asociación Católica de Propagandistas ha vuelto a lanzar este año una nueva campaña, con motivo del 8 de Marzo, con el lema “¿La mujer nace o se hace?”.

Debate de profundas implicaciones antropológicas

La campaña parte de una pregunta para invitar a la reflexión en torno a una cuestión altamente sensible en nuestra sociedad, y que compromete de lleno a la dignidad de las mujeres.

Asimismo, plantea la necesidad de no dar por cerrado, desde planteamientos reduccionistas, un debate de profundas implicaciones antropológicas, sociales, educativas, filosóficas e incluso económicas.

Voz a los expertos

La campaña contrapone y subraya la disyuntiva expuesta, en 1949, por la histórica figura feminista Simone de Beauvoir –“No se nace mujer: se llega a serlo”–, para enfatizar el hecho de que, si bien los sentimientos y decisiones del individuo pueden influir en su vida, la naturaleza de la realidad no puede alterarse al antojo del sujeto, aunque así lo afirmen corrientes de pensamiento, modas filosóficas o praxis activistas.

Además, busca poner sobre la mesa la importancia de dar voz a los expertos, que pueden enriquecer con su formada visión al conjunto de la población española, al tiempo que alude a los más que preocupantes intentos censores de aquellos que buscan imponer una única visión sobre la realidad de la naturaleza femenina.

La naturaleza de la mujer

De este modo, y con motivo de las reivindicaciones en torno al 8-M, la Asociación Católica de Propagandistas aborda la cuestión de la naturaleza de la mujer a partir de las premisas antropológicas que propone, de forma legítima, el Magisterio de la Iglesia católica, siempre en bien de la persona y de la sociedad.

El cartel no incorpora imagen, pero utiliza los tonos negros y morados propios del movimiento feminista, y podrá verse en cientos de marquesinas y vallas publicitarias de 44 municipios de toda España como Sevilla, Madrid o Zaragoza.

En detalle, los municipios de toda España en los que se podrá ver la campaña son: Santander, Gijón, Oviedo, Valladolid, Burgos, Córdoba, Zaragoza, Huesca, Madrid, Zamora, Ávila, Algeciras, Cádiz, Málaga, Estepona, Marbella, Sevilla, Camas, Dos Hermanas, Tomares, Utrera, Valencina de la Concepción, Huelva, Jaén y Mérida.

Y dentro de la Comunidad de Madrid, en Alcorcón, Algete, Arganda del Rey, Boadilla del Monte, Ciempozuelos, El Escorial, Fuenlabrada, Getafe, Leganés, El Molar, Móstoles, Pozuelo de Alarcón, San Sebastián de los Reyes, Torrejón de la Calzada, Tres Cantos, Velilla de San Antonio, Villanueva de la Cañada, Villanueva del Pardillo y Villaviciosa de Odón.
Tercera campaña de la AcDP

Se trata de la tercera campaña de la ACdP con motivo del 8-M, tras las lanzadas en 2024 con el lema ''Isabel la católica, modelo de mujer para el siglo XXI”, la de 2023 “8-M a favor de la familia y la maternidad”, y la de 2021, “La mejor mujer”, que acumulan más 800.000 visualizaciones en Youtube. 

viernes, 7 de marzo de 2025

Reflexión del Arzobispo de Oviedo para este primer viernes de Cuaresma

 

40 Días por la Vida inicia su campaña de Cuaresma: «España aún es tierra fértil para evangelizar»

(Rel.) Este 5 de marzo, Miércoles de Ceniza, 40 Días por la Vida comienza su primera campaña de oración y ayuno de 2025 en todo el mundo y que se extenderá hasta el próximo sábado 12 de abril. En España, los integrantes de la organización que ha registrado al menos 25.300 vidas salvadas del aborto por la oración se muestran optimistas y esperanzados por unas campañas que tras 15 años se consolidan y cuyos frutos empiezan a ser palpables.

Nayeli Rodríguez, coordinadora de 40 Días por la Vida en España, y Alicia Gómez-Monedero, responsable de comunicación, celebran “con mucha ilusión” una campaña que comienza rompiendo récords en su número de campañas de oración activas.

“Por primera vez rompemos la barrera de las 30 campañas y estamos muy felices y agradecidos con el Señor, porque queda constancia del compromiso de los voluntarios por su defensa del no nacido”, comenta Rodríguez.

Voluntarios e interesados pueden consultar y apuntarse a las campañas activas de 40 Días por la Vida desde su página web.

“España tiene un papel importante en la batalla provida”

Como parte de ese aumento en el número de campañas, 40 Días por la Vida celebra las tres activas en Barcelona, las dos que empiezan a celebrarse completas en Madrid -antes, las 12 horas de oración solo eran en Dator, ahora también en Isadora- o en Talavera, cuyos voluntarios incrementan sus horas de oración en una localidad que carece de un abortorio formal.

Entre las campañas que comienzan su andadura este 2025 destacan la de Tenerife y la de Gerona, un histórico objetivo que 40 Días por la Vida llevaba años persiguiendo ante la dificultad para coordinar a los voluntarios.

Rodríguez persigue el día en que todas las provincias de España tengan una campaña de oración activa para acabar con el aborto.

“La fuerza que el movimiento está tomando en nuestro país nos deja ver que España es todavía una tierra fértil para la evangelización. Tenemos un papel importante en la batalla provida no solo dentro de nuestras fronteras sino en Europa e Hispanoamérica”, comenta.

Con estas incorporaciones, las ciudades que pasan a contar con campañas activas en España son: Albacete, Alicante, Barcelona, Burgos, Bilbao, Castellón de la Plana, Córdoba, San Sebastián, El Puerto de Santa María, Gerona, Gijón, Las Palmas de Gran Canaria, Madrid, Málaga, Murcia, Oviedo, Pamplona, Santa Cruz de Tenerife, Santander, Sevilla, Talavera de la Reina, Tarragona, Toledo, Valencia, Valladolid y Vitoria.

