(Infovaticana) Han pasado ya algo más de tres semanas desde que el régimen de Ortega detuviese a monseñor Rolando Álvarez. Según el medio local La Prensa, se encuentra bajo prisión domiciliaria en casa de sus familiares en Managua —medida que el régimen pretende disfrazar como “resguardo domiciliar”.
Este mismo medio asegura que el obispo de la Diócesis de Matagalpa y administrador apostólico de la Diócesis de Estelí “está bien física y espiritualmente, desde la fe vive (este proceso) como un momento de gracia, pero tiene ahí a los policías que lo están acosando”, confirmaron a La Prensa fuentes ligadas a la Iglesia católica.
“Si él quiere comunicarse tiene que haber un policía ahí cerca, es una situación bien fea, difícil», dijo la fuente que demandó el anonimato por temor a represalias del régimen, debido al contexto de represión contra la Iglesia católica.
La fuente agregó que el arzobispo de Managua, cardenal Leopoldo Brenes, ha visitado a monseñor Álvarez en dos ocasiones desde su detención en la capital.
El periódico La Prensa ha tratado de comunicarse por distintas vías con el jerarca de la Iglesia católica desde este lunes, para conocer su versión sobre la situación del obispo de Matagalpa, pero no han obtenido respuesta a las consultas hechas por este medio, lo cual hace pensar que la Conferencia Episcopal de Nicaragua sigue los mismos pasos que el Papa Francisco y han optado por mantener un perfil bajo.
Sin conocer mayores detalles sobre la condición de Álvarez
El pasado 19 de agosto, oficiales de la Dirección de Operaciones Especiales de la Policía (DOEP) detuvieron en plena madrugada a monseñor Álvarez en la Curia Episcopal de Matagalpa, donde permaneció durante 16 días bajo retención policial junto con otras personas.
La Policía, horas después de haberlo sacado de su jurisdicción, informó que el obispo fue llevado al domicilio de su familia en Managua, mientras sus acompañantes, cinco sacerdotes, dos seminaristas y un laico, fueron trasladados a la Dirección de Auxilio Judicial (DAJ), donde el pasado 31 de agosto recibieron la visita de sus familiares, quienes no brindaron detalles de la condición física y de salud en que los encontraron.
Más tarde, el cardenal Brenes informó en un comunicado que la condición física del obispo estaba “desmejorada”, sin dar más detalles. Esa fue la última vez que se tuvo información de monseñor, hasta este domingo 4 de septiembre, cuando nuevamente el cardenal le dijo a la Agencia EFE que ha estado en comunicación con monseñor y que “está muy bien”.
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