viernes, 31 de marzo de 2023

San José de Pumarín. Por Joaquín Manuel Serrano Vila, Arcipreste de Oviedo


El mes de marzo es por excelencia el mes del Santo Patriarca, algo que quizá teníamos tal vez despistado y que el Papa Francisco nos ha ayudado a recuperar con ese año dedicado a San José y que ha supuesto un importante resurgir del culto al patrono de la Iglesia Universal, al cumplirse el 150 aniversario de su patronazgo oficial y custodia de la Iglesia Católica. En la parroquia de San José de Pumarín no se han quedado atrás, y este año una vez dejada atrás la sombra de la pandemia han celebrado la primera procesión de su historia, con la imagen del padre putativo del Señor por las calles del barrio.

No son muchos los templos dedicados a San José en nuestra Diócesis, los más antiguos los encontramos en el occidente con las parroquias de Serorio en Ibias, Bustantigo en Allande, Brañavieja en Pesoz, Fastias y el Pozón en Tineo, o Gestoso en Villanueva de Oscos. Por el resto de Asturias aunque hay no pocas capillas dedicadas al santo, parroquias tan sólo encontramos las de Tresali en Nava, la de Ablaña en Mieres y la homónima de Gijón, erigida en el siglo XIX. Luego, en el siglo XX surgieron parroquias que se dedicaron a San José Obrero o Artesano, como Barredos en Laviana o La Maruca en Castrillón. Igualmente otros templos no parroquiales como el Colegio del Patronato San José de Gijón, el Convento de Carmelitas de San José en la Providencia (Gijón), o la sede del Patronato Parroquial de San José en la Felguera. Y en este mismo siglo, la de San José de Pumarín, un santo carpintero para un barrio mayoritariamente obrero.

Un barrio grande y muy poblado, que en los últimos años se ha convertido en una de las zonas de Oviedo con más presencia latinoamericana, lo que a buen seguro se notará notablemente en la comunidad parroquial. Antaño, también una de las zonas más castrenses de la capital con la presencia en su territorio del cuartel Pelayo del Milán, el Hospital Militar y el desaparecido cuartel de la Comandancia de la Guardia Civil de Oviedo. Así lo conocí yo, aunque los más mayores aún vieron aquel Pumarín rural que era tan sólo eso: praos con pumarades y alguna que otra fuente para el ganado. Aún le queda al barrio alguna fuente con fama de buen agua, como es la de Fuente Pando que data del siglo XVIII. La vecina más renombrada del lugar fue sin duda Teresa Ciñera, una mujer humilde y ruda que vivía en la buardilla de una casa hoy desaparecida, en lo que ahora se llama la Avenida de Pumarín. Esta vecina era vendedora de "caxigalines" y baratijas en los mercados, y cuentan que "metía la pata" con bastante frecuencia, por lo que en Oviedo y en muchos lugares de Asturias se suele decir aquello de: "quedé peor que la Chata Pumarín" .

La parroquia de San José de Pumarín se extiende por el barrio de Pando -que no debemos confundir con San Cipriano de Pando, ni con Pando de San Esteban de las Cruces-. Esta zona de la Parroquia que en su día tan sólo era conocida por ubicar allí el Orfanato Minero es una zona muy poblada a la vera de la falda del Naranco. Otra zona muy conocida es Fitoria, donde se encuentra el Convento de Santa María Magdalena de las Madres Pasionistas que desde los orígenes de la Parroquia vienen ejerciendo los sacerdotes de ésta la capellanía de la comunidad religiosa. El barrio de Fitoria celebra a San Antonio de Padua cuya imagen se venera en la iglesia conventual, mientras que el barrio de Pando celebra en el mes de Julio a Santa Gemma Galgani, devoción muy extendida por las Pasionistas. Igualmente, en terrenos de la parroquia de San José encontramos el Convento de Nuestra Señora del Carmen de las Madres Carmelitas Descalzas, comunidad famosa por su repostería, la cual ha traspasado hace mucho nuestras fronteras. Hay que saber dónde queda en Oviedo para que no nos pase como aquel cura castellano que al ver las pastas de las monjas y leer "Toleo" ya pensaba que era una errata y que le faltaba la "d" pensando que querría decir Toledo.

La Comunidad hizo una gran esfuerzo en levantar el templo: moderno y amplio, que trataba de dar respuesta a la realidad de un barrio que por su proximidad al centro y sus buenas conexiones no paraba de crecer, y no en vano se calculan en la actualidad más de 17.000 habitantes. Una riqueza para la Parroquia es contar con dos colegios religiosos en su territorio: el Amor de Dios que dirigen las religiosas del mismo nombre, y el Colegio La Inmaculada de las Misioneras Claretianas. Además de la comunidad del Colegio, las religiosas del Amor de Dios tienen otra comunidad más a pie de barrio,  independiente de la anterior, en la calle Evaristo Valle.

La parroquia de San José de Oviedo nace como tal en 1959 por decreto del entonces Arzobispo, Monseñor Francisco Javier Lauzurica y Torralba, siendo su primer sacerdote Don Manuel Fernández Rodríguez: ''Don Ma'', como cariñosamente lo llamaba todo el mundo: ovetense de Trubia nacido en el barrio de la Piñera a la sombra de la fábrica de Armas, aunque criado en Oviedo donde fue monaguillo en San Julián de los Prados. Quién le iba a decir aquel niño que "los praos" por los que corría y jugaba serían algún día un barrio urbano donde le tocaría a él fundar una comunidad cristiana, y a la que habría que dotar de templo. Nada menos que cuarenta años de su vida los dedicó a la parroquia de San José de Pumarín: desde 1957 hasta 1997 en que solicitó su jubilación. Además de la Parroquia fue elegido arcipreste de Oviedo- Nordeste en 1990, cargo que ejerció hasta 1994. Hoy en el barrio encontramos un parque que lleva su nombre, reconocimiento del Ayuntamiento de Oviedo a este celoso Pastor, así reconocido en tiempos del alcalde Don Gabino de Lorenzo.

Sustituye a Don Manuel el también recordado D. José María Lorenzo: ''Chema'', que además del trabajo parroquial asumió la responsabilidad de arcipreste en varias ocasiones (2003-2006); (2006-2010) y (2013-2016). Fue el arcipreste en ejercicio estaba cuando yo llegué a Lugones, aunque a mi toma de posesión asistió por deseo suyo Don Juan Antonio Menéndez debido su vinculación familiar en la localidad. Chema era feliz pateando Pumarín; era de esos curas que sabían hacer pastoral de barrio tomando un vino con la gente, y ganarse así el cariño de todos invitando a un chato en el Don Vinazo o en algún otro barín del barrio. Siendo él Párroco quiso dar colorido al templo encargando a su seminarista que había entonces y compañero mío de estudios -que no se llegó a ordenar- las pinturas de San José y de Nuestra Señora, que presiden el presbiterio. También se hicieron las pinturas de la huida a Egipto en las paredes del templo de la calle Benjamín Ortiz, escena muy conocida de la vida de San José.

Durante dos décadas atendió D. José María la feligresía de Pumarín, hasta que a finales de 2017 una enfermedad silenciosa se manifestó ya muy avanzada, la cual le obligó a rebajar el ritmo de trabajo para cuidarse. Esa navidad fijó su domicilio en la Casa Sacerdotal para estar mejor cuidado; en vísperas de la Epifanía al empeorar de forma inesperada su salud fue llevado al HUCA donde falleció el día de Reyes. Desde los comienzos de su deterioro físico se hizo cargo de los quehaceres sacerdotales de la Parroquia el entonces adscrito D. Ángel González, quien a la muerte de Chema fue nombrado Administrador Parroquial de San José de Pumarín, quien también se malograría tiempo después.

