(La voz de Asturias) Cada día lo pisan cientos o miles de visitantes, pero no muchos de ellos se fijan. Ni siquiera los vecinos de Oviedo, en especial los más jóvenes, se han dado cuenta alguna vez del pavimento de distinto color que existe en el suelo frente a la Catedral de San Salvador. Una misteriosa zona gris en forma de rectángulo con las esquinas cortadas, que ocupa todo el frente del templo y tiene unos diez metros de fondo, y su razón de ser.
No siempre existió esa zona en los doce siglos de historia de la basílica, puesto que los orígenes románicos sitúan la iglesia original más atrás.Tampoco la plaza es igual. De hecho, todo el espacio que hoy ocupa ese gran espacio cambió mucho a lo largo de los años. Hasta hace no mucho tiempo, existían casas con soportales bastante cerca de la fachada de la Catedral, en lo que se conocía como plazuela de Alfonso II. Fueron derribadas en época relativamente reciente, a finales de los años 20 el siglo XX.
Pero había otro elemento que permaneció más tiempo. Aparece en los mapas y que tenía una función muy específica. Se ve claramente dibujado en el primer plano conocido de Oviedo, levantado por Francisco Reiter en 1777, aunque probablemente su origen sea mucho más antiguo.
Se trata de un banco y una fuente que estaban colocados exactamente en el perímetro de la mancha que hoy se puede ver en el suelo. Era importante, porque constituía un lugar para reposo de peregrinos y fieles, puesto que la Catedral era paso y origen del Camino de Santiago. Constaba de en un largo banco corrido de piedra con una reja de hierro para apoyarse y una fuente frente a la puerta, en el centro y junto al banco. El conjunto fue dañado durante la revolución del 34 y la Guerra Civil, y al finalizar el conflicto se decidió eliminarlo definitivamente.
El desaparecido banco delimitaba, supuestamente, un terreno que pertenecía (y, por lo tanto, en teoría seguiría haciéndolo) al templo, por lo tanto, seguiría conservando los derechos. El asunto no es cualquier cosa, puesto que, de ser así, el ayuntamiento tendría que pedir permiso al Cabildo para colocar, por ejemplo, casetas navideñas en esa zona. Y tampoco podría cobrarle, llegado el paso, por instalar un andamio adosado a la fachada para realizar restauraciones.
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