CARTA ABIERTA
Excmo. y Rvdmo Sr. D. Bernardito Cleopas Auza, Nuncio Apostólico en España con copia a los Excmos. y Rvdmos. Sres. Luis Aegüello García, presidente de la CEE y José Cobo Cano, cardenal arzobispo de Madrid:
El día 20 de noviembre de 2022 tuve el honor de dirigirme a S.E. mediante una extensa carta, que deposité en la misma Nunciatura, solicitando su intervención y mediación que comenzaba así:
Le escribo angustiado por la suerte del Valle de los Caídos tras la aprobación de la Ley de Memoria Democrática (LMD), y también le escribo asustado ante la posibilidad de que la Conferencia Episcopal Española y El Vaticano no vayan a defender este baluarte de la Iglesia donde tanto y tan bien se ha alabado a Nuestro Señor. Durante más de sesenta años la Comunidad Benedictina celebra a diario una misa solemne por los muertos de ambos bandos de la guerra civil española y por España, entre otras súplicas, con una liturgia modélica donde los fieles hemos encontrado tanta paz, devoción y recogimiento.
Vuelvo a escribirle con la misma angustia ante las últimas noticias sobre la expulsión de la comunidad benedictina del Valle de los Caídos por el gobierno social-comunista de Pedro Sánchez.
Todos sabíamos que tras la profanación de la tumba de Franco y la exhumación de los restos de José Antonio Primo de Rivera, asesinado por los social-comunistas del Frente Popular, el gobierno expulsaría a los benedictinos del Valle de los Caídos, para después desacralizar y cambiar el uso de la basílica y por último derribar la Cruz más alta del mundo, un símbolo que no pueden soportar. Todo por fases para que sea más digerible mientras la jerarquía católica va asumiendo poco a poco tan monumental estrago. ¿Conoce usted el cuento de la rana que se va cociendo poco a poco en un caldero hasta que se achicharra?
“La Cruz grandiosa que preside e inspira el Monumento imprime a esta realización un carácter profundamente cristiano, Por ello, el sagrado deber de honrar a nuestros héroes y nuestros mártires ha de ir siempre acompañado del sentimiento de perdón que impone el mensaje evangélico. Este ha de ser, en consecuencia, el Monumento a todos los Caídos, sobre cuyo sacrificio triunfen los brazos pacificadores de la Cruz”. (Decreto-ley de 1957)
Es tristísimo (y caben todos los calificativos imaginables) el lamentable espectáculo de una jerarquía silente y genuflexa que colabora con un gobierno anticatólico que odia nuestra fe mientras abandona a los fieles católicos que hemos de contemplar esta vergonzosa ignominia. Ni una voz ante el derribo de las cruces en lugares públicos ni a las ofensas a la Iglesia Católica, dicho sea de paso, cuya defensa ha corrido por cuenta de una agrupación de abogados católicos. Parece la conspiración del silencio, como decía el papa Pío XI en su encíclica Divini Redemptoris de 1937, el Papa que condenó dos totalitarismos y entronizó La fiesta de Cristo Rey.
Por eso le escribo sin ninguna esperanza, pero como son ustedes nuestro último bastión, me agarro al último hilo de esperanza por si algún milagro les hace recuperar su gallardía dando testimonio de su fe y hacen frente a sus responsabilidades defendiendo las basílicas y a sus congragaciones religiosas. Desde luego a la CEE ni se le oye, ni se le espera. No sé si son conscientes de sus responsabilidades más allá de la defensa de otros intereses más crematísticos que les igualan a las autoridades políticas que les combaten si ustedes no dan testimonio de su fe y defienden la Iglesia de Cristo. Siempre Cristo y su ejemplo debe ser nuestra referencia.
El que no arde amor por la Iglesia que no piense que ama mucho a Cristo, dijo santa Catalina de Siena.