Concluido ese curso en que la Parroquia estuvo vacante y en cierto modo huérfana, fue nombrado el actual párroco, D. Hilario José Valdés Villanueva. Sacerdote trabajador y con don de gentes que ha logrado dejar en todos los destinos por los que ha pasado un gratísimo recuerdo. Ya en el seminario destacó siempre su bonhomía. De Don Hilario se podía decir al igual que de Don Luis Díaz Higarza (q.e.p.d.) que estaban destinados a ser curas de Pumarín. Don Luis dejó de ser adscrito a la Parroquia de San José de Pumarín durante nueve años, para ser párroco de San Miguel de Pumarín de Gijón los últimos cinco años de su vida. Don Hilario por su parte, se estrenó de sacerdote en San Miguel de Pumarín en Gijón, donde pasó los primeros cuatros años de su ministerio y donde su marcha en 2006 (al ser destinado al Alto Aller) fue muy sentida en la parroquia gijonesa, la cual hasta organizó protestas rogando su permanencia. Sale del Alto Aller en 2010 regresando a San Miguel de Pumarín de Gijón para ayudar al Párroco, que estaba ya muy delicado de salud. Aquí permanece hasta el 2012 en que es destinado a la Unidad Pastoral del Alto San Martín, en San Martín del Rey Aurelio, y de donde llegó a San José de Pumarín en 2018. Los dos primeros años contó con la ayuda del referido anteriormente, Don Ángel González, hasta poco antes de su fallecimiento en febrero de 2021.

Ahora Don Hilario está sólo para atender la Parroquia, el Convento, y con la vista puesta en el futuro de las unidades pastorales. Parece que fue ayer, es lo que decimos cuando vemos cómo han cambiado las cosas y qué rápido va la vida. Hubo tiempos en que al haber más sacerdotes y seminaristas el edificio parroquial de Pumarín era un pequeño "cabildo". Son muchos los que por ahí pasaron y dejaron un grato recuerdo, los más inmediatos que vienen ahora a mi memoria fueron D. Ángel Cuervo-Arango, el recordado Delegado de la Pastoral Gitana, Don Alfredo -''Fredi''- que fue diácono y vicario parroquial cinco años, al tiempo que ejerció como secretario personal de Don Gabino, Don Bernardo Granda que fue vicario parroquial en tiempos de Chema Lorenzo y actualmente es párroco de San Juan Bautista de la Corredoria y capellán de las Carmelitas de Toleo, y, como no, el bueno de Don Pablo Corro que de Lugones fue destinado ahí a Pumarín, donde falleció. Que San José siga bendiciendo a la gente de esa parroquia de Pumarín, el barrio más josefino de Oviedo.

Carta semanal del Sr. Arzobispo

Como hace dos mil años

Hemos hecho el recorrido consabido que los cristianos hacemos en cuaresma. No porque no tengamos “otras cuaresmas” en el cuerpo, sino porque esta es tan única e inédita, que debe sabernos a nueva y a verdadero estreno. Quedan atrás tantos recodos del camino en los que Jesús pasó haciendo el bien. Sus encuentros con la gente, su peculiar modo de abrazar el problema humano, unas veces brindando sus gozos como en Caná, otras llorando sus sufrimientos como en Betania; en ocasiones curando todo tipo de dolencias, o iluminando todo tipo de oscuridad o saciando todo tipo de hambres, y en otras airado contra los comerciantes en el templo y contra los fariseos en todas partes. Jesús que bendice, que enseña, que reza, que cura, que libera... Él ha traído el calor de su casa a nuestros fríos inhumanos, plantando en nuestro suelo el corazón de Dios como una gran tienda en la que cobijarse de intemperies y en la que aprender a ser y a quererse.

Ahora es el momento último y final del relato humano y divino de la Pasión que escucharemos en el evangelio. Ese drama de Jesús no era suyo, sino nuestro, pero tanto y tan seriamente quiso abrazarlo, que a la postre hizo suyos todos nuestros problemas, absurdos, sin-sentidos, todos nuestros egoísmos, hipocresías, fracasos, tristezas... todos nuestros pecados. Es muy importante ver en este drama de la Pasión de Jesús no tanto lo que ocurrió hace veinte siglos, sino lo que ha ocurrido siempre, entonces y ahora, con aquellos y con todos los demás que hemos ido viniendo después al escenario de la historia. Por eso hemos de tener la libertad de vernos nosotros también dentro de una Pasión que en el fondo nos pertenecía sólo a nosotros y no a quien misericordiosa y amorosamente nos la quiso arrebatar en su propia carne.

Nosotros somos parte de ese pueblo que unas veces va gritando “hosanas” al Señor, y otras crucificándole de mil maneras, como hizo la muchedumbre judía hace dos mil años, y como volvemos a reeditar de tantos modos cada generación que excluye a Dios y a los que Dios ama; unas veces cortaremos hasta la oreja del que ose tocar a nuestro Señor, y otras le ignoraremos hasta el perjuro en la fuga más cobarde, como hizo Pedro, el discípulo fogoso que lloró junto a una fogata común en un patio cualquiera; unas veces le traicionaremos con un beso envenenado como hizo Judas en el huerto, o con una aséptica tolerancia disfrazada de falso diálogo que disfraza la cobardía y que necesita lavar la imborrable culpabilidad de sus manos cómplices como hizo Pilato; unas veces seremos fieles tristemente, haciéndonos solidarios de su causa perdida, como María Magdalena, otras lo seremos con la serenidad de una fe que cree y espera una palabra más allá de la muerte, como María la Madre.

Con la Iglesia nos disponemos a re-vivir y a no olvidar, el memorial del amor con el que Jesús nos abrazó devolviéndonos la posibilidad de ser humanos y felices, de ser hijos de Dios y hermanos de los prójimos que Él nos da. Esta es la Semana Santa cristiana, tan distinta y tan distante de la semana santa del turismo y del relax, pero en la hay algo que sabe siempre a nuevo para quien se atreve a acoger en estos días la verdadera y eterna novedad de Jesucristo muerto y resucitado.

Viviremos los gestos propios de nuestra semana santa cristiana, con las citas de los oficios litúrgicos en las parroquias e iglesias, con las procesiones que con tanto mimo cuidan nuestras cofradías y hermandades. Todas ellas sacan a la calle y pasean en la plaza pública esa fe que profesan, dando testimonio de fervor a cuantos puedan verlos pasar con entrega y devoción con sus bellos pasos semanasanteros. Es la misma devoción con la que luego se entregan a los necesitados con tantos gestos de caridad solidaria. Os deseo de corazón una buena semana santa cristiana. 

+ Jesús Sanz Montes, 
Arzobispo de Oviedo

jueves, 30 de marzo de 2023

HORARIOS SEMANA SANTA 2023

''Ardientemente he deseado comer esta Pascua con vosotros, antes de padecer'' 
                                                                                                           (Lc 22,14)

Viernes de Dolores
"María, por su parte, guardaba todas estas cosas, y las meditaba en su corazón" (Lc. 2,19)

12:00 h. Santa Misa en la Parroquia

20:00 h. Vía Crucis Arciprestal. En el Campo San Francisco de Oviedo. Salida de la Parroquia del Carmen de los Padres Carmelitas (C/ Santa Susana)

20:00 h. Galardón Pueblo de Lugones a las Floreras de la Cofradía. En el Centro Polivalente Integrado
Sábado de Ramos
''Nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y humillado'' (Is 53,6)

19:00 h. Pregón de la Semana Santa  Lugonense a cargo del Excmo. y Rvdmo. Sr. Arzobispo de Oviedo Monseñor Fray Jesús Sanz Montes O.F.M.
 
Domingo de Ramos en la Pasión del Señor

''He aquí, tu rey viene a ti, justo y dotado de salvación, humilde, montado en un asno''
(Zac 9,9)

11:00 h. Misa de niños con bendición de ramos en el templo

12:00 h. Bendición de ramos en el parque de la Iglesia.

12:30 h. Misa Solemne
    

Martes Santo

''lo he ungido con óleo sagrado; para que mi mano esté siempre con él'' (Sal 89, 20-21)

11:00 h. Misa Crismal en la Catedral de Oviedo.

19:30 h. Santa Misa en la Parroquia por todos los Cofrades Difuntos.
Miércoles Santo

''En Él tenemos redención mediante su sangre, el perdón de nuestros pecados según las riquezas de su gracia'' (Ef 1,7)

18:00 h. Cumplimiento Pascual. Celebración penitencial con confesiones.

