domingo, 17 de marzo de 2024

''Si muere, da mucho fruto''. Por Joaquín Manuel Serrano Vila


Ya enfocando la recta final de este Tiempo nos encontramos como en torno al altar en este Domingo V de Cuaresma, con la que iniciamos la llamada Semana de Pasión. Dentro de siete días será ya el Domingo de Ramos, y por ello, el evangelio de este día tomado del capítulo 12 de San Juan, quiere ser un deseo de Jesús por ponernos en sintonía ante lo que vamos a celebrar a partir del domingo próximo, y el profundo sentido que encierra. Se acerca el final, el Señor lo sabe, y por eso insiste en preparar a sus discípulos con parábolas y enseñanzas para que no se llamen a engaño, para que tengan claro que su meta no es un pódium agradable; no va a ser un éxito a los ojos del mundo, sino que su misión va hacia otros derroteros. Jesús durante tres años les ha hablado del Reino de su Padre al que ha de volver para hacerles -y hacernos- sitio-. Aquel grupo de griegos expresan algo que sentimos todos: ''¡Queremos ver a Jesús!'', y en algo tan serio con lo que no acabamos de entender con más fuerza sale el deseo de querer ver por delante, de asegurarnos de que aquello que nos presentan como maravilloso es así, pues nos empeñamos en que sólo podemos aceptar y validar lo que pasa por la censura de nuestros sentidos. 

Andrés y Felipe se acercan a Jesús para decirle que aquellos griegos le quieren conocer, pero el Señor da la impresión de que no está por la labor, de que tiene prisa y no le sobra el tiempo, por lo que les contesta con algo que les desconcierta: ''Ha llegado la hora de que sea glorificado el Hijo del hombre''... Aquí hay algo que debe interpelarnos en estos días, y es que ha menudo acompañamos a Jesús con nuestras oraciones, atentos a los textos bíblicos que nos irán relatando tanto las profecías que vemos cumplidas en Él como los hechos de sus últimas horas de vida, pero es que estar cerca de alguien o incluso acompañarle no es sinónimo de ponerse en su lugar. Una buena actitud para vivir la Semana Santa sería interpelarnos interiormente: ¿Qué sentiría el Señor? ¿Qué pasaría por su mente? ¿Qué sentimientos aflorarían ante cada momento y cada paso hacia el calvario?... Y llevarlo a la oración. 

Jesús tiene clarísimo que su misión es la que es, que para eso ha venido al mundo, para dar su vida en rescate por muchos. El problema radica en que no pocos que le seguían pensaban que esa salvación vendría por una demostración de poder, fuerza o capacidad para obrar milagros. El Señor trató de advertirles como en este pasaje del evangelio: ''Os aseguro que si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto. El que se ama a sí mismo se pierde, y el que se aborrece a sí mismo en este. mundo se guardará para la vida eterna''... Lo entenderán; sí, pero mucho después de haber ocurrido todo, no previamente cuando les hubiera ayudado a no temer, a no esconderse ni huir. Esto nos pasa a menudo a todos, nos hablan de un pueblo maravilloso y empezamos a dibujarlo en nuestro subconsciente, y cuando llegamos allí nos desilusionamos pues nada tenía que ver lo que esperamos con lo que encontramos. Vamos a ese lugar pensando que habrá todo lo imaginado y resulta que no es así, pues esta es la experiencia que sufrirán los apóstoles al ver que la vida terrena de Jesús no el un triunfo de una batalla donde Él se proclame rey de Israel en el trono de un palacio, sino que aparentemente morirá como un fracasado ajusticiado como uno más a los ojos del mundo, cuando en realidad ese patíbulo era el trono real desde donde se hacia rey eterno, inmolándose por puro amor por todos nosotros. 

Quiero concluir con un versículo precioso de este evangelio: ''El que quiera servirme, que me siga, y donde esté yo, allí también estará mi servidor''. Hoy celebra la Iglesia en España la Campaña del Seminario en este domingo ya cercano a la fiesta de San José. Es una jornada para orar por el aumento de las vocaciones, por la perseverancia de los que ya han dado el paso, y para que ninguna vocación se quede al borde del camino por falta de ayuda económica, espiritual o pastoral. Damos gracias al Señor por nuestros seminaristas del Seminario Metropolitano de la Asunción de Oviedo y del Seminario Misionero Redemptoris Mater y de "Lumen Dei", también en nuestra Diócesis, y cuyo testimonio es un estímulo para los jóvenes de Asturias y un motivo de esperanza para nuestra Iglesia Diocesana. Hay diócesis en España donde no hay ningún seminarista, por eso a pesar de la escasez vocacional que atravesamos tenemos muchos motivos para estar contentos con el buen estado de salud del corazón de nuestra Diócesis. 

