Antaño no había megafonía en los templos, pero a día de hoy la cosa ha cambiado, y con ello no sólo escuchamos las palabras que el sacerdote a veces dice en alto sino hasta los susurros que en su dialogo con Dios mismo lleva a cabo. Estas oraciones que sólo son rezadas por el celebrante son las llamadas ''reservadas'', no por que no se puedan saber, sino por que son oraciones únicamente entre el sacerdote que actúa "in persona Crhisti" y el Padre.
Hay gente que tiene un concepto distorsionado de esto, quizá por ignorancia, pues consideran con criterios actuales que no se deberían de decir "esas cosas por lo bajo", que no se pueden decir o cantar en latín por "eso está obsoleto o prohibido", y demás cantinelas que casi siempre son fruto de un atrevimiento ignorante.
Me contaba un miembro del Consejo Pastoral que en una de las primeras reuniones que el actual Párroco hizo al llegar a la Parroquia, una mujer le reprochó que hacía mal en hacer dichos y rezos por lo bajo, y peor aún si estaban en latín. ¿Pensaría esta señora que el cura los sacó de la manga; que los guisó a su gusto o que era el inventor de la pólvora?. Es curioso cómo algún cristiano, digamos "de base", no tiene el menor remordimiento de asistir a una Eucaristía donde el sacerdote celebre de calle, utilice un trozo de pan integral o se invente la plegaria; ahora bien, como se le ocurra a otro cantar la "Salve Regina" o rezar el "Pater noster", que Dios le pille confesado por que le comen y le ponen de carca para arriba.
Las personas que habla sin saber (y haberlas hailas) son atrevidas, pero los que ni saben, ni conocen, ni les importa, pero luego pontifican con desparpajo y descaro, son ignorantes y atrevidos.
A continuación, para los que desconocían estas realidades celebrativas, adjunto algunas de las oraciones reservadas de la Santa Misa:
Cuando el sacerdote se dispone a proclamar el evangelio reza para si: ''Munda cor meum ac lábia mea, omnípotens Deus, ut sanctum Evangélicum tuum digne váleam nuntiáre''. Traducción: ''Purifica mi corazón y mis labios, Dios Todopoderoso, para que anuncie dignamente tu Evangelio''.
Otros sacerdotes dicen también esta formula que no es otra que la bendición en singular: Dominus sit in corde meo, et in labiis meis: ut digne et competenter annuntiem Evangelium suum. Amén. Traducción: "El Señor este en mi corazón y en mis labios, para que pueda anunciar digna y debidamente su Evangelio. Amen".
Cuando proclama el evangelio un diácono este dice al celebrante: Jube, dómne, benedícere. Traducimos: Padre, deme su bendición. Y el celebrante le bendice diciendo: +Dóminus sit in corde tuo, et in lábiis tuis: ut digne et competénter annúnties Evangélium suum: in nomine Patris et Filii et Spiritus Sancti. Amen. Traducimos: "El Señor esté en tu corazón y en tus labios para que pueda anunciar digna y debidamente su Evangelio. Amen."
Al echar la gota de agua en el caliz: ''Per huius aquae et vini mysterium eius efficiamur divinitátis consórtes qui humanitátis nostrae fieri dignátus est participes''.Traducción: ''El agua unida al vino sea signo de nuestra participación en la vida divina de quién ha querido compartir nuestra condición humana''
Después de la presentación de las ofrendas: ''In spiritu humilitátis et in animo contrito suscipiámur a te, Domine ; et sic fiat sacrificium nostrum in conspecto tuo hódie, ut placeat tibi, Dómine Deus''.Traducción: ''Acepta Señor nuestro corazón contrito y nuestro Espíritu humilde; que este sea hoy nuestro sacrificio y que sea agradable en tu presencia, Señor, Dios nuestro''.
En el lavatorio de las manos: ''Lava me, Dómine, ab iniquitate mea, et a peccáto meo munda me''.Traducción: ''Lava del todo mi delito ,Señor, limpia mi pecado''.
Tras la fracción de pan, al introducir un fragmento del Santísimo Cuerpo del Señor en el Cáliz reza: ''Haec commixtio Córporis et Sánguinis Domini nostri Iesu Christi fiat accipiéntibus nobis in vitam aeterbam''. Traducción: ''El Cuerpo y la Sangre de Nuestro Señor Jesucristo, unidos en este cáliz, sen para nosotros alimento de vida eterna''
Antes del Cordero de Dios se hace una oración secreta, el Misal siempre ha ofrecido dos opciones para elegir una. La primera dice: ''Domine Iesu Christe, Fili Dei vivi, qui ex voluntate Patris, cooperante Spiritu Sancto, per mortem tuam mundum vivificasti: libera me per hoc sacrosantum Corpus et Sanguinem tuum ab omnibus iniquitatibus meis et universis malis: et fac me tuis semper inhaerere mandatis, et a te numquam separari permittas''.Traducción: ''Señor Jesucristo, Hijo de Dios vivo, que por voluntad del Padre, cooperando el Espíritu Santo, diste con tu muerte la vida al mundo, líbrame, por la recepción de tú Cuerpo y de tú Sangre, de todas is culpas y de todo mal. Concédenos cumplir siempre tus mandatos y jamás permitas que me separe de ti''.
La segunda opción de oración dice: ''Perceptio Corporis et Sanguinis tui, Domine Iesu Christe, non mihi proveniat in iudicium et condemnationem: sed pro tua pietate prosit mihi ad tutamentum mentis et corporis, et ad medelam percipiendam''.Traducción: ''Señor Jesucristo, la comunión de tú Cuerpo y de tu Sangre no sea para mí un motivo de juicio y condenación, sino que, por tu piedad, me aproveche para alimento de alma y cuerpo y como remedio saludable''.
Antes de comulgar el sacerdote: ''Corpus Christi custódiat me in vitam aetérnum''.Traducción: ''El Cuerpo de Cristo me guarde para la vida eterna''.
Y es que la Eucaristía no deja de ser un continuo diálogo que va más allá de las palabras del sacerdote y las respuestas de los fieles; en ello se incluye el diálogo de lo transcendente; es decir, el suscitado entre Dios y el sacerdote, así como entre Dios y sus fieles. También diálogo en torno a la Palabra proclamada y asumida, el dialogo corporal y gestual, y así un largo etc. de signos, símbolos, gestos y palabras. La Santa Misa es misterio de misterios, y, aunque nunca lleguemos a comprender con nuestra razón su grandeza, no podemos dejar de aprender sobre ella para vivírla cada día mejor, prescindieno, cuando no se sabe "por qué", de frivolidades o simplicidades.