19:30 h. Santa Misa


Jueves Santo
                                                    ''si no coméis la carne del Hijo del Hombre y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros''
 (Jn 6,53)

10:30 h. Laudes en la Iglesia
(oración de la mañana).

17:00 h. Misa ‘’in Coena Domini’’. Conmemoración de la institución de la Eucaristía y el Sacerdocio. Lavatorio de los pies. Mandamiento nuevo. Día del amor fraterno.

19:00 h. El párroco y las hermanas del Santo Ángel acercarán la Comunión a los enfermos de la Parroquia.

20:00 h. Hora Santa. Acompañamos a Jesús en el huerto de los Olivos.

21:00 h. Se inician los turnos de vela. El templo permanecerá abierto toda la noche.

 
Viernes Santo

''Verdaderamente este hombre era el Hijo de Dios''. 
(Mt 27,54)

11:30 h.  Laudes (en la Capilla del Buen Suceso)

12:00 h. Vía Crucis (desde el Carbayu)

17:00 h. Oficio. Pasión según San Juan. Oración Universal. Adoración de la Cruz. 

18:00 h. Procesión del Santo Entierro

21:00 h. Procesión de la Soledad

Sábado Santo

''y bajándole de la cruz, le envolvió en el lienzo de lino y le puso en un sepulcro que había sido excavado en la roca'' (Mc 15,46)

08:00 h. Rosario de la Aurora
(De la Calle Río Nora a la Parroquia)

21:00 h. Vigilia Pascual

Domingo de Pascua

''No está aquí, pues ha resucitado, tal como dijo. Venid a ver el lugar donde lo pusieron'' (Mt 28,6)

11:00 h. Misa de Niños

12:30 h. Misa Solemne

Ante el inicio de la Semana Santa 2023. Por Joaquín Manuel Serrano Vila

«Me amó y se entregó por mí» (Ga 2,20)

Queridos cofrades, feligreses y amigos:

Estas palabras tomadas de la carta de San Pablo a los romanos, resumen de forma más que concisa no sólo el sentido de la Semana Santa, sino el motivo auténtico por el que siempre se mueve Dios; esto es, por puro amor. Lo mismo que el Papa Benedicto XVI recientemente fallecido, nos quiso recordar en aquella hermosa primera encíclica sobre la caridad y que muy acertadamente tituló: ''Deus caritas est''; es decir: Dios es amor. Este es el secreto de los que viven con fe y a la vez de los que no la tienen ni la entienden; éstos no se han percatado aún de que no somos masoquistas voluntarios bajo el yugo de un tirano cruel, sino hijos de un Padre amoroso y bueno que perdona nuestros errores y se goza con nuestros aciertos.

Al encarar esta cuaresma con la vista puesta en la ya próxima Semana Santa, nos disponemos a vivir el período más grande del año cristiano con la emoción que conlleva prepararlo todo con mimo, de forma especial nuestro interior en el que va a acontecer las mayores emociones, sentimientos y vivencias de esos días; gracia en el alma que vive de rentas todo el año. Las liturgias cuidadas de los oficios, las procesiones y los actos de piedad popular nos invitarán esos días a ser Cirineos, Verónicas o Marías, queriendo acompasar nuestros pasos a los suyos, cuidarle y aliviarle en su camino de pasión. Nos ayudarán estos días al reencuentro personal con Dios por medio de su Hijo, y con nosotros mismos y nuestros hermanos en la fe.

Hay momentos muy hermosos en la Semana Santa de Lugones, uno de los más bellos, a la par que un tanto desconocido, es el tramo entre la noche del Jueves Santo al Viernes Santo, cuando la iglesia permanece todo el tiempo abierta -día y noche- y el Señor en el Monumento está siempre acompañado y velado en turnos por los numerosos voluntarios de la Cofradía, especialmente durante la madrugada en que se unen con Jesús en oración silenciosa, el cual llora consciente de su final en el huerto de los olivos. Jesús pidió a los suyos: ''quedaos aquí y velad''; también nos lo pide a nosotros no sólo en esa noche, sino tantas veces en las que no le hacemos caso, aquellas en las que deberíamos estar en vela ante tantas tentaciones del mal que nos rondan, o haciéndole compañía donde nos aguarda siempre, donde siempre está por puro amor: en el Sagrario.

Salir del templo para expresar públicamente nuestra fe es un testimonio hoy de absoluta valentía, al tiempo que una catequesis a pie de acera, y una caricia para los que están en casa queriendo acudir a la iglesia y se ven postrados o impedidos por la salud o la edad. El Papa Francisco advierte en una entrevista: “Una Iglesia que se esconde en la sacristía no es Iglesia”. Somos conscientes de que hemos descubierto el amor que Dios nos tiene, y éste es el mismo amor que queremos hacer llegar a los demás, incluso desde nuestras flaquezas y errores, con nuestras torpezas y pecados, pero con la convicción clara de que sólo el amor -y en concreto el de Dios- salvará nuestro mundo.

Atrás va quedando la pandemia, pero siempre hay nuevas desgracias por las que orar y que embargan nuestro corazón. Algunos se preguntan: ¿Dónde está Dios en medio de la invasión de Ucrania, de las víctimas de Siria y Turquía, o en los católicos encarcelados, perseguidos y asesinados en Nicaragua, Somalia, El Congo y tantos otros lugares?.. Pues ahí está: herido como un niño ucraniano, muerto entre los escombros como sirio o turco, encarcelado o torturado como un católico nicaragüense o como un cristiano en Somalia o El Congo... Hay muchas procesiones en el mundo; conocemos las que se ven, pero no olvidemos recordar tantas otras que desconocemos a nuestro lado y en cualquier lugar, pues esas son las más duras y las que van por dentro.

Que María, Nuestra Señora de la Soledad, nos enseñe a saber esperar, a afrontar los contratiempos que nos crucifican y los reveses de la vida que nos hacen tambalear. Que como Ella pongamos el corazón en las palabras del Señor y que la mantuvieron en la esperanza de saber que aquel luto duraría poco, consciente de que al tercer día habría de resucitar. Que María nos enseñe a ser verdaderos cristianos de la Pascua.

Feliz Semana Santa y Pascua de Resurrección 2023


Joaquín Manuel Serrano Vila
Párroco-Consiliario y Arcipreste de Oviedo

miércoles, 29 de marzo de 2023

ATENCIÓN ESTE VIERNES DÍA 31 DE MARZO

El Vaticano confirma que el Papa "padece una infección respiratoria que requerirá recuperarse en el hospital"

(Ecclesia) El Vaticano ha asegurado este miércoles, 29 de marzo, que el Papa Francisco padece una infección respiratoria que requerirá recuperarse en el hospital. En los últimos días sintió molestas respiratorias y por eso acudió al Gemelli para realizarse controles.

Asimismo, en el comunicado se puede leer que el Santo Padre "agradece todas las muestras de cariño que está recibiendo".

Algunos medios de comunicación italianos han publicado que a última hora de la mañana ha presentado "dificultades respiratorias" y fue trasladado en ambulancia para someterse a pruebas. Por su parte, el diario "Corriere della Sera", explicó que se trataría de "problemas cardíacos y dificultad respiratoria". pero segura que la situación por el momento "no es preocupante".

Tras el audiencia tradicional de los miércoles, el Papa presentó dificultad respiratoria juzgada alarmante por los médicos del Vaticano, según apunta por su parte "Il Messaggero". Por el momento lo que parece es que se ha cancelado la agenda del Papa de los próximos dos días para que se le puedan hacer los controles necesarios

La hospitalización es casi segura, pues el personal de seguridad ha sido alertado para pasar la noche en el décimo piso del Policlínico Agostino Gemelli, el reservado a los pontífices, añaden otros medios italianos.

En una reciente entrevista con la agencia estadounidense AP, Francisco, de 86 años, reveló que volvía a sufrir de diverticulos, el problema por el que tuvo que ser operado y se le extirpó una pequeña parte del colon pero que estaba bien de salud. Francisco fue operado en este hospital romano el 4 de julio de 2021 y dado de alta después de 10 días a los que siguieron una lenta recuperación.

