sábado, 28 de septiembre de 2013

El perdón cristiano

 
Es fácil decirle a una persona que tiene que perdonar a alguien que hace un mal. Quizás es un poco más difícil decir que perdones a alguien que hace un daño a tu familia. Pero perdonar al que asesinó a un hijo o a un hermano, eso sí es realmente cristiano. Quien ha tenido la bendición de tener hijos y hermanos, sabe que cuando alguno de ellos se enferma o sufre algún tipo de accidente, la preocupación y el dolor dentro del corazón es muy grande, pero ese dolor es aún más intenso e indescriptible cuando asesinan a un familiar de la manera más injusta.
“Soy católico, creo en Jesucristo”, fueron las palabras de Hernán Prado, hermano de Sebastián, un médico argentino de 36 años asesinado en la puerta de su casa frente a sus hijos. La reacción normal ante esta situación hubiese sido de indignación y hasta de furia ante un acto tan injusto y gratuito.
Sin embargo, este hermano ante su terrible dolor tuvo como única respuesta que su vida cristiana le llamaba a perdonar hasta esta tremenda injusticia. El perdón debería estar impreso en el corazón del hombre, porque la Iglesia a través del Sacramento de la Reconciliación nos recuerda la infinita misericordia de Dios, misericordia que no tiene límites.
Perdonar en estas circunstancias tan dolorosas es un acto de suprema generosidad que seguramente será premiado por Dios. Solo se puede imaginar que en el corazón de este hermano resonaban las mismas palabra de Jesús en la cruz “Padre perdónalos porque no saben lo que hacen”.
“El que mató a mi hermano es también un hermano mío. Esto es lo que quiero inculcarle a mis sobrinos e hijos: yo elijo el perdón, transmitir el perdón”, dijo Hernán. El buscar la justicia hubiese sido también una correcta elección. Nadie hubiese podido criticar este deseo. Sin embargo el elegir por voluntad el perdón cristiano es un acto que sobrepasa a la misma justicia.
Sebastián, el hermano de Hernán, se defendió para no ser robado y por eso recibió varios disparos de bala. Ojalá este ladrón aproveche esta oportunidad y pueda regresar a la Casa del Padre como el Hijo Pródigo y decir como el buen ladrón: “Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu Reino”.

Uno de nosotros: ya más un millón cien mil firmas y este fin de semana vuelve a las parroquias

 
 
Uno de nosotros: ya más un millón cien mil firmas y este fin de semana vuelve a las parroquias
Numerosas localidades españolas se suman a la recogida de firmas con motivo del Día Europeo en Apoyo de la Iniciativa Ciudadana Europea “Uno de nosotros”.
Tras la campaña del día 22 de septiembre, la Iniciativa “One of Us” supera el millón cien mil firmas recogidas en Europa
Este domingo 22 de septiembre se ha celebrado en toda la Unión Europea el Día Europeo en Apoyo de la Iniciativa “Uno de nosotros”, bajo el lema Click & Sign now!(¡Pincha en el enlace y firma ahora!). Con este motivo, los organizadores de la Iniciativa y numerosos voluntarios se han movilizado en todos los países de la Unión Europea para recoger firmas en favor de la protección del embrión humano.
En España, se han recogido firmas en las principales capitales de provincia, así como en numerosas otras localidades. Las firmas se han recogido a través de las redes de voluntarios de las organizaciones que trabajan en favor de la defensa de la vida y la familia, así como numerosas otras entidades que se han sumado a la campaña.
La recogida de firmas se ha llevado a cabo, entre otras, en las ciudades de: Albacete, Alicante, Ávila, Barcelona, Burgos, Cádiz, Ciudad Real, Córdoba, Cuenca, Granada, Guadalajara, Huesca, Jaén, Las Palmas de Gran Canaria, León, Madrid, Málaga, Murcia, Oviedo, Pamplona, Salamanca, Cádiz, Sevilla, Toledo, Valencia, Valladolid o Zaragoza.
Este fin de semana se va a continuar con la recogida de firmas en parroquias de Cuenca, Granada y Madrid , aparte de en otras partes de España
También la Iglesia Católica se ha sumado a esta campaña, siendo varios los obispos que han enviado cartas a las parroquias y lugares de culto de sus diócesis, animando la recogida de firmas y recordando la urgencia en la defensa de la dignidad del embrión humano. Cosa que ya hizo el Papa Francisco hace meses, cuando apoyó la Iniciativa “Uno de nosotros” con motivo de una campaña de recogida de firmas organizada en las parroquias de la Diócesis de Roma el día 12 de mayo pasado. Así, en las parroquias de Madrid o Granada, por ejemplo, se han leído sendas cartas de los arzobispos respectivos promoviendo la campaña.
Ya se ha superado el millón cien mil firmas y más de 13 países europeos han alcanzado el mínimo de firmas exigidas
Los organizadores de la campaña han contabilizado ya 1.102.396 firmas en apoyo de la Iniciativa. Las firmas se han recogido en todos los países de la Unión, siendo Italia, Polonia, Alemania, Francia, Rumanía y España los países con mayor número de firmantes.
La normativa europea exige que para que prosperen este tipo de iniciativas ciudadanas deberán contabilizarse unas cantidades mínimas en al menos siete estados miembros de la Unión. Uno de nosotros ya ha superado estas cantidades en trece países, siendo Malta el último Estado en incorporarse a esta lista.
Quien esté interesado en colaborar en esta campaña de recogida de firmas en España, puede contactar con la coordinación de la Iniciativa en la dirección de correo electrónico “unodenosotros@oneofus.eu” y en el teléfono 913459318.

viernes, 27 de septiembre de 2013

Constructores de la historia. Plan Pastoral (I)

 

