En mi aportación al libro de la
parroquia no he podido evitar incluir esta reflexión sobre el espíritu de
acogida que distingue a Lugones y que ahora vuelvo a “dejar caer”, pues me
parece una riqueza que en pocos sitios de Asturias se encuentra. Acogida ciertamente, pero no una acogida de invitar a
un café, tratarte afablemente y demás, que también; sino un acoger fraternal y sincero, hasta el
punto de que por las calles de nuestro pueblo puedes ver a un vecino de toda la
vida charlando con su nuevo vecino senegalés o colombiano, como si hubieran
crecido juntos. Esta valoración ni es nueva ni es mía, ya la recalcó con gran
acierto nuestro cronista oficial (“de Lugones”) utilizándola como alegato al
presentar nuestra localidad a la candidatura de pueblo ejemplar. Y esto se
aprecia igualmente en la propia Parroquia.
Viene esto al hilo de dos
jornadas muy especiales que celebramos en este mes de enero y que tienen mucho que
ver con nosotros. De todos es sabido que las fechas que la iglesia marca para orar y
concienciar sobre diversos temas (hambre, Domund etc.) que se llevan a cabo en todas las parroquias, eso es verdad, pero no en todas tienen el mismo
enfoque. Esto ocurre con las de “las migraciones” o la de la “oración por la
unidad de los cristianos”, pues en muchas parroquias de Asturias ni tienen
emigrantes ni tampoco presencia de otros hermanos cristianos de diferente credo,
como es nuestro caso. Es por ello que no
podemos dejar pasar estos días del nuevo año sin pararnos a pensar para nuestros adentros: ¿Cómo acojo yo al forastero?, ¿Cómo convivir
con las personas que no profesan mi fe?
Son días para orar intensamente
por la unidad de la iglesia, para que se cumpla el deseo del mismo Señor: “Para que sean uno, como tú, oh Padre, en mí
y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros para que el mundo crea que
tú me has enviado” (Jn. 17, 21). Y así desde la Parroquia se tendrá muy
encuentra esta petición celebrando la Misa votiva por la unidad de los
cristianos, como otras oraciones con las que pretendemos sentirnos unidos a la
Iglesia Universal de una forma tan especial por esta causa, como se da en estas fechas cada año.
Por otro lado el domingo 19 celebraremos
la jornada de las migraciones. No olvidemos amigos que Jesús también fue un
emigrante que nació sin techo y dejó su tierra huyendo hacia Egipto; abramos los
ojos, pues en cualquier cruce de caminos podemos encontrarnos a ese Niño
perdido, a ese humilde y fiel José o a esa sencilla Madre, que sin comprender
dónde se había metido ni tener claro su destino, lo guardaba todo en su corazón
(Lc 2, 19 ). Con qué claridad los expresa el mensaje de los Obispos españoles
para esta campaña al decir: El ámbito
parroquial, el de la vida religiosa, el de movimientos y cofradías, son ámbitos
muy adecuados para la acogida de personas –incluso dentro de sus propios
espacios – y para la integración armónica
no solo de expresiones devocionales nuevas, sino sobre todo -dé y para-
la fraternidad .
Hace unos años había una
plataforma vecinal en nuestra vecina parroquia ovetense que se hacía llamar “Yo
soy de la Corredoria”. El nombre pronto dio que hablar, pues de todos es
conocido que los que pueden presumir de ser de la Corredoria (a pesar de ser
hoy un barrio con más de 30.000 habitantes) son más bien pocos. Podríamos decir que en Lugones pasa también lo mismo, más, misteriosamente aquí no se da
tanto ese caso, pues todo el mundo se siente de casa. Es verdad que los que son
lugoninos de toda la vida son pocos, pero aquí, a diferencia de otras
poblaciones, hemos sabido construir pueblo y no ciudad dormitorio, de manera
que seamos quienes seamos y vengamos de dónde vengamos todos tenemos nuestra
parcelita de representatividad y orgullo y que nos permite decir en voz alta: “yo
también soy de Lugones”.
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