martes, 31 de julio de 2018

Reza por mí. Por Miguel Ángel Robles

Rezar es una conversación con los que ya no están, el recuerdo de los que te antecedieron y la oración para seguir su ejemplo. Rezar es pedir por ellos. Y también pedirles a ellos por los que estamos aquí. Es el momento de más calma del día, y, en mi caso, el de primera hora de la mañana, poco más de las seis, y el agua de la ducha caliente cayendo despacio sobre los hombros. Rezar es una fotografía en sepia, un regreso a la casa de tus abuelos y al tiempo sin tiempo de tu infancia. Es pasar por la Iglesia de San Pedro, de camino al colegio, y rezarle al Cristo de Burgos un Padre Nuestro para que te ayude en los exámenes. Es el refugio del frío, y el silencio acogedor. Rezar es tener memoria.

Rezar es lo que va antes del trabajo o después del trabajo, y lo que nunca lo suplanta, porque ya lo dice el refrán: a Dios rogando y con el mazo dando. Es lo único que puedes hacer cuando ya no puedes hacer más, y es la forma de comprometerse de quien no tiene otro medio de hacerlo, como cuando rezamos por un enfermo que se va a operar y ya está todo en manos del cirujano (y de Dios). Rezar no hace milagros, o sí los hace, eso nunca lo sabremos, pero ofrece consuelo al que reza y a aquel por quien se reza. Rezar nunca es inútil, porque siempre conforta.

Rezar es decir rezaré por ti y, también, reza por mí. Y es, por tanto, lo contrario a la vanidad. Rezar es la aceptación de tus limitaciones. Es aprender a resignarse cuando lo que pudo ser no ha sido. Es vivir sin rencor, aprender a olvidar, aceptar la derrota con dignidad y celebrar el triunfo con humildad. Rezar es resignación cuando procede, pero también arrebato y pundonor cuando toca. Es buscar las fuerzas si no se tienen y confiar en que las cosas van a ser como deberían ser. Rezar es optimismo, no dar nada por perdido, luchar y resistir, como en la canción, erguido frente a todo, y es mi padre antes de morir. Rezar es fragilidad y entereza.

Rezar es curar las heridas, restañar los arañazos, superar el daño que te han hecho. Pasar página y empezar de cero. Perdonar las ofensas y también pedir perdón. Y sobre todo tener gratitud. Rezar es dar las gracias por vivir y por lo que la vida te ha dado. Es despertarse con las ilusiones renovadas. Aferrarse desesperadamente a lo inmaterial. Acordarse de lo que de verdad importa, y relativizar todo lo demás. Es establecer las prioridades, poner en orden los papeles de tu mesa, buscar la trascendencia, pensar a lo grande.

Rezar es desconectar y apagar el móvil. Es introspección en la sociedad del exhibicionismo. Es relajarse y calmar los nervios. Y prepararse mentalmente para lo que ha de venir. No es solo buscar el coraje, sino también la inspiración, la idea, el enfoque, la luz, el claro en medio de la espesura. Rezar es razonar, aunque parezca lo más irracional que haya. Es la mente funcionando como cuando juegas un partido de tenis. Es planificar y anticipar las jugadas. Es abstracción en los tiempos de lo concreto y lo material. Es pausa en un mundo excitado. Es calma cuando todo es ansiedad. Y es aburrido en la dictadura de lo divertido.

Rezar es una forma extrema de independencia, una actividad casi contracultural, lo más punki que se puede hacer una tarde de domingo. Es la forma más radical de practicar mindfullness, tan pasada de moda que cualquier día se volverá extraordinariamente cool. Rezar podría computar como horas de trabajo para los empleados públicos, pero no sirve porque es una práctica “antisistema”, sin reconocimiento alguno del establishment. Tan políticamente incorrecta que la gente oculta que reza como esconde la tripa para la foto. Rezar es un placer oculto, que se reserva para la intimidad. Un acto privado, y casi a escondidas, que, cuando se hace acompañado, necesita cierta oscuridad y mucha, mucha, confianza.

Rezar es desnudarse y abrir tu alma a la persona con la que rezas. Y es una declaración de amor por la persona que tienes en tus rezos. Es derramar tu cariño sobre los que más quieres y sentir el cariño de los que rezan por ti. Rezar es tener a otros en tus oraciones y estar en las oraciones de otros, que es mucho más que estar solo en su memoria. Rezar, y sobre todo que recen por ti, es la mayor aspiración que uno puede tener en la vida. Un privilegio inmenso. Es querer tanto a alguien como para rezar por él, y que alguien te quiera tanto como para rezar por ti. ¿Cabe mayor orgullo? ¿Existe mayor plenitud que la de saber que hay una madre, un hermano, un hijo o un amigo que quiere que Dios te proteja, y te dé salud, y te ilumine, y te ayude, y te acompañe, y esté siempre contigo?

Rezar es tener fe. Tener fe en la vida, en las personas, en tus amigos, en tus hijos, en tus padres, en Dios. Rezar es la maestría de niños y abuelos. Y es un súper poder que nos predispone al bien. Rezar es creer y ser practicante de un mundo mejor.

Publicado en ABC de Sevilla

A Jesús por María


lunes, 30 de julio de 2018

Covadonga visita obligada en 2018


San Félix, de Lugones al Carbayu 91 años después: "Retomar la tradición es genial"

(lne) La parroquia y la Cofradía del Buen Suceso recuperan con éxito el traslado del santo a la capilla con la idea de "darle continuidad"

Hubo que esperar 91 años para que San Félix volviese a la capilla de Nuestra Señora del Buen Suceso. Lugones recuperó ayer un actividad religiosa de la que muchos ni siquiera se acuerdan, la de llevar en procesión a su patrón hasta El Carbayu; una costumbre que se perdió en 1927 y que no se había repetido hasta ahora. El camino del patrón de los lugonenses hasta el barrio alto fue seguido por más de medio centenar de personas, animadas "por el buen tiempo" y "por ayudar a revivir una costumbre que nunca debió haberse perdido".

Cuando se pregunta por la recuperación de esta costumbre, todos los dedos señalan a la misma persona: a Joaquín Serrano, párroco de Lugones. Y lo cierto es que el cura no puede negarlo. Ya en 2010 comenzó a celebrar una misa en honor a San Félix -curiosamente el patrón no se celebra en Lugones; El Carbayu dedica sus fiestas a Nuestra Señora del Buen Suceso y las de Lugones son por Santa Isabel- el domingo antes del Carbayu. Desde hace unos años, al sacrificio se unía una procesión alrededor de la iglesia de Lugones.

Pero al párroco, que además es de Candás, localidad que comparte advocación con Lugones, esto no le parecía suficiente. Hace semanas instaló un buzón de sugerencias en la parroquia para tratar de relanzar los festejos por San Félix. Y de ese batiburrillo de ideas, y en colaboración con la Cofradía de Nuestra Señora del Buen Suceso del Carbayu, surgió volver a realizar algo que, como recuerda su presidente, Manolito "El Pegu", "se perdió en 1927, dos años después de iniciarse".

A día de hoy no está muy claro por qué San Félix dejó de acudir al Carbayu. Tampoco por qué empezó. "Dicen que la Cofradía del Buen Suceso fue la que compró la imagen de San Félix que, posteriormente se rompió en la Guerra Civil", explica Juan Cima, cofrade.

Lo que sí ayudaría a explicar por qué una vez finalizada la contienda no se hizo por recuperar la procesión. "En la Guerra se destruyó también la iglesia. Lo primero que se hizo fue reconstruir el templo y, poco a poco, se fue acondicionando. La imagen de San Félix no se compró hasta la década de los 60", explica Rodrigo Huerta.

Sea como fuere, la procesión de San Félix al Carbayu ha vuelto "y para quedarse". "Nuestra intención es darle continuidad, por supuesto", reconoce Cima, que no esconde su alegría por la gran acogida de la iniciativa. "Ha venido un montón de gente, y eso es clave para relanzarlo. Ha sido una idea perfecta del párroco", asegura.

Las palabras de reconocimiento no van sólo en dirección a Serrano. El cura reitera que buena parte de la "culpa" de que la procesión haya podido convertirse en realidad es de la Cofradía del Buen Suceso. "Han puesto alma, vida y corazón para que así haya sido", ensalza el sacerdote pocos minutos después de llegar a la capilla.

"Ha sido genial", resume Isabel Riancho, de la Cofradía del Cristo de la Piedad y la Virgen de la Soledad de Lugones, que también participó en la procesión. "Recuperar esto es una pasada", exclama.

La imagen de San Félix estará en la capilla del Carbayu hasta el próximo domingo. Entonces, y tras la celebración de la santa misa (13.15 hora) oficiada por Joaquín Serrano y cantada por la Coral Amanecer, saldrá en procesión con la Virgen de Nuestra Señora del Buen Suceso por el barrio alto de Lugones. El paso irá acompañado de grupos folclóricos y de la banda de música "Ciudad de Oviedo".

Las fiestas del Carbayu continúan el jueves con una gran maratón de parchís que dará comienzo a las 20.00 horas. El viernes habrá festival de tonada tras el que el científico, divulgador y emprendedor Ángel Menéndez Díaz abrirá oficialmente los festejos con la lectura del pregón. La celebración se prolongarán de forma ininterrumpida hasta el martes, 7 de agosto.

Hoy tendrá lugar la primera función de las "Noches de la Cebera", con "Mujeres", del grupo "Huylca" (22.00 horas), también incluidas en el programa de las fiestas, aunque organizado por el Ayuntamiento.

domingo, 29 de julio de 2018

Homilía en la Fiesta de San Félix, Patrono de Lugones. 29/07/18.