Quisiera dedicar una serie de cartas semanales a reflexionar en voz alta sobre nues-tro Plan Pastoral Diocesano para los próximos cinco años, tal y como hago en la introduc-ción que preparé para el mismo. Cada uno de nosotros protagonizamos un tramo de tiempo y un trozo de tierra, y es en esas do...s coordenadas donde la fe cristiana acierta a poner fecha y a domiciliar lo que va tejiendo la historia de un pueblo.
La Iglesia no es una entelequia abstracta en la que se dicen y hacen cosas tan gené-ricas que son incapaces de abrazar la vida concreta. El infinito amor de Dios que tomó car-ne humana en Jesús nacido de María Virgen, no se entregó abstractamente sino que lo hizo en lo concreto de cada persona que el Señor fue encontrando en el camino: con sus lágri-mas y sus sonrisas; con sus esperanzas y desencantos, con sus dudas y sus certezas; con sus búsquedas y sus preguntas; con sus trampas y pecados y con sus gracias y lealtades.
En Asturias desde aquel año 811 en el que comenzó nuestra historia como Diócesis de Oviedo, hemos ido escribiendo siglo tras siglo las hermosas páginas de nuestros santos: mártires en tantos modos y momentos, sabios doctores, celosos confesores de la fe, vírge-nes testigos del amor primero y único. Obispos y sacerdotes que han cuidado de este pue-blo cristiano, consagrados en las diversas familias religiosas viviendo sus carismas, fami-lias verdaderamente cristianas, educando a sus hijos mientras se amaban el esposo y la esposa con un amor tierno, fiel y para siempre; tantos laicos que han sabido vivir la fe en el mundo del trabajo no siempre fácil ni gratificante en el campo, en la ganadería, en la mar o en la mina, en los oficios y profesiones más diversos.
Este testimonio de fe que cruza los años de cada siglo, ha sabido expresarse en la religiosidad popular y en la vivencia de los sacramentos, en la cultura y el arte que han generado tantas manifestaciones de sabiduría, educación y belleza, en el compromiso ciu-dadano de construir una sociedad en la que poder convivir con comunión solidaria, con respeto de paz y caminos de justicia.
Pero cada generación ha sabido darse los cauces adecuados para vivir la fe en Dios, en comunión con la Iglesia y para la misión evangelizadora que el mundo les pedía. Así han ido poniendo como creyentes esa fecha a su tiempo y ese lugar a su domicilio, acer-tando a glorificar a Dios y siendo bendición para sus hermanos. Esto es lo que representa, sea cual sea su modalidad, el significado de un Plan Pastoral Diocesano. Según sean las urgencias, tal y como resulten los desafíos, cada época ha debido preguntarse cómo ser cristianos en el aquí y en el ahora.
Una Diócesis es una realidad viva formada por los bautizados que con sus diversas vocaciones y ministerios dentro de la Iglesia, continúan en el tiempo lo que tuvo comienzo en Jesucristo y en los primeros discípulos cristianos, a quienes confió el Señor el mandato misionero de ir a todo el mundo anunciando la Buena Noticia (cf. Mc 16,15). El Papa Juan Pablo II nos decía que debemos recomenzar con nuevo impulso esta larga historia cristiana de salvación a la luz de cuanto Dios nos ha dicho en este tiempo de gracia: “es el momento de que cada Iglesia, reflexionando sobre lo que el Espíritu ha dicho al Pueblo de Dios… analice su fervor y recupere un nuevo impulso para su compromiso espiritual y pastoral” (NMI 3). Ante las diversas periferias existenciales, como dice el Papa Francisco, salimos al encuentro de los hermanos. Para esto nos hemos dado un Plan Pastoral Diocesano.

+ Fr. Jesús Sanz Montes, ofm
Arzobispo de Oviedo
26 septiembre de 2013

Fotos de la Toma de Posesión de Don Joaquín cómo Párroco de Viella





El arzobispo de Valladolid opina que la cuestión de Dios está cada vez más presente en la sociedad

(EP) Durante el acto, el arzobispo ha señalado también que el Año de la Fe impulsado por Benedicto XVI, es una conmemoración, no solamente de la fe, sino también del «envío evangelizador» que quiso recuperar el Concilio Vaticano II. En este sentido, ha recordado que –citando a Juan Pablo II– el Concilio quiso «poner en marcha una gigantesca rueda de evangelización» que hoy está representada en el esfuerzo de la Iglesia por lograr una 'Nueva Evangelización'.
El prelado vallisoletano ha señalado, sin embargo, que la esperanza que movía el concilio «era una esperanza entusiasta» mientras que la actitud de la Iglesia actual es la de «una esperanza más humilde porque ha sido probada duramente en los 50 años posteriores al concilio».
«Lo que he apreciado durante mis años de ministerio es que, en cualquier discusión que aflore, hay una preocupación dominante», ha indicado Mons. Blázquez, que ha detallado que, sin embargo, la fe de la Iglesia está «sostenida por Dios».

"Arrancado" de las diócesis

En el libro, que ha sido presentado este jueves en la Universidad Pontificia de Comillas (Madrid), el arzobispo ha explicado que varios de los últimos capítulos están dedicados a las diócesis en que ha ejercido su ministerio pastoral y de las que «fue arrancado con muchas raíces», aunque juzga que «es bueno que así fuera».
En este sentido, ha señalado que el interés del libro no es «la añoranza» sino expresar la «gratitud» hacia «las personas con las que ha compartido la fe».
Así, Mons. Blázquez ha subrayado de su paso por Santiago de Compostela los «extraordinarios catequistas» que impulsaron la actividad de la parroquia y el servicio a los pobre. De Bilbao ha recordado el trabajo, Remigio Vilariño, de quien ha destacado su «gran capacidad de trabajo» y su «preocupación por los pobres».
A su vez, ha llamado la atención también sobre la «grandeza de alma» y la devoción a la Virgen de la Calle de los Palentinos y, «de forma particular», la Semana Santa de Valladolid, que, a su juicio, «es, junto con Andalucía, uno de los dos principales focos de celebración de la Semana Santa en España».

Don Julio, el cura centenario que sigue en activo

 
El sacerdote toledano Julio Muñoz Cuesta cumple mañana cien años y a su edad sigue concelebrando misas y confesando a los feligreses en la Basílica de Talavera de la Reina mientras rememora los tiempos en que utilizaba el burro como medio de transporte para ir a los pueblos.
Don Julio, natural de La Mata, ha vivido muchas experiencias a lo largo de su larga vida y en una entrevista a Efe ha contado, por ejemplo, que cuando empezó el sacerdocio nunca se hubiera imaginado que daría misa de cara al público, como viene sucediendo desde el Concilio Vaticano II.
El sacerdote asegura que lo que más le ha marcado en su vida ha sido la Guerra Civil, en la que "me tocó luchar con los nacionales", dice, "en el frente del Pingarrón, en Madrid", con los zapadores-minadores que sacaban la tierra de las minas, a través de las cuales pretendían alcanzar a los enemigos.
El sacerdote vio la muerte de cerca cuando una bomba explotó cerca de su cabeza y quedó herido, aunque no de gravedad.
De las trincheras, pasó al sacerdocio; fue ordenado en 1941 en Mora (Toledo) junto a 11 seminaristas más en la "primera hornada de sacerdotes después de la Guerra Civil", recuerda con nostalgia.
Su primer destino fue Escariche, en Guadalajara, aunque también pasó por muchos otros municipios de esta provincia: Escopete, Hontoba, Fuentenovilla, Albares, Almoguera y El Pozo de Almoguera.
A finales de 1943 le trasladaron a Espinoso del Rey, en la comarca de La Jara toledana, donde estuvo como sacerdote 13 años y donde al llegar "no me encontré una iglesia, sino una nave en el suelo".
"Eran tiempos difíciles, en plena posguerra, con pueblos mal comunicados, sin carreteras", relata Julio Muñoz. Pero tenía que dar misa, así que más de un día le tocó utilizar la bici, e incluso el burro, como medio de transporte.
Después pasó por Velada, también en Toledo, donde fue párroco durante 27 años. Y, una vez jubilado, le ofrecieron la posibilidad de ayudar voluntariamente en la Basílica de Nuestra Señora del Prado de Talavera de la Reina en la que, actualmente, continúa concelebrando misa, confesando y ayudando a dar la comunión.
Don Julio ha conocido diez papas, aunque asegura que "ninguno como Juan Pablo II, que ha convencido más que otros a la Iglesia universal y a las religiones cristianas".
También dice que "Toledo es una de las diócesis en cabeza en el número de vocaciones", algo que le alegra puesto que "la mayoría no tiene seminaristas".
Asegura que "las tradiciones han cambiado" y que "la Iglesia se ha ido adaptando a los tiempos" y afirma que nunca se ha planteado dedicarse a otra cosa que no fuera el sacerdocio porque "tenía mucha ilusión por ello".
Este centenario se confiesa "apasionado de la música" y muy especialmente del acordeón, "el único instrumento que me llena, a pesar de que nunca he aprendido a tocarlo", señala entre risas.
Después de 72 años de ministerio sacerdotal, este cura toledano dice que se encuentra "con fuerzas" para continuar su labor, aunque ya le fallan las piernas y necesita su bastón para caminar.
Mañana, viernes, celebrará su centenario con sus compañeros de la Casa de la Iglesia de Talavera de la Reina y el sábado se oficiará una misa homenaje en la Basílica a la que asistirán el arzobispo de Toledo, Braulio Rodríguez, y el recientemente nombrado obispo auxiliar, Ángel Fernández.
Don Julio tiene cuatro hermanos, dos varones y dos mujeres; la pequeña va a cumplir 90 y la mayor tiene 103, con lo que todo apunta a que aún le queda tiempo de seguir escuchando pecados bajo secreto de confesión. (RD/Agencias)

