La Parroquia de San Félix de Candás vivió este año su Corpus más peculiar pero quizás el más intenso en cuanto a vida espiritual e interior. Tras la misa mayor de las doce del mediodía, dada la amplitud del templo y su estructura, el sacerdote invitó a los fieles a vivir esa sencilla procesión interior sin moverse del sitio para salvaguardar las medidas sanitarias. El párroco colocó al Señor en la custodia y tomándolo con el humeral, lo trasladó por las naves laterales del templo para que todos los fieles pudieran contemplar de cerca sin necesidad de moverse al Señor vivo y presente en la Eucaristía.
Concluida esa simbólica procesión por el interior del templo parroquial, el Santísimo quedó expuesto en la custodia sobre el altar mayor durante el resto del día sin quedar ni un momento sólo. Los fieles de la parroquia se turnaron durante todo el día en la adoración a Jesús Sacramentado en turnos de vela, visitas y ratos de oración. En especial los grupos de Adoración Nocturna se encargaron de coordinar la organización y velar por que no se perdiera el clima de silencio y recogimiento dado que fueron numerosas las entradas y salidas de fieles durante toda la jornada.
A las seis de la tarde tras el rezo del rosario el párroco procedió a la bendición y reserva del Santísimo en el Sagrario para concluir la jornada del Corpus con la última Eucaristía del día de las cinco celebraciones que tienen lugar en esa unidad pastoral cada día del Señor.
Jesús Sacramentado no pudo salir por las calles de la localidad, esta vez les tocó a los fieles ir a verle a su casa, donde siempre está esperando en el Sagrario la visita de los que le aman. Con esta jornada de oración eucarística en estos tiempos de dificultad se ha pretendido visualizar como hemos de volver a las raíces de nuestra fe, vivir de la adoración y comunión con Jesucristo Sacramentado nos llevará a saber descubrirlo en el pobre y en el que sufre.
Candás hizo suya la letra del XXXV Congreso Eucarístico Internacional de 1952 ‘’Como estás, mi Señor, en la custodia igual que la palmera que alegra el arenal, queremos que en el centro de la vida reine sobre las cosas tu ardiente caridad’’.
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