Queridos feligreses y hermanos todos: ¡Feliz Fiesta del Patrono! 

En el corazón del verano, inaugurando ya la gran romería de Nuestra Señora del Buen Suceso, celebramos a San Félix este Domingo XVII del Tiempo Ordinario, donde la Palabra de Dios vuelve a sorprendernos. Podría parecer que hemos seleccionado estas lecturas buscando las más acordes a nuestra celebración, pero no, son las del día; las que la Iglesia Madre nos propone y a que a buen seguro, de haber sido elegidas otras, no hubieran sido mejores que estas. 

En primer lugar, la epístola del Apóstol, aunque breve, este domingo nos regala numerosas enseñanzas sobre las cuales poder detenernos. En buena medida esta segunda lectura es una perfecta descripción de nuestro Santo titular, incluso en la misma definición con que Pablo se presenta a los cristianos de Éfeso al llamarse ‘’prisionero por el Señor’’. 

Estos dos santos: Félix y Pablo, con una diferencia de casi tres siglos entre sí, tienen mucho en común en sus biografías: se bautizaron siendo adultos, dejaron atrás su hogar por anunciar el Evangelio, fueron encarcelados y martirizados… por ello no es equivocado afirmar que San Félix también se hizo prisionero por el Señor. 

Pero antes de llegar al fin de sus días hemos de contemplar la estela de su vida cotidiana, el día a día callado de aquel servidor de todos que en Gerona dio sobradas muestras de vivir la fe y morir en consonancia con ella. ¿Y cómo resumirlo?; las claves nos la da la segunda lectura: 

*Andar conforme a la vocación recibida 

*Sobrellevarlo todo con amor 

*Perseverar con la esperanza de la salvación a la que hemos sido convocados 

Con el salmo hemos recordado que el Señor está cerca de los que lo invocan, de los que lo invocan sinceramente. Y es que lo que mueve precisamente la vida del creyente es el anhelo de encontrarse con el mismísimo Señor. Por ello nuestra madurez física ha de ir acompañada de una madurez espiritual que nos vaya preparando para la vida de los bienaventurados. 

Es el camino de conversión que responde a esa llamada a la santidad a la que todo bautizado está emplazado. Así nos lo acaba de recordar el Santo Padre en su “Exortanción Gaudete et Exultate” donde nos dice: No tengas miedo de apuntar más alto, de dejarte amar y liberar por Dios. No tengas miedo de dejarte guiar por el Espíritu Santo. La santidad no te hace menos humano, porque es el encuentro de tu debilidad con la fuerza de la gracia. 

En el fondo, como decía León Bloy, en la vida «existe una sola tristeza, la de no ser santos»… Y en otro fragmento del mismo documento al hablar de los Santos que ya están en el cielo asentía: se nos invita a reconocer que tenemos «una nube tan ingente de testigos» que nos alientan a no detenernos en el camino, nos estimulan a seguir caminando hacia la meta. Y entre ellos podría estar nuestra propia madre, una abuela u otras personas cercanas que conocemos o hemos conocido. Quizá sus vidas no fueron siempre perfectas, pero aún en medio de las imperfecciones y caídas humana siguieron adelante y agradaron al Señor. 

Por último, precioso paralelismo encontramos entre el evangelio de hoy y la primera lectura del Libro de los Reyes. Ambos textos presentan la misma situación: el hambre; la imposibilidad de saciar a todos y el inesperado milagro. 

El hambre encarna la debilidad del hombre que muere sin alimento, que necesita de su sustento, pues es mortal, limitado, finito. Y ante esto la complejidad de dar salida a la situación en casos límites, pues ni Eliseo con veinte panes ni los Apóstoles con cinco panes y dos peces podían alimentar a tantos que tenían ante ellos. Y es aquí donde entra en juego la mano de Dios para romper la lógica y la matemática del hombre. 

El milagro de los panes y los peces no es sólo compartir en caridad, que lo es; sino que ante todo es la manifestación misma de la grandeza de Dios que todo lo puede y que vuelve sencillo lo complicado. Un Mesías que resucita muertos, que expulsa demonios o convierte el agua en vino, ¿no iba poder multiplicar aquella mísera comida en un festín? Si no creemos esto ¿cómo creer acaso en el continuo milagro de la Eucaristía que presenciamos cada día?. San Félix descubrió que ciertamente se puede vivir de Cristo y morir con Cristo. Nuestro Santo, al igual que los apóstoles, repartió como diácono el Pan de vida a muchos hambrientos guardando igualmente las sobras como reserva eucarística y quedándose ante Él en oración. Sólo la fortaleza que da el nutrirse constantemente del Pan del cielo predispuso a San Félix para afrontar con entereza los suplicios de su cruel martirio. 

Por ello le pedimos hoy a San Félix que siga cuidando de esta Parroquia que lleva su nombre, que interceda por nuestros enfermos, por nuestras familias y nuestros difuntos necesitados de purificación... Que se cumpla en nosotros aquella bendición de la liturgia mozárabe que reza: 
El Señor os haga felices por la intercesión de Félix, su mártir, y aparte de vosotros todos los males. Amén. 

Así sea.
Joaquín, Párroco

Evangelio Domingo XVII del Tiempo Ordinario

Lectura del santo evangelio según san Juan (6, 1-15):

En aquel tiempo, Jesús se marchó a la otra parte del lago de Galilea (o de Tiberíades). Lo seguía mucha gente, porque habían visto los signos que hacía con los enfermos. Subió Jesús entonces a la montaña y se sentó allí con sus discípulos. Estaba cerca la Pascua, la fiesta de los judíos.

Jesús entonces levantó los ojos, y al ver que acudía mucha gente, dice a Felipe: «¿Con qué compraremos panes para que coman éstos?» Lo decía para tentarlo, pues bien sabía él lo que iba a hacer.

Felipe contestó: «Doscientos denarios de pan no bastan para que a cada uno le toque un pedazo.»
Uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dice: «Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y un par de peces; pero, ¿qué es eso para tantos?»
Jesús dijo: «Decid a la gente que se siente en el suelo.»

Había mucha hierba en aquel sitio. Se sentaron; sólo los hombres eran unos cinco mil. Jesús tomó los panes, dijo la acción de gracias y los repartió a los que estaban sentados, y lo mismo todo lo que quisieron del pescado.

Cuando se saciaron, dice a sus discípulos: «Recoged los pedazos que han sobrado; que nada se desperdicie.»

Los recogieron y llenaron doce canastas con los pedazos de los cinco panes de cebada, que sobraron a los que habían comido.

La gente entonces, al ver el signo que había hecho, decía: «Éste sí que es el Profeta que tenía que venir al mundo.»

Jesús entonces, sabiendo que iban a llevárselo para proclamarlo rey, se retiró otra vez a la montaña él solo.

Palabra del Señor

sábado, 28 de julio de 2018

Saciar el hambre sin dinero. Por Fray Miguel de Burgos

El evangelio de hoy está tomado de San Juan. Sabemos que el c. 6 es una de las obras maestras de la teología y la catequesis de San Juan, y por ello se ha escogido este capítulo, que se nos servirá en cinco domingos para que la comunidad pueda enriquecerse con esta alta y hermosa catequesis del pan de vida. Hoy se nos lee el milagro ( el signo, mejor) de la multiplicación, que sirve de introducción a toda la reflexión posterior. Es uno de los signos con los que está elaborada la narrativa del evangelio de Juan y que ha sido muy comentada entre los especialistas. En realidad es el que más semejanzas tiene con los relatos de la multiplicación de los panes de los sinópticos (cf Mc 6,30-44; 8,1-10), aunque nos propone algunos detalles que pueden servir muy bien a la teología propia de este evangelista.

Estaba cercana la Pascua, la gran fiesta judía, lo que enmarca muy bien las pretensiones teológicas del evangelista. De hecho, hay algunos elementos que nos recuerdan momentos de la vida del pueblo en el desierto: las penurias, el hambre, la intervención de Moisés, el maná… Jesús pregunta a sus discípulos qué pueden hacer con tanta gente como les sigue e inquiere cómo darles de comer. Es como el relato de Eliseo de la primera lectura; y Andrés, uno de los primeros discípulos, señala, no inocentemente, a alguien que tiene como un tesoro en aquella situación: cinco panes y dos peces ¿se los puede guardar para sí? ¡No es posible!. Vemos que la solución del dinero para comprar pan para todos es imposible, porque el dinero muchas veces no es la solución del hambre en el mundo.

El milagro de Jesús consistirá precisamente en hacer que el pan se comparta y se multiplique sin medida. No se saca de la nada, sino de poco (aunque para aquél joven es mucho). Pero el joven no se lo ha guardado para sí, y Jesús ha hecho posible que el compartir el pan sea compartir la vida. La gente vio a Jesús como un profeta (otra referencia al texto de Eliseo) y considerando que querían hacerlo rey por este gesto extraordinario se marcho a la soledad. Lo que vendrá después será una reflexión de la teología de cómo Dios comparte su vida con nosotros, por medio de Jesucristo. ¿Es posible decir muchas más cosas de este relato o signo milagroso? No es útil hacer grandes alardes de tipo histórico sobre cómo han nacido este tipo de relatos de la multiplicación de los panes y qué hecho concreto y memorable sustenta una narración o una tradición como esta.

