Cumbres luminosas
A mediados del siglo XIX apareció una novela de Emily Jane Brontë que luego tuvo una larga andadura. Se trata de la famosa obra Cumbres Borrascosas que ha dado lugar a muchas adaptaciones, incluyendo varias películas, dramatizaciones radiofónicas y televisivas, un musical, telenovelas y canciones. Entre nosotros fue el cineasta Luis Buñuel quien hizo una versión en español en los años cincuenta del siglo pasado. Viene a ser como una de las obras clásicas de la literatura inglesa contemporánea, como algunas de las obras de nuestros escritores de la altura de Leopoldo Alas Clarín y su inmortal La Regenta, aunque el tono, la ambientación y su didáctica sean tan diferentes.
Me viene este título de Cumbres borrascosas, para ensayar una especie de título contrario, antónimo, con el que poder explicar una altura a la que se llega tras un largo recorrido de ascensión, y gozando de su cumbre se atisba un horizonte diáfano, luminoso, en donde la mirada se dilata, el corazón se llena de gratitud y tras el merecido reposo se prosigue la escalada hacia la cima siguiente en la que nos espera también allí el Señor.
Por eso podríamos decir con toda holganza, agradecimiento y confianza, que estamos en una cumbre luminosa al acabar este curso pastoral en nuestra Diócesis de Oviedo. Ya lo escenificamos el año pasado y quedamos tan contentos por el fondo y la forma del encuentro, que nos conjuramos con humildad en este método que veíamos que nos señalaba en este momento Dios en su Iglesia.
Al acabar un curso pastoral tenemos en cuenta lo que nuestra tierra diocesana vive en sus distintas geografías: arciprestazgos urbanos y arciprestazgos rurales, donde tenemos parroquias inmensas en vida y población, o parroquias pequeñas y humildes con cristianos a los que queremos saber acompañar. Pero no solo es la geografía por donde se extienden nuestras comunidades cristianas, sino también las distintas áreas pastorales que como sectores también acompañan los distintos aspectos de la vida con los que estamos comprometidos por amor a Dios, a su Iglesia y a las personas que nos han confiado con su diferente edad y sus muy variadas circunstancias. En este sentido serán días también para valorar lo que las Delegaciones diocesanas que abarcan los factores de la vida pastoral han hecho. Están agrupadas en torno a cuatro comisiones, que tienen una cierta afinidad entre ellas y nos permite hacer un acompañamiento ordenado y eficaz.
Serían estas: La Comisión para la Transmisión de la Fe, que abarca las Delegaciones de Enseñanza, Catequesis, Liturgia, Familia y Vida, Misiones, Ecumenismo y para las Causas de los Santos. La Comisión para la Comunión Eclesial, con las Delegaciones de Clero, Vida Consagrada, Apostolado Seglar, Pastoral Juvenil y Vocacional. La Comisión para la Caridad y el Servicio, que incluye las Delegaciones de Caritas y Acción Social, Pastoral de la Salud, Pastoral Penitenciaria y Manos Unidas. Por último, la Comisión para la Cultura y la Comunicación, tendría las Delegaciones de Bienes Culturales de la Iglesia, Medios de Comunicación Social y Redacción de Esta Hora, Peregrinaciones, Piedad Popular y Cultura y Pastoral Universitaria.
Cumbres luminosas para revisar lo que en las áreas geográficas y en los sectores pastorales hemos realizado, lo que deberemos completar y lo que, tal vez, tendremos que insertar en el próximo curso. Estando como estamos embarcados en las Unidades de Pastoral, hemos de seguir ahondando en esa manera de concebir nuestra presencia de Iglesia y nuestro trabajo como comunidad cristiana, en el hoy de nuestros días, en los lares de nuestra Diócesis y con los nombres de nuestras biografías. Son las cumbres luminosas.
+Jesús Sanz Montes O. F. M.
Arzobispo de Oviedo
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