Rueda de prensa de la Conferencia Episcopal sobre la Beatificación de Octubre


Tocar la campanilla en la Consagración

 
Cuando yo era monaguillo, y empecé con apenas siete años, recuerdo lo que era el momento de la consagración en la misa. Se destacaba especialmente con dos signos de los que seguramente los menos jóvenes guardan memoria: la colocación de una palmatoria con la vela encendida en el altar, y por supuesto las campanillas en la elevación. Señales que anunciaban que allí iba a suceder, estaba sucediendo, algo grande. Por supuesto, todos de rodillas.

Qué bien lo saben los escenógrafos y los actores. Las cosas se comunican con las palabras, los gestos, la música, la luz ambiental. Buscamos detalles que “ayuden”. Una parroquia de Barcelona contaba que para su grupo de oración cuidaban los detalles: iluminación, icono, varitas de incienso, cojines… Mientras, lo más grande de la liturgia católica, la consagración, la transustanciación, se fue desprendiendo de toda señal que ayudara a comprender la grandeza del momento.


Para empezar desapareció el toque de la campanilla supongo que en aras de acabar con lo que parecía antiguo, y lo de arrodillarse quedó en desuso porque uno no anda por la vida arrodillándose delante de su padre. Si a eso se añadía unos vasos litúrgicos que más que pobres eran feos de narices, la omisión de la genuflexión del sacerdote y una elevación casi imperceptible, pues se quedaba en nada, mientras que la previa procesión de ofrendas se convertía en todo un despliegue y la posterior paz en otro aún mayor si cabe. La consagración, en medio, casi como un detallito que no se puede obviar.

El centro de la celebración no puede estar en la procesión de ofrendas, algo meramente utilitario, ni en el darse la paz, del todo opcional, ni en el sermón de campanillas. El centro es el sacrificio de Cristo que se entrega, se da y se hace presente en la consagración. Luego es el momento que debe acaparar miradas y corazones.

No es complicado. Una comunidad que se arrodilla, las palabras de la consagración pronunciadas con claridad y firmeza, la pequeña inclinación del celebrante al pronunciarlas, una elevación solemne, la genuflexión posterior pausada, sentida. Necesitamos dotar a nuestros templos de vasos sagrados dignos (ojo, digo dignos y bellos, no necesariamente caros, que no es lo mismo) y recuperar, por qué no, otros detalles.
En la parroquia hacemos sonar la campanilla en la consagración. Tanto en misas dominicales como en las sencillas de diario. No es nada difícil. Siempre habrá algún laico que desde su mismo asiento se encargue de ello. Impresiona el resultado. Esta mañana he celebrado la primera misa a las 7:30 h. Apenas veinte personas, que no está nada mal. Una misa rezada, muy simple. Pues en el silencio de la mañana impresiona el sonido de la campanilla en la consagración. Se nota.

Es verdad que se sabe. Es verdad que la consagración es lo que es con campanilla o sin ella. Pero hay sonidos que te acercan a Dios, por ejemplo, las campanas, por ejemplo, esa campanilla.
Es algo facilito, además la gente lo hace de muy buena voluntad. Y se nota. Se crea un ambiente denso, solemne, intenso. Cristo está aquí.
Jorge Glez. Guadalix

domingo, 22 de septiembre de 2013

22 de septiembre

El núcleo de Viella presenta su escudo
                     
 Homilía en la Toma de Posesión como Párroco  de Viella  
 D. Joaquín Manuel Serrano Vila 
    Domingo XXV del Tiempo Ordinario                                                            

Sr. Arcipreste de de Siero D. José Julio Velasco, querido hermano D. José Luis, religiosas y acólitos, (…), catequistas y colaboradores de la Parroquia; Asociación de Vecinos de “La Nozana”, miembros de entidades culturales y Agrupación Coral…

            Un saludo muy cariñoso también para mi familia y para todos aquellos amigos y allegados que hoy habéis querido acompañarnos a D. José Luis y a mí en su despedida y en mi presentación; muy particularmente saludo a la buena gente de Lugones que sé que hoy  muchos “piraron” allí la misa para estar en ésta…

            Pero saludo muy especialmente a todos vosotros, queridos feligreses y “paxarros”;  hijos todos de ésta, que ya también desde este instante es mi Parroquia de Santa María de La Asunción de Viella;  a los vecinos de Naón, de La Fresneda vieja (la de toda la vida -que insistentemente alguien ya me dejó claro en el contestador del teléfono de Lugones-), de La Belga, El Cogollo, La Nozana y de Viella capital.
            
           También un saludo cordial y sincero a los no creyentes, a los escépticos e indiferentes y a todos los curiosos que os asomáis hoy para echar un vistazo a la traza del nuevo cura. Sabed que os respeto y comprendo, pues muchas veces los que estamos en la Iglesia no siempre somos espejos claros del Evangelio. Para vosotros, de corazón, una coletilla que los de Lugones ya me han escuchado decir en más de una ocasión: Las puertas de la Iglesia están siempre abiertas para entrar, salir, incluso dando un portazo, y volver a entrar... Ni de un lado ni de otro de la puerta soy amigo de los portazos, pues éstos desencajan el marco y luego todo ajusta peor. En mi casa suelo dejar siempre entreabiertas las puertas, de forma que desde cualquiera de los dos lados se pueda pasar sin más.

Parece ser éste un día de muchas celebraciones, pero en realidad sólo celebramos una: “El Día del Señor”; y lo hacemos en y como Comunidad, sabiendo de nuestras virtudes e imperfecciones y, desde la constatación de que nuestros defectos son más que nuestras virtudes, debemos reconocernos “pequeños” ante Dios y necesitados de Él para poder caminar juntos.