En este caso de Juan sabemos muy bien que a las pretensiones del evangelista, como es su costumbre, este “signo/sêmeion” (él no les llama milagros) le sirve de base y de apoyo para construir el extraordinario discurso del pan de vida, como el maná que viene del cielo, que ha de leerse en domingos sucesivos, y que vine a continuación de nuestro relato. Todas las aportaciones originales o difíciles que se han dado sobre el particular no nos llevaría ni a solucionar la historicidad de este tipo de hechos, ni a remediar el hambre en el mundo. Pero sí hay una cosa clara: sea así o de otra manera lo que sucediera en un hecho memorable de Jesús, entre sus discípulos y las gentes que le seguían, el hambre no se arregla con milagros ni con dinero. El camino es, como el texto lo pone de manifiesto: compartir lo que se tiene en beneficio de todos. ¿Podría ser de otra manera? ¡desde luego que no! La Iglesia y la humanidad entera están llamadas a “reproducir” este milagro, este “signo” del compartir, entre tantos grupos y tantos pueblos que no pueden comer ni pagar la deuda que los empobrece. Otro tipo de lectura e interpretación de nuestro relato no tendría sentido hoy. La “apologética” del poder divino y extraordinario de Jesús o de Dios no daría de comer a tantos que hambrean lo necesario.

San Melchor de Quirós, un gran santo asturiano

(elblogdeacebedo) Nacido el 28 de abril de 1821 en una humilde casa familiar de Cortes fruto del matrimonio de Juan García Sampedro y de Francisca Suárez, fue el primero de siete hermanos. Al día siguiente, en la iglesia de San Esteban de Cienfuegos, fue bautizado por el padre fray Clemente Rodríguez, monje profeso de la orden de San Bernardo. En 1835, con tan sólo 14 años, marchó a estudiar a Oviedo, graduándose en Teología diez años más tarde. Poco tiempo después, quizás influenciado por el padre Morán, asturiano del condado de Laviana, o por Ceferino González, natural de Villoria, que cursaba allí sus estudios, ingresó en el convento dominico de Ocaña (Toledo) y se ordenó sacerdote en Madrid el 29 de mayo de 1847. Cuando apenas había transcurrido un año de su ordenación, el 20 de febrero de 1848, a las once de la noche, partió de la localidad toledana hacia Cádiz, donde, el 7 de marzo, se embarcó en la fragata «Victoria» rumbo a Filipinas. 

Años atrás cayó en mis manos una carta escrita de su puño y letra en la que relata todas las peripecias ocurridas durante su largo viaje a las misiones. Escrita en Macao, el 20 de noviembre de 1848, en ella narra el paso por el cabo de Buena Esperanza, el peligroso temporal que les asoló en las costas de Mozambique, donde «el viento y las enormes olas hicieron de la fragata un juguete a merced de la misericordia divina», así como el clima y las costumbres que se encontró en aquellas lejanas tierras tan diferentes de su Asturias natal.

Tras cuatro largos meses, a principios de julio llegó a Singapur, donde se hospedó durante unos días en la casa de los misioneros franceses. Fray Melchor consideraba esta ciudad como el Arca de Noé, pues en ella -decía- «hay toda clase de gentes, europeos, persas, indios, chinos y malayos».
Aunque estuvo a punto de quedarse en tierra al conocer que las intenciones de sus superiores eran asignarle la cátedra de Filosofía en la Universidad de Santo Tomás, el 15 de julio partió rumbo a Manila. Nueve días después, desembarca en la bahía de Filipinas, donde se le comunica que, tal y como eran sus deseos, había sido nombrado misionero para el Tonkín. Allí permaneció hasta el 2 de agosto, fecha en la que finalmente llegó a Manila, donde de nuevo sus superiores le agasajan para que acepte «la dulce vida de catedrático».

Como su intención era ser misionero y no profesor, a sabiendas de que iba directo al encuentro con Dios, el 20 de octubre se embarcó rumbo a Macao, donde permaneció hasta que pudo entrar en el Tonkín. En esta región, una de las más peligrosas de extremo oriente y donde la Iglesia siempre fue ferozmente perseguida, estaban presentes misioneros desde el siglo XVI considerándose la orden dominica como una de las comunidades cristianas modélicas. Fray Melchor adoptó el nombre de Xügen, que significa «río» en tonkinés y se vestía al modo del país con camisola y pantalones cortos. Incluso, en alguna ocasión, tuvo que poner una larga coleta postiza para poder suplir lo corto de sus cabellos y pasar desapercibido entre los nativos. Viajó por numerosas aldeas y poblaciones bautizando, confesando y predicando. En tan sólo un año de estancia en el Tonkín ya confesaba y predicaba en el idioma de la región. Durante los primeros años la labor misionera fue enormemente fructífera debido a que la persecución a la Iglesia quedó un poco de lado.

Debido a las cualidades de entrega, dedicación y espíritu de sacrificio, rápidamente fue nombrado vicario provincial de los Dominicos, vicario general de la diócesis y obispo coadjutor. En agosto de 1855, con tan sólo 34 años, es nombrado obispo titular de Tricomia y coadjutor del Tonkín central. Éste aceptó el nombramiento aún sabiendo que le costaría la vida, porque, a partir de entonces, la persecución a la Iglesia se volvió a recrudecer aún más.
Los cultos que celebraba debían ser por la noche, a altas horas de la madrugada y con vigilancia, porque muchos de sus conocidos ya habían sido apresados y posteriormente les habían cortado la cabeza. Incluso él ya se había librado en alguna ocasión de ser apresado. Las autoridades de la provincia premiaban a sus soldados con ascensos y dinero por apresar a misiones españoles y llegaron a salir órdenes en las que se decía que: «Que todo aquel que no pise la cruz sea degollado».
En mayo de 1858 se publicó una real orden en la cual se apremiaba a apresar a fray Melchor, quien intenta entregarse si de ese modo salva a sus seguidores pero estos mismos son quienes se lo impiden. Dos meses después, el 8 de julio, fue apresado por soldados mandarines en el poblado de Kien-Lao. El emperador Tu-Duc ordenó trasladarlo a la capital, Nam-Dinh, lo que hicieron en una jaula hasta depositarlo en el calabozo, donde se le colocaron unas cadenas en las manos y otras en los pies. Allí pasó veinte largos días rezando y pensando en su familia y en su amadísima Virgen del Alba.
Su terrible final llega el 28 de julio de 1858.

Con sólo un pantalón, encadenado por los pies al cuello y breviario en mano, antes de su martirio tuvo que presenciar el de dos fieles muchachos que le acompañaban en el momento de su detención, Domingo Kiep y Domingo Kien, de 18 y 21 años, respectivamente. Tumbado sobre una manta, clavaron dos estacas junto a sus manos, dos bajo las axilas, para mantener los brazos en cruz, una en cada pie y otra a ambos lados de la cadera, para sujetar su cuerpo. Durante su martirio, y hasta que perdió el conocimiento, no paró de repetir el nombre de Jesús. Comenzaron cortándole las piernas a la altura de las rodillas, continuaron por los brazos, la cabeza y, finalmente, lo abrieron en canal para arrancarle las entrañas. 

Pronto la noticia llegó a Asturias, y a Quirós, donde la familia, resignada, sabía que, tarde o temprano, ése sería su final. 

"La tradición de Quirós dice que dos árboles que habían sido plantados por él en su tierra natal y que no dieron flores aquella primavera, al llegar el mes de julio se llenaron de capullos para luego secarse de repente".

En Oviedo se creó una comisión para el traslado de los restos, en la que participaron numerosas diócesis de Asturias, entre ellas Covadonga, donde rastreando los libros de actas (en el Ángulo del 18 de febrero de 1889), podemos encontrar el acuerdo de destinar una cuantía, sin especificar, «para atender a los gastos que ocasione la traslación de los restos del venerable fray Melchor García Sampedro desde el Tung King a la capital diocesana».

El 28 de abril de 1889 y ante numerosos fieles fueron solemnemente recibidos los restos en la catedral de ovetense. Desde entonces se veneran en una de las capillas del templo, dedicada a Nuestra Señora de Covadonga. Beatificado por la iglesia el 29 de abril de 1951 y elevado a los altares, por Su Santidad Juan Pablo II, el 19 de junio de 1988.

Seis de cada 10 caminantes en el Camino de Santiago tienen motivos espirituales

(P. J. G./ Rel.) El Camino de Santiago cada vez atrae más gente. En 1987 lo recorrieron 3.000 peregrinos, en el Año Santo de 1999 fueron casi 100.000, en el de 2004 fueron 180.000, en el de 2010, 270.000, y el año pasado, 2017, sin ser año santo, fueron ya 300.000.

Entre las razones del gran crecimiento está la mayor popularidad internacional de España y el Camino, que atraen muchísimos extranjeros, así como la mejoría de otras rutas del camino (Camino del Norte, como en la película Footprints, o la Ruta de la Plata, desde Andalucía a Astorga).

La Junta de Castilla y León presentó este mes de julio un informe sobre el Camino a su paso por esta autonomía: hay 450 kilómetros de Camino Francés que atraviesan las provincias de Burgos, Palencia y León. Los peregrinos suelen necesitar 10 días para cruzarlos.

Seis de cada diez declaran motivos espirituales

Seis de cada diez peregrinos que pasan por esta ruta declaran que su motivación es espiritual. El resto declaran que buscan disfrutar de los paisajes o hacer turismo cultural.

También son 6 de cada 10 los que lo recorren en solitario: los que caminan en pareja o con amigos son minoría.

El 75% de los peregrinos son extranjeros, sobre todo alemanes, franceses y norteamericanos. De los españoles, más de la mitad son catalanes, madrileños y vascos.
Quieren repetir y lo recomendarán

El 70% declara que querría repetir el viaje y casi todos (el 96%) declaran que lo recomendarán. Eso es un ejemplo contundente de buena publicidad interpersonal.

Siete de cada 10 caminantes son hombres.