Desde entonces, el Papa sólo ha sufrido el problema en la rodilla derecha que le obliga a andar con bastón o con silla de ruedas y ha asegurado en varias ocasión que no se quiere operar. Durante la mañana de este miércoles, 29 de marzo, Francisco celebró la Audiencia General y se le vio en buena salud y sin problemas y el próximo domingo tiene prevista la misa del Domingo de Ramos.

martes, 28 de marzo de 2023

“La sirvienta”, la historia real de una mujer valiente

(Iglesia de Asturias) Dirigida por Pablo Moreno, autor de películas como Fátima, Petra de San José o Luz de Soledad, “La Sirvienta” narra la historia de Vicenta María López Vicuña, fundadora de las religiosas de María Inmaculada. Una película protagonizada por Cristina González del Valle, con nombres tan conocidos como Assumpta Serna o Elena Furiase.

Se estrenará hoy viernes en Asturias, en Gijón se proyectará un único pase a las siete de la tarde en los Cines Yelmo Ocimax, y en Oviedo, en el salón parroquial de San Juan El Real, esta tarde, el sábado y el domingo, siempre a las seis de la tarde.

“Vamos a ver una película en la que se reflejan de fondo realmente las motivaciones profundas que llevaron a Vicenta María a seguir la labor social que ya habían comenzado sus tíos, pero que ella y otras compañeras llevaron adelante, mediante la institución que se fue creando poquito a poquito, hasta el día de hoy, donde gracias a Dios estamos en muchas partes del mundo”, afirma la religiosa de María Inmaculada en Oviedo, Alicia Fernández.

En Asturias se encuentran en Gijón, donde dirigen un centro de ESO y Formación Profesional, y también en Oviedo, con una residencia de estudiantes y un centro social. Allí llegaron hace ya más de cien años, por lo que son bien conocidas en la ciudad. Por su casa, en la calle San Vicente, junto a la Cocina Económica, pasan al año alrededor de 2.500 personas en busca de ayuda, principalmente trabajo, y en su mayor parte, mujeres llegadas de otros países.

Si el origen de la congregación se centró en el acompañamiento y cuidado de las mujeres que llegaban del campo a la ciudad para servir, el tiempo y el devenir de los cambios sociales han transformado estos cuidados en la atención a las personas inmigrantes, que llegan a nuestras ciudades para buscar trabajo, huyendo de la pobreza. “No es un cambio de fondo –sugiere la hermana Alicia–, sino que son cambios que se van dando en la sociedad. Hoy las jóvenes que Vicenta María acogía con ese amor y ese estilo tan suyo, no llegan de los pueblos, sino de Latinoamérica, África o Asia”.

“Antiguamente llegaban muy jovencitas –explica la hermana Alicia–, no sabían leer ni escribir, eran pobres y la única salida que tenían era servir en la ciudad. Es curioso porque Vicenta María deja escrito que “no se coloque a ninguna chica sin que sepa leer, escribir o hacer cuentas”, cuando a veces iban a casas donde la señora tampoco sabía leer ni escribir, pero es que el tiempo era el que era. Hoy no vienen con tanta pobreza de no saber leer o escribir, pero lo cierto es que tienen unas circunstancias donde intentamos también darles una formación en nuestros centros: cocina, plancha, ayuda a la dependencia… A todo eso le damos mucha importancia porque llegan a un lugar muy diferente de sus países de origen, y en la medida en que vengan preparadas, se van a encontrar mejor”.

La película narra la historia real de una mujer valiente y decidida, cuya confianza en Dios consiguió que la congregación de María Inmaculada se encuentre hoy diseminada por el mundo, ayudando a la mujer necesitada.

Conferencia Cuaresmal del Sr. Arzobispo de Oviedo. SER CRISTIANO EN UNA SOCIEDAD NEOPAGANA, LA BATALLA CULTURAL

Retomamos de nuevo estas conferencias cuaresmales, para hacer una propuesta reflexiva sobre cuestiones que nos interesan para ayudarnos a crecer en nuestra vivencia de la fe, a dialogar sin claudicar de nuestras certezas con quienes piensan diferente, a testimoniar nuestro modo de ver las cosas como cristianos. No son estas conferencias unas meditaciones piadosas, que siempre pueden venirnos bien en este tiempo de cuaresma, sino una ocasión para pensar en nuestra identidad como católicos precisamente en medio de una sociedad que se ha alejado de la fe cristiana de tantos modos. Al menos, quienes queremos vivir según el Evangelio y la tradición de la Iglesia, debemos ayudarnos unos a otros para saber dar razón de nuestra esperanza y fundamentar sólidamente nuestras certezas. Esto explica bien el título que he querido dar a esta conferencia cuaresmal de 2023: «Ser cristiano en una sociedad neopagana. La batalla cultural», es decir, cómo hacer para ser fieles cristianos cuando el paisaje social y cultural no siempre es partidario. Esta es la batalla cultural que nos pide serena fidelidad y audacia.

1. Como quien se asoma a un pasado diferente

Comienzo con un apunte viajero cuando tengo todavía la maleta de vuelta sin colocar del todo. Acabo de regresar de un breve viaje que he realizado con un grupo de asturianos de la Orden Franciscana Seglar: Roma y Asís. Nos hemos asomado a una ventana de siglos donde hemos podido contemplar el paso del tiempo que ha ido dejando su huella en tantos vestigios de cultura. Algunos de esos restos estaban antes de la llegada del cristianismo, otros se fueron ofreciendo desde el talento y la sensibilidad propia de los que eran cristianos. En cualquier caso, como siempre que realizamos un viaje a culturas de otras épocas a la nuestra, hemos visto edificios, obras de arte, diseño de calles y plazuelas, en donde hay una firma imborrable de gentes de otros tiempos y de otros lares. La razón de este viaje ha sido explícitamente la peregrinación a dos lugares significativos de la historia cristiana. La Roma imperial que vio llegar a los primeros apóstoles, con Pedro y Pablo a la cabeza, donde entregarían su vida como mártires. Pero luego todo lo que el nuevo Pueblo de Dios ha ido escribiendo allí, a la sombra de un imperio decadente que terminó devorándose y destruyéndose a sí mismo, como siempre sucede con el mundo de las ideologías pretenciosas que prometen lo que saben que no darán jamás, y buscan lo que nunca declaran en los deseos de sus mercancías.

En esas cenizas, irá emergiendo la alternativa cristiana. Los discípulos del Maestro de Galilea no llegaron para arrasar y conquistar, sino para ser la levadura en medio de una masa informe y deformada. Gustave Bardy, patrólogo francés, estudió la conversión al cristianismo en los primeros siglos, y tiene una manera provocativa de explicar ese fenómeno: los cristianos fueron alternativa desde el espectáculo de la santidad. Quiere decir que en medio de tanta barbarie, había personas que exhibían sin ninguna pretensión una vida razonable, y frente a la fealdad de todos los despropósitos, ellos se dejaban notar por una belleza sencilla y amable. Y cuando la maldad aguzaba todas las perversiones, entonces entraba la bondad desarmada como un modo distinto de mirar las cosas y de vivirlas. Hay, por tanto, una santidad que se aviene con la belleza, con la bondad, con la razón.

De esa Roma cristiana saldrán poetas, pensadores, juristas, artistas varios, y también familias enteras que cuidaban sus valores, sus relaciones, sin forzar antinaturalmente lo que por su misma confusión contradecía la naturaleza. Porque lo que se hace contra natura, la natura pasa siempre la factura, y termina por destruirnos cuando nos empeñamos en vivir como no fuimos pensados, ni esperados, ni deseados, ni acompañados por Quien nos hizo. Valía la pena asomarnos a siglos de presencia cristiana en la vieja y eterna Roma, aún en medio de las contradicciones y pecados que han podido cometer también las distintas generaciones cristianas. Pero nos quedamos con lo positivo que nos ayuda a dar gracias y a tomar lección: la bondad del corazón, la belleza en la mirada, la razón de nuestra esperanza.

