En septiembre de 1839 se encargó a la Hermana Saint Pascal que comunicara al P. Ormieres que todo estaba listo para el viaje. Tenía los permisos necesarios. Con ella irían las Hermanas Saint Hilarion y St. Laurent. En la carta del 22 de septiembre de 1839, la hermana Saint Pascal escribe a Louis Ormieres:
''Le diré que las dos hermanas, destinadas a ir conmigo, están encantadas de marchar lejos a instruir niños pobres, que parece que las están esperando desde hace tiempo. Le confieso que es para mí una gran satisfacción verlas con estas disposiciones. Las mías continúan igual que cuando usted pasó por Saint-Gildas. Desde ese momento no ha habido un instante de desaliento. No he tenido que mirar hacia atrás: Dios me concede una gran gracia, dándome constancia en mis ideas. La necesito del todo para alcanzar mi propósito''.
Este primer texto tiene el valor de una presentación personal. El 3 de noviembre las tres Hermanas salían camino de Quillán. Iban con el P. Deshayes. Viajaron en coche propio hasta Tolulouse, donde había un asilo de sordomudos. dirigido por los Hermanos del P. Deshayes. Pararon en todas las casas de la Congregación, que estaban en el itinerario. Fue a recogerlas Louis Ormieres. Desde el primer momento pidió a las hermanas que llamaran ''Cheré meré'' a la Hermana Saint Pascal. Unos pocos días más tarde, llegó el P. Deshayes.
El día de la partida la Hermana Marie des Anges, de la comunidad de Saint Gildas, escribió a la Madre Saint Pascal. Comprendía que la decisión fuera desgarradora para ella, que estaba en Saint Gildas desde muy joven. ''Sólo para Dios'' era el lema de las Hermanas. Había inspirado ahora a la Hermana Saint Pascal y la sostenía en las dificultades.
No había pasado un año, cuando, en el verano de 1840 la Cheré Meré Saint Pascal recibió una carta. En ella se revala que el contrato, firmado el 1 de agosto del año anterior, tenia ya una interpretación restrictiva. Si una Hermana decidía ir a Quillán, no podría retornar a Saint Gildás. Por eso, le confesaba la Hermana Marie Euphrasie que ''sería necesario que tuviera su valor y su grandeza de ánimo, mi querida Hermana, pero Dios no me ha favorecido con ella''.
La Cheré Maré Saint Pascal vivió estas primeras jornadas como un ''exilio''. Hubo tensiones los primeros meses. Era el coste que supuso instalarse en un sitio nuevo y alejado. No era ''fácil'' mantener la alegría. En los últimos meses de su vida, el 6 de abril de 1874 confesaba:
''Es verdad que he salido de Saint Gildas, pero no he perdido el afecto a mi querida Comunidad. Lo conservaré hasta el fin de mi vida... Mis superiores me enviaron para servir a una pequeña comunidad que empezaba y ha tomado el nombre de Santo Ángel de la Guarda, al ser reconocida por el gobierno. Es la causa de mi estancia aquí''.
Unos años antes aseguraba que nunca cambiaría ni sus sentimientos, ni su decisión de ir lejos, al sur, ni sus vínculos con Saint Gildas.
El 3 de diciembre de 1839 se inauguró en Quillán la escuela y se instalaron las Hermanas. Asistió el P. Deshayes. Ormieres, generoso en repartir, lo consideró también como fundador, como antes lo había sido de otras congregaciones. Tuvo esa misma consideración con Angebault.
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