Los peregrinos, a su paso por Castilla y León, no ponen una nota muy buena a los servicios de avituallamiento, aunque sí por encima del aprobado. Por contra, lo que más se valoró fueron la hospitalidad, la atención y el voluntariado a lo largo del recorrido, con un 8,7 sobre diez.

Cerca del 13 por ciento de los peregrinos necesitaron asistencia médica en Castilla y León y la valoración media dada a los servicios sanitarios fue de un 8,3 puntos sobre diez

En relación a los aspectos positivos del peregrinaje, destacan el paisaje y la naturaleza, con cerca de un 85 por ciento, seguido de los monumentos con más de un 75 por ciento. Más del 50 por ciento valoran, además, la tranquilidad.

Los peregrinos piden una mejora en las infraestructuras, en señalización y en avisos sobre peligros de las carreteras.

Desde ámbitos de evangelización, muchos consideran que la Iglesia debería trabajar aún más las posibilidades que ofrece el Camino de Santiago. No hay muchos hombres varones con "inquietudes espirituales", dispuestos a "buscar", a ser "transformados" por un viaje... pero muchos de los que existen acuden a este camino, y cada vez más. Vale la pena para los evangelizadores hacerse presente en la ruta. El cristianismo, como el judaísmo antes que él, es una religión de un pueblo que camina y un Dios que sale al encuentro en el caminar.

jueves, 26 de julio de 2018

EL CARBAYU DE LA MANO DE SAN FÉLIX. Por Joaquín Manuel Serrano Vila


Qué duda cabe que estas fiestas del Carbayu son un referente en Asturias dentro de amplio espectro de celebraciones del mes de Agosto. “La Romería”, esencia patria de las fiestas asturianas tiene a mi entender, una de sus más fieles expresiones en El Carbayu”. Romeros venidos de todas partes que acuden y ascienden a la ermita. La misa, la procesión y la mesa de prau, definen ese encuentro multitudinario recuperado con milimétrica fidelidad por “los Pegos” tras una guerra que nuca tuvo que haber sido.

El museo de “Manolito”, guarda el tesoro de la Historia de esta celebración que encumbra a Lugones por encima de todo y lo proyecta fuera de nuestras fronteras locales y autonómicas donde no faltan caras, momentos y personajes únicos que reflejan la importancia de una romería que congrega a todos los que llegan bajo la protección amorosa de María. Porque El Carbayu, es Romería y Buen Suceso con María. No existe romería ni fiesta de prau que no tenga origen en una celebración religiosa o vaya de la mano del santo del día.

Así también empezaba "in illo tempore" la Romería del Buen Suceso, y así lo cuentan los que conocen los detalles y la historia de la fiesta. Nuestro "olvidado" San Félix -reconocido recientemente también por nuestro Cronista Oficial- resultaba en lo festivo como “el chupinazo” de salida de la Romería del Carbayu. Este desconocido santín (mártir de Gerona durante la persecución de Diocleciano) nos sigue mirando desde su peana en el presbiterio de la Parroquia que lleva su nombre dando título, igualmente, a muchas instituciones de solera en Lugones (motivo más que suficiente para recordarle y celebrarle dignamente) al igual que patrocina las fiestas de otras parroquias en nuestra geografía astur, unas en el mismo concejo de Siero y otras en el entorno.

Me parece muy bonito y “muy de Dios”, que el Santo de la Parroquia haya sido “el Paje” y el presentador de “Santa María del Buen Suceso” en las Fiestas del Carbayu. Y, porque nada ocurre porque sí, quizá la Virgen agradecida de tan insigne anfitrión quiera recordarnos que está encantada de ir de la mano de nuestro Patrón. Por eso, y haciendo con una pizca de ironía un paralelismo con el “Ritual del Matrimonio” (con permiso del paciente San José que ya tuvo bastante en su momento)  "que lo que Dios ha unido no lo separe el hombre" y podamos así seguir celebrando muchos años El Carbayu como un Buen Suceso en nuestras vidas; pidiéndole a Ella su protección y obteniendo de San Félix su bendición.

Joaquín, Párroco

San Salvador de Moru, una restauración ejemplar. Por D. Agustín Hevia Ballina

Con la mayor alegría he asistido en el Club Prensa de LA NUEVA ESPAÑA a una gratísima mesa redonda sobre el patrimonio histórico de Asturias, en la que, entre otras muchas intervenciones, tuvimos la satisfacción de escuchar la emocionada y emocionante intervención de Ana Fernández, en nombre de la Asociación Cultural “Iglesia de Moru” de Ribadesella, que viene afrontando la rehabilitación de una iglesia magnífica del arte Románico en Asturias, con un conjunto pictórico de primera línea: se trata de la iglesia de San Salvador de Moro, en el concejo de Ribadesella, en ruinas desde su incendio en 1936, dentro de las azarosas circunstancias de la Guerra Civil.

Todo el calor que Ana, la hija de mi gran amigo Daniel Fernández Malvárez, ponía en su intervención iba consiguiendo en mi espíritu revivir una profunda empatía con la causa de la restauración de la iglesia de San Salvador de Moro. El recuerdo del amigo querido se me hacía más acuciante. Daniel, en efecto, no tenía otros quebraderos de cabeza que los que le producía el sacar adelante a su familia, el conseguir la restauración del querido monasterio, donde había realizado sus estudios, siendo entonces Seminario, el querido Valdediós, para añadir a sus cuitas y preocupaciones la recuperación para el culto cristiano de su amada iglesia de San Salvador de Moro, todavía salvable, cuyo conjunto de pinturas del siglo XV, únicas en su querido concejo riosellano, le hacía revolver Roma con Santiago en búsqueda de los mínimos agarraderos que condujeran a su restauración. No consiguió Daniel ver restaurada su querida iglesia de Moru, pero consiguió transmitir a su hija Ana y a los restantes miembros de la asociación sus inquietudes y su tesón para no cejar en el empeño hasta no lograr la completa recuperación de su querida iglesia de Moru.

A medida que Ana Fernández avanzaba en su intervención, no podía menos de suscitarme emocionadas reviviscencias sobre mis relaciones con este templo, cuya restauración no había sido emprendida después de la contienda civil. A lo más a que se había llegado fue al cerramiento con un tabique de la zona del presbiterio, donde se hallaban las pinturas, por iniciativa de don Magín Berenguer, la persona quizá más implicada en la salvación del patrimonio pictórico asturiano, sobre todo en su actuación, junto con Helmut Schlunk, sobre las pinturas prerrománicas de Santullano, con otras intervenciones similares en Liño, Priesca, Santo Adriano de Tuñón y Valdediós.

Mi implicación y acercamiento al tema de la iglesia de Moru fueron debidos a mi función de secretario de la Comisión de Patrimonio Cultural de la Iglesia. Mi amigo Daniel no cejaba en su preocupación sobre su querida iglesia de San Salvador de Moru y sus visitas a la comisión eran constantes. En compañía de don Ramón Platero, presidente de la comisión, con el amigo Malvárez y con Rafael González del Santo, también riosellano de pro, visité por primera vez la histórica iglesia de Moru el día 10 de abril de 1993, acordando una acción simbólica consistente en una ceremonia sacra, en que, con la anuencia del vicario general y del párroco, se recuperaban para el culto de la iglesia las venerables ruinas, celebrando la eucarístía en la iglesia, con un mínimo desbroce y limpieza, que significara la implicación de la feligresía en la tarea de la rehabilitación del edificio sacro. Aquella acción, celebrada el 30 de julio de 1993, aparentemente de poco relieve, ejerció un influjo notabilísimo en las sucesivas actuaciones de la Asociación “Iglesia de Moru”, que se comprometía a no cesar en sus esfuerzos hasta lograr la plena restauración.

De la carpeta de mi archivo personal, dedicada a San Salvador de Moro, me es gratificante recuperar algunos datos de mi homilía en aquella fecha que queríamos que fuera como histórica en la empresa de la rehabilitación de la iglesia y del culto que durante siglos habían albergado aquellos venerables muros y que las sucesivas generaciones de feligreses de Moro habían tributado a Cristo Salvador de la Humanidad. Era una acción simbólica de recuperación la que los feligreses de Moru se comprometían a llevar adelante.

Dura, pero cordialmente comprometida, fue la sucesiva actuación de la Asociación Cultural “Iglesia de Moru”, que surgía de la acción de aquella efeméride casi histórica. Hoy los feligreses se enorgullecen de los sucesivos logros en una tarea que parecía superior a las fuerzas de una humilde feligresía. Las artísticas y catequéticas pinturas de la bóveda del presbiterio han sido restauradas y consolidadas. Los muros sobrevivientes y testigos de un pasado glorioso de fe han sido remozados. La iglesia se halla cubierta, las campanas –único elemento supérstite del pasado litúrgico de la feligresía–, repican a gloria, cada vez que la asociación consigue congregar a la feligresía para celebrar un nuevo hito en las fases de la restauración, que tienen plena confianza en llevar prontamente a su culminación.

Hoy, la feligresía de San Salvador de Moru, en el arciprestazgo de Ribadesella, a través de la Asociación Cultural “Iglesia de Moru”, con sencillez y humildad, pero con la plena satisfacción del deber cumplido, ha presentado su candidatura al premio “Pueblo ejemplar” de Asturias.

Espontáneamente he sentido la emoción del recuerdo de mi amigo Daniel Malvárez. ¡Cuánto habría disfrutado el amigo del alma viendo el progreso de la recuperación de San Salvador de Moru!