Y de ahí, nos fuimos a Asís. San Francisco y Santa Clara son una página de ese cristianismo vivido con una fuerza capaz de generar la admiración más tierna y verdadera. Son el evangelio hecho biografía. Pasear las callejuelas y plazuelas de esa ciudad medieval, adentrarse en los lugares donde acontecieron palabras y gestos de estos dos santos y los hermanos que los siguieron, era zambullirse en una historia de santidad que no nos resultaba extraña a nosotros, asturianos del siglo XXI que seguimos buscando a Dios dejándonos encontrar por Él para ser sus testigos en medio de nuestra generación. La paz y el bien, nos entró por todos los poros de nuestra vida: por los ojos que se asoman, los oídos que escuchan, los latidos que palpitan, para hacer sitio en el corazón a lo que en la cuaresma siempre nos propone la Iglesia: convertirnos, cambiar, volver a empezar, aventurarnos en las sorpresas de ese Dios que jamás aburre y que diciéndonos y mostrándonos lo mismo, jamás se repite. Volvemos a casa con la alegría del testimonio que dos ciudades cristianas nos han acercado para encender la esperanza y hacer sólida nuestra ilusión que nace de la fe y se expresa en la caridad de tantos modos.

Contrasta el testimonio ancestral de siglos donde se ha vivido una cultura cristiana, con ese intento que no es fortuito ni inocente de des erradicar violentamente todo indicio que pueda recordar lo que los cristianos han hecho con el paso de los años.

2. El cambio de paradigma: la secularización de la sociedad

Es una continua pretensión entre quienes nos perdonan la vida a diario: que los cristianos podemos existir, pero sólo un rato y, especialmente, sólo en un ámbito. Marcando así las fronteras de nuestro tiempo y nuestro espacio, nos vuelven a perdonar que existamos. El tiempo de la brevedad para que no arraigue lo que decimos. Y el espacio casi privado que nos reduce a la clandestinidad. Que no se note, que no trascienda, que no influya, que no juzgue, que no proponga. Hacer del acontecimiento cristiano una especie de reserva india para los turistas del arte ancestral y de la historia pasada, pero no una presencia viva que tiene la capacidad de decir cosas, juzgar situaciones, proponer alternativas, construir la ciudad. Y todo desde una única perspectiva: la que se deriva del Evangelio y de la tradición cristiana. No tenemos más siglas que estas, ni militamos como cristianos en ningún partido que sea confesional. Esta es nuestra postura, nuestra cosmovisión, nuestra manera de ser y de estar dentro de un mundo y una sociedad plurales como tales en esta coyuntura de la historia.

Los estados pueden ser aconfesionales, pero las personas somos creyentes. Y todos tenemos una relación con Dios: para confesarlo con la fe cristiana o para censurarlo desde la ideología laicista. En este sentido no hay creyentes y ateos, sino creyentes e idólatras, es decir, creyentes en el verdadero Dios o idólatras de los dioses falsos. Por este motivo la memoria cristiana será siempre subversiva para quienes tienen una idea totalitaria y excluyente de la vida: de la familia que confunden y destruyen, de la vida que manipulan y siegan en cualquiera de sus tres tramos (naciente, creciente y menguante), de la libertad que ellos utilizan para pervertirla con leyes liberticidas.

En este contexto cultural donde libramos hoy una batalla sin parangón, también aquí tiene lugar en esta tierra que sabe de batallas varias y de reconquistas diversas y que las ha sabido librar desde su identidad cristiana. Efectivamente, en Covadonga nace un pueblo con clara denominación de origen, celoso de su forma de ver las cosas, que no se amilana cuando hay que reconquistar con nobleza lo que nos invade hurtándonos nuestro terruño patrio, lo que se nos usurpa empobreciéndonos negándonos los valores irrenunciables, lo que se nos diluye imponiéndonos creencias tan intrusas e ideologías tan ajenas que terminan vaciándonos de lo que somos. Hoy la reconquista pasa por otras lizas, y son otros los retos que nos desafían. Son también diferentes los turbantes de antaño ante las cosas que hogaño nos turban preocupantemente cuando la vida en todas sus fases, la familia y su tutela, la educación intervenida o la libertad cercenada, se malvenden en una almoneda trucada y abaratada con tanta prisa.

No quisiéramos ser conquistados por nadie, y queremos dialogar con todos como repite el Papa Francisco, pero desde una cultura del encuentro que no traicione ni disuelva la propia identidad, ofreciendo en la vida pública nuestra perspectiva cristiana, lo que se nos dio como herencia cultural y moral, eso que la Iglesia custodia, defiende, celebra y anuncia con apasionada pasión y creativa fidelidad.

Hay quienes miran la historia con los tres tiempos verbales completamente pervertidos en su relato: el pasado se mira con resentimiento, para reescribirlo diciendo que sucedió lo que a ellos les hubiera gustado, exhibiendo una honestidad demasiado deudora de sus flagrantes mentiras; el presente se construye desde el engaño de quien impunemente se contradice sin ningún rubor, diciendo digo donde dijeron diego, para sacar tajada de cualquier complicidad vendiéndose al mejor postor en sus torticeras patrañas usando de la insidia que enfrenta y divide un pueblo; y el futuro, se prepara desde la impostura excluyente de todo y de todos los que nos sean de los suyos, controlando el pensamiento, el sentimiento y la libertad, persiguiendo una educación que no coincida con su ideología.

3. España no católica y España de misión

Cuando abordamos la cuestión de las raíces cristianas de Europa y la civilización del amor, nos planteamos la pregunta de profundo calado y nada retórica sobre si Europa ha dejado de ser cristiana: hubo un tiempo en que hablar de Europa era hablar de la civilización cristiana con todas sus matrices culturales, religiosas, morales, jurídicas, artísticas, etc. Y documentando la realidad del paisaje cultural y religioso europeo de nuestros días (facturando el período de la segunda parte del siglo XX hasta hoy), podemos decir que estamos en esa situación no equidistante entre dos afirmaciones. La primera afirmación nos lleva al ya lejano 14 de Octubre de 1931, cuando Manuel Azaña, Ministro de la Guerra en la I República, afirmaba en la Cámara de Diputados lo siguiente: «me refiero a esto que llaman problema religioso. La premisa de este problema, hoy político, la formulo yo de esta manera: España ha dejado de ser católica; el problema político consiguiente es organizar el Estado en forma tal que quede adecuado a esta fase nueva e histórica el pueblo español» . Y la segunda afirmación se refiere a un libro de Henri Godin que se hizo célebre por la inflexión que suponía en la trayectoria de un país cristiano europeo: La France, pays de mission? , y cuyo sólo título llegó a escandalizar a no pocos cristianos que seguían pensando en el mensaje de la Iglesia desde unas claves medievales como si no hubieran acontecido la Revolución francesa y su desmontaje ilustrado.

Tenemos estos dos interrogantes: Europa ¿ha dejado de ser cristiana o es un territorio de misión? Habría que plantear la pregunta no de modo adversativo, sino secuencial, es decir: porque ha dejado de ser cristiana, se ha convertido en tierra de misión. Hace unos años el filósofo Jaime Nuviola, profesor en la Universidad de Navarra, haciendo una rápida visión a lo que ha supuesto el siglo XX decía que «la civilización bélica ha dominado Occidente durante buena parte de la modernidad y culminó en los 55 millones de muertos de la segunda Guerra Mundial, a las que siguieron las víctimas del gulag soviético y de la llamada “guerra fría”. Fue Pablo VI el primero que comenzó a hablar de una civilización del amor que restañara las heridas de tanta violencia y reemplazara al modelo desgastado de la civilización bélica (…) El 5 de octubre de 1995 con ocasión del cincuenta aniversario de las Naciones Unidas el papa filósofo (Juan Pablo II) proclamaba valientemente en Nueva York que el alma de la civilización del amor es la cultura de la libertad, que “la respuesta al miedo que ofusca la existencia humana al final del siglo es el esfuerzo común por construir la civilización del amor, fundada en los valores universales de la paz, de la solidaridad, de la justicia y de la libertad”. Estas palabras grandes y hermosas tienen la capacidad de propiciar un cambio de actitud, un cambio de mentalidad en la vida personal y en el seno de la sociedad: “el cambio cultural deseado -explicaba Juan Pablo II- exige a todos el valor de asumir un nuevo estilo de vida que se manifieste en poner como fundamento de las decisiones concretas -a nivel personal, familiar, social e internacional- la justa escala de valores: la primacía del ser sobre el tener, de la persona sobre las cosas”» .