“La ley de acoso no nos afecta: en 40 Días se reza, nunca acosa”

Este mes de abril, conforme se desarrollarán las vigilias de oración, se cumplirán tres años desde la aprobación de la ley que afirma perseguir el hipotético acoso provida a mujeres que acuden a abortar a las clínicas. Aunque 40 Días por la Vida cuestiona que la ley se ha empleado como “arma política” contra la organización provida, Rodríguez y Gómez-Monedero matizan que “la ley no afecta” a los voluntarios.

Las campañas activas de 40 Días por la Vida están recogidas en su página web.

“En la ley se condena el acoso y 40 Días por la Vida nunca acosa. Somos un movimiento de oración silenciosa y presencia pacífica, nunca ningún miembro de 40 Días por la Vida España ha cometido actos intimidatorios hacia mujeres o trabajadores de centros. Se ha intentado asustar a los voluntarios utilizando esta ley, pero con nuestro equipo de abogados estamos en buenas manos. Estamos organizados y no vamos a renunciar a nuestro derecho a la libertad religiosa, a la defensa del no nacido ni a la defensa de la verdad. Con el miedo es cómo se mueve el demonio y no se lo vamos a poner fácil” detallan las provida.

Los frutos: “No podemos exigirlos, pero los vemos”

40 Días por la Vida comienza su campaña con esperanza y optimismo, en buena parte debido a la celebración de su congreso internacional el pasado mes de febrero en Barcelona.

En el mismo congreso participó Ramona Treviño, exgerente en un centro de Planned Parenthood, que relató su primer contacto con uno de los provida mientras rezaba frente al abortorio. Verla rezando fue lo que le impulsó a abandonar su empleo.

En el congreso, Treviño habló por experiencia propia al considerar a los empleados de la industria del aborto como una de las principales intenciones a encomendar en la oración de los voluntarios.

“Luchamos por las almas de las mujeres que entran, pero también por las de las personas que participan de los abortos que están perdidos. Yo estaba perdida y de no ser por 40 Días por la Vida yo seguiría muerta en vida. No les juzgamos, rezamos por ellos y les mostramos la misericordia de Dios”, expresó.

Como Treviño, también Rodríguez y Gómez-Monedero recuerdan que nunca se sabe el impacto que podría tener la oración frente a los abortorios. Si se compara al impacto de Estados Unidos, donde los centros que cierran y empleados que renuncian se pueden contar por decenas cada año, los voluntarios de otros países podrían caer en el desánimo.

Sin embargo, y tras 15 años de campañas, las provida también comienzan a ver “resultados palpables”. En España, ya son tres los trabajadores de centros que han renunciado y más de 50 las madres que han seguido adelante con sus embarazos, a lo que se unen “los muchos frutos espirituales que no se ven”.
“Como la luz de una vela en mitad de la oscuridad”

“La oración transforma. Creo que no cabe la desesperanza, la oración acompañada del ayuno es la clave para estar al pie del cañón sabiendo que es Dios quién va por delante”, comenta Gómez-Monedero, que comparte con Rodríguez la percepción de que en las campañas de Cuaresma se participa “con más ganas y más consciencia de la importancia del sacrificio y la penitencia”.

Entre las miles de vidas cambiadas y salvadas por la oración, las provida recuerdan el testimonio de una voluntaria que se encontró con una madre antes de abortar:

“La señora le dijo a la mujer que Dios la amaba, que no lo hiciera. La mujer abortó. Y cuando salió, la señora que estaba rezando le dijo que Dios la seguía amando, que no se olvidaba de ella y que estaba ahí rezando para ayudarla si lo necesitaba, que no estaba sola. La mujer cayó por 20 años en una depresión y después de su conversión contó que, en los momentos más difíciles, se acordaba de aquella señora que le dijo que Dios le amaba. Era como la luz de una vela en mitad de la oscuridad”.

El cambio de enfoque en la batalla provida

Este 2025 se cumplen nueve años desde que comenzó la oración de 40 Días por la Vida en España. En casi una década, consideran que la vida se está viendo más atacada conforme pasa el tiempo, y que por tanto la batalla por la vida “es más evidente y está más presente en el debate social”.

Entre los cambios que ha experimentado la defensa de los no nacidos, desde 40 Días por la Vida se observa un cambio en la forma de abordar el aborto.

“Sabemos que no es una batalla contra la carne sino contra el espíritu. El demonio está detrás del aborto, aunque muchos no lo vean”, comentan.

También creen que 40 Días por la Vida ha contribuido a cambiar la forma en que se mira al empleado de la industria del aborto. Para ellas, “son víctimas y también necesitan conversión y conocer la misericordia de Dios. Ya no solo rezamos por las madres y sus bebés sino por cualquier persona que esté relacionada con esta industria. No juzgamos a nadie, queremos ser reflejo del amor de Dios a pie de calle”.

Por último, reconocen el fuerte impacto de la oración en la batalla provida: “Nuestros políticos, ateos, lo reconocen en sus esfuerzos por acallar la oración presencial. Más prueba de ello creo que no hay. Sin quererlo han reconocido la existencia de Dios y el poder de la oración. Ahora hay que perseverar y seguir confiando”.

Lo que se ha aprendido en 15 años

La lucha provida no es lo único que ha cambiado en la última década. Según Rodríguez, desde 40 Días por la Vida se han aprendido e interiorizado algunos aspectos cruciales:

1º En estos nueve años hemos aprendido la importancia de trabajar juntos en toda España, independientemente de nuestro carisma en el que estemos en la Iglesia, todos juntos somos más fuertes. Si estamos más organizados, el demonio encuentra menos puntos pon donde atacar.

2º Hemos aprendido también la importancia de tener cabeza, la importancia de utilizar herramientas y la inteligencia que nos ha dado el Señor para servirle mejor, de acudir a profesionales y expertos que nos puedan orientar. Claro que se ve como el demonio parece que a veces campa a sus anchas en esta cultura de la muerte, pero se le puede vencer y lo estamos viendo.