Recomendar esta candidatura al premio “Pueblo ejemplar” se me presenta como saldar una deuda que Asturias tiene contraída con quienes tantos esfuerzos, tanto tesón y tantas ilusiones han puesto en recuperar unas ruinas tan características del patrimonio cultural de nuestra Asturias. Ánimo y adelante, amigos de la Asociación “Iglesia de Moru”. Verdaderamente, sea que os concedan el premio o no, con letras que podrían grabarse en el bronce de la más emotiva inscripción, habría que elevar a los cielos la más enfervorecida proclama: sois de verdad ejemplares, merecéis ser “Pueblo ejemplar” de Asturias.

miércoles, 25 de julio de 2018

Una mirada sobre la Humanae Vitae de Pablo VI en su 50 aniversario. Por Roberto Noriega OSA

(Alfa y Omega) Pablo VI firma la encíclica Humanae vitae el día de Santiago (25 de julio) de 1968. Para actualizar su memoria, sorteando el riesgo del anacronismo y del juicio extemporáneo en una época de rápidas transformaciones, podemos atender a dos criterios.

1.- Las aportaciones de HV a la Iglesia y a la humanidad

Situémonos: Mayo francés, hippies, Vietnam, Praga, Barnard y el trasplante de corazón, asesinatos de Luther King y Robert Kennedy, primer asesinato de ETA, 2001 una odisea en el espacio.

Tiempos de amor psicodélico, de libertad crítica y contestataria y de guerra fotografiada en los que el Servus servorum Dei hace oír su palabra magisterial sobre algunas de las cuestiones que identifican lo humano: el amor y la vida. Tras un complicado proceso para gestionar los tiempos y los espacios de los argumentos conciliares, el papa Montini promulga su carta encíclica. Ésta nace necesitada de ajustada interpretación y discernimiento normativo, propuesto subsidiariamente por las ágiles Conferencias Episcopales.

Destacamos dos preocupaciones en la aportación papal: proponer el ideal evangélico y respetar a la persona en búsqueda de la verdad.

Se dirige a toda la Iglesia y a la humanidad, ofreciendo de modo razonado un objetivo de plenitud y unos valores para alcanzarlo. Desea mantener la tensión del Evangelio del amor y de la vida en aquello que ennoblece el espíritu del ser humano y favorece la vida social.

Respeta la conciencia de la persona humana, sagrario de Dios (GS., 16). Pide el recto aprecio de los valores verdaderos de la vida y de la familia (HV., 21) orientados hacia la paternidad responsable, a partir de la evaluación subjetiva separada de autonomías excluyentes.

Al recordar bienes antropológicos fundamentales como el carácter profundamente razonable y humano del principio que une el amor y la vida (HV., 12) anticipa que la separación de los aspectos procreativo y unitivo de la vivencia de la sexualidad matrimonial puede ser fuente de graves desajustes. La escisión irracional de dichas dimensiones hace más frágil y vulnerable a la persona, favoreciendo a la larga la mercantilización del cuerpo. Las víctimas primeras de esa fragilidad suelen ser la mujer y los hijos.

2.- La honestidad de conciencia

Montini actúa sabiéndose continuador de sus predecesores en su misión de evangelización: amplía la comisión creada por Juan XXIII, excluye el debate del aula conciliar, consulta a los mayores especialistas y busca la colegialidad de los padres sinodales de la 1ª Asamblea General del Sínodo de los obispos de otoño de 1967. Asimismo, se reserva la decisión –a la que dedica cuatro años de estudio y elaboración a partir de datos sin consenso unánime– y rechaza otro texto concluido por extraño al personalismo conciliar.

En la Audiencia general de 31 de julio de 1968 muestra algunas pistas de su decisión. Habla de «grandísima responsabilidad», de estudiar, leer, debatir y rezar «cuanto pudimos», con sufrimiento, con sensación de insuficiencia y pobreza personal, buscando la libertad apostólica para expresarse con la caridad necesaria. ¿Qué más se puede pedir éticamente en una toma de decisión incómoda?

El Papa escucha su conciencia y respeta la de los esposos firmando un texto de tono dialogante, propositivo, no infalible; sugiere deberes, ignora penas, recuerda la gracia de Dios y la posibilidad de reconciliación y misericordia. Presenta un elevado ideal de vida arriesgándose a provocar el escándalo de muchos cristianos. Espera la comprensión de los matrimonios sospechando su mala recepción. Aun así, hay que respetar el misterio de su honestidad responsable tras decidir «a ciencia y en conciencia» por la opción minoritaria.

HV no pretende ser un estudio orgánico y sintético, sino una toma de posición sobre una cuestión particular. Celebrar su quincuagésimo aniversario sugiere releerla serenamente a partir de un amplio diálogo interdisciplinar alejado de las lecturas escoradas de defensores/detractores a ultranza. Hay que actualizar sus enseñanzas normativas, fortalecer la jerarquía de valores (HV., 10) sin perder de vista el ideal evangélico-montiniano, las sucesivas enseñanzas magisteriales y la experiencia, incorporando el sensus fidelium acerca del amor generador de vida.

Del Oficio del Día

De las Homilías de san Juan Crisóstomo, obispo, sobre el evangelio de san Mateo
(Homilía 65, 2-4: PG 58, 619-622)

PARTICIPES DE LA PASIÓN DE CRISTO

Los hijos de Zebedeo apremian a Cristo, diciéndole: Haz que se siente uno a tu derecha y otro a tu izquierda. ¿Qué les responde el Señor? Para hacerles ver que lo que piden no tiene nada de espiritual y que, si hubieran sabido lo que pedían, nunca se hubieran atrevido a hacerlo, les dice: No sabéis lo que pedís, es decir: «No sabéis cuán grande, cuán admirable, cuán superior a los mismos coros celestiales es esto que pedís.» Luego añade: ¿Podéis beber el cáliz que yo tengo que beber o recibir el bautismo con que yo he de ser bautizado? Es como si les dijera: «Vosotros me habláis de honores y de coronas, pero yo os hablo de luchas y fatigas. No es éste tiempo de premios, ni es ahora cuando se ha de manifestar mi gloria; la vida presente es tiempo de muertes, de guerra y de peligros.»

Pero fijémonos cómo la manera de interrogar del Señor equivale a una exhortación y a un aliciente. No dice: «¿Podéis soportar la muerte? ¿Sois capaces de derramar vuestra sangre?», sino que sus palabras son: ¿Podéis beber el cáliz? Y, para animarlos a ello, añade: Que yo tengo que beber; de este modo, la consideración de que se trata del mismo cáliz que ha de beber el Señor había de estimularlos a una respuesta más generosa. Y a su pasión le da el nombre de «bautismo», para significar con ello que sus sufrimientos habían de ser causa de una gran purificación para todo el mundo. Ellos responden: Sí, podemos. El fervor de su espíritu les hace dar esta respuesta espontánea, sin saber bien lo que prometen, pero con la esperanza de que de este modo alcanzarán lo que desean.

¿Qué les dice entonces el Señor? En efecto, mi cáliz lo beberéis y recibiréis el bautismo que yo he de recibir. Grandes son los bienes que les anuncia, esto es: «Seréis dignos del martirio y sufriréis lo mismo que yo, vuestra vida acabará con una muerte violenta y así seréis partícipes de mi pasión. Pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me corresponde a mi otorgarlo; es para quienes lo ha reservado mi Padre.» Después que ha levantado sus ánimos y ha provocado su magnanimidad, después que los ha hecho capaces de superar el sufrimiento, entonces es cuando corrige su petición.

Los otros diez se disgustaron contra los dos hermanos. Ya veis cuán imperfectos eran todos, tanto aquellos que pretendían una precedencia sobre los otros diez, como también los otros diez que envidiaban a sus dos colegas. Pero -como ya dije en otro lugar- si nos fijamos en su conducta posterior, observamos que están ya libres de esta clase de aspiraciones. El mismo Juan, uno de los protagonistas de este episodio, cede siempre el primer lugar a Pedro, tanto en la predicación como en la realización de los milagros, como leemos en los Hechos de los apóstoles. En cuanto a Santiago, no vivió por mucho tiempo; ya desde el principio se dejó llevar de su gran vehemencia y, dejando a un lado toda aspiración humana, obtuvo bien pronto la gloria inefable del martirio.

RESPONSORIO

R. Éstos son los que a su paso por este mundo plantaron con su sangre a la Iglesia; * bebieron el cáliz del Señor y se convirtieron en amigos de Dios.
V. A toda la tierra alcanza su pregón y hasta los límites del orbe su lenguaje.
R. Bebieron el cáliz del Señor y se convirtieron en amigos de Dios.

ORACIÓN.
Dios todopoderoso y eterno, que quisiste que Santiago fuera el primero de entre los apóstoles en derramar su sangre por la predicación del Evangelio, fortalece a tu Iglesia con el testimonio de su martirio y confórtala con su valiosa protección. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén

martes, 24 de julio de 2018

Chismorreo clerical versus boletín oficial. Por Jorge González Guadalix

(de profesión cura) Los meses de verano son especialmente propicios para el chismorreo clerical. Verano es tiempo de nombramientos y esto hace que los rumores se propaguen a velocidades supersónicas.

- Oye, ¿a que no sabes dónde va Fulano?

- No me digas… Entonces ¿quién va a dónde estaba Fulano?

- Por cierto, ¿sabes algo del delegado de?

- Sé que lo deja… lo que no se sabe aún es quién lo sustituye.

Total, que los rumores, chismes, acertijos se convierten en deporte diocesano casi en cualquier lugar. Y no es bueno. Para nada.

Alguien dijo en una ocasión que “secreto pontificio” es todo aquello que se sabe, y que incluso quizá lo conozca hasta el santo padre. Vamos, que todo se sabe, y más ahora.