4. La herida de la secularización

Podríamos pensar que la secularización sería algo que afecta únicamente a Dios como inmediato destinatario de una exclusión por parte del hombre, pero en realidad prescindir del elemento transcendente, del misterio, supone mutilar una dimensión constitutiva del ser humano, lo cual influye en el modo de mirar y construir el mundo. La secularización tiene una consecuencia antropológica, histórica, y no solamente teológica. No obstante, debemos diferenciar el significado de tres términos: secularismo, secularización y secularidad son tres conceptos que tienen una misma matriz semántica (saeculum, siglo, mundo), pero indican cosas bien diferentes. Conviene señalar cómo el secularismo es la censura indebida de lo sagrado, la secularización es el proceso que a ello conduce, y la secularidad es la justa autonomía de las cosas temporales. A la hora de comprender una sociedad debería evitarse tanto la censura como el abuso en aquellos factores que la constituyen: así, ni caer en una sociedad sacralizada en donde no se posibilita la autonomía de lo temporal, ni tampoco caer en una sociedad secularizada en donde se asfixia la expresión y el cauce tanto privado como público de las cosas sagradas, porque podemos dar bandazos extraños y excluyentes de ir desde un “nacionalcatolicismo” a un “laicismo rampante”. Tenemos ejemplos no tan lejanos ni en el tiempo ni en el mapa, donde hay ayuntamientos que se empeñan en solucionar los problemas reales de la gente, marcando el paso con su cofradía laicista excluyente. Es tan patético como inútil, y responde a un prejuicio alicorto de quien se calienta en frío para inyectar en los problemas de un municipio su veneno ideológico que responde al rencor empoderado y a la pretensión ignorante.

No obstante, cuando levantamos acta de cómo nos encontramos en la actualidad desde una perspectiva cultural y social, vemos que el proceso secularizador ha ido mellando el paisaje de este viejo continente que tiene inequívocas raíces cristianas. Esto significa que no nos encontramos únicamente con la tarea de seguir nutriendo y madurando nuestro pueblo creyente, sino la de preguntarnos misioneramente qué hacer ante un pueblo en el que ha quedado tan profundamente herido el sujeto cristiano.

Hay un camino abierto de parte de Dios hacia el hombre, que viene a encauzar los mil caminos que el hombre ha querido abrir en su acceso al mundo divino. Esta es la afirmación humilde y audaz del cristianismo: la mutua apertura de Dios y del hombre se encuentran en lo que llamamos revelación. No se trata de una palabra sórdida que Dios pronuncia para nadie, ni tampoco un silencio mudo que el hombre quiere desentrañar, sino el encuentro cabal de esa palabra gratuita de Dios que viene al encuentro del silencio mendicante del hombre .

Sin embargo, ese fluido discurrir ha podido ser interrumpido extrañamente. De hecho, el cristianismo ha dejado de ser un referente único e identificativo en nuestra civilización occidental. Casi no nos habíamos percatado de que el paisaje cultural y religioso que habíamos vivido durante siglos en la sociedad de Occidente y durante tantas décadas de nuestra biografía personal, estaba pacíficamente zambullida en eso que podríamos llamar “cultura cristiana”. Éramos un pueblo cristiano, y como cristianos vivíamos todas las cosas: las más hermosas, nobles y resultonas, como también nuestras debilidades, trampas y preocupaciones. Podría parecer que este dato dado era algo incuestionado e incuestionable, y que teníamos una convivencia sin sobresaltos entre las exigencias de nuestra fe, y los avatares de nuestra fatiga cotidiana.

Como bien se ha dicho, estamos ante un paisaje que se puede calificar como neopagano imponiéndonos un post-cristianismo . El hecho de que nos preguntemos sobre la realidad que conlleva eso de ser cristiano en medio de una sociedad que ha dejado de serlo, nos impone una constatación que indica un cambio notable de escenario como hemos indicado más arriba: nuestra sociedad se ha secularizado, y más aún, sigue en curso su proceso de secularización , con todo un proceso más o menos estratégicamente diseñado por intereses políticos, culturales y mediáticos que sigue empujando hacia el nihilismo y el relativismo lo que ha sido y es el cristianismo en la cultura contemporánea .

Podemos señalar cómo ha habido una tendencia desmontadora del cristianismo cultural (no sólo del cristianismo teológico y confesional), que partiendo de los postulados de Auguste Compte, Ludwig Feuerbach y Friedrich Nietzsche, se ha dado una deriva hacia todas las consecuencias de este último abocando a un «nihilismo revestido de debilidad, sin asomo de tragedia; nihilismo desencantado, al que el ideal del superhombre no le apetece nada» . Tanto es así que alguien tan poco sospechoso hacia la benevolencia ante la secularidad como es Jürgen Moltmann, ha dicho que «jamás ha habido en las sociedades ricas de este mundo tanta desorientación, resignación y cinismo, tanto autoaborrecimiento» .

De hecho, son fácilmente reseñables los puntos que nos permiten identificar los escollos de conflicto que se generan hacia el cristianismo en general y hacia la Iglesia Católica en particular, dentro de una sociedad secularizada. Porque no estamos ante una neutralidad respetuosa, en la que todos tienen su derecho y su verdad, y a todos se les posibilita la vivencia íntima y la expresión pública de sus ideas y creencias, sino que se da una inevitable toma de postura, que termina siendo reductora para aquellos a quienes se juzga adversarios o enemigos.

Este es el ambiente o el ámbito, en el que la identidad cristiana trata de seguir alzando su voz, muchas veces en nombre de los que no tienen voz, para acercar una visión de la vida, del hombre y de Dios, que aporte originalmente una cosmovisión de las cosas dentro de un mundo plural, multicultural y multirreligioso. Es la audacia y la urgencia del cristiano como testigo de esa doble apertura de Dios hacia el hombre y de éste hacia Dios.

El poeta inglés Th. Eliot hizo una descripción vigorosa y provocativa: «parece que ha pasado algo que no había pasado nunca: aunque no sabemos bien cuándo, ni por qué, ni cómo, ni dónde. Los hombres han dejado a Dios no por otros dioses, dicen, sino por ningún dios; y eso no había ocurrido nunca, que los hombres a la vez negasen a los dioses y adorasen a dioses, profesando primero la Razón, y luego el Dinero, y el Poder...

La Iglesia renegada, la torre derribada, las campanas volcadas, ¿qué tenemos que hacer sino estar parados con las manos vacías y las palmas hacia arriba en una edad que avanza progresivamente hacia atrás? ¿Ha fallado la Iglesia a la humanidad, o la humanidad ha gallado a la Iglesia? Cuando a la Iglesia ni se la considera ya, ni se oponen siquiera a ella, y los hombres han olvidado a todos los dioses excepto la Usura, la Lujuria y el Poder» .

Estos tres dioses de los que habla Eliot nos los encontramos en tantos poros de la piel social de nuestro mundo actual. La cultura hedonista, nihilista, relativista fomenta y exalta la entronización de estos tres dioses del dinero, el sexo y el poder. Bastaría asomarse a las aspiraciones de tantos, tantísimos de nuestros contemporáneos, a los círculos culturales que frecuentan, los programas televisivos que les hipnotizan, o las elecciones políticas que jalean y aplauden, para ver cómo ha arraigado esta idolatrización de la vida reduciéndola a esos tres fetiches o amuletos del dinero-sexo-poder. Y estos dioses falsos que desplazan al verdadero Dios, supone una anulación del hombre y una irreconocible construcción del mundo y de la historia.