Y en este camino que hoy yo inicio con vosotros, quiero proyectar ya algunas prioridades: Cuando llegué a Lugones hace escasamente cinco años, observé que apenas había niños y jóvenes en las celebraciones -ya sé que es un problema muy general en los tiempos que corren- pero enseguida dije: ¡necesito monaguillos!.. Hoy en Lugones las misas de niños son una fiesta; tenemos un buen grupito de los que ya no son tan niños y hasta tenemos monaguillos para ayudar hoy en Viella… ¡pero yo los quiero y necesito de aquí!

También me dijo un buen amigo que la homilía de hoy podía comenzarla con un “Carísimos hermanos”, no por lo espléndidos y caritativos que son los feligreses y vecinos de Viella, que no lo dudo -habrá ocasión de demostrarlo- sino porque posiblemente seáis de los fieles “per cápita”  más caros de Diócesis, a tenor de lo que, según me consta, debemos.

Frivolidades aparte, no podía ser al respecto más apropiado para esta celebración el Evangelio de hoy. También el Párroco es administrador; no sólo de los sacramentos, sino de los bienes o de las necesidades materiales de la Parroquia. Decía D. José Luis hace poco en la prensa que yo era más joven y “mejor” que él. Lo primero lo marca sólo el DNI, pero a lo segundo, le contesto hoy aquí con algo que, aunque ya va en camino, me falta en la plenitud de la que tú ya gozas y que recoge el Libro de la Sabiduría: “Las canas del hombre son la prudencia”.

Evidentemente, yo no soy D. José Luis, y, lógicamente, tengo mis propios criterios, pero también todos debemos tratar de ser buenos administradores de nuestra propia vida y de nuestros compromisos como cristianos,  y quizá, cabría también, al hilo de éste Evangelio, tener un poco de dolor de los pecados y el propósito de enmienda -que diría el Padre Astete- en la administración de nuestra vida cristiana con alguna pregunta, pongamos, como ésta: ¿ayudo yo en lo que puedo y de corazón a mi Parroquia y a mis hermanos en sus necesidades, o siempre exijo todos los derechos sin ninguna obligación?...

Quiero agradecerte por tanto, querido D. José Luis, tus esfuerzos y desvelos de veintidós años como administrador fiel de esta Parroquia, pues lo hecho, hecho está; y aquí se queda. Y que tu nueva encomienda en la de La Barreda, junto con la de Bobes y La Fresneda (“La Peña el gatu” -que también me dejaron insistentemente claro en el contestador) te siga dando muchas satisfacciones y éxitos pastorales. Y junto contigo, extender el agradecimiento a aquellos que han tenido algo que ver con Viella en su encomienda pastoral: el Padre Pedro, Dominico, que con cierta regularidad te ayudaba en momentos de necesidad, o el neopresbítero ya, D. Celestino, que fue seminarista entre vosotros, colaborando en la catequesis; lo mismo que el seminarista David, que hizo lo propio durante el curso pasado.

Pero si hay alguien a quien me consta que la gente de Viella lleva en el corazón con un entrañable recuerdo que yo quiero actualizar hoy también por su muchos años de servicio a esta Parroquia, es el D. Basilio, al cual conocí ya en sus últimos años en Lugones, limitado y deteriorado en su silla de ruedas y al que cada domingo me tocaba ponerle la estola para la concelebración; y al que finalmente tuve la satisfacción de administrar la Santa Unción y acompañar en sus últimos momentos, celebrando posteriormente su funeral y dándole sepultura en este Cementerio Parroquial.                 Que en Paz Descanse.

Con esta acrisolada herencia de mis antecesores hermanos, comienzo hoy mi andadura entre vosotros atreviéndome a pediros para mí oración, paciencia y caridad con mis defectos y limitaciones; sabiendo que los curas de hoy nos vemos en la obligación de hacer malabares para atender cada vez más encomiendas (aprovecho para deciros que las misas de los sábados serán a las 6 de la tarde y las de los domingos a la 13´15h) pero también os prometo que haré todo lo que esté en mi mano para que esta Parroquia no sea ningún segundo plato, sino que trataré de dedicarle el mismo esfuerzo y tesón que a mi queridísima de San Félix de Lugones; y, si San Félix es muy querido, no lo será menos la Santísima Virgen María en Viella.

Al igual que de esta Parroquia saliera también D. Ramón, sacerdote fallecido hace pocos años, ojalá el “Dueño de la Mies” pudiera premiarnos con alguna nueva vocación para repartir la preciosa carga de anunciar el Evangelio; y para que a ninguna parroquia, en ningún lugar, le falte un sacerdote que les haga presente a Cristo.

Que la Madre del Divino Pastor, la Santísima Virgen de La Nozana nos ayude e interceda por nosotros para que desde hoy mismo sepamos caminar juntos con un corazón de carne, y por Ella, mediadora eficaz en la unión de las personas que relata la fiesta de las bodas de Canaá, no dejemos de escuchar en el oído el susurro: “Haced lo que Él os diga”.

Que así sea.

Dios y el dinero

“No podéis servir a Dios y al dinero”, dice Jesús (Lc 16,13). Se trata, en definitiva, de una consecuencia del primer mandamiento de la ley de Dios: “Adorarás al Señor tu Dios y le servirás […] no vayáis en pos de otros dioses” (Dt 6,13-14). Nuestra confianza, nuestras esperanzas y nuestros afectos han de estar centrados, por encima de todas las cosas, en Dios.

El servicio de Dios proporciona libertad. Reconocer a Dios como Dios, como Señor y como Dueño de todo lo que existe, “libera al hombre del repliegue sobre sí mismo, de la esclavitud del pecado y de la idolatría del mundo” (Catecismo 2097).

Las riquezas se convierten en una dificultad cuando el servicio a Dios es suplantado por la servidumbre del dinero, que es un amo implacable. La seducción de las riquezas ahoga la palabra del Evangelio, impide que fructifique en nuestras vidas (cf Mt 13,22) y hace olvidar lo esencial: la soberanía de Dios.

En la adoración del Dios Único se unifica la vida humana, evitando así una dispersión infinita (cf Catecismo 2113). Las riquezas en sí mismas no son malas, pero no deben constituir un obstáculo a la hora de confesar la bondad de Dios, que es nuestra verdadera riqueza. Frente a lo principal, que es Dios, las demás realidades – también el dinero – ocupan un lugar secundario y relativo. Cuando esta relativización de la riqueza es olvidada, se corre el peligro de fiarse en exceso de los bienes terrenos olvidando que solamente Dios es nuestra fortaleza.

El respeto de Dios va unido al respeto del prójimo. El profeta Amós condena, con duras palabras, la corrupción y el abuso de los más indefensos: “Disminuís la medida, aumentáis el precio, usáis balanzas con trampa, compráis por dinero al pobre, al mísero por un par de sandalias (…) Jura el Señor por la Gloria de Jacob que no olvidará jamás vuestras acciones” (cf Am 8,4-7).

