sábado, 25 de octubre de 2025

Venerable Fray José Merino, un Superior de los Dominicos de La Felguera camino a los Altareps. Por R. H. M.

Este viernes 24 de octubre el Papa León XIV ha reconocido las virtudes heroicas del P. José Merino Andrés O.P. que desde ahora será reconocido como "Venerable". Este religioso dominico nació en Madrid el 23 de abril de 1905, y fue bautizado el día 30 de dicho año con los nombres de José Aquiles. Se educó con los Hermanos Maristas que le inculcaron el amor por la enseñanza. Creció en una familia cristiana y siempre estuvo muy vinculado a la vida parroquial. En su juventud vivió su compromiso creyente en la Acción Católica, llegando a ser el presidente de la sección de su parroquia, así como fue miembro de la Adoración Nocturna.

Ingresa en la Orden de Predicadores el 22 de julio de 1933 en el convento de San Esteban de Salamanca, tomando el hábito el 1 de octubre de dicho año. Hizo su profesión solemne en plena guerra civil española en 1937, y recibió la Ordenación sacerdotal el 3 de junio de 1939. Su primer destino fue el convento de La Felguera donde llegó ese 1939 sirviendo en el convento de Santo Tomás de Aquino fundado en 1930 y en el colegio de San Pedro. El 18 de septiembre de 1943 fue nombrado Superior de la comunidad de La Felguera.

Años después el Colegio pasó a llamarse Santo Tomás de Aquino, y el convento así como su nuevo templo, de Jesús Obrero. En 1946 es trasladado a Madrid, también como Superior del Convento de Nuestra Señora de Atocha. Tres años después en 1949 fue destinado a México a las misiones populares de la Orden. Regresó al año siguiente al ser requerido para el cargo de maestro de novicios en la casa de formación de Palencia. Ejerció está misión hasta 1966 en que tuvo que renunciar a ello debido a su delicada salud. En esos dieciséis años los pasó acompañando a los futuros frailes; fueron cerca de mil los jóvenes que formó. Dejó impronta en aquellas generaciones, como reconocerá años después el Padre Gago que había sido compañero suyo en el equipo de formadores.

Los dos últimos años de su vida los dedicó en la medida de sus ya débiles fuerzas a continuar con las misiones populares, predicaciones, confesionario, o el culto en el templo de San Pablo de Palencia. Los años 1967 y 1968 fueron de configuración con la cruz de Cristo. Tras mucho sufrimiento falleció en olor de santidad el 6 de diciembre de 1968. Recibió cristiana sepultura en el panteón de la Orden, en el cementerio municipal de Nuestra Señora de los Ángeles de Palencia. El 6 de diciembre de 2011 -cuarenta y tres años después de su muerte- sus restos mortales fueron exhumados del cementerio local y depositados en la capilla de Santo Domingo de la iglesia de San Pablo de Palencia. Se eligió ese lugar junto a la Virgen de Fátima, donde el Padre Merino oraba de rodillas para preparar sus clases.

El Padre Merino destacó por su humildad; como maestro de novicios nunca le costó pedir perdón a un formando, reconociendo que se había equivocado en su acompañamiento o discernimiento, hasta el punto de arrodillarse ante él implorando disculpas. Vivió la pobreza y el desprendimiento en grado sumo. Gran devoto de la Santísima Virgen, fue un fraile dominico que encarnó el carisma de forma sobresaliente. Mucha oración, gran predicador capaz de tocar los corazones de los fieles y asiduo estudioso de las escrituras. Fue también un pastor sensible hacia los enfermos, a los que llevaba la comunión y acompañaba espiritualmente casi a diario.

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