Ayer martes 11 de Junio, día de San Bernabé, el Santo Padre recibió en audiencia al Prefecto para la Congregación de las Causas de los Santos, el Cardenal Angelo Becciu, en cuya reunión el Papa Francisco autorizó la promulgación del decreto martirial que reconoce como Beatas a las Siervas de Dios María Colón Gullón Yturriaga y 2 compañeras (laicas). Las tres seglares fueron asesinadas por odio a la fe durante la guerra civil española el día 28 de Octubre de 1936 en Pola de Somiedo (Asturias).
Conocidas popularmente como ''las mártires de Somiedo'', las mismas tienen hasta una calle en la ciudad de León. Las religiosas Siervas de María, ministras de los enfermos, en Astorga atendían el llamado "Hospital de las Cinco Llagas" y la enfermería del Seminario, y abrieron unos cursos rápidos de enfermería para las chicas de Astorga y comarca que quisieran formarse para poder dar respuesta solidaria a la situación de atención a los heridos de la guerra que vivía el país. Entres las primeras voluntarias estaban estas tres maragatas: Olga Pérez Monteserín Núñez, de 19 años, hija del conocido pintor Demetrio Monteserín; Octavia Iglesias Blanco, de 41 años; y Pilar Gullón Iturriaga, de 23 qué, aunque residía en Madrid, se encontraba en Astorga a comienzos del verano de 1936.
Fueron enviadas al Hospital Provisional de Sangre en el frente de Asturias; lo hicieron con el ejército franquista, pero a ellas no le interesaba la política sino poder ayudar al prójimo. Si hubiera sido con el ejército republicano hubieran hecho lo mismo, pues su historia, como la de tantos españoles, fue más circunstancial que ideológica.
El 27 de Octubre de 1936 fueron hechas prisioneras cuando estaban atendiendo a 14 heridos. Tuvieron la oportunidad de huir y salvar la vida, pero ellas prefirieron quedar cuidando a los enfermos convencidas de que al no estar metidas en política no estaban haciendo daño a nadie sino auxiliando a los que se acercaban a su hospitalillo de Somiedo, fueran quienes fueran. Las apresaron las milicias locales de la UGT encabezadas por ''el Pata'', un renombrado minero llamado Genaro Arias Herrero, el cual ya había jugado un papel destacado en la persecución religiosa de Octubre de 1934.
Cuando las milicias se hacen con el control de Pola de Somiedo son asesinados el jefe de Falange, el médico, los 14 heridos, oficiales... y las tres enfermeras -que algunos dijeron que las confundieron con monjas por la vestimenta-. Fueron conducidas a las barracas de los milicianos donde entre torturas fueron abusadas, violadas y vejadas con saña. Pasó así la noche del 27 de Octubre, y ya en la mañana del 28 un grupo de milicianas se ofrecieron a rematarlas. Las desnudaron, las llevaron a una finca apartada y allí las fusilaron. Se conocen los nombres de las cinco milicianas que dispararon contra ellas terminando con sus vidas al mediodía de ese 28 de Octubre. El resto de la tarde lo dedicaron a ensañarse con sus cadáveres, los cuales arrastraron y desfiguraron. Llegada la noche, mandaron a dos falangistas cavar una fosa siendo asesinados cuando la terminaron, enterrando allí todos los cadáveres juntos.
Sabemos también que las republicanas se repartieron toda la ropa de las enfermeras, por eso la genial escritora astorgana, Concha Espina, comparó la muerte de éstas con la Pasión de Cristo, pues también en su hora final sus ropas fueron repartidas.
A comienzos de 1938 fue abierta la fosa e identificados los cuerpos. Las tres enfermeras regresaron a su querida tierra astorgana en tres ataúdes blancos cubiertos por la bandera de España. Se celebraron solemnes funerales y fueron sepultadas en la capilla de San Juan Bautista -patrono del hospital de la ciudad- en la misma Catedral de Astorga. En el año 2006 la familia Gullón en colaboración con la Fundación Enfermeras Mártires de Somiedo, solicitaron al Obispado de Astorga las autorizaciones pertinentes para iniciar el proceso de Beatificación, el cual se inició durante el pontificado de Monseñor Camilo Lorenzo Iglesias el 25 de Octubre del citado año. El 28 de Octubre de 2016 Monseñor Juan Antonio Menéndez, Obispo de Astorga entonces, celebró el 80º aniversario de su martirio. Son por tanto, ya, tres nuevas intercesoras en el cielo para Astorga y para Asturias.
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