Los bienes de este mundo han de estar ordenados a Dios y a la caridad fraterna. No es ilegítimo poseer riquezas, pero sí lo es convertirlas en un fin último. El dinero es sólo un instrumento del que nos servimos los hombres para poder vivir con mayor dignidad, para atender a nuestras necesidades y a las necesidades de quienes están a nuestro cargo. El cristiano ha de ser señor de su dinero, no su siervo.


Para vivir el desprendimiento de las riquezas es conveniente considerar que las cosas que poseemos no son solamente nuestras, sino también, en cierto sentido, de los demás. Más que dueños somos administradores, llamados a hacer fructificar los bienes para que repercutan en beneficio del mayor número de personas.

El Catecismo señala, en materia económica, tres exigencias que brotan del respeto a la dignidad humana (cf Catecismo 2047). En primer lugar, la práctica de la virtud de la templanza, de la sobriedad, para moderar el apego a los bienes de este mundo. En segundo lugar, la justicia, para preservar los derechos del prójimo y darle lo que le es debido. Y, en tercer lugar, la solidaridad, siguiendo el ejemplo de Cristo, que siendo rico, por nosotros se hizo pobre a fin de enriquecernos con su pobreza (cf 2 Co 8,9).
Guillermo Juan Morado.

Evangelio Dominical

 
Lectura del santo evangelio según san Lucas (16,1-13):
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Un hombre rico tenía un administrador, y le llegó la denuncia de que derrochaba sus bienes. Entonces lo llamó y le dijo: “¿Qué es eso que me cuentan de ti? Entrégame el balance de tu gestión, porque quedas despedido.” El administrador se puso a echar sus cálculos: “¿Qué voy a hacer ahora que mi amo me quita el empleo? Para cavar no tengo fuerzas; mendigar me da vergüenza. Ya sé lo que voy a hacer para que, cuando me echen de la administración, encuentre quien me reciba en su casa.” Fue llamando uno a uno a los deudores de su amo y dijo al primero: “¿Cuánto debes a mi amo?” Éste respondió: “Cien barriles de aceite.” Él le dijo: “Aquí está tu recibo; aprisa, siéntate y escribe cincuenta.” Luego dijo a otro: “Y tú, ¿cuánto debes?” Él contestó: “Cien fanegas de trigo.” Le dijo: “Aquí está tu recibo, escribe ochenta.” Y el amo felicitó al administrador injusto, por la astucia con que había procedido. Ciertamente, los hijos de este mundo son más astutos con su gente que los hijos de la luz. Y yo os digo: Ganaos amigos con el dinero injusto, para que, cuando os falte, os reciban en las moradas eternas. El que es de fiar en lo menudo también en lo importante es de fiar; el que no es honrado en lo menudo tampoco en lo importante es honrado. Si no fuisteis de fiar en el injusto dinero, ¿quién os confiará lo que vale de veras? Si no fuisteis de fiar en lo ajeno, ¿lo vuestro, quién os lo dará? Ningún siervo puede servir a dos amos, porque, o bien aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero.»
Palabra del Señor

sábado, 21 de septiembre de 2013

San Mateo



Mateo significa: "regalo de Dios".

Se llamaba también Leví, y era hijo de Alfeo.

Su oficio era el de recaudador de impuestos, un cargo muy odiado por los judíos, porque esos impuestos se recolectaban para una nación extranjera. Los publicanos o recaudadores de impuestos se enriquecían fácilmente. Y quizás a Mateo le atraía la idea de hacerse rico prontamente, pero una vez que se encontró con Jesucristo ya dejó para siempre su ambición de dinero y se dedicó por completo a buscar la salvación de las almas y el Reino de Dios.

Como ejercía su oficio en Cafarnaum, y en esa ciudad pasaba Jesús muchos días y obraba milagros maravillosos, ya seguramente Mateo lo había escuchado varias veces y le había impresionado el modo de ser y de hablar de este Maestro formidable. Y un día, estando él en su oficina de cobranzas, quizás pensando acerca de lo que debería hacer en el futuro, vio aparecer frente a él nada menos que al Divino Maestro el cual le hizo una propuesta totalmente inesperada: "Ven y sígueme".

Mateo aceptó sin más la invitación de Jesús y renunciando a su empleo tan productivo, se fue con El, no ya a ganar dinero, sino almas. No ya a conseguir altos empleos en la tierra, sino un puesto de primera clase en el cielo. San Jerónimo dice que la llamada de Jesús a Mateo es una lección para que todos los pecadores del mundo sepan que, sea cual fuere la vida que han llevado hasta el momento, en cualquier día y en cualquier hora pueden dedicarse a servir a Cristo, y El los acepta con gusto.

Mateo dispuso despedirse de su vida de empleado público dando un gran almuerzo a todos sus amigos, y el invitado de honor era nada menos que Jesús. Y con Él, sus apóstoles. Y como allí se reunió la flor y nata de los pecadores y publicanos, los fariseos se escandalizaron horriblemente y llamaron a varios de los apóstoles para protestarles por semejante actuación de su jefe. "¿Cómo es que su maestro se atreve a comer con publicanos y pecadores?"

Jesús respondió a estas protestas de los fariseos con una noticia que a todos nos debe llenar de alegría: "No necesitan médico los que están sanos, sino los que están enfermos. Yo no he venido a buscar santos sino pecadores. Y a salvar lo que estaba perdido". Probablemente mientras decía estas bellas palabras estaba pensando en varios de nosotros.

Desde entonces Mateo va siempre al lado de Jesús. Presencia sus milagros, oye sus sabios sermones y le colabora predicando y catequizando por los pueblos y organizando las multitudes cuando siguen ansiosas de oír al gran profeta de Nazaret. Jesús lo nombra como uno de sus 12 preferidos, a los cuales llamó apóstoles (o enviados, o embajadores) y en Pentecostés recibe el Espíritu Santo en forma de lenguas de fuego. Los judíos le dieron 39 azotes por predicar que Jesús sí había resucitado (y lo mismo hicieron con los otros apóstoles) y cuando estalló la terrible persecución contra los cristianos en Jerusalén, Mateo se fue al extranjero a evangelizar, y dicen que predicó en Etiopía y que allá murió martirizado.

En todo el mundo es conocido este santo, y lo será por siempre, a causa del maravilloso librito que él escribió: "El evangelio según San Mateo". Este corto escrito de sólo 28 capítulos y 50 páginas, ha sido la delicia de predicadores y catequistas durante 20 siglos en todos los continentes. San Mateo en su evangelio (palabra que significa: "Buenas Noticias") copia sermones muy famosos de Jesús, como por ej. El Sermón de la Montaña (el sermón más bello pronunciado en esta tierra), el sermón de las Parábolas, y el que les dijo a sus apóstoles cuando los iba mandar a su primera predicación. Narra milagros muy interesantes, y describe de manera impresionante la Pasión y Muerte de Jesús. Termina contando su resurrección gloriosa.