Por más que se pida una total discreción, las cosas se acaban sabiendo y bastante pronto. Siempre hay alguien de total confianza a quien se cuenta, este a otro, y así hasta el infinito. Las cosas se acaban sabiendo y demasiadas veces mal: me han dicho, parece ser, es que cuentan, es lo que circula por el obispado, lo dan por hecho…

Precisamente para evitar todo esto, yo sugeriría a curias, arzobispados y demás organismos de Iglesia, que informen y lo hagan de la manera más inmediata posible. Por ejemplo, los nombramientos. Tan fácil como hacerlos públicos, utilizando incluso las redes sociales, nada más firmarse las actas de los mismos. Es decir, nombramientos firmados y publicados de forma inmediata. Hoy, entre teléfonos, guasapes, redes y demás inventos, no hay quien mantenga nada en secreto. Por eso lo mejor, antes de que surja el rumor, es publicar lo que hay.

Hace semanas que tenemos en Madrid el run run de la renovación de la curia, del que nadie sabe nada pero que vamos conociendo todos, aunque de la peor manera posible: me han dicho, me cuentan, dicen, un blog, otro blog, una noticia, un rumor. Por favor, acabemos con esto.

Pues hoy no digo nada más. Solo que la mejor forma de acabar con los rumores, es utilizar más el boletín diocesano y la oficina de prensa.

Los de Lugones en los Encuentros Misioneros de Silos

Durante el Campamento Parroquial en Candás, cuarenta niños y niñas de la Parroquia de San Félix de Lugones (Oviedo) participaron esta pasada semana en el Encuentro Misionero de Silos (Burgos) junto al Monasterio benedictino. El lema del encuentro fue “Con el corazón en marcha”.

Hermosa experiencia de Iglesia, pues los jóvenes de Lugones pudieron conocer y convivir con chicas y chicos de sus mismas edades pertenecientes a diferentes movimientos, colegios, parroquias y diócesis de toda España. 

Este acontecimiento no es nada nuevo, Cristianos Sin Fronteras lleva cuarenta años organizando estos encuentros en Silos y, como ellos mismos señalan, “queremos vivir durante los encuentros la experiencia de comunidad que conoce, vive, celebra y anuncia”.

Los cristianos viven la fe en comunidad. No pueden "andar por libre". Tuvimos un lema que llama mucho la atención. Dijimos que los "Jóvenes sin fronteras" eran “jóvenes para la comunidad“. Entendíamos, y seguimos entendiendo que la comunidad la encontramos en nuestras diócesis, en nuestra parroquias...

lunes, 23 de julio de 2018

¿Cómo atienden en las ciudades playeras al boom de turistas? Con curas llegados de Castilla

(Rel.) Cada verano aumenta la cantidad de turistas que pasan sus vacaciones en las zonas de playa de España. Solo en la Costa del Sol, en las costas de Málaga, reciben 12 millones de turistas, de los que 5 millones son españoles. Situaciones similares pueden contarse en todas las zonas playeras del Mediterráneo español.

¿Cómo se organizan las parroquias para atender a estas personas? Necesitan refuerzos durante los meses de verano... y llegan del interior, de Castilla y Extremadura.

El Arzobispado de Valencia en un comunicado ha dado algunos detalles de los refuerzos que reciben en verano. Son sacerdotes que llegan de Badajoz, Alcalá, Burgos, Valladolid, Santander, y algunos de Valencia, que reforzarán durante los meses de julio y agosto, la parroquia San Nicolás de Bari, situada en el Grao de Gandía (Valencia).

Para ello, se han dividido en grupos que colaborarán durante quince días por la gran afluencia de turistas durante estos meses en la zona de playa, que incluye, además, las iglesias de Santa María del Mar y San Pedro y San Pablo.

Además de sacramentos, charlas, retiros y cinefórum

Los sacerdotes de refuerzo colaborarán en las celebraciones litúrgicas y confesiones, así como en la pastoral del turismo que durante los meses de verano se dirige a los visitantes con charlas de formación semanales, retiros y un cinefórum todos los viernes en la iglesia de San Pedro y San Pablo, según indica el párroco, Rafael Sala .

Las localidades alicantinas de Jávea, El Verger y las de la Vall de Gallinera, pertenecientes a la diócesis de Valencia, también contarán con sacerdotes de refuerzo. Así, la parroquia Nuestra Señora de Loreto de Jávea será reforzada con cuatro sacerdotes de la diócesis de Valencia que durante estos meses, de forma escalonada y por quincenas, ayudarán en la labor pastoral, indica el párroco, Fernando Mañó.

En Teulada-Moraira, la parroquia Nuestra Señora de los Desamparados contará con la ayuda de dos sacerdotes jubilados de la diócesis valenciana un sacerdote de la diócesis de Mérida-Badajoz durante el mes de agosto, y otro sacerdote valenciano que ayuda esporádicamente los fines de semana, explica el párroco, Vicente Solera .

Algunos curas de verano son habituales; otros, estudiantes extranjeros

Sueca-El Mareny contará con dos sacerdotes de refuerzo; El Perelló tendrá otros dos presbíteros procedentes de Toledo y Madrid; y habrá uno más en Cullera y otro en Canet d'en Berenguer. Algunos de ellos son habituales de la zona todos los veranos, mientras que el sacerdote de Cullera es un estudiante venezolano que ya ha ayudado durante el curso y ahora refuerza la zona de veraneo, tal como indica el vicario episcopal, Luis Molina.

Es un ejemplo de los cambios que se producen durante unas semanas en las costas españolas, fuente de riqueza de la mayor industria del país: el turismo de sol y playa.

Papa Francisco: «Sin la verdad, que es Cristo mismo, no es posible encontrar la dirección correcta de la vida»

Palabras del Papa en el Ángelus de ayer domingo:

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

El Evangelio de hoy (Mc 6, 30-34) nos dice que los apóstoles, después de su primera misión, regresan a Jesús y le cuentan «todo lo que hicieron y enseñaron» (v.30). ). Después de la experiencia de la misión, ciertamente emocionante pero también agotadora, necesitan descansar. Y Jesús, lleno de comprensión, se preocupa por darles algo de alivio y les dice: «Vengan a un lugar desierto, y descansen un poco» (v. 31). Pero esta vez la intención de Jesús no se puede realizar, porque la multitud, al escuchar el lugar solitario al que iba a ir en bote con sus discípulos, corren allí antes de su llegada.

Lo mismo puede suceder hoy también. A veces no tenemos éxito en nuestros proyectos porque hay una contingencia urgente que altera nuestros programas y exige flexibilidad y disponibilidad para las necesidades de los demás.

En estas circunstancias, estamos llamados a imitar lo que hizo Jesús: «Al desembarcar, Jesús vio una gran multitud. Él fue compasivo con ellos, porque eran como ovejas sin pastor. Entonces comenzó a enseñarles largamente. «(V.34). En estas frases cortas, el evangelista nos ofrece un destello de singular intensidad, fotografiando los ojos del Maestro divino y su actitud. Observemos los tres verbos de este fotograma: ver, tener compasión, enseñar. Podemos llamarlos verbos del Pastor.

La mirada de Jesús no es una mirada neutra o, peor aún fría y desapegada, porque Jesús siempre mira con los ojos del corazón. Y su corazón es tan tierno y compasivo, que sabe cómo captar las necesidades, incluso las más escondidas. Por otra parte, la compasión no se limita a indicar una reacción emocional a una de las personas de situación incómoda, sino es mucho más: es la actitud y la predisposición de Dios para el hombre y la historia.

Como a Jesús le conmovió ver a toda esta multitud que necesitaba guía y ayuda, esperaríamos que hiciera algún milagro. Por el contrario, comenzó a enseñarles muchas cosas. Este es el primer pan que el Mesías ofrece a la muchedumbre hambrienta y perdida: el pan de la Palabra.

Todos necesitamos la palabra de verdad, que nos guía e ilumina el camino. Sin la verdad, que es Cristo mismo, no es posible encontrar la dirección correcta de la vida. Cuando nos alejamos de Jesús y su amor, nos perdemos a nosotros mismos y la vida se transforma en desilusión e insatisfacción. Con Jesús a su lado, podemos avanzar con seguridad, podemos superar las pruebas, progresamos en el amor de Dios y el prójimo. Jesús se ha convertido en un regalo para los demás, convirtiéndose en un modelo de amor y servicio para cada uno de nosotros.

Que la Santísima Virgen María nos ayude a encargarnos de los problemas, los sufrimientos y las dificultades de nuestro prójimo, a través de una actitud de compartir y de servicio.

domingo, 22 de julio de 2018

Evangelio Domingo XVI del Tiempo Ordinario

Lectura del santo evangelio según san Marcos (6, 30-34):

En aquel tiempo, los apóstoles volvieron a reunirse con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado.

Él les dijo: «Venid vosotros solos a un sitio tranquilo a descansar un poco.»

Porque eran tantos los que iban y venían que no encontraban tiempo ni para comer. Se fueron en barca a un sitio tranquilo y apartado. 

Muchos los vieron marcharse y los reconocieron; entonces de todas las aldeas fueron corriendo por tierra a aquel sitio y se les adelantaron. 

Al desembarcar, Jesús vio una multitud y le dio lástima de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor; y se puso a enseñarles con calma.