Que el Señor conceda a nuestros jóvenes un corazón nuevo, para que tantos indecisos y temerosos se atrevan a decir sí a ser servidores, a ser trigo fecundo que muera para sí mismo, pero para dar fruto abundante. ¡Feliz Domingo!

Evangelio Domingo V de Cuaresma


Lectura del santo evangelio según san Juan (12,20-33):

En aquel tiempo, entre los que habían venido a celebrar la fiesta había algunos griegos; éstos, acercándose a Felipe, el de Betsaida de Galilea, le rogaban: «Señor, quisiéramos ver a Jesús.»
Felipe fue a decírselo a Andrés; y Andrés y Felipe fueron a decírselo a Jesús.
Jesús les contestó: «Ha llegado la hora de que sea glorificado el Hijo del hombre. Os aseguro que si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto. El que se ama a sí mismo se pierde, y el que se aborrece a sí mismo en este. mundo se guardará para la vida eterna. El que quiera servirme, que me siga, y donde esté yo, allí también estará mi servidor; a quien me sirva, el Padre lo premiará. Ahora mi alma está agitada, y ¿qué diré?: Padre, líbrame de esta hora. Pero si por esto he venido, para esta hora. Padre, glorifica tu nombre.»
Entonces vino una voz del cielo: «Lo he glorificado y volveré a glorificarlo.»
La gente que estaba allí y lo oyó decía que había sido un trueno; otros decían que le había hablado un ángel.
Jesús tomó la palabra y dijo: «Esta voz no ha venido por mí, sino por vosotros. Ahora va a ser juzgado el mundo; ahora el Príncipe de este mundo va a ser echado fuera. Y cuando yo sea elevado sobre la tierra atraeré a todos hacia mí.»
Esto lo decía dando a entender la muerte de que iba a morir.

Palabra del Señor

sábado, 16 de marzo de 2024

Homilía en la Bendición de la Talla de Jesús en la Borriquita de Lugones de la Cofradía del Cristo de la Piedad y la Soledad (16/03/24)

Queridos sacerdotes, cofrades y fieles todos:

Celebramos en el marco de este Domingo V de Cuaresma la solemne bendición de la imagen de Jesús en la borriquita, en la entrada del Señor en Jerusalén y que el próximo domingo (D.m.) procesionara por vez primera por nuestras calles.

En primer lugar, gracias a la Cofradía del Cristo de la Piedad y de Nuestra Señora de la Soledad, que desde hace años venía trabajando para hacer realidad este proyecto que hoy se ve de algún modo culminado. Personalmente estoy muy feliz con ellos de poder ver este sueño hecho realidad. Que esta imagen sea para nuestros niños, para los cuales el domingo de ramos supone una de esas jornadas tan queridas como lo fue para nosotros también a sus años. Os acerco igualmente el saludo y cercanía de nuestro Arzobispo, que hubiera querido compartir esta celebración con nosotros, y al que se le hace imposible al encontrarse en León donde a estas horas pregona esa ilustre Semana Santa, como el año pasado hiciera con la nuestra. Y en su lugar y representación agradezco del mismo modo la presencia de nuestro Vicario de Oviedo-Centro, Párroco de Posada y amigo, D. José Julio Velasco, el cual también nos honrará próximamente al asumir el Pregón de nuestra Semana Santa.

Quiero valorar de forma singular al autor de esta obra que hoy bendecimos, al igualmente amigo y artista D. Manuel Ángel Fernández Escobar, por el mimo, detalle y primor con que ha cuidado cada milímetro, tanto de la imagen del Señor como la talla de la borrica. Es una imagen que invita a la piedad y la oración, y que se sumerge en lo profundo del misterio de esa subida de Jesús a Jerusalén.

Ante cualquier proyecto de esta índole, es muy importante buscar un buen imaginero que logre plasmar de forma preclara el momento de la vida del Redentor que se quiere contemplar.

1º Mensajero de la Paz

Al hilo de la palabra de Dios de este Domingo, y mirando esta imagen que estrenamos, a uno le viene a la cabeza las palabras del profeta Isaías: ''Qué hermosos son sobre los montes los pies del mensajero que proclama la paz, que anuncia la buena noticia, que pregona la justicia, que dice a Sión: «¡Tu Dios reina!»''… (Is 52, 7). Esta talla quiere ser un recuerdo y un reclamo constante de que el Señor no deja de venir a nosotros para regalarnos su paz, predicarnos su Evangelio e invitarnos a la santidad.