El fin del evangelio de San Mateo es probar que Jesucristo sí es el Mesías o Salvador anunciado por los profetas y por el Antiguo Testamento. Este evangelio fue escrito especialmente para los judíos que se convertían al cristianismo, y por eso fue redactado en el idioma de ellos, el arameo.

Quizás no haya en el mundo otro libro que haya convertido más pecadores y que haya entusiasmado a más personas por Jesucristo y su doctrina, que el evangelio según San Mateo. No dejemos de leerlo y meditarlo.

A cada uno de los 4 evangelistas se les representa por medio de uno de los 4 seres vivientes que, según el profeta, acompañan al Hijo del hombre (un león: el valor. El toro: la fuerza. El águila: los altos vuelos. Y el hombre: la inteligencia). A San Marcos se le representa con un león. A San Lucas con un toro (porque empieza su evangelio narrando el sacrifico de una res que estaban ofreciendo en el templo). A San Juan por medio del águila, porque este evangelio es el que más alto se ha elevado en sus pensamientos y escritos. Y a San Mateo lo pintan teniendo al lado a un ángel en forma de hombre, porque su evangelio comienza haciendo la lista de los antepasados de Jesús como hombre, y narrando la aparición de un ángel a San José.

Que San Mateo, gran evangelizador, le pida a Jesús que nos conceda un gran entusiasmo por leer, meditar y practicar siempre su santo evangelio.

Recordatorio de última hora

 
Toma de Posesión del Rvdo. Sr. D. Joaquín Manuel Serrano Vila
 
de la Parroquia de Santa María de Viella
 
Domingo 22 de Septiembre a las 12:30

"El que quiera servirme, que me siga, y donde yo esté, estará también mi servidor"                                                                           (Jn 12, 24-26)

Audiencia general del Santo Padre del pasado miércoles


Los obispos españoles realizarán la Visita ad Limina del 24 de febrero al 8 de marzo de 2014


La Nunciatura Apostólica en España ha comunicado a la Conferencia Episcopal Española (CEE) que se reanudarán las Visitas ad Limina Apostolorum, interrumpidas con motivo del Año de la Fe y que la Visita por parte de los obispos españoles está fijada para los días 24 de febrero al 8 de marzo. Una vez que los obispos han sido informados, se dan a conocer ahora los primeros detalles. Más adelante, se ofrecerán datos precisos sobre el calendario y los obispos participantes.
Informes sobre el estado de las diócesis
Las Audiencias tendrán lugar cada día desde las 11.30 a las 13.00 horas, aunque este calendario no tiene en consideración los eventuales viajes del Santo Padre y la Casa Pontificia podría informar de los circunstanciales cambios de programa.
El Papa Francisco recibirá a los obispos en grupos de 7 u 8. Cada obispo presentará brevemente un informe sobre el estado de la diócesis, respondiendo a las preguntas que el Santo Padre pudiera formularle. Además del encuentro con el Papa, que constituye el momento central de la Visita, los obispos deberán entrevistarse también con los diversos Dicasterios de la Curia Romana. Estos encuentros serán organizados por la Congregación para los Obispos, en coordinación con la CEE.
Cada obispo debe enviar a la Nunciatura el informe sobre el estado de la diócesis. Una vez leídos por la Congregación para los Obispos, estos informes son referidos al Papa.
Origen y objetivos de la Visita ad Limina
Los orígenes históricos de la Visita ad Limina datan del siglo IV, aunque fue el Papa Sixto V en 1585 quien la institucionalizó y dispuso de modo más sistemático. En la actualidad, la Visita ad Limina se define y precisa en los cánones 399 y 400 del Código de Derecho Canónico. Según esta legislación de la Iglesia, los Obispos diocesanos deben visitar las tumbas de los Apóstoles, encontrarse con el Sucesor de Pedro y presentar un informe o relación de sus respectivas diócesis cada cinco años, aproximadamente.
Su significado es el de visibilizar la unidad y la comunión de los sucesores de los Apóstoles con el sucesor de San Pedro y de las Iglesias locales con la Iglesia primada de Roma. De este modo, la Visita ad Limina es una ocasión para la comunión eclesial, la colegialidad episcopal y la caridad fraterna entre los Pastores y el Papa.
Cambio en las fechas de la próxima Asamblea Plenaria
En la próxima reunión de la Comisión Permanente de la CEE, que tendrá lugar los días 1 y 2 de octubre, se tratará de la organización de la Visita y, previsiblemente, se aprobarán los cambios necesarios en las fechas de la Asamblea Plenaria, que estaba fijada para la semana del 24 al 28 de febrero.

Madrid intenta que el expediente matrimonial no sea «papeleo» sino una «ocasión pastoral»


Madrid intenta que el expediente matrimonial no sea «papeleo» sino una «ocasión pastoral»

La archidiócesis de Madrid ha elaborado un nuevo expediente matrimonial, tras constatar la necesidad de ayudar a los novios que han decidido casarse por la Iglesia a que lo hagan de un modo más consciente. 

El nuevo expediente matrimonial, centrado en el diálogo con los contrayentes, busca ser más pastoral que administrativo.

Se aplicará desde el próximo mes de octubre


Según el modelo de Juan Pablo II
La preparación al matrimonio tiene varias etapas, según explicaba Juan Pablo II en la Exhortación apostólica Familiaris consortio. 

Desde pequeños, debemos ser introducidos en el misterio del amor conyugal, con una preparación remota. 

Con el paso a la edad adulta, los jóvenes son ayudados con una preparación próxima, en la que profundizan en el sentido del matrimonio y de la relación entre el hombre y la mujer. 

Por último, en los meses cercanos a la boda, tiene lugar la preparación inmediata, en la que destacan los cursillos de novios y el expediente matrimonial, que es un procedimiento que realiza el párroco de los contrayentes para que conste que nada se opone a la celebración válida del matrimonio. 

¿Un papeleo? Mal entendido
Muchas veces, el expediente ha sido mal entendido como un papeleo, en el que los novios aportan los documentos de su nacimiento y Bautismo, y muestran que son capaces para contraer matrimonio.

Sin embargo, se trata de mucho más que de un simple acto burocrático y administrativo.

Ya lo pedía Benedicto XVI
«El expediente matrimonial -dijo Benedicto XVI ante los miembros del Tribunal de la Rota romana, en 2011- es una ocasión pastoral única, que debe valorarse con toda la seriedad y la atención que requiere, en la que, a través de un diálogo lleno de respeto y de cordialidad, el pastor intenta ayudar a la persona a ponerse seriamente ante la verdad sobre sí misma y sobre su propia vocación humana y cristiana al matrimonio». 

La Iglesia en Madrid ha tomado la iniciativa, y presentará, en las Vicarías y en la Universidad San Dámaso, el nuevo expediente, que se empezará a aplicar en las parroquias en octubre.

La clave es un formulario
El cambio principal de este nuevo expediente es la introducción de un diálogo más profundo del párroco con los contrayentes, a través de un completo formulario, que asegure que el proyecto de los novios es verdaderamente matrimonial. 