Palabra del Señor

sábado, 21 de julio de 2018

JESUCRISTO NOS DA LA PAZ Y EL SOSIEGO. Por José María Martín OSA

1.- El reinado de la justicia y la salvación. El texto de Jeremías es un oráculo mesiánico que denuncia la ineptitud y corrupción de los reyes de Judá, pero al mismo tiempo anuncia la restauración de la dinastía de David. Dios eligió a David y "le sacó de los apriscos del rebaño; de andar tras las ovejas lo llevó a pastorear a su pueblo”. A diferencia de David, muchos de esos reyes han extraviado al pueblo en vez de encaminarlo. Nabucodonosor ha destronado a Jeconías y ha impuesto como rey a Sedecías. Aunque es de estirpe davídica, su legitimidad de hecho se apoya en el favor de Nabucodonosor. Jeremías anuncia la caída del débil rey y denuncia los abusos de los malos pastores. Dios cumplirá su promesa de modo nuevo y con una intervención personal. Primero salvará "el resto", o sea, la continuidad del pueblo de la alianza. Después, frente al sucesor ilegítimo. Dios suscita a David un "vástago legítimo", es decir, "justo". Ese vástago de David estará al servicio de la "justicia y el derecho", cosa que no ha cumplido Sedecías, y unificará Israel con Judá en un reino de paz. Frente al nombre impuesto por Nabucodonosor, que no responde a la realidad, el vástago llevará un nombre auténtico, aclamado por todo el pueblo: "El Señor es nuestra justicia". La repatriación prometida no es más que el anticipo y el anuncio de los tiempos mesiánicos en los que, al fin y de una forma imprevisible, todo llegaría a su cumplimiento en Jesús, el Hijo de David, el Buen Pastor. El Mesías será descendiente de David, será rey para establecer el reinado de la justicia y traer así la salvación.

2.- El Salmo que nos da paz. Merece la pena observar los rebaños de ovejas que pastan en nuestros campos. Retozan a placer, pacen a su gusto, descansan a la sombra. Nada de prisas, de agitación o de preocupaciones. Ni siquiera miran al pastor; saben que está allí, y eso les basta. Libres para disfrutar prados y fuentes. Alegres y despreocupadas, las ovejas no calculan ¿cuánto tiempo queda? ¿adónde iremos mañana? ¿bastarán las lluvias de ahora para los pastos del año que viene? Las ovejas no se preocupan, porque hay alguien que lo hace por ellas. Las ovejas viven de día en día, de hora en hora. Y en eso está la felicidad. Hemos recitado en el Salmo “El Señor es mi pastor”. Sólo con que yo llegue a creer eso, cambiará mi vida. Se irá la ansiedad, se disolverán mis complejos y volverá la paz a mis atribulados nervios. Vivir de día en día, de 'hora en hora, porque él está ahí. El Señor de los pájaros del cielo y de los lirios del campo. El Pastor de sus ovejas. Si de veras creo en él, quedaré libre para gozar, amar y vivir. Libre para disfrutar de la vida. Cada instante es transparente, porque no está manchado con la preocupación del siguiente. El Pastor vigila, y eso me basta. Es bendición el creer en la providencia. Es bendición seguir las indicaciones del Espíritu en las sendas de la vida.

3.- Unidad en el amor. Estamos muy acostumbrados a los extremismos clasificatorios: buenos y malos, amigos y enemigos, progresistas y conservadores, nacionalistas y separatistas, etcétera. Algo parecido pasaba en la Iglesia primitiva: lo normal era pensar y actuar según la gran división religiosa: judíos y gentiles. La lectura de la carta a los Efesios viene a corregir nuestras apreciaciones y a darles su verdadera perspectiva cristiana. Al mundo hay que mirarlo desde la perspectiva del sacrificio salvador de Cristo. En su Sangre ya no hay ni cerca ni lejos, ni buenos ni malos, ni judío ni gentil; sino sólo un único pueblo de hermanos, unidos por la misma sangre de Cristo, por el mismo amor del Padre común. Cristo es nuestra paz y fuente de nuestra unidad. Nuestra celebración eucarística tendrá que significar una muerte a las divisiones internas y externas, y una vida nueva de unidad y amor.

4.- Necesitamos un pastor que nos llame. Jesús es Dios con nosotros y delante de nosotros, el único Pastor, el Buen Pastor que reúne a las ovejas descarriadas: "Al desembarcar, Jesús vio una multitud y le dio lástima de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor; y se puso a enseñarles con calma". También hoy anda la gente desorientada, también hoy caminamos por el mundo como ovejas sin pastor. Cada vez tenemos más problemas y menos soluciones: ¿Qué debemos creer? ¿qué debemos hacer?; ¿a qué debemos atenernos y a quién podemos hacerle caso? El contraste de pareceres nos confunde, y vemos que ni tan siquiera los curas se ponen de acuerdo; ahora vivimos desamparados, y la pregunta nos acosa por todas partes. Esto nos da vértigo y nos produce angustia y desasosiego, porque no estamos acostumbrados a vivir a la intemperie de tantas opiniones y tan contradictorias. En esa situación es comprensible que algunos, quizás demasiados, sientan nostalgia de las viejas seguridades. Y esto es altamente peligroso para la verdadera libertad, porque el miedo y la angustia es el mejor caldo de cultivo de la demagogia. Muchos, no pudiendo aguantar por más tiempo la desorientación y la duda y no atreviéndose a buscar la verdadera seguridad en Dios, se pierden adhiriéndose de nuevo a cualquier pastor. Tengamos calma y escuchemos atentos al Señor que nos habla con calma. Cuando todas las verdades parecen cuestionables, cuando no hay quien encuentre el camino, cuando la vida se convierte en problema..., Jesús nos dice: "Yo soy la Verdad, el Camino y la Vida".

viernes, 20 de julio de 2018

Orar con el Salmo del Día

Is 38. R/. Señor, detuviste mi alma ante la tumba vacía

Yo pensé: «En medio de mis días/ tengo que marchar hacia las puertas del abismo;/ me privan del resto de mis años.»

Yo pensé: «Ya no veré más al Señor/ en la tierra de los vivos,
ya no miraré a los hombres/ entre los habitantes del mundo.»

«Levantan y enrollan mi vida/ como una tienda de pastores.
Como un tejedor, devanaba yo mi vida,/ y me cortan la trama.»

Los que Dios protege viven,/ y entre ellos vivirá mi espíritu;
me has curado, me has hecho revivir.

Una experta en la Sábana Santa desmonta el nuevo ataque a la reliquia jaleado a nivel mundial

(Rel.) Numerosos medios en todo el mundo han difundido acríticamente las conclusiones de un estudio sobre la Sábana Santa de Turín realizado sin examinarla y con una metodología que ha recibido la crítica severa de los expertos. Entre ellos, Emanuela Marinelli, licenciada en ciencias naturales y geóloga y especializada desde 1977 en el estudio de la Sindone, a la que ha consagrado una veintena de libros. En La Nuova Bussola Quotidiana formula una crítica muy severa al ensayo de Matteo Borrini y Luigi Garlaschelli:

En mi comentario a cuanto afirman Matteo Borrini y Luigi Garlaschelli en su artículo "A BPA Approach to the Shroud of Turin" (Journal of Forensic Science,2018), hago referencia sólo a su artículo original, sin tomar en consideración las noticias que han rebotado en los medios de comunicación de manera descontrolada. Lo primero que quiero aclarar es que estos dos investigadores nunca han formado parte del equipo de científicos que han estudiado directamente la Síndone. Ni tan siquiera la han visto de cerca. Y tal vez tampoco de lejos.

El estudio no es nuevo, ya que se remonta a 2014: lo escriben los mismos autores en la primera página. Empiezan haciendo referencia a los estudios, también experimentales, de otros investigadores que antes de ellos se basaron en la interpretación de las manchas de sangre presentes en la Síndone para reconstruir la posición del cuerpo clavado en la cruz o las distintas posiciones que asumió, admitiendo que el crucificado pudo realizar algunos movimientos para poder respirar. Estos investigadores son: monseñor Giulio Ricci y los médicos Pierre Barbet, Frederick T. Zugibe, Matteo Bevilacqua et al., Gilbert Lavoie, Niels Svensson.

Sin embargo, los autores de este artículo se olvidan de dar al lector una información que no es secundaria: estos estudiosos, en su mayor parte médicos, incluso en las distintas interpretaciones dadas a las manchas de sangre, coinciden en sostener que la Síndone es la verdadera sábana fúnebre de Jesús de Nazaret. Por el contrario, Borrini y Garlaschelli están convencidos de que es falsa, por lo que su intención es demoler de todos los modos posibles el trabajo realizado por los otros investigadores para, así, alcanzar su fin: intentar demostrarlo.

Puntos incomprensibles

Proceden afirmando que los distintos substratos, como también el calor, la humedad y la circulación del aire, pueden intervenir cuando se intenta recrear el escenario en el que se formaron dichas manchas. Al no saber qué temperatura hacía en ese momento, optan de manera arbitraria por los 22 °C y con la ausencia de corrientes de aire, considerando que estas variables no influyen en las posiciones y las direcciones de las manchas de sangre. Pero, ¿no acababan de decir que el calor, la humedad y la circulación de aire pueden intervenir?

Resaltan también que los tests han sido llevados a cabo para comprender cómo fluía la sangre por el cuerpo de un hombre crucificado, y su posible compatibilidad con la imagen impresa en la Síndone, en lugar de valorar la forma de la mancha en la tela. Pero, ¿no es por las manchas en la tela por lo que se puede reconstruir cómo eran las gotas e hilos de sangre que generaron las manchas?

Otra afirmación de difícil comprensión es la siguiente: "Es importante subrayar que en ambos brazos hay manchas de sangre en la parte delantera de los antebrazos". ¿Qué quieren decir? ¿Que el crucificado estaba colgado de un solo brazo? ¿O que sólo una muñeca estaba clavada y la otra estaba atada? ¿O que en el otro lado de ambos brazos no había sangre? ¿Por qué deciden, además, centrarse en el brazo izquierdo en el experimento?