Gracias Señor por no cansarte de venir a nosotros, aunque a menudo las puertas de nuestro corazón estén cerradas. Por eso necesitamos pedir un corazón nuevo ante lo que se avecina y que nos ha anunciado Jeremías en la primera lectura: “Mirad que llegan días –oráculo del Señor– en que haré con la casa de Israel y la casa de Judá una alianza nueva”. (...) Meteré mi ley en su pecho, la escribiré en sus corazones; yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo...” Necesitamos cambiar el corazón de piedra por uno de carne que sepa reconocer al Salvador al que tantas veces a lo largo de las jornadas ignoramos.

Que bien nos viene la profecía de la primera lectura de este domingo, y que parece pensada expresamente para nosotros: ''Y no tendrá que enseñar uno a su prójimo, el otro a su hermano, diciendo: Reconoce al Señor. Porque todos me conocerán, desde el pequeño al grande''. Es nuestro deseo más ardiente, que todo el mundo conozca al Señor; en esta imagen es muy fácil hacerlo, pues goza de tanta belleza y realismo que parece el mismísimo Jesús entrando en Jerusalén. Lo importante es que seamos capaces también de verle en lo escondido…

Predicaba un sacerdote asturiano sobre un niño judío que sufría con frecuencia las burlas y bromas de sus compañeros de clase: Un día se les ocurrió jugar con él al escondite por la tarde cuando salieron del cole, y todos se fueron para casa mientras el niño hebreo contaba con los ojos cerrados… Cuando se puso a buscarles, no encontraba a ninguno; se sintió humillado y abandonado, y volvió a su casa llorando. Una vez en casa, su abuelo que era rabino lo consoló y le dijo: ''Mira hijo, te ocurrió lo que ocurre a nuestro Dios, que a veces se esconde y pocos salen a buscarle''. Cada religión busca esos escondites del Señor, unos lo ven en las imágenes, otros en la Escritura, otros en los necesitados, pero especialmente está en la eucaristía donde hoy lo recibiremos de nuevo oculto en el pan y el vino.

2º Rey humilde

¡Bendito el Rey que llega! ¡Bendito Jesucristo que siendo el primero quiso ser el último! Así se nos presenta Dios Hijo como anticipó Zacarías: ¡Salta de gozo, Sión; alégrate, Jerusalén! Mira que viene tu rey, justo y triunfador, pobre y humilde montado en un borrico, en un pollino de hijo de acémila… He aquí al Rey de Reyes, que no viene a caballo rodeado de poderosos soldados y guerreros, sino en un burrito rodeado de niños que con sus palmas le acompañaban llenos de alegría.

Os aseguro que esta imagen encarna a la perfección esta verdad, pues es un rey humilde, realizado en un lugar humilde y por un humilde imaginero para una cofradía, parroquia y pueblo humildes.

Las pocas horas que pasé en Sevilla cuando fui a buscar -yo mismo- la imagen, pude disfrutar del encanto de la gente del sur, de la vida de un barrio obrero y trabajador donde te reciben y te tratan como si te conocieran de siempre. El autor de nuestra imagen no es un afamadísimo tallista multimillonario; al contrario, es un joven que tiene su humilde trabajo con el que se gana el pan de cada día en sus ratos libres, a pesar de tener otro muy digno de “reponedor” en un supermercado. A pesar tener dos trabajos vive de alquiler en su barrio de toda la vida con aquellos edificios típicos del antaño: “Ministerio de la Vivienda”, que dieron cobijo a multitud de trabajadores -lo que hoy ni es ni se espera- y que saben lo que es llegar justo a fin de mes sin poder vivir como nuestro imaginero sólo de su arte, a pesar del talento prodigioso con el que Dios le ha bendecido… ¡Me encantó aquel barrio y sus gentes!...

3º Señor de la Misericordia y de los Pobres

Volviendo a la Palabra de este Domingo, resuena en el Evangelio el deseo de aquellos griegos: ''Queremos ver a Jesús''... A todos nos gustaría haber presenciado aquellas predicaciones, milagros y obras que hizo Cristo en sus años de vida pública. Nos hubiera encantado ver el color de sus ojos, la tez morena de su piel, el tono de su cabello; poder tocarle como la hemorroisa, hablarle, pedirle ayuda para nuestros problemas... Y, sin embargo, veremos dentro de pocos días cómo aquellas multitudes que le seguían y escuchaban sin pestañear desaparecen al venir mal dadas, sin que apenas haya quien de la cara por Él. Encontramos en el evangelio una primera alusión a la cruz: ''Ha llegado la hora de que sea glorificado el Hijo del hombre. Os aseguro que si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto''… Y una segunda: ''Pero si por esto he venido, para esta hora. Padre, glorifica tu nombre''… E incluso una tercera: ''Y cuando yo sea elevado sobre la tierra atraeré a todos hacia mí''. La subida a Jerusalén es la recta final hacia el patíbulo, por eso el Señor va serio encima de la borriquilla, pues sabe que camina hacia su pasión. Sin embargo, su mirada es misericordiosa y su gesto de bendición sobre los que le reciben y que casi siempre son olvidados; aquellos que no cuentan para este mundo, pero sí para Él.