«El cambio es para ayudar a los que se casan a prepararse mejor -explica don Roberto Serres, Vicerrector de la Universidad San Dámaso, y Decano de la Facultad de Derecho Canónico-. La concepción secularizada de la familia exige a la Iglesia un esfuerzo para ayudar a los contrayentes a tomar conciencia más clara de lo que van a hacer».

Tres bloques de preguntas
Hasta ahora, el expediente sólo contaba con dos preguntas. Ahora la entrevista con los novios será más amplia, articulando las preguntas en tres grandes grupos. 

Por un lado, se intenta asegurar el estado libre de los novios, es decir, que no están casados ya. 

Por otro lado, se abordará el tema del consentimiento, esencial para el matrimonio: se busca constatar que los novios son capaces de casarse, y entienden el matrimonio tal como lo hace la Iglesia (indisoluble, fiel, y abierto a la transmisión de la vida).

En tercer lugar, se preguntará acerca de los impedimentos que podrían llegar a hacer nulo un matrimonio.

Que los párrocos dediquen tiempo
Desde la archidiócesis de Madrid, se subraya la importancia de este momento de la preparación al matrimonio, y se invita a los párrocos a acoger bien a los novios y a los testigos, dedicándoles el tiempo necesario para el diálogo. 

«El expediente matrimonial tiene una finalidad pastoral, no es un acto burocrático de recogida de documentos», afirma el profesor Serres, quien reitera que el nuevo formulario es una oportunidad única de ayudar a los novios a prepararse mejor.

jueves, 19 de septiembre de 2013

¿Optimismo cristiano? Mejor, esperanza



Tienes que ver la vida por el lado bueno de las cosas, ser optimista. ¿Cuántas veces hemos oído este consejo, para nosotros o para otra persona que teníamos al lado? En una de sus homilías recientes, el Papa Francisco parecía minusvalorar este optimismo, Sí, lo minusvalora, porque vale menos (minus-valor) que la esperanza cristiana. El opotimimo se acerca al castillo de arena que hacen los niños en la playa; la esperanza, a un sólido cimiento de granito.



Optimismo, nos dice el diccionario, es una propensión a ver y juzgar las cosas en su aspecto más favorable. Una actitud humoral, no porque eche humo sobre los problemas para taparlos, sino porque depende del humor, del estado anímico, de la interacción concreta de un cúmulo de circunstancias.

Seguro que hemos oído más de alguna vez frases como estas: Un pesimista es aquel que de un donut sólo ve el agujero. Un optimista es un pesimista mal informado. Un pesimista es un optimista bien informado. "Un pesimista ve la dificultad en toda oportunidad, un optimista, la oportunidad en cada dificultad".

También recordamos un conocido libro de Bernabé Tierno, psiquiatra y analista de nuestra sociedad española: “Optimismo vital”. Comenzó, a raíz de este libro, el Club del optimista vital, y sus reflexiones, pensamientos y orientaciones dan optimismo, ganas de vivir, ilusión, felicidad, a muchas personas.

Está muy bien, y somos muchos los que, desde distintos caminos, intentamos sembrar un poco de optimismo y alegría. Pero el cristiano está llamado a dar un paso más; y ese es el mensaje profundo de este Papa cuando “minusvalora” el optimismo. El cristiano no debería hablar de simple optimismo, sino de esperanza Que no es lo mismo. La esperanza es un don del Espíritu Santo. Un regalo de Jesús, un regalo que se concreta en una persona. Para un cristiano, la esperanza es Jesús mismo, el cimiento de granito sobre el que se apoya la posibilidad de liberar y rehacer cada nueva vida. 

La esperanza no consiste un simple optimismo humoral, que depende ante las circunstancias. Necesita una base más sólida, una persona. Si observamos la sociedad vemos confirmada esta idea. Después del trauma post-vacacional de los mayores, los niños han sido los protagonistas de esta semana. Comienzan las clases, con nuevos maestros y amigos, o con el reencuentro con los del curso pasado. En esas circunstancias, ¿por qué los niños se sienten contentos, seguros, con alegría y esperanza? Porque confían en una persona, en su maestro, en sus compañeros. Están a gusto con ellos. De ahí brota la esperanza, más allá de las características externas del colegio o de la clase. ¿Y por qué los niños pequeños lloran al llegar por primera vez al colegio, y poco después están tan contentos? Lloran porque ven que se va su seguridad, sus papás; y recuperan la alegría cuando constatan que el maestro, y los demás niños, están con él, le atienden, juegan con él. Alguien les cuida, les devuelve esa seguridad. La alegría, la esperanza, necesita apoyarse en una persona, una Persona.

Es hermoso llegar al final de la vida, no con optimismo, sino con esperanza, la esperanza de que el bien es más fuerte que el mal, el bien triunfará. El mal se devora a sí mismo, y baste recordar cualquier régimen dictatorial. El bien, y sobre todo el Bien personificado, triunfará.

Hablando de esta esperanza, que no simple optimismo, concluía hace pocos días el Santo Padre: "El Señor, que es la esperanza de la gloria, que es el centro, que es la totalidad, nos ayude en este camino: dar esperanza, tener pasión por la esperanza. Y, como he dicho, no siempre es optimismo sino es aquello que la Virgen María, en su corazón, tuvo en la oscuridad más grande: desde el viernes por la noche hasta la madrugada del domingo. Esa esperanza: ella la tenía. Y aquella esperanza rehizo todo.


¿Se te ha acabado el libro de lectura?

¿Quieres ponerte al día para saber responder a los ataques del mundo con fe?
Desde la parroquia te recomendamos algunos libros muy buenos para un cristiano del siglo XXI


Católicos sin complejos
José González


Lagrimas de vida
Susana Herrera





Que hace una chica como tú en un lugar como éste
Jesús García





¿Te pareces a Pedro? ,ya somos dos Editorial San Pablo





Cuando lo que Dios hace no tiene sentido
Doctor James Dobson



Por qué dejé de ser ateo
Josué Ferrer


Dios te ama cartas a ti joven
Vicente Miguelez


Lagrimas por ti (vivir la discapacidad en familia)
Mariano Fresnillo



Muéstrame tu rostro (hacia la intimidad con Dios )
 Padre Larrañaga


Creer ¿para que? Conversaciones con alejados

Cuando no quiero ir a Misa (libro para niños) Editorial San Pablo


Razones para iluminar la enfermedad
José Luis Martín Descalzo

Me duele la Iglesia
Gian Franco


La otra memoria

Alfonso Bullón de Mendoza

miércoles, 18 de septiembre de 2013

Convocatoria para el Cate . Curso 2013 - 2014




Información para las Madres y Padres:
1-Los días para matricular a los niños y niñas de 1º será la última semana de septiembre de martes 24 a viernes 27 de 18:00 a 19:00.
2-La Misa de inauguración del Curso con el Rito del envío de Catequistas será el Domingo 6 de octubre. La Misa se aplicará por Joaquina, catequista de la Parroquia recientemente fallecida.
3- El Catecismo  empezará los días 8, 9 y 10  de octubre siendo el orden el que sigue:
Primer Curso (6 años, 1º de Primaria) .Mártes de 18:00 a 19:00
Segundo Curso (7 años, 2º de Primaria) .Miércoles de 18:00 a 19:00
Tercer Curso (8 años, 3º de Primaria). Jueves de 18:00 a 19:00

4- La Misa de niños será los domingos a las 11:00 .Asistencia obligatoria para los de tercer año.