3º En equipo, la oración por el fin de aborto no solo contribuye a este fin, sino a la conversión de España y de todos nosotros. Aunque parezca que nuestra nación está inmersa en el ruido, tiene sed de oración, y prueba de ello es ver cómo se extienden las campañas. Confiamos en que un día nuestro país estará lleno de campañas.

4º Y también hemos aprendido que el Señor recompensa con creces. Cada vez que le damos un sí, nos sostiene y recompensa con creces. Por ejemplo, cada vez que una persona decide organizar una campaña en su ciudad por primera vez, vienen muchísimos miedos y tentaciones. A veces, a algunos se les desestabiliza su vida personal y entran dudas de si hacerlo o no porque requiere mucho esfuerzo y asusta. Pero cada vez que dan un sí con fuerza y convencimiento, el Señor recompensa.

5º Aquellas ciudades que son grandes y están cómodas con una campaña, pues abren otra o incluso una tercera. Da mucho vértigo porque aterra no llenar la campaña pero cada vez que se ha dado este salto, el Señor multiplica por tres, es impresionante.

6º Además hemos aprendido que el aborto tiene sus días contados. Vemos como está actuando el Señor y sabemos que Cristo ha resucitado. En esa confianza de Cristo resucitado sabemos que hará justicia en este mundo, porque lo está haciendo ya de muchas formas, poco a poco, se acerca y avanza.

jueves, 6 de marzo de 2025

El Papa sigue estable y da las gracias por las oraciones en un mensaje grabado

Boletin de la Oficina de Prensa de la Santa Sede sobre la salud del Papa:

«Las condiciones clínicas del Santo Padre se han mantenido estables con respecto a los días anteriores. Tampoco hoy ha presentado episodios de insuficiencia respiratoria. El Santo Padre ha continuado con beneficio la fisioterapia respiratoria y la motora. Los parámetros hemodinámicos y los análisis de sangre se han mantenido estables. No ha presentado fiebre.

Los médicos mantienen aún el pronóstico reservado. En consideración a la estabilidad del cuadro clínico, el próximo boletín médico se difundirá el día sábado.

Hoy, el Santo Padre se ha dedicado a algunas actividades laborales durante la mañana y la tarde, alternando el descanso y la oración. Antes del almuerzo ha recibido la Eucaristía».

Palabras del Papa a los fieles en San Pedro:


Rosario del día de hoy 06/03/2024 presidido por el Cardenal Artime asturiano:

Cuaresma: tiempo de conversión, esperanza y misericordia. Por Joaquín Manuel Serrano Vila

Comenzamos en pleno Año Jubilar este bendito tiempo de Cuaresma cuya meta no ha de ser únicamente el próximo domingo de Pascua, sino nuestro deseo de alcanzar la eternidad. El Papa Francisco (por el que os ruego oraciones en este Tiempo mientras está en el lecho del dolor) en su mensaje para esta Cuaresma 2025 titulado “Caminemos juntos en la esperanza”, nos regala el algunas claves para nuestra reflexión. Debemos ver la Cuaresma como un camino de fe y esperanza donde guiados por la Iglesia queremos hacer nuestra la invitación que cada año se nos hace, como un tren que llega a nuestra estación y tenemos la opción de tomarlo o dejarlo pasar de largo pensando que habrá tiempo para otro. No desaprovechemos esta oportunidad de poner el corazón a punto para celebrar desbordantes de gozo la Pascua florida. Habla el Romano Pontífice de tres llamadas a la conversión para hacerlas nuestras en este peregrinar cuaresmal de 2025: Caminar, Caminar juntos y Caminar juntos en la esperanza. El camino que nos disponemos a recorrer teniendo como punto de partida este miércoles de ceniza no es otro que nuestro encuentro íntimo y personal con Jesucristo resucitado, núcleo central de esta fe que profesamos y que tan bellamente proclama el credo de Nicea: ''resucitó al tercer día según las escrituras y subió al cielo; y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria, para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin''... Y es que tenemos claro que sólo Jesús vivo y glorioso, vencedor de la muerte y el pecado es garantía de vida eterna. Si todos los años remarcamos que la Cuaresma es tiempo de gracia y tiempo de conversión, cuánto más al celebrar este Jubileo de 2025 en el que nos reconocemos "Peregrinos de Esperanza".

Como el pueblo elegido de Israel se nos ofrece emprender el camino hacia la libertad, hacia la tierra que mana leche y miel. A ser peregrinos por el desierto; sí, pero no solos, sino con Cristo que camina a nuestro lado ó, mejor dicho, somos nosotros los que queremos unirnos a su retiro en la estepa. Así nos lo recuerda el Catecismo de la Iglesia Católica en su nº 540: ''La Iglesia se une todos los años, durante los cuarenta días de la Gran Cuaresma, al Misterio de Jesús en el desierto''. Necesitamos invocar al Espíritu Santo para que nos llene con el don de fortaleza ante el recorrido que nos espera en estos cuarenta días en que hemos de ser capaces de salir de nuestras comodidades y de la inercia de una vida espiritualmente mediocre, para crecer como seguidores de Jesús de Nazaret cargando con nuestras propias cruces y siguiéndole en la subida al Calvario. Es hora de ponerse en camino, y no de quedarnos sentados y de brazos cruzados. El Señor nos dice: ''Conviértete y cree en el Evangelio''... Se nos pide cambiar, ser mejores, y esto al demonio (que haberlo, ¡háilo!) le pone muy nervioso, por eso también se nos va aparecer en esta cuaresma en nuestro particular camino, y nos va a susurrar en el oído: ríndete; cuarenta son muchos días, quédate como estás, disfruta la vida... Hoy es el día en que debemos planificar los objetivos de esta cuaresma: en estos cuarenta días no voy a fumar, decir palabrotas, beber, pelearme, ser perezoso cuando suene el despertador, no voy a malgastar el dinero en caprichos... Cada uno sabe en que tiene que mejorar y dónde le apreta la china en el zapato. 

