Son muchas
las personas cultas, preparadas y reconocidas que pueden hablar mil veces
mejor y con mas conocimiento que yo de
este entrañable sacerdote ,y seguro estoy que lo harán. Sin embargo sirvan
estas pobres letras de un joven que
siempre le admiro sentido homenaje.
La Foz de Morcín, lugar donde el rio sortea la
rocosa caliza, puso el Señor su mirada
vocacional. En la que es una de las dos únicas feligresía de la diócesis de Oviedo,
junto con Tolivia en Laviana, dedicada
al Santo asceta egipcio Antonio el Abad vinieron al mundo : Don Ezequiel
Fernández y Don Silverio Cerra . Dos hombres de fe entregados que han sido para
generaciones y generaciones de seminaristas el testimonio callado de la alegría que produce el servir con
fidelidad a Cristo y a la Iglesia.
Don Silverio,
con la pluma y el rosario, con la misma energía a pesar de llevar tantas
décadas llevando a cabo la misma tarea . Se cumple aquí lo que dice el Apóstol:
Para mí vivir es Cristo y una ganancia el
morir. Pero si el vivir en la carne me supone trabajar con fruto un beneficio,
entonces no sé qué escoger (Flp 1,21)
La
estadística de vocaciones al sacerdocio en España no se entiende sin la subida
boom de la postguerra y la caída en
picado de los años 70. Sigue hablándose mucho hoy de aquellos chavales que sin
ni siquiera tener vocación eran enviados al seminario como válvula de escape de
una miseria sin esperanza de cambio. En este grupo entra la vocación de Don
Silverio el cuál siempre alegó con cierto humor que Dios se había servido de
una ración de churros con chocolate para llamarle a su servicio. Así fue como
aquel pequeño abandonaba su hogar paterno con sus inocentes ojos fijos en una
única meta, los churros que según su padre le darían los curas para merendar.
El tiempo
pasó y se llevó la hambruna , los seminaristas sin vocación empezaron a volar
como los pájaros del nido, pero el joven de Morcín había descubierto algo muy
interior que no dejaba de interpelarle ¿yo sacerdote?. Durante su época de
seminarista fue colaborador del sacerdote D. Jesús García en la parroquia San
Felix de Lugones.
Su curso fue reduciéndose hasta quedar tan
sólo veintiséis del centenar que comenzaron ,los cuales fueron ordenados por el
entonces Arzobispo Coadjutor Monseñor Segundo de Sierra y Méndez en la Cuaresma de 1964.
Su pasión por
el estudio filosófico lo completo tras
su ordenación, primero en Roma y luego
en Valencia dónde trabajó la figura de Feijoo del que siempre se le ha
considerado un gran conocedor. Toda su vida ministerial estuvo siempre ligada
la investigación y a la docencia en el seminario y la Escuela de Magisterio Padre. Ossó . Autor de numerosas vidas de Santos,
materiales didacticos de filosofía y otros libros de piedad . Cabe recordar : las
cuatro publicaciones sobre San Melchor , el devocionario popular , biografías de San Blas para la Parroquia de Jove (entonces
regida por D. Laurentino) y el Monasterio de las Pelayas con el que siempre ha
estado tan unido .
El periódico
nunca faltó en su andadura cotidiana, su
pensamiento de hombre intelectual y de Dios le hacían echarse las manos
a la cabeza en más de una ocasión ante
afirmaciones, opiniones y ataques hacia
la Iglesia por parte de personas
relevantes de nuestra sociedad. Hombre de solidos principios no dudó nunca en
publicar sus puntos de vista temas dónde él y apostillar según su conciencia y
su conocimiento. Otra minuciosa labor fueron sus colaboraciones y recesiones
para Studium Ovetense , la revista del centro de estudios teológicos del
seminario metropolitano de Oviedo.
Siempre se ha
dicho que los Obispos dejan cadáveres
por las cunetas, personas abandonadas… y no pocos en Asturias señalan a Don Silverio
como un aparcado in aeternum en la nada. No caigamos en frivolidades, sino
pensemos que de haber sido otro el destino sacerdotal no nos hubiéramos encontrado hoy con tan rico legado.
Desde su
jubilación en 2003 se convirtió en todo un contemplativo dónde su tiempo se dividía
en orar y trabajar. Entre paseos y lecturas
supo hacer del mastodóntico edificio del Prau Picón su bohemio refugio
dónde perderse y encontrarse como hicieran otros grandes como Ruiz de la Peña o
D. Ramón Cuevas. El monte fue una de sus grandes pasiones, para
Don Silverio igual que para el protagonista de ``La última cima ‘’, la
montaña tenía un sabor místico. Bien nos vienen para hablar de la muerte de
nuestro amigo las palabras de Pablo Domínguez en una carta a las Clarisas de
Lerma al decir: ¡Lo que en el momento de
la muerte tiene importancia, lo tiene ahora!,¡Lo que en ese momento sea
accidental, también lo es ahora! En definitiva:¡Sólo Cristo y sólo el amor es
lo importante!.
Tras haber
celebrado el pasado 9 de mayo con sus
compañeros de curso sus bodas de oro sacerdotales, la noticia de su muerte
llegó cuando los fieles de Valdecuna le estaban
aguardando para que les presidiera la
Eucaristía ese mismo día en su querido Santuario de los Mártires dónde tenían
previste homenajearle por esos 50 años de vida gastada ante el alta, aunque
este no tuviera fieles al otro lado. Estoy seguro que María Santísima Virgen de
la Probe, San Melchor, San Cosme y San Damián y todos los Santos a los que
tanta devoción profesaba han salido ya a su encuentro.
D.E.P.
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