5-El libro correspondiente a este curso será: Querido Padre Dios, material complementario del Catecismo de la Conferencia Episcopal Española. Editorial San Pablo. Lo vende la Parroquia.

Parroquia San Felix .C/La Iglesia 3. 33420 Lugones (Siero) 985260414 http://sanfelixdelugones.blogspot.com

Ya ha comenzado el Coro juvenil de la Parroquia ¿Te animas ?

Para este curso tendremos un nuevo  repertorio . Estamos en ello ...
 

Engordar en verano

Decía yo esta mañana a mis feligreses que una de las primeras cosas que solemos hacer al llegar a casa después de vacaciones es la de someternos al veredicto de la báscula de baño para sufrir el ya barruntado disgusto tras la época estival.

Normal. En verano solemos bajar la guardia y abandonar sin remordimientos esas buenas costumbres de sobriedad, moderación y dieta mediterránea para lanzarnos en los suaves brazos de cervezas, aperitivo, barbacoa, colesterol y triglicéridos. El resultado es sabido: algún kilito de más que requiere dieta drástica y muy posiblemente apuntarnos por fin al gimnasio.


También se baja la guardia en las cosas de la fe, ya desde el niño que pregunta si en vacaciones hay que ir también a misa. Mi experiencia de estos años de cura me confirma lo imaginado: que en verano no es difícil saltarse alguna misa del domingo entre viajes y que no sabíamos muy bien el horario en la playa, que esos ratos que durante el curso pasamos con el Santísimo no encontramos forma, que la oración se hace difícil, que además como tenemos más tiempo hablamos más unos con otros y no siempre de cosas convenientes, surgen roces con la familia y hasta económicamente hacemos dispendios extras sin acordarnos demasiado de aquellos que lo pasan un poco peor. Y más cosas que cada cual sabrá evaluar en su vida de cristiano.
Decía a mis feligreses esta mañana, sigo con el asunto, que quizá fuera bueno que se subieran ahora a la báscula de un buen examen de conciencia para evaluar serenamente si el pasado tiempo estival ha servido para hacerles más santos o si por el contrario están ahora un poquito más alejados de Dios, y que si este es el caso a lo mejor era momento de una buena confesión y un hacerse un plan para el futuro: ya saben, un régimen de vida y un buen gimnasio, por ejemplo un director espiritual.
Hoy es de esos días que sientes que la gente escucha. Se nota. Hay domingos que ves que ni caso y otros en que sí, que se palpa esa atención. Además menudo evangelio el de hoy entre la oveja perdida, la moneda y el hijo pródigo.
Cuando estaba acabando la homilía les he dicho: por cierto, mi compañero está en el confesionario y seguro que encantado de que le den trabajo… Pues no han sido palabras vanas. Porque he visto levantarse a más de uno y dirigirse tranquilamente a la capilla penitencial.
 
Jorge Glez. Guadalix

¿Por qué hay que ir a Misa los domingos?

Durante la misa participamos estrechamente en la vida y misterio de Jesucristo. Como sea tu Misa, así será tu fe
¿Por qué hay que ir a Misa los domingos?
¿Por qué hay que ir a Misa los domingos?
El hombre hoy día tiene poco tiempo para dedicarse a las cosas de Dios, para conocerlo y entenderlo.

La Iglesia, consciente de que si sus miembros no conocen a Dios no podrán cumplir con la misión que les ha sido encomendada, ha querido asegurar que se le dedique un tiempo a la semana a este conocimiento y ha dado un mandamiento para darle un sentido religioso a nuestro descanso en el que se nos recuerda : "Oir misa entera todos los domingos y días de precepto".

Con este mandamiento, la Iglesia asegura que sus miembros conocerán los lineamientos de su Fundador, Jesucristo, y de esta manera no perderán el "estilo" de seguidores de Cristo; no olvidarán su fin último y se esforzarán por cumplir su labor personal dentro de la Iglesia.

¿Por qué el domingo y no cualquier otro día?

Desde la Creación, por el relato del Génesis, sabemos que Dios quiso instituir un día dedicado a Él: "Y el séptimo día descansó." Este es el origen del sabath judío. Como Jesucristo resucitó un domingo, los primeros cristianos cambiaron el sabath al primer día de la semana, el domingo, dedicándolo plenamente a Dios.

En los Hechos de los Apóstoles podemos leer que el origen de la misa los domingos se remonta a los primeros tiempos de la Iglesia, en donde los apóstoles y los primeros discípulos se reunían el primer día de la semana, recordando la Resurrección de Cristo, para estudiar las Escrituras y compartir el pan de la Eucaristía.

Por esta razón, la Iglesia nos pide que asistamos a misa los domingos como recordatorio de que debemos dedicarle todo ese día a Dios.

Además, asistir a misa nos trae grandes beneficios, pues es la celebración dentro de la cual se lleva a cabo el sacramento de la Eucaristía y es el medio de santificación más perfecto, pues en él conocemos a Dios y nos unimos a Jesucristo y a toda la Iglesia en su labor santificadora.

Durante la misa nosotros participamos estrechamente en la vida y misterio de Jesucristo, por Él, con Él y en Él, ofreciendo nuestras obras, ofreciéndonos nosotros mismos, pidiendo perdón por nuestros pecados y, con esto, alcanzamos gracias para toda la Iglesia, reparamos las ofensas de otros y rendimos una alabanza de valor infinito porque lo hacemos por medio de Jesucristo.

No asistir a misa es perdernos de todos estos beneficios.

Si en la Santa Misa se revive cada vez, en forma actual e incruenta el sacrificio de la cruz donde Jesucristo, por amor, murió por todos nosotros. Entonces, ¿por qué se hace una ley de algo que debería ser una respuesta de amor?

Para ayudarnos a los cristianos a cumplir nuestros deberes con Cristo y a beneficiarnos de los dones que Él nos entregó, ya que hay situaciones en que recordar que es una obligación, nos da más fuerza para cumplir con ese acto de amor. La obligación grave de ir a Misa nos moverá con una fuerza que quizás no nos daría la propia espontaneidad.

Es fundamental formar un sentido de previsión para no perder la Misa dominical, enseñarlo a nuestra familia y así asistir tranquilamente y sin presiones a la Celebración Eucarística que es "sacramento de piedad, signo de unidad, vínculo de caridad, banquete pascual en el cual se recibe como alimento a Cristo, el alma se llena de gracia y se nos da la prenda de la gloria venidera". (Sacrosanctum concilio n. 47)


Si quieres saber más al respecto, puedes leer la carta del Papa “Dies domini” sobre este tema. Después de leerla no sólo sabrás por qué se debe ir a Misa los domingos, sino que la disfrutarás y gozarás como nunca lo has hecho. Te lo aseguro.
Lucrecia Rego de Planas