Y hay un detalle que nos pasa desapercibido con frecuencia cuando nos decimos: "yo voy a vivir mi cuaresma lo mejor posible, pero del resto del mundo no quiero saber nada''. Lo verdaderamente difícil que se nos pide no es salvarme únicamente yo, sino ayudar a los demás a salvarse y salvarme yo con ellos. Es un poco como en el hundimiento del "Titanic": hubo personas que sólo buscaron salvarse ellas sin mirar a los lados, mientras que otros sí que se preocuparon en ayudar al que se encontraban, fuera conocido o desconocido. Yo puedo decir que soy un católico ejemplar o una cristiana modélica, pero pasamos junto pobres "que no vemos"... La que se sienta en mi banco no tiene categoría para sentarse conmigo; al cura lo tengo atragantado; a las monjas no las soporto; las catequistas me parecen antipáticas... ¡Alerta! ese corazón necesita sanación, necesita recordar lo misericordioso que Dios ha sido para ti y tus flaquezas, y empieces a ver y valorar la belleza escondida de cada persona por sencilla que sea como fuere pasan a tu lado cada día. Ábrete al amor de Dios, confía en su promesa, y no nos cerremos a nosotros mismos las puertas de la vida eterna. 

Este tiempo de preparación a la Pascua es un peregrinar hacia el sentido mismo de la esperanza cristiana, la mañana de resurrección y la certeza del sepulcro vacío como inicio de la vida que no acaba. Por eso nos preparamos de una forma muy concreta como pedimos en la oración colecta de la misa del miércoles de ceniza: que el Señor nos conceda ''al luchar contra los enemigos espirituales, seamos fortalecidos con la ayuda de la austeridad''. Y la ceniza es precisamente un signo penitencial de nuestra pobreza, de lo poco que somos y en lo que acabaremos siendo de nuevo aunque nos creamos muy grandes e importantes. La ceniza también es sucia, por lo que nos representa igualmente bien: somos pecadores necesitados de misericordia. Así lo reconocemos públicamente al dejarnos marcar en nuestras frentes o cabezas, de forma que ya estamos reconociendo nuestro sentir interior: ''Señor soy frágil, pero quiero volver a ti''... María nos va a acompañar en esta Cuaresma de modo muy especial como Madre de Esperanza; en muchos lugares representan esta imagen de Nuestra Señora con un ancla, y es que ese es el símil de la santa virtud, y a Ella nos agarramos hasta el final como el barco en plena tormenta, que para evitar ser arrastrado por la corriente y la tempestad envía al fondo del mar su ancla para aferrarse a las rocas firmes ante el oleaje. 

De corazón os deseo a todos una fructífera Cuaresma para crecer en esperanza por medio de la oración, el ayuno y la limosna.

Joaquín, párroco

«El ayuno cristiano es aquel que nos invita a prescindir de lo que no nos permite crecer como hijos de Dios»

(Iglesia de Asturias) Esta mañana tenía lugar, en la capilla del Espíritu Santo de la residencia del Seminario Metropolitano, la celebración de la eucaristía en el Miércoles de Ceniza, inicio de la Cuaresma. Estuvo presidida por el Arzobispo de Oviedo, Mons. Jesús Sanz, quien se encontraba dirigiendo un Retiro espiritual a los seminaristas. A la celebración asistió toda la comunidad del Seminario y así, junto con los seminaristas y formadores, se encontraba también la comunidad de Franciscanas del Buen Consejo, la comunidad de Focolarinas y el personal no docente.

En su homilía, Mons. Sanz recordó que «vivimos un año tras otro la Cuaresma y se corre el riesgo de acostumbrarse y que este tiempo no nos aporte nada», pero, «tal y como nos dice el Apóstol Pablo en la segunda lectura de hoy, hemos de estar abiertos a que Dios nos pueda sorprender, tenemos que dejarnos reconciliar por Dios». «A veces –señalaba el Arzobispo de Oviedo en su homilía–, nuestra relación con Dios, con los hermanos y con la propia vida se nos descoloca, y estos tres interlocutores, Dios, hermanos y la vida, nos piden continuamente ser reconciliados. Cuando esto sucede, cuando se desajusta esta triple relación, se nos invita a la reconciliación, a poner a Dios en primer lugar, para con Él, con sus hijos y en medio de nuestra vida, seguir creando nuestra historia inacabada».

Recordó también Mons. Sanz los tres gestos típicamente cuaresmales que propone el Evangelio:

«El ayuno, que no debemos confundir con el Ramadán, ni tampoco con una dieta –dijo–. El ayuno cristiano es el que me invita a prescindir de todo aquello que no me alimenta, que no me permite crecer como hijo de Dios, como verdadero cristiano». Por otro lado, «la oración, que a veces confundimos con la recitación de oraciones, que también, pero la oración de la que Jesús da testimonio, es la conciencia que tenemos de ser, en todo momento, acompañados por un Dios que no se ausenta –explicó–. El creyente es aquel que se sabe en todo momento acompañado y mirado por Dios, no como si fuera un fiscal o un gendarme, sino con la mirada de un Padre. La oración es sabernos mirados, queridos y esperados por ese Dios que no se ausenta, que tiene algo que decirme amorosamente».

Y finalmente «la limosna», «que no son sólo las monedas que podemos ofrecer a una persona que las necesita, que también si lo hacemos con la conciencia de por Quién lo estamos realizando, sino que es la entrega de mi vida a los demás, desde nuestra vocación. La limosna de nuestro tiempo, de nuestra inteligencia, de nuestro afecto a quienes tenemos delante y lo pueden necesitar».

«La ceniza –dijo al finalizar– es un recordatorio vivo de nuestro origen. No solo el símbolo y el recordatorio de la tierra de la que nacimos y a la que volveremos, sino del destino al que hemos sido llamados. Por eso, se nos invita a la conversión».

Francisco habla de la muerte en su homilía de las Cenizas: «Una realidad con la que debemos lidiar»

(Rel.) El cardenal Angelo de Donatis, que presidió la celebración litúrgica del Miércoles de Ceniza en la basílica de Santa Sabina, fue el encargado de leer la homilía preparada por Francisco para el inicio de la Cuaresma.