A quien me niegue ante los hombres, le negaré yo también ante mi Padre (Mt 10,33)
El Papa Pio XII emitió un Breve pontificio “STAT CRUX” el 27 de mayo de 1958, por el cual, y mediante intervención oficial de la Santa Sede, otorgaba al templo el titulo y derecho de abadía. Dos años más tarde, 7 de abril de 1960, el templo fue elevado al honor y dignidad de Basílica por una Carta apostólica de san Juan XXIII, Salutiferae crucis https://www.vatican.va/content/john-xxiii/es/apost_letters/1960/documents/hf_j-xxiii_apl_19600407_salutiferae-crucis.html …“Es, pues, este templo, por el orden de su estructura, por el culto que en él se desarrolla y por sus obras de arte, insigne entre los mejores, y lo que es más de apreciar, noble sobre todo por la piedad que inspira y célebre por la concurrencia de los fieles.”… Y el 4 de junio de 1960 la Basílica fue consagrada por el cardenal Caetano Cicognani en nombre del Papa bueno. Copio el texto del Breve de S.S. Pío XII
“Una gran Cruz, signo de salvación y faro de eterno reposo, yérguese en lo alto de una roca que se eleva entre las cimas del Guadarrama. De tal forma ha sido perforada la granítica mole que la gran cavidad se ha transformado en un templo subterráneo. No lejos se han levantado edificios suficientemente amplios y destinados a ser moradas apropiadas para el servicio del culto, para los huéspedes y para los peregrinos. El Jefe del Estado Español, Francisco Franco Bahamonde, ha inspirado tan prodigiosas obras a fin de levantar un monumento a la memoria de cuantos, por una causa o por otra, entregaron su vida y sucumbieron en la Guerra Civil y para que, al mismo tiempo, en este nuevo hogar de la religión, Dios fuera convenientemente honrado y se alcanzaran dones celestiales para la Nación española.
La misma Autoridad suprema se ha dirigido a los monjes del insigne monasterio de Silos, perteneciente a la Congregación de Solesmes de la Orden de San Benito, para que observaran en esta montaña, mansión de paz, los estatutos de la vida monástica, atendieran el culto sagrado, cultivaran los estudios y al pueblo fiel impulsaran, no solo hacia lo espiritual y eterno, sino también hacia la práctica de las virtudes cristianas. Por ello, para que pudiera decorosamente vivir la familia religiosa que allí habría de congregarse, no sólo se le ha provisto con suficiencia, sino incluso con esplendidez. Finalmente, nos han dirigido Preces para que, según nuestro beneplácito, otorgásemos al nuevo monasterio y a su templo el título y los derechos de Abadía.
Aceptando de buen grado tales súplicas y según nuestro conocido aprecio hacia los discípulos de San Benito, después de haber consultado a los miembros de La Sagrada Congregación de Religiosos, exigimos y constituimos para siempre, con nuestra Autoridad apostólica y en virtud de estas Letras, la nueva Abadía exenta, que ha de ser nombrada con el título de Santa Cruz del Valle de los Caídos, a la cual, como perteneciente a la Congregación de Solesmes de la Orden de San Benito, la hacemos partícipe de todos los y privilegios concedidos a los Abades de tal familia religiosa. Sin que nada lo pueda impedir. Esto promulgamos, establecemos, decretando que las presentes Letras sean y permanezcan siempre firmes, válidas y eficaces: que produzcan y conserven íntegros sus plenos derechos que favorezcan cumplidamente, ahora y después, a los Prelados y monjes, tanto presentes como futuros, de la mencionada Abadía, que de esta forma establecemos y, conforme a esto, se ha de interpretar y definir.
Desde ahora se ha de tener sin efecto y sin valor cuanto aconteciera ir en contra de ellas, sea a sabiendas o por ignorancia, o por quienquiera o en nombre de cualquier autoridad”.
Dado en Roma, junto a San Pedro, bajo el anillo del Pescador, el 27 de mayo de 1958, vigésimo de nuestro Pontificado.
Desconozco cuál será en este caso la reacción del papa Francisco, siempre claudicante, tras diez viajes de los ministros del gobierno Sánchez al Vaticano, y no precisamente para confesarse, pero el pontificado que acatamos los católicos apostólicos y romanos no es el de un solo Papa, y el Vaticano deberá considerar y respetar el Breve pontificio de Pío XII y la Carta apostólica de Juan XXIII en defensa de la basílica pontificia y de la comunidad benedictina como hijos muy queridos de la Iglesia.
Como en la ocasión anterior, solicito respetuosamente, no sólo su intermediación ante S.S. el papa Francisco y la CEE, sino también su intervención directa haciendo oír su voz autorizada.
«¡Basta de silencios! ¡Gritad con cien mil lenguas! porque, por haber callado, ¡el mundo está podrido!» “Sea hombre a mis ojos, y no un temeroso.”
Oh Dios eterno, recibe el sacrificio de mi vida por la jerarquía de la Santa Iglesia. Cartas de santa Catalina de Siena, doctora de la Iglesia, a los papas Gregorio XI y Urbano VI
Que Dios bendiga e ilumine a V.E.
Enrique M. de Goicoechea
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