5. Los núcleos desmontadores para la deconstrucción cristiana

Podemos simplemente enumerar una serie de objetivos en los que quienes de modo beligerante quieren erradicar la presencia cristiana de nuestra sociedad, se han fijado como diana a la que dirigir su mirilla del fusil “Kaláshnikov”:

a) Jugar a ser como Dios. Es la vieja tentación del ser humano, la más antigua pretensión desde que en el relato del Génesis apareció como atractivo aquel árbol de la ciencia del bien y del mal. El engaño estaba servido: si comemos de esa fruta prohibida seremos iguales a Dios. No sucedió así, como bien demuestra la historia, sino que ellos dos dejaron de ser hijos, aunque Dios no permitió que fueran huérfanos. Pero el intento de ponerse en el lugar inadecuado expulsando a Dios de nuestros pobres paraísos, hace las cuentas con los que el gran teólogo Henri de Lubac dijera el siglo pasado: que no es verdad que el hombre sea incapaz de hacer un mundo sin Dios, pues ya lo tiene, pero cuando lo consigue lo hace siempre contra el hombre.

b) La Iglesia señalada como obsoleta. Es preciso presentar a la Iglesia como una intrusa en el santuario de la modernidad y del progreso, como contraria a lo que hemos conseguido construir en la llamada sociedad del bienestar. Porque haciendo así, se pretende secuestrar la larga tradición cristiana rica en su patrimonio artístico y cultural, en su pensamiento filosófico y teológico, en su derecho de gentes, para ridiculizarla hasta el esperpento más ignorante. Se trata de arrebatar su autoridad moral que ha venido suplantada por arribistas inmorales.

c) La familia confundida hasta su destrucción. Es un objetivo claro para desmontar y debilitar la entera sociedad. Porque nuestra cultura cristiana ha tenido en la familia ese espacio de transmisión de la fe y de los valores católicos que han tejido nuestra trama social durante siglos. Cuando se ningunea a la familia aislándola, o llamando familia todo un elenco de convivencias dispares y extrañas, has conseguido vulnerar una sociedad haciéndola débil y manipulable.

d) La educación y sus derivadas. La educación no es una cuestión menor ni secundaria, sino que representa el modo con el que transmitimos a las generaciones más jóvenes el legado moral y cultural que hemos heredado como precioso patrimonio que nos identifica como cristianos en la sociedad, y nos permite aportar lo que originalmente podemos compartir para ayudar a construir la ciudad, la polis, el tramo de historia contemporánea que nos ha tocado vivir. Adueñarse de la educación es tratar de asegurarse a medio y largo plazo una generación manipulada al antojo del poder dominante.

e) La ideología de género y sus satélites. Está en el meollo de tantas leyes que quieren cercenar el proyecto inscrito en nuestra naturaleza, la ley natural, y que durante siglos hemos vivido serenamente aún en medio de nuestras contradicciones y pecados. Pero cuando la persona humana pierde su identidad, cuando se manipula y destruye esa ley natural, tenemos servida la más tóxica y dañina de las consecuencias, como vemos que algunas leyes en curso pretenden imponer con su trampa, sin ninguna demanda social y sin el debate sereno que debería observarse por parte de quienes tienen algo que decir.

f) La vida y sus condenas arbitrarias. Lo hemos visto con ocasión de la ley del aborto, con la eutanasia, con la del “sí es sí”, con la trans, con la animal… Es tal el despropósito y tales las consecuencias, que sólo esto merecería una conferencia para indicar la deriva destructora e inhumana que se pretende introducir con el amparo de una política y judicatura al servicio de estas leyes.

6. Una coda final: la acusación de pedofilia hacia la Iglesia

Quiero añadir una coda final sobre lo que está suponiendo un ariete contra la credibilidad de la Iglesia. Lo decía el gran sociólogo Zigmund Bauman en una descripción precisa y real de nuestro momento: la sociedad es líquida. Es así: ha perdido el fundamento que la hacía sólida ante los avatares que nos zarandean. El mismo Jesús lo dijo en una de sus célebres parábolas: la casa que se edifica sobre roca podrá ser sacudida por los vientos, las lluvias y huracanes, pero permanecerá en pie al tener el fundamento firme. La que se construye sobre arena, caerá con cuatro gotas o una imprevista brisa. Estamos así viendo cómo se establecen cortinas de humo por parte de las gobernanzas de nuestro país, a fin de distraer y focalizar una atención que despierta el encono por los temas que se jalean, que arrojan confusión por la amalgama de sus mentiras, que señalan cabezas de turco para organizar el pim-pam-pum con quienes ensañarse hasta su ridiculización y censura. A veces, más que cortinas de humo son verdaderas nieblas persistentes que ocultan la verdad, que insidian perversamente, que calumnian y zahieren a sabiendas para desgastar o intentar destruir a quien señalan como adversario cultural o enemigo político.

La Iglesia Católica se ha visto últimamente envuelta en este laberinto por parte de algunos mandamases y sus terminales mediáticos. Ha habido una consigna que ha señalado a los cristianos como diana: la Iglesia roba y ha de devolver lo que indebidamente se ha apropiado, y la Iglesia abusa de los niños y personas vulnerables. Estos son los dos mensajes que por doquier se han divulgado por tierra, mar y aire, sabiendo que jurídicamente (mientras dure el Estado de Derecho) no tendrán ningún recorrido fehaciente, pero que supondrán una erosión que se intentará que sea perdurable.

La pedofilia es un crimen inmenso, perpetrado con la más sucia alevosía, de la que Jesús dijo que más le valdría atarse una piedra de molino al cuello y tirarse al mar a quien hiciera daño a los más pequeños. Pero la pedofilia es un crimen, un delito y un pecado que es de la entera sociedad cuando ha perdido su horizonte moral, el aprecio por la verdad, el respeto ante lo más sagrado como es la vida y la familia, y las virtudes morales de la justicia. También la Iglesia tiene miembros que han cometido ese pecado, y por ello hemos puesto en marcha espacios y recursos humanos para la acogida de esas denuncias, para la prevención que eviten estos terribles abusos. Si hubiera habido alguien que hubiera ocultado, o protegido a quien los cometía, tiene una complicidad por la que tendrá que pagar ante Dios y ante la sociedad. Pero la pedofilia no es un pecado o delito cristiano en general y clerical en particular, sino que lo es de toda la sociedad. De hecho, estudios estadísticos independientes señalan el perfil de los victimarios vinculados al ámbito familiar y círculos amistosos, al educativo, al de tiempo libre y deportivo, y también al eclesial. Donde hay menores, existe el riesgo de perpetrar estos crímenes. Pero lo que representa esta triste desgracia y horrendo crimen realizados por clérigos, es el 0’2%. Un porcentaje que no consuela cuando tenemos delante a una persona desprotegida e inocente que es abusada por quien debería ser precisamente garantía de defensa moral y de confianza. Sobre él hemos pedido perdón, hemos puesto en marcha los medios para la prevención y el debido acompañamiento de las víctimas, y la consecuente aplicación de la ley civil y eclesiástica para quien delinque. Por eso sorprende el interés de un parlamento que se centra en este porcentaje e ignora el 99’8% restante.

Si la pedofilia es una lacra terrible de nuestra sociedad contemporánea, de la que también la Iglesia forma parte, pongamos los medios y los remedios para sanarla y erradicarla. La pornografía tan fácilmente asequible, la educación ideologizada por el género, la hipocresía cínica de la inmoralidad o amoralidad en tantos casos, hacen de campo de cultivo para que se sigan cometiendo estas tragedias deleznables.

+ Fr. Jesús Sanz Montes, ofm
Arzobispo de Oviedo
27 marzo de 2023

lunes, 27 de marzo de 2023

Hermoso vídeo sobre la Catedral de Oviedo


Pregonero de la Semana Santa de Lugones 2023

Excmo. y Rvdmo. Sr. Fray Jesús Sanz Montes O.F.M.