Memoria y esperanza

Las cenizas impuestas este día “reavivan en nosotros la memoria de lo que somos, pero también la esperanza de lo que seremos”, comienza el texto del Papa.

“Recibimos las cenizas inclinando la cabeza hacia abajo, como para mirarnos a nosotros mismos, para mirarnos dentro”, como una ayuda para “hacer memoria de la fragilidad y de la pequeñez de nuestra vida”: “Somos polvo, del polvo hemos sido creados y al polvo volveremos”, resumió, repitiendo las palabras con las que se imponen las cenizas resultantes de quemar las Palmas del año anterior.


Sin "exorcizar" ni "excluir" la muerte

Tras enumerar algunas de esas experiencias de fragilidad, entre las que el Papa incluyó, además de los fracasos y debilidades personales, otros “polvos en suspensión que contaminan el mundo” (“la contraposición ideológica, la lógica de la prevaricación, el regreso de viejas ideologías identitarias que teorizan la exclusión del otro, la explotación de los recursos de la tierra, la violencia en todas sus formas y la guerra entre los pueblos”), hizo referencia a la muerte.

Nuestra fragilidad “nos recuerda el drama de la muerte, que en nuestras sociedades de apariencia intentamos exorcizar de muchas maneras e incluso excluir de nuestros lenguajes, pero que se impone como una realidad con la que debemos lidiar, signo de la precariedad y transitoriedad de nuestras vidas”.

El valor de la penitencia cuaresmal

El hecho de recordar qué y quiénes somos en realidad “nos ayuda”, subraya la homilía, porque “nos remodela, atenúa la dureza de nuestros narcisismos, nos devuelve a la realidad, nos hace más humildes y disponibles los unos para los otros”.

“Pero la Cuaresma es también una invitación a reavivar en nosotros la esperanza”, añadió, al recordar que Jesús, el Hijo de Dios, “se mezcló con el polvo de la tierra, elevándolo hasta el cielo” con su Resurrección, para llevarnos “también a nosotros de las cenizas del pecado y de la muerte a la gloria de la vida eterna”.

“Sin esta esperanza, estamos condenados a soportar pasivamente la fragilidad de nuestra condición humana y, sobre todo ante la experiencia de la muerte, nos hundimos en la tristeza y la desolación”, afirmó: “La esperanza de la Pascua hacia la que nos encaminamos, en cambio, nos sostiene en nuestras fragilidades, nos asegura el perdón de Dios y, aun envueltos en las cenizas del pecado, nos abre a la confesión gozosa de la vida”.

El Papa concluyó la homilía exhortando a las tres prácticas características de la Cuaresma:

la limosna: “salir de nosotros mismos para compartir las necesidades de los demás y alimentar la esperanza por un mundo más justo”;

la oración, para “descubrirnos necesitados de Dios”;

el ayuno, para recordar “que no vivimos solamente para satisfacer nuestras necesidades, sino que tenemos hambre de amor y de verdad, y sólo el amor de Dios y entre nosotros puede saciarnos de verdad y darnos la esperanza de un futuro mejor”.

martes, 4 de marzo de 2025

El Patriarca Latino de Jerusalén pide que la Cuaresma en Tierra Santa sea tiempo de consolación y reconciliación

(InfoCatólica) El cardenal Pizzaballa recuerda en su carta que la Cuaresma es un «signo sacramental de nuestra reconciliación» y una nueva oportunidad para volver a escuchar la palabra de gracia y perdón. Subraya que la Pascua no es solo la conmemoración de un hecho pasado, sino un memorial vivo de la gracia divina que nos transforma. La Cruz de Cristo, explica, trastoca los criterios mundanos y permite pasar «de la venganza al perdón», convirtiéndonos en criaturas nuevas.

En este sentido, insta a los fieles a contemplar la Cruz, meditar los relatos de la Pasión y participar en el Vía Crucis, especialmente aquellos que pueden visitar los lugares santos en Jerusalén. «Necesitamos esta palabra nueva, esta palabra de la Cruz, que puede parecer locura a los poderosos y sabios de este mundo, pero que es la única capaz de reabrir caminos de esperanza y de paz», afirma.
La urgencia del sacramento de la reconciliación

«Todo esto proviene de Dios, que nos reconcilia consigo mismo por Cristo», recuerda el Patriarca citando a san Pablo. Pero advierte que esta reconciliación debe ser testimoniada y vivida activamente en la comunidad cristiana.

El cardenal exhorta a pastores y fieles a asumir la «corresponsabilidad» en el ministerio de la reconciliación, respondiendo al «grito» de tantas personas heridas y humilladas por la violencia y el mal. Enfatiza la importancia de una celebración frecuente y sincera del sacramento de la Penitencia, para que la experiencia del perdón de Dios impulse una renovación en las relaciones humanas. «Reconocer y confesar el propio pecado, recibir la gracia del Sacramento y redescubrirnos perdonados nos hará más dispuestos a acoger, amar y perdonar incluso al enemigo», destaca.
Ayuno, oración y caridad: claves para la transformación

El Patriarca destaca la importancia del ayuno, la oración y la caridad como pilares de la Cuaresma. «La paz, don pascual del Resucitado, brota de sus llagas gloriosas», señala, animando a los fieles a «pagar con el don de sí mismos» para la restauración de comunidades heridas por el rencor y la muerte.

Invita a todos a practicar la renuncia que se convierte en don, recuperando el ayuno unido a la oración en familia y con una atención especial a los pobres. «La renuncia al alimento y a todo lo que pesa en la mente y el corazón, un clima intenso de oración y la atención a los pobres son el fundamento esencial de nuestra relación con Dios y con los hermanos», afirma, asegurando que esta práctica dará un nuevo significado a la celebración de la Eucaristía pascual.
Una Cuaresma que puede ser «nueva»

El Patriarca concluye su carta con una exhortación a no desperdiciar este tiempo de gracia. «No se trata simplemente de otra Cuaresma: si queremos, puede convertirse en una Cuaresma nueva, un tiempo de consolación y reconciliación para esta tierra nuestra», afirma, señalando que la fe cristiana está llamada a sembrar esperanza aún en medio de las dificultades.