Por eso nos dice: ''el que se aborrece a sí mismo en este mundo se guardará para la vida eterna''… Descubramos a Cristo en el pobre, en el herido al borde del camino, en el necesitado de nuestra palabra, ayuda y aliento…

A veces nos empeñamos en hacer incompatible la sensibilidad para lo espiritual con el compromiso social, y así veremos cómo dentro de unos días se nos presentará la lección de lo que Jesús dijo a sus discípulos a propósito del derroche de perfume: ''Porque a los pobres los tenéis siempre con vosotros, pero a mí no me tenéis siempre''… En Andalucía es costumbre ponerles nombre a las imágenes, algo que en el norte nos parece extraño; yo llamaría a este precioso paso: el Señor de la Misericordia y de los Pobres, pues ante su mirada todos nos sentimos pecadores y perdonados, bendecidos por su gracia, y por pura misericordia.

Que el que ''se hizo pobre por nosotros, para enriquecernos con su pobreza'', nos bendiga siempre y no haga ricos en misericordia.

Joaquín Manuel Serrano Vila.
Párroco de San Félix de Lugones
Consiliario del Cristo de la Piedad y Nuestra Señora de la Soledad
Arcipreste de Oviedo

Imagen de Jesús en la borriquita, obra de Manuel Ángel Fernández Escobar

 


Fotografía de Jesús Burgos Ruiz


Fotografías de Daniel Villalba Rodríguez 





Otras imágenes







viernes, 15 de marzo de 2024

Presentación del Pregonero de la Semana Santa de Oviedo 2024: el Arcipreste de Liébana por parte del Arcipreste de Oviedo

Excelentísimas e Ilustrísimas autoridades civiles, militares y académicas… Sr. Presidente, directivos, cofrades y miembros de la Junta de Cofradías y Hermandades de la Ciudad de Oviedo; Sr. Delegado Episcopal de Religiosidad Popular y Sr. Cura-Párroco de esta Comunidad de San Tirso El Real, fieles y amigos todos:

Agradezco especialmente al Sr. Presidente de la Junta de Cofradías y Hermandades el haberme invitado a participar de este entrañable acto como Arcipreste de Oviedo, presentando al Pregonero de la Semana Santa de este año, mi homónimo de La Santa Cruz, en la diócesis de Santander. Felicitando igualmente a la Junta de Hermandades y Cofradías por esta elección, pues qué mejor ocasión que en pleno Jubileo Lebaniego invitar al Sr. Arcipreste Liébana y Peñarrubia.

Desde hace años se viene reivindicando Oviedo como meta de peregrinación, cuna del Camino de Santiago, Santuario de la Cruz, relicario de la cristiandad. Y es que Asturias y Cantabria y sus diócesis de Oviedo y Santander, tienen más en común de lo que pueda parecer. No sólo su naturaleza, su clima, su cultura y tradiciones, o incluso su forma de cantar... Nos une un pasado profundo en la fe que se pierde en el tiempo cuando en el llamado Reino de Asturias ni siquiera se sospechaba el marco territorial que hoy delimita a una Comunidad y Otra.

Recientemente se ha recuperado una ruta histórica: “el camino de los Santuarios”, que une ambas comunidades autónomas, pasando por Covadonga, desde el Monasterio de Santo Toribio a la Catedral de Oviedo.

Presumimos en esta bendita Vetusta de vivir a la sombra de nuestra Catedral: “La Sancta Ovetensis”, famosa por las reliquias relacionadas con la pasión del Señor, entre las que está el Santo Sudario… La Cruz de los Ángeles preside el escudo de Oviedo y su bandera, y la Cruz de la Victoria el escudo y la bandera del Principado. Y bien cerca de nuestra tierra, en una loma de la Sierra de la Viorna, se alza el Monasterio de Santo Toribio de Liébana que custodia el “Lignum Crucis”, el fragmento mayor de la cruz del Señor en todo el Orbe Católico.

En 1512, el Papa Julio II otorgó al Monasterio de Santo Toribio de Liébana el privilegio de celebrar un Año Jubilar, convirtiendo al Santuario cántabro en uno de los cinco lugares santos de la Cristiandad, junto a Jerusalén, Roma, Santiago de Compostela y Caravaca de la Cruz.

