(De profesión cura) Muy grata jornada. Comenzamos con una meditación que dirigió un servidor, seguimos con adoración al Santísimo y confesiones, santa misa, comida compartida y rosario para fin de fiesta.
Quería dejarles aquí el texto - esquema de la meditación por si les pudiera servir de algo.
Retiro. 18 de marzo de 2023. Braojos
FIELES A CRISTO EN TIEMPOS DE CRISIS
Llevamos dos mil años en crisis. Desde el minuto cero nunca fue fácil.
¿Cuándo peor? Casa época tiene lo suyo.
En nuestro momento actual:
– Persecución externa: agenda 2030, NOM. El único peligro que tienen es una Iglesia católica fuerte. Por eso apoyan la Iglesia ONG, que será, es, sumisa a sus proyectos, mientras atacan a la Iglesia que lleva por bandera la fe, el humanismo cristiano, el derecho natural, la primacía de Dios.
– Caos interno:Relativismo: dogmático y en consecuencia moral y litúrgico
Falta de autoridad
Entrega a los postulados del NOM: una Iglesia ONG
Las consecuencias están a la vista:Falta de vocaciones
Desencanto en muchos sacerdotes y religiosos
Desánimo en el Pueblo de Dios
Abandono de facto de la Iglesia.
Un grave reto para los católicos
Jamás un ir tirando, jamás el derrotismo.
PISTAS PARA VIVIR LA FE EN TIEMPOS DIFÍCILES
1. FORMACIÓN
La gente no sabe nada, pero nada. Ni lo más elemental. Cincuenta, sesenta años de unas catequesis edulcoradas sin más idea que un genérico compartir y un “Jesús te ama”, añadidas a unas clases de religión insulsas en el mejor de los casos, cuando no promotoras abiertamente de toda disidencia y todo ataque a la institución nos han llevado a una generación de analfabetos católicos, entre los que no excluyo a sacerdotes y catequistas.
FORMACIÓN MUY SERIA para conocer la fe, para no permitir que nos den gato por liebre.
Catecismo de la Iglesia católica
Compendio del catecismo
Astete y Ripalda
Firmes en la fe. Conocedores de la fe.
2. FIDELIDAD PERSONAL
La fe cristiana no es irracional. Todo lo contrario. Por eso insisto en la formación. Y de confianza.
La fe es gracia. Don de Dios. El pelagianismo lleva condenado desde el concilio de Cartago en el año 418. No es posible vivir la fe sin la gracia de Dios. Y la gracia no tiene mas que dos caminos de acceso: oración y sacramentos.
Cuando hablo de fidelidad personal hablo de cosas tan elementales como: Guardar los mandamientos estrictamente: de Dios y de la Iglesia
Practicar las obras de misericordia espirituales y corporales
Oración constante: mañana y noche, ángelus, rosario
Vida sacramental: confesión y comunión
Apoyar esta fidelidad en la comunidad cristiana. Parroquias de confianza, grupos, también en la red.
3. PROFETISMO
Hay palabras secuestradas por diversos grupos de personas. Desde el progresismo católico intentaron apropiarse de la palabra profeta, adjudicándosela a toda heterodoxia siempre y cuando estuviera justificada por la ayuda a los pobres.
El profeta nunca fue ni el adivino del momento ni el defensor del derecho del pobre, y mucho menos quien despreciara el culto auténtico.
El profeta es alguien que en nombre de Dios denuncia el pecado y pide que se vuelva a Él.
Nosotros, por el bautismo, somos profetas. Y yo invito a ejercer nuestra función profética en dos direcciones:
- Hacia dentro de la Iglesia. Pedir, exigir, reclamar la fe católica. Protagonismo de los laicos, Iglesia de todos. Con caridad, con paciencia, con mansedumbre.
Los sacerdotes estamos mal acostumbrados. Los obispos aún más. Toca pedir, exigir, protestar y animar. El gran favor de las redes.
- Hacia fuera. Tras la secularización, hora de la sacralidad. Signos externos, procesiones, hábitos, sotanas, imágenes.
- Presencia en la vida pública. No necesitamos católicos en la sacristía, que es dar la razón al mundo, sino en los ámbitos de decisión civil: política, asociaciones de padres, sindicatos, asociaciones de vecinos. Y estar ahí como católicos creyentes, practicantes y militantes.
MARTIRIO:
“El morir en el combate es el mayor honor. No se muere más que una vez. La muerte llega sin dolor y el morir no es tan horrible como parece. Lo más horrible es vivir siendo un cobarde”.
El martirio moral ya lo tenemos. El físico, no se descarta…
Lo horrible sería vivir como católicos cobardes.
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