A 1700 años del Concilio de Nicea, reafirma la fe en Cristo como Hijo de Dios y fuente de salvación. «En el duelo entre la Muerte y la Vida, ha vencido el Señor de la Vida y triunfa su amor victorioso. Queremos librar con Él el buen combate de la fe, con la esperanza cierta de que nuestro testimonio y ministerio de reconciliación dará fruto», concluye.

El cardenal Pizzaballa finaliza su mensaje deseando a todos los fieles una «santa Cuaresma» y animando a vivirla como una oportunidad de renovación espiritual y comunitaria.

Mensaje del Santo Padre Francisco para la Cuaresma 2025

 Caminemos juntos en la esperanza

Queridos hermanos y hermanas:

Con el signo penitencial de las cenizas en la cabeza, iniciamos la peregrinación anual de la santa cuaresma, en la fe y en la esperanza. La Iglesia, madre y maestra, nos invita a preparar nuestros corazones y a abrirnos a la gracia de Dios para poder celebrar con gran alegría el triunfo pascual de Cristo, el Señor, sobre el pecado y la muerte, como exclamaba san Pablo: «La muerte ha sido vencida. ¿Dónde está, muerte, tu victoria? ¿Dónde está tu aguijón?» ( 1 Co 15,54-55). Jesucristo, muerto y resucitado es, en efecto, el centro de nuestra fe y el garante de nuestra esperanza en la gran promesa del Padre: la vida eterna, que ya realizó en Él, su Hijo amado (cf. Jn 10,28; 17,3) [1].

En esta cuaresma, enriquecida por la gracia del Año jubilar, deseo ofrecerles algunas reflexiones sobre lo que significa caminar juntos en la esperanza y descubrir las llamadas a la conversión que la misericordia de Dios nos dirige a todos, de manera personal y comunitaria.

Antes que nada, caminar. El lema del Jubileo, “Peregrinos de esperanza”, evoca el largo viaje del pueblo de Israel hacia la tierra prometida, narrado en el libro del Éxodo; el difícil camino desde la esclavitud a la libertad, querido y guiado por el Señor, que ama a su pueblo y siempre le permanece fiel. No podemos recordar el éxodo bíblico sin pensar en tantos hermanos y hermanas que hoy huyen de situaciones de miseria y de violencia, buscando una vida mejor para ellos y sus seres queridos. Surge aquí una primera llamada a la conversión, porque todos somos peregrinos en la vida. Cada uno puede preguntarse: ¿cómo me dejo interpelar por esta condición? ¿Estoy realmente en camino o un poco paralizado, estático, con miedo y falta de esperanza; o satisfecho en mi zona de confort? ¿Busco caminos de liberación de las situaciones de pecado y falta de dignidad? Sería un buen ejercicio cuaresmal confrontarse con la realidad concreta de algún inmigrante o peregrino, dejando que nos interpele, para descubrir lo que Dios nos pide, para ser mejores caminantes hacia la casa del Padre. Este es un buen “examen” para el viandante.

En segundo lugar, hagamos este viaje juntos. La vocación de la Iglesia es caminar juntos, ser sinodales [2]. Los cristianos están llamados a hacer camino juntos, nunca como viajeros solitarios. El Espíritu Santo nos impulsa a salir de nosotros mismos para ir hacia Dios y hacia los hermanos, y nunca a encerrarnos en nosotros mismos [3]. Caminar juntos significa ser artesanos de unidad, partiendo de la dignidad común de hijos de Dios (cf. Ga 3,26-28); significa caminar codo a codo, sin pisotear o dominar al otro, sin albergar envidia o hipocresía, sin dejar que nadie se quede atrás o se sienta excluido. Vamos en la misma dirección, hacia la misma meta, escuchándonos los unos a los otros con amor y paciencia.

En esta cuaresma, Dios nos pide que comprobemos si en nuestra vida, en nuestras familias, en los lugares donde trabajamos, en las comunidades parroquiales o religiosas, somos capaces de caminar con los demás, de escuchar, de vencer la tentación de encerrarnos en nuestra autorreferencialidad, ocupándonos solamente de nuestras necesidades. Preguntémonos ante el Señor si somos capaces de trabajar juntos como obispos, presbíteros, consagrados y laicos, al servicio del Reino de Dios; si tenemos una actitud de acogida, con gestos concretos, hacia las personas que se acercan a nosotros y a cuantos están lejos; si hacemos que la gente se sienta parte de la comunidad o si la marginamos [4]. Esta es una segunda llamada: la conversión a la sinodalidad.

En tercer lugar, recorramos este camino juntos en la esperanza de una promesa. La esperanza que no defrauda (cf. Rm 5,5), mensaje central del Jubileo [5], sea para nosotros el horizonte del camino cuaresmal hacia la victoria pascual. Como nos enseñó el Papa Benedicto XVI en la Encíclica Spe salvi, «el ser humano necesita un amor incondicionado. Necesita esa certeza que le hace decir: “Ni muerte, ni vida, ni ángeles, ni principados, ni presente, ni futuro, ni potencias, ni altura, ni profundidad, ni criatura alguna podrá apartarnos del amor de Dios, manifestado en Cristo Jesús, Señor nuestro” ( Rm 8,38-39)» [6]. Jesús, nuestro amor y nuestra esperanza, ha resucitado [7], y vive y reina glorioso. La muerte ha sido transformada en victoria y en esto radica la fe y la esperanza de los cristianos, en la resurrección de Cristo.