Biografía
Hijo de Jesús y de Mariana, nació en Madrid el 18 de enero de 1955. Tras los estudios de bachillerato, realiza una experiencia laboral en el mundo de la banca privada hasta 1975. Ingresa en el Seminario Conciliar de Toledo en 1975 donde cursa los estudios institucionales teológicos (1975-1981). En 1981 ingresa en la Orden Franciscana, Provincia de San Gregorio Magno de Castilla, haciendo la profesión temporal el 11 septiembre de 1982 en Arenas de San Pedro (Ávila) y la profesión solemne el 14 de septiembre de 1985 en Toledo. Recibe la ordenación diaconal el 27 de septiembre de 1985 en Ávila, y la ordenación sacerdotal el 20 de septiembre de 1986 en Alcorcón (Madrid). Es preconizado obispo de Huesca y de Jaca el 23 de octubre de 2003, y fue consagrado el 14 de diciembre de 2003 en la S.I. Catedral de Huesca. El 21 de noviembre de 2009 es preconizado Arzobispo de Oviedo, sede de la que toma posesión el 30 de enero de 2010.

Cargos pastorales:
Rector del Seminario Menor Franciscano (Ávila). [1986-1991].
Vicario parroquial y Delegado de pastoral juvenil-vocacional (Ávila).[1986-1991].
Director de la Formación Permanente de la Provincia Franciscana de Castilla [1991-1994].
Rector y P. Guardián del Collegio dei Santi Quaranta Martiri (Roma). [1994-1997].
Rector y P. Guardián del Monasterio San Juan de los Reyes (Toledo) (1997-2000)
Secretario Provincial de Formación y Estudios, de la Provincia Franciscana de Castilla (1997-2000)
Maestro de los estudiantes teólogos OFM de la Provincia Franciscana de Castilla (1997-2000)
Consejero (Definidor) Provincial de la Provincia Franciscana de Castilla (1997-2000)
Presidente de la CONFER diocesana de Toledo (1997-2000)
P. Guardián del Convento San Antonio del Retiro, Madrid (2000-2003)
Director del Secretariado de la Comisión Obispos y Superiores Mayores, de la Conferencia Episcopal Española (2000-2003) 
Secretario de la Comisión Episcopal para la Vida Consagrada (2000-2005)
Miembro de la Comisión Episcopal para la Vida Consagrada (2004-2005)
Miembro de la Comisión Episcopal para la Doctrina de la Fe (2008-2011)
Miembro de la Comisión Episcopal del Clero (2014-2017)
Miembro de la Comisión Episcopal para la Vida Consagrada (2011-2017)
Consejero (Definidor) Provincial de la Provincia Franciscana de Castilla (2003)
Presidente de la Comisión episcopal para la Vida Consagrada (2005-2011)
Director de la Cátedra de Teología de la Vida Consagrada en la Universidad eclesiástica San Dámaso de Madrid (Desde 2007)
Miembro de la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Española (2005-2011)
Miembro del Comité Ejecutivo de la Conferencia Episcopal Española (2017-2020)
Miembro del Comité Ejecutivo de la Conferencia Episcopal Española (2020-2024)
Director del Departamento de Cultura de la Comisión de Evangelización y Cultura en el Consejo de Conferencias Episcopales de Europa (Desde 2018)

Titulaciones y lenguas
Bachiller en Teología. Facultad Teológica del Norte de España (Burgos 1981).
Licenciatura en Teología. Especialidad en Espiritualidad. Pontificio Ateneo Antonianum (Roma 1986)
Licenciatura en Teología. Especialidad en Teología de la Vida Religiosa. Universidad Pontificia de Salamanca. Campus de Madrid (Madrid 1993)
Doctorado en Sagrada Teología. Pontificia Università Antonianum (Roma 1999)
Lenguas activas: español e italiano.
Lenguas pasivas: francés, alemán, inglés, portugués y latín.
Docente desde 1997 en la Facultad de Teología de «San Dámaso» de Madrid, es autor de un importante número de publicaciones, lecciones y conferencias de las especialidades de Teología Espiritual, Espiritualidad Medieval y Teología de la Vida Consagrada.

Publicaciones
"Francisco y Clara de Asís". Icono y palabra de amistad (Aránzazu - Centro de Franciscanismo. Oñate-Madrid 1988). Traducido al italiano: Francesco e Chiara d'Assisi. Icona e parola d'amicizia (MOREFRA. Roma 1990).
"Clara de Asís, herencia y tarea". Su contribución carismática a la tradición femenina cristiana (Publ. Claretianas. Madrid 1993).
"La Vida Apostólica (Regla TOR, IX)", en AA.VV., Regla y Vida. Comentario a la Regla y Vida de los Hermanos y Hermanas de la Tercera Orden Regular de San Francisco (Aránzazu. Oñate 1994).
"La aportación carismática de Sta. Clara y S. Francisco", en A. Boadas (ed.), Santa Clara [1194-1994] (AHEF. Barcelona 1994).
"En la escuela de Clara de Asís, santa", en AA.VV., El Real monasterio de Santa Clara de Santiago. Ocho siglos de claridad (Santiago de Compostela 1996).
"La vida, ¿paraíso perdido?", en AA. VV., De jardines y de hombres (C.A.M. Madrid 1999).
Tesis doctoral: "Illum totaliter diligas" (3 EpAg 15). La simbología esponsal como clave hermenéutica del carisma de Santa Clara de Asís. (Antonianum. Roma 2000).
"Espiritualidad franciscana: una manera cristiana de ser y de estar", en AA. VV., Tellamar II. Cátedra de Santa Teresa (Tellamar. Ávila 2000).
"La reducción racionalista en la teología y la actitud discipular del teólogo", en J. PRADES - J.Mª MAGAZ (eds.), La razón creyente. Actas del Congreso Internacional sobre la Encíclica Fides et Ratio. Madrid 16-18 de febrero de 2000 (Facultad de Teología San Dámaso. Madrid 2000) 427-442. Publicado también en la Colección "Studia Theologica Matritensia": J. PRADES - J.Mª MAGAZ (eds.), La razón creyente. Actas del Congreso Internacional sobre la Encíclica Fides et Ratio. Madrid 16-18 de febrero de 2000 (Facultad de Teología San Dámaso. Madrid 2002) 539-553.
"San Buenaventura. Experiencia y Teología del Misterio". Itinerario del alma a Dios. Incendio de amor. Soliloquio. El Árbol de vida. De la vida perfecta. Introducción general y edición (BAC. Madrid 2000).
"Introducción general a Santa Clara", en AA.VV., Los Escritos de Francisco y Clara de Asís. Textos y apuntes de lectura (Ed. Aránzazu. Oñate 2001).
"La vida contemplativa en la misión de la Iglesia", en S.L. PÉREZ LÓPEZ (ed.), El Monasterio de la Concepción (Viveiro 2001).
"Jornada Pro Orantibus. Vida Contemplativa", en J.A. MARTÍNEZ PUCHE (ed.), Nuevo Año Cristiano. Junio. (Edibesa. Madrid 2002).
" Como lluvia que empapa la tierra : comentarios al Evangelio, ciclo B ", en B.A.C. 2014, 
" Palabra de vida que enciende el corazón: comentarios al Evangelio, ciclo C " en B.A.C. 2015, 
" La semilla de Dios sembrada en mi surco. Comentarios al Evangelio Ciclo A" en B.A.C. 2016, 
"La fidelidad creativa. Itinerario de renovación de la vida consagrada" en B.A.C. 2017
"Mis memorias de África. Cartas desde Benín" en P.P.C. 2019, 
"María y su itinerario cristiano". Ciudad Nueva 2020, 
"San Francisco de Asís, compañía para nuestro destino". Ediciones Encuentro 2021, 
Habría que contar también numerosos artículos de teología en revistas especializadas y sus escritos semanales como Obispo de Huesca y Jaca y posteriormente como Arzobispo de Oviedo.

Otros cargos
El 24 de junio de 2007 recibe el título de Caballero Distinguido de la Hermandad de San Juan de la Peña.
El 20 de mayo de 2009, el cardenal Franc Rodé, Prefecto de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, en nombre del Santo Padre lo nombra Comisario Pontificio de la Unión Lumen Dei.