El pasado 16 de Abril el entonces Obispo de Santander, Monseñor Manuel Sánchez Monje, realizó el solemne ritual de golpear la Puerta de Perdón tres veces con un martillo, dando comienzo así al 74 Año Jubilar Lebaniego.

Traer a Don Elías Hoyal a pregonar la Semana Santa Ovetense constituye estrechar todos esos los lazos que nos unen desde hace siglos a las tierras cántabras y asturianas abrazadas por la cruz, y cuya devoción ha quedado profundamente arraigada en ambas iglesias particulares con la sendas ya aludidas, realizadas por pisadas peregrinas.

A buen seguro podemos afirmar que Santo Toribio, camino de Astorga a Liébana, pasó por aquí; y ese vínculo quedó reflejado mucho tiempo después en la arqueta de estilo asturiano que el rey Alfonso III el Magno, donó al Santo obispo de Astorga, Genadio. De esas tierras de Liébana se dice también que salieron los soldados que ayudarían a Don Pelayo en la batalla de Covadonga. El templo primitivo del cenobio lebaniego parece que era un templo de estilo prerrománico asturiano, y sabemos que en el 1.181 el obispo de Oviedo intervino en la creación de la Cofradía de la Santa Cruz junto a los de Palencia, Burgos y León, sin olvidar la peregrinación de San Francisco de Asís -de singular referencia para nuestro actual Arzobispo- en el año 1214, pasando por Liébana y Oviedo.

Hoy, para cantarle al madero, para hablarnos de la Cruz, de la Pasión y la Gloria, contamos con un cántabro de pro -qué, además, si mi “Servicio de Información” no falla, sí es profeta en su tierra; es decir, que está de Párroco en su pueblo natal-:

Sacerdote diocesano de Santander de los llamados ''Curas del 2000'' al haberse ordenado en aquel año. Nació en la capital cántabra un 13 de Mayo de 1.974. Curtido en la pastoral rural, ya que comenzó su año de diaconado en Mataporquera y los pueblos de Valdeolea, y tuvo por primer destino como neopresbítero las parroquias de San Vicente, Esponzúes, Castillo Pedroso, Quintana, Borleña y Villegar, en el valle de Toranzo.

Desde 2002 es Párroco de San Vicente de Potes, y desde 2003 arcipreste de La Santa Cruz (comarcas de Liébana y Peñarrubia como ya hemos dicho). Además de la Villa de Potes, atiende las parroquias de Aniezo (y Virgen de la Luz), Armaño, Avellanedo, Barreda Bejes, Cabañes, Cabezón de Liébana, Cahecho, Caloca, Castro Cillorigo, Cicera, Colio, Cueva, La Hermida, Lebeña, Linares, Luriezo, Ojedo, Pendes, Piñeres, Tama, Valdeprado, Vendejo y Viñón, por lo qué, evidentemente, no tiene tiempo para mucha holganza, y sí para bastante andanza.

En Cantabria hay también un puñadito de parroquias que durante mucho tiempo formaron parte de nuestra Diócesis y fueron atendidas por nuestro clero, y de las cuales surgieron vocaciones para la Iglesia asturiana; fueron éstas la Asunción de Bielva, con su filial de San Ignacio de Rábago, y en concreto, en ese bendito arciprestazgo de Liébana, la de San Andrés de Tresviso, que era un destino habitual de los recién ordenados en Oviedo y que desde 1.959 es diócesis de Santander, aunque es atendida en la actualidad por el párroco de Cabrales.

También el arcipreste de Oviedo es devoto de la Cruz, pues la gran devoción de mi parroquia natal de Candás es el Santo Cristo, vinculado al primer obispo de Santander. Cuando yo nací en mi Villa Marinera había una comunidad de religiosas; yo no tengo memoria de ellas, pero dejaron un gran recuerdo en la localidad. Eran las Siervas de los Pobres del Sagrado Corazón de Jesús que con cariño atiende Don Elías en su residencia de Potes. A la vista está que es muchísimo lo que nos une, y es que la Cruz en Cantabria y Asturias la abrazamos y nos abraza, sin olvidar yo mis dos años de vida laboral cuando apenas me afeitaba en Liérganes, desde donde recorrí toda Cantabria, y a donde regresaba al final de la jornada, a los pies de la Cruz de Rubalcaba.

Gracias Don Elías por su presencia entre nosotros, y sienta que está en su casa, pues esta tierra que en Cristo nos une, es la suya y es la nuestra: ¡Bienvenido!