Esta es, por tanto, la tercera llamada a la conversión: la de la esperanza, la de la confianza en Dios y en su gran promesa, la vida eterna. Debemos preguntarnos: ¿poseo la convicción de que Dios perdona mis pecados, o me comporto como si pudiera salvarme solo? ¿Anhelo la salvación e invoco la ayuda de Dios para recibirla? ¿Vivo concretamente la esperanza que me ayuda a leer los acontecimientos de la historia y me impulsa al compromiso por la justicia, la fraternidad y el cuidado de la casa común, actuando de manera que nadie quede atrás?

Hermanas y hermanos, gracias al amor de Dios en Jesucristo estamos protegidos por la esperanza que no defrauda (cf. Rm 5,5). La esperanza es “el ancla del alma”, segura y firme [8]. En ella la Iglesia suplica para que «todos se salven» ( 1 Tm 2,4) y espera estar un día en la gloria del cielo unida a Cristo, su esposo. Así se expresaba santa Teresa de Jesús: «Espera, espera, que no sabes cuándo vendrá el día ni la hora. Vela con cuidado, que todo se pasa con brevedad, aunque tu deseo hace lo cierto dudoso, y el tiempo breve largo» ( Exclamaciones del alma a Dios, 15, 3) [9].

Que la Virgen María, Madre de la Esperanza, interceda por nosotros y nos acompañe en el camino cuaresmal.



Roma, San Juan de Letrán, 6 de febrero de 2025, memoria de los santos Pablo Miki y compañeros, mártires.

FRANCISCO



___________________

[1] Cf. Carta enc. Dilexit nos (24 octubre 2024), 220.

[2] Cf. Homilía en la Santa Misa por la canonización de los beatos Juan Bauista Scalabrini y Artémides Zatti (9 octubre 2022).

[3] Cf. ibíd.  

[4] Cf. ibíd. 

[5] Cf. Bula Spes non confundit, 1. 

[6] Carta enc. Spe salvi (30 noviembre 2007), 26.

[7] Cf. Secuencia del Domingo de Pascua.

[8] Cf. Catecismo de la Iglesia Católica, 1820.

[9] Ibíd., 1821.

lunes, 3 de marzo de 2025

El Papa ha sufrido dos episodios de insuficiencia respiratoria aguda

«En el día de hoy, el Santo Padre presentó dos episodios de insuficiencia respiratoria aguda, causados por una importante acumulación de moco endobronquial y el consecuente broncoespasmo.

Por ello, se realizaron dos broncoscopias con la necesidad de aspirar abundantes secreciones. Por la tarde, se reanudó la ventilación mecánica no invasiva.

El Santo Padre ha permanecido siempre alerta, orientado y colaborador. El pronóstico sigue siendo reservado».

Así lo informó el boletín de la Sala de Prensa de la Santa Sede, difundido esta noche, lunes 3 de marzo, sobre el estado de salud del Papa, quien está hospitalizado en el Policlínico Gemelli desde el 14 de febrero.

Beata Juana de la Cruz. Por Monseñor Braulio Rodríguez Plaza, Arzobispo emérito de Toledo


Por fin llegó la noticia: “Hoy es un día grande para el convento de Cubas de la Sagra, para las diócesis de Getafe y de Toledo y para la Orden Franciscana” ha manifestado Inocente García de Andrés, vicepostulador de la Causa de la “Santa Juana”.

En efecto, el Papa Francisco ha aprobado el 25 de noviembre 2024 la promulgación del decreto de confirmación de culto inmemorial, declarándola beata, de la Sierva de Dios “Sor Juana de la Cruz (Juana Vázquez Gutiérrez) monja terciaria franciscana, conocida como ´la Santa Juana´ de Cubas de la Sagra, parroquia que se encuentra hoy en diócesis de Getafe, tan cercana a La Sagra norte, y que formaba parte de la archidiócesis de Toledo hasta hace 120 años aproximadamente.

La parroquia de san Andrés de Cubas de la Sagra fue mi primera misión como “cura ecónomo”. Allí llegué el 19 de junio de 1972, una vez ordenado presbítero. Necesariamente muy pronto supe de la existencia del monasterio de Santa María de la Cruz, y de la existencia de las monjas de “Santa Juana”. La explicación era sencilla, además: para las Hermanas Clarisas yo me había convertido en el “padre párroco”, junto al “padre capellán”, el cura de Casarrubuelos, a la sazón don Javier Martínez Fernández, hoy arzobispo emérito de Granada. Ambos fuimos ordenados el 3 de abril de ese 1972 y amigos desde que nos conocimos en el Seminario de Madrid en 1960.

Enseguida bajé al Monasterio situado en un pequeño valle al sur de Cubas, en “La pradera”. Las Hermanas hacía poco tiempo que habían pasado de la Tercera Orden Franciscana a la Segunda, esto es, a convertirse en Hermanas Pobres de Santa Clara. El panorama de las humildes construcciones no parecía hablar a primera vista de una historia singular de las Hermanas que allí dedicaban su vida a la oración por la Iglesia y el mundo. La estupidez de la Guerra Civil hizo desaparecer el antiguo monasterio, bombardeado y reducido entonces a una iglesita pequeña con el coro de las monjas y un edificio unido, monasterio reducido y con buenas humedades. Gracias a Dios, la reconstrucción del monasterio con nueva iglesia y convento ha vuelto a dar esplendor a este lugar santo.

Pero retornemos a la “la Santa Juana”. Desde el año 1449 están documentadas apariciones de la Virgen María a una pastorcilla de nombre Inés Martínez de 12 años, natural de Cubas. Según la propia descripción de la niña, de la que se levantó acta oficial esos mismos días, la Virgen Santa María era “una Señora muy hermosa, cuyo rostro resplandecía y vestía paños de oro”.

El libro antiguo de Las apariciones, que leíamos en los días de la Novena preparatoria a la fiesta del 9 de marzo, “la Feria Grande”, celebrada con gran alegría, nos hablaba de aquellas apariciones, que fueron 6, a lo largo de 17 días. Tuvieron lugar, siempre en el campo, mientras Inés se ocupaba de los cerdos, como digo, al sur de pueblo. A la Virgen María la veía exclusivamente Inés, y solo otra vez la oyó otra niña.

