A lo largo de nuestra historia local, las fiestas de Lugones siempre han tenido fama de estar entre las más renombradas; una fama que en el tiempo siempre ha ido “in crescendo”, al igual que la propia Localidad. Si buceamos un poco en la prensa del último siglo descubrimos cómo ya en aquel Lugones prácticamente rural, éste era un lugar de peregrinación a sus fiestas para las gentes de Oviedo, Llanera, Siero y otros rincones de Asturias, donde se acercaban a pie, a caballo, en tren o en automóvil los más pudientes, siendo lo más común el tranvía y las primeras líneas de autobús. Venían en multitud a las fiestas de Santa Isabel (como cariñosamente llamamos a la celebración religiosa de la Visitación de María a su Prima) como siguen no sólo viniendo, sino aumentando en número los que año tras año se vuelve incondicionales de esta cita festiva en el verano lugonense.
Atrás quedó aquel Lugones que ya no es, pero que permanece vivo en la memoria de sus gentes que han vivido en primera persona su metamorfosis. Aquel pueblín de pocas casas de planta baja y abundantes caserías, molinos y sastrerías, hórreos y llagares, junto con alguna tiendina, pocos bares -¡quién lo diría!-, el estanco, el cuartel de la guardia civil, la estación del tren con su cantina y la pequeña iglesia parroquial... Aquel Lugones entrañable y familiar sigue vivo en sus nombres: el Pitanu, la chaplona, el consumeru, la cestera, el navarrín, los pachecos, el candialu, el serondu, el colorau, los de Pin de Secades, Buseco, les calderetes, los avilesinos... O en sus chigres: Casa Pin, Casa Pedregal, La Morena, Casa Benito, Casa Fran, Casa Roza... O las caserías y hogares del lugar como Casa el Vaqueru en el Carbayu, Gardabín en Paredes, Casa María Juan en la calle la Ciega, Casa Huertina... Ese Lugones que refleja en su histórico fotográfico Ángel el gallegu no se ha perdido del todo, sino que gracias a él queda bien documentado para las próximas generaciones.
Es de justicia reconocer también el deseo de preservar nuestra historia y sus tradiciones por parte de tantas asociaciones del lugar, de forma concreta no se puede pasar por alto la magnífica obra cultural que en el devenir del tiempo ha desarrollado la Sociedad de festejos de Santa Isabel con las publicaciones de textos e imágenes del pasado y la potenciación de esta fiesta grande para Lugones, junto a otras más especiales y “actuales” como la hoguera de San Juan o la San Silvestre navideña. Sin olvidar tampoco la apuesta por el folclore asturiano que le da ese sonido tan nuestro a gaita y tambor en la Muestra Internacional ideada por Edita Reguera y “La Sidrina”. Hay muchas figuras dignas de mención, pero me parece relevante el trabajo de los jóvenes miembros de la Comisión de Fiestas que con esfuerzo sacan adelante unos días de celebración para todos, que gracias a su empeño su labor convierte en alegría nuestro descanso estival.
Ya en su momento mediante esta Asociación y en colaboración con la propia Parroquia, para deshacer entuertos de leyendas y absurdos travestismos de santos, hicimos posible la adquisición de la imagen de la Santa Isabel, la cual hoy en día procesiona junto a la imagen de su prima, Nuestra Señora de la Visitación… Al escribir estas líneas vino a mi memoria cuando hace años me acerqué al monasterio de la Visitación de Oviedo, allá en la falda del Naranco, para interesarme por una monja de aquel convento nacida en Lugones. De estas religiosas “salesas” he sacado tres ideales de su vida que nos pueden servir a todos. Primero: ‘’pasar desapercibidos’’; San Francisco de Sales meditando este misterio de la Visitación se dio cuenta de que la primera enseñanza de María es su humildad; le dicen que va a ser la Madre de Dios y Ella lo admite con humildad y entrega sin condiciones. Y en esa situación se pone en camino para ayudar a su prima que la necesitaba. Segundo: “vivir en clave de dulzura”; a veces el mayor sacrificio no es ayunar o mortificarse, sino sonreír y ser amable cuando no te apetece o a quien no te agrada. María no pensó en su estado, ni reparó en si habría otros familiares más próximos que pudieran ayudar a su prima, no dio vueltas ni buscó excusas, sino que sin tardar se puso en camino hacia Ain Karem con la vista puesta en una misión como era ser útil a Isabel ante una situación compleja, su embarazo inesperado en una edad tardía.
Y última: ''pies calzados con corazón desnudo'', que solía decía San Francisco de Sales; esto es, preparados en cualquier momento para ir a prisa a la montaña como María a casa de Isabel, pero para poder hacer esto el corazón debe estar libre de apegos que nos dejan inmóviles de cara a Dios y a los demás al hacernos esclavos de las pequeñeces del mundo que nos hacen pequeños también a nosotros. Sólo olvidándonos de nosotros mismos y pensando en los demás ponemos las bases para un mundo más fraterno; sólo aceptándonos unos a otros en nuestras legítimas diferencias y desde la libertad de los hijos de Dios podremos hacer un mundo mejor.
Gracias a tantas personas que estos días harán posible con su esfuerzo que nuestro pueblo viva con alegría sus fiestas.
Felices Fiestas de la Visitación de María a su prima Santa Isabel 2023
Joaquín, párroco
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