Construida una iglesia en 1450, se llamó al lugar “Santa María de la Cruz”. Nos contaban las Hermanas con su candor que “la Virgen tomó esa gran cruz y la fijó en el suelo a gran profundidad”. Madre Mercedes, abadesa entonces, afirmaba, pues, con fuerza: “Este monasterio no desaparecerá ya que lo fundó la Virgen”. Después de la iglesia, en 1464, llegaría la construcción del “beaterio” para vivir en comunidad y oración, Inés junto con otras mujeres. Posteriormente, dejaron el lugar, viendo que no era esa su vocación.

A este “beaterio” de Cubas de la Sagra llegó con 15 años Juana Vázquez Gutiérrez, la “Santa Juana”, que se convertiría más tarde en la Madre (abadesa) Santa Juana (1481-1534).

La recién llegada, pues, fue poco después una monja de la Tercera Orden Franciscana. Era natural de Azaña (Toledo), pueblo al que por otro capricho de la guerra civil le fue cambiado su nombre por Numancia de la Sagra, cuya parroquia visité unos treinta y cinco años más tarde, en varias ocasiones, como arzobispo de Toledo. Tomó los hábitos adoptando el nombre de sor Juana de la Cruz, en ese beaterio de Santa María de la Cruz de Cubas. Hizo profesión de religiosa el 3 de mayo de 1497 y falleció en él con fama de santidad, tras haberlo convertido en monasterio, el mismo día de mayo de 1534. Ese es el arco de tiempo en que vivó esta mujer extraordinaria, que me decían siempre las Hermanas Clarisas: “El pueblo la hizo santa”. Esa es la realidad que hoy vivimos con el decreto de confirmación de culto inmemorial del Papa Francisco (25 de noviembre de 2024).

Estamos en una época apasionante de la historia de España: reinado de los Reyes Católicos, toma de Granada y descubrimiento de América, hasta bien entrado el tiempo del emperador Carlos V; es la época que conoció la enorme tarea del cardenal Cisneros, en plena reforma franciscana, apoyada y favorecida por la gran Reina Católica.

La Madre Santa Juana fue una mujer inteligente, mística y que recibió el carisma de la predicación y el don de lenguas, siendo autodidacta, llegando a alcanzar tal fama con sus sermones a las Hermanas y a tantos, que acudieron a Cubas a oírla predicar: entra los que se contaron el emperador Carlos y el mismo cardenal Cisneros, que en 1510 la nombró párroco de Cubas, pues tanto contribuyó a la formación de los fieles de su parroquia de san Andrés de Cubas y sus alrededores, tal vez porque las circunstancias de falta de rigor en época de “iluminados”, la sabiduría de la Santa Juana afrontaba con éxito los engaños de aquellos falsos místicos. Se sabe, sin embargo, que el cardenal Cisneros “la protege y se declara garante de sus éxtasis”.

Elegida abadesa en 1509, predicaba sus sermones en éxtasis y “como muerta”, y los transmitía otra monja que le hacía de secretaria, sor María Evangelista, quien había aprendido milagrosamente a leer y escribir para copiar el dictado los 72 sermones de la Beata, reunidos en el Libro del Conorte (por conforte o confortar), manuscrito redactado a partir de 1509 y conservado en la Real Biblioteca del Monasterio de El Escorial. A sor María Evangelista se atribuye también la primera biografía dedicada a la nueva Beata, que debió ser escrita al menos en parte aún en vida o al poco de su muerte y con testimonios directos e incluso dictados por ella misma: Vida y fin de la bienaventurada virgen Sancta Juan de la Cruz, conservada igualmente manuscrita en El Escorial.

Su persona, su santidad y su obra como abadesa singular llevó a Tirso de Molina a estrenar entre 1613 y 1614 la trilogía La Santa Juana. 1614, recuerden, fue el año de la muerte en Toledo de Domenicos Theocopulis, El Greco. El interés literario por su figura, del que participaron Alonso Jerónimo de Salas y Francisco Bernardo de Quirós, además de Lope de Vega que le dedicó un soneto, se vio favorecido, sin duda, por algunos episodios novelescos de su biografía, como la huida de su casa y presentación en el beaterio aún adolescente y vestida con ropas masculinas por evitar el matrimonio que le tenía concertado su padre, suceso que le hace decir a Tirso: “En Azaña me dio el ser Dios: hazañas he de hacer”.

Quiero finalizar esta reseña agradeciendo profundamente el trabajo, el tesón, la competencia de un “padre capellán” de Santa Juan, párroco de Casarrubuelos, pocos años antes de mi llegada a Cubas de la Sagra. Buen amigo, Inocente García de Andrés, este buen soriano, vicepostulador de la Causa de Canonización de Santa Juana, es buena gente. Su vida, por otro lado, ha estado unida tantas veces a mi persona: por haber recibido nuestra formación juntos en el Seminario Conciliar de Madrid, por tantas veces haber hablado y comentado su trabajo de desentrañar todo lo que llevó consigo el proceso, ahora terminado en Roma. No olvido tampoco su condición de soriano y haber vivido ambos los deseos de que los problemas de la castellana Soria fueran conocidos y apreciados; tantos valores culturales, humanos, en definitiva. El precioso pueblo de Tarancueña, donde nació, parroquia de la diócesis de Osma-Soria, ha servido también para estrechar los vínculos de amistad y cercanía.

Cuando el Papa Francisco, pues, aprobó la beatificación de la Madre Santa Juana, sin necesidad de milagro, el 25 de noviembre de 2024, personalmente felicité efusivamente a don Inocente García de Andrés; pero también a la diócesis de Getafe y a su obispo, a las parroquias de Cubas de la Sagra y Casarrubuelos. No olvidaré, por supuesto, a la Archidiócesis Primada. Dios nos bendiga en esta singular mujer, nacida en el siglo XV y cuya vida transcurre en ese siglo XVI que, a sus grandezas, se une la gran Madre Santa Juana. Laus Deo.