Para los experimentos han utilizado sangre humana entera, que incluía sustancias anticoagulantes y conservantes, o bien sangre sintética. Los autores afirman que actúan del mismo modo. Pero, ¿quién puede garantizar que la sangre de un hombre torturado, golpeado, deshidratado actúe del mismo modo? Es decir, una sangre más densa de lo normal, que recorre la piel sudada y sucia de tierra, que se había pegado durante las caídas.

La sangre de brazos y muñecas

También suscita gran perplejidad cómo se han llevado a cabo los experimentos.
Para investigar sobre la herida de la muñeca izquierda se puso una mancha circular de sangre sintética en el dorso de la mano de un voluntario y, después, se aplicaron distintos tipos de madera, cada vez durante solo diez segundos. Una situación muy distinta respecto a la de un cuerpo clavado a una cruz durante varias horas. Sacar conclusiones de un experimento de tamaña superficialidad es, como mínimo, imprudente. Y, sin embargo, los autores concluyen arbitrariamente que es difícil distinguir la posición real del clavo en la Síndone.

Para el fluir de la sangre a lo largo del antebrazo, observan que no hay diferencia entre un brazo doblado a 90° y uno recto: todo depende de la posición del antebrazo respecto al terreno. ¡Vaya descubrimiento! Sin embargo, no se dan cuenta de que la sangre, al fluir, tiene un modo de proceder distinto en los dos brazos del Hombre de la Síndone: el brazo derecho estaba, efectivamente, doblado a 90° en la cruz, tal como afirmó Mons. Ricci tras su reconstrucción, mientras que el derecho estaba más extendido.


Reconstrucción científica de la crucifixión realizada sobre madera por monseñor Giulio Ricci según los datos de la Sábana Santa. Se encuentra en la iglesia de Santa María de las Nieves, en Canino (Viterbo, Italia).

Excluyen que la crucifixión ocurriese en un único palo vertical, y sobre esto podemos estar de acuerdo. Sin embargo, concluyen: "Considerando estos resultados, la huella en la Síndone no corresponde a la tradicional imagen artística de un crucificado con los brazos extendidos en el travesaño". Para empezar, hay que decir que no todos los artistas han representado la crucifixión con los brazos extendidos en el travesaño. Y segundo, si esta era la "imagen artística tradicional", ¿por qué el falsario medieval habría realizado una Síndone distintade lo que se creía en esa época?

Excluyen que la sangre bajara a lo largo de los antebrazos mientras el cuerpo estaba en posición supina, y también sobre esto podemos estar de acuerdo, porque está claro que la sangre manaba durante la crucifixión, no después de la muerte.

Sobre la evolución distinta de las manchas de sangre en la muñeca y a lo largo del antebrazo, concluyen que "no pudieron tener lugar en el mismo momento y con el cuerpo en la misma posición, sino que son el resultado de dos hechos desconocidos distintos". ¿Hechos desconocidos? ¿No han oído hablar nunca del clavado de las muñecas al patibulum -el madero horizontal de la cruz, que se realizaba en el suelo- y de la sucesiva elevación sobre el madero horizontal del patibulum, con el condenado colgando? ¿Y de los posibles movimientos de la víctima en la cruz para respirar?

La prueba del maniquí

Respecto a la herida del costado, admiten que se hizo con el cuerpo en posición vertical, pero en su experimento consiguen obtener que de la herida salgan sólo algunos hilillos que manan independientemente, mientras que en la Síndone se observa una gran mancha llena de sangre. Vale la pena describir este experimento: Garlaschelli utilizó un busto de maniquí, de esos que son blancos, sin cabeza y que se utilizan en las tiendas para exponer vestimenta, y con una empuñadura de madera presionó sobre el lado derecho una esponja empapada de sangre sintética. Esto es todo. Y con esta burda ocurrencia los autores pretenden sacar conclusiones científicas respecto al cuerpo de un hombre que murió a causa de la rotura del corazón con el consiguiente hemopericardio, elevada acumulación de sangre bajo presión que, cuando se incide el tórax, sale a chorro dividida en sus dos componentes (sangre y suero).

La misma escena con el maniquí y la esponja se repite para juzgar la cantidad de sangre en la zona lumbar, sin considerar la cantidad de sangre que realmente salió y la verosímil presencia de una cuerda que ataba un paño alrededor de la cadera. Me ha parecido ver uno de los "extravagantes experimentos" de Garlaschelli, en el papel del profesor Alchemist, como por ejemplo este: “El postulado del pepino”.


¡Qué no haría Garlaschelli para concluir precipitada y arbitrariamente que la Síndone es falsa! Por otra parte, hace tiempo que explicó cómo y para quién trabaja: 

"El químico italiano se ha beneficiado de las subvenciones de una asociación de ateos y agnósticos [el comité italiano para el control de las afirmaciones sobre lo paranormal]. Pero subraya que esto no invalida sus conclusiones: «El dinero no tiene olor. Lo que se ha hecho, ha sido hecho científicamente. Si la Iglesia (católica) quiere financiarme en un futuro, seré su hombre», ha añadido Garlaschelli”.

Han pasado casi nueve años desde esta desconcertante pero sincera afirmación, y si Garlaschelli sigue afirmando que la Síndone es falsa, quiere decir que no ha encontrado, en la otra parte, a nadie dispuesto a financiarlo.

Traducción de Elena Faccia Serrano.

jueves, 19 de julio de 2018

«Mi relación con Dios está por encima de la tele o la cocina»

(Alfa y Omega) 

Pepe Rodríguez, reconocido chef con una estrella Michelín, nos abre las puertas de su restaurante, El Bohío, un día después de la final de MasterChef, programa estrella de TVE en el que él es jurado. Asiduo al santuario de la Virgen de la Caridad, una costumbre que mantiene desde niño, habla sin tapujos para Alfa y Omega de la fama, de su familia y de la fe

¿Quién es Pepe Rodríguez?

Es un hombre que nació en Madrid el 13 de marzo de 1968, aunque toda su familia era de Illescas y se vino de muy niño aquí. Me he criado en un ambiente hostelero. En resumen, soy una persona normal que ha trabajado en aquello que sus padres le dejaron, el restaurante El Bohío, que data de antes de la guerra civil. Que fue un chico feliz, que se crió como cualquier otro niño de los años 80, jugando en la calle a las bolas, a la peonza… Uno más.

¿Y quién es para usted la Virgen de la Caridad? Es habitual verle en su santuario.

Para mí ella es muy importante. Llevo a la Virgen de la Caridad en el corazón. Justo ahora vengo de hacerle una visita y estaba pensando que, lamentablemente, no se la pudo ver en la final de MasterChef. También me acordaba de la suerte que he tenido de disfrutar del santuario y de su presencia. Recordé cada mes de mayo, cuando nos sacaban del colegio y las hermanas mercedarias nos traían a cantar a la Virgen y a rezarle. Aquellos momentos eran tan bonitos, todos reunidos en torno a la Madre. Recuerdo cómo nos teníamos que inventar la frase que decíamos a la Virgen, frases que todavía llevo hoy en mi corazón.

¿Cómo vive su fe en medio del mundo de la televisión y la fama?

Pues con normalidad. La fe no está reñida ni con la televisión ni con la fama; tampoco está reñida con ser arquitecto o médico. La fe se tiene o no se tiene, se vive o no se vive, se lleva o no se lleva. No sé si soy un hombre capacitado para dar ninguna norma, pero a mí no me estorba para nada en mi trabajo. Intento que la gente que está a mi alrededor entienda que soy un hombre de fe, pero tampoco lo voy pregonando ni creo que sea necesario. Cuando toca y surge lo digo con naturalidad para que todo se normalice y no parezca algo extraordinario.

¿Qué es para usted la parroquia?

Soy un hombre que vive en la parroquia, que va a la iglesia de su pueblo y participa en ella. No sé si participo todo lo que debería, pero sí intento que mi familia, mis hijos y mi mujer la vivamos desde dentro. Pero no es nada fácil enseñar a los hijos que vayan a la iglesia. En mi casa mi madre sí iba a Misa, mi padre no. Y quiero que mis hijos vean que yo voy a Misa, aunque ellos son a veces los que no quieren, por la edad y por diversos motivos. El mejor ejemplo que les puedo dar es que vean que yo voy con normalidad y naturalidad.

¿Qué ingredientes debe tener la relación de una persona con Dios?

La mía es muy profunda, pero hacer de eso una receta… ya es difícil. Yo me pregunto: ¿por qué he tenido la suerte de conocer a Dios? ¿Por qué he tenido la suerte de sentirlo cerca y otros no lo sienten? No dependerá de mí; ha sido algo que me ha venido dado. ¿Cómo dar los ingredientes? Primero, es importante haber conocido a Dios. Y luego, darte cuenta de que tienes que cultivar esa relación día a día y que te debe exigir más. Como soy una persona que fallo tanto, no soy ningún ejemplo que seguir para nadie, pero sí sé que, aunque caiga, me puedo levantar y que Dios siempre me perdona.

Ha hecho los Cursillos de Cristiandad. ¿Fue algo determinante?

Sí, hubo un antes y un después del cursillo. Desde niño había ido a Misa porque mi madre me obligaba. Iba y seguro que iba feliz. Aparecí en un cursillo y no sabía muy bien para qué. De hecho, me llevé un balón de baloncesto, pensando que iba a ser algo así como un campamento de verano. Y me encontré con Dios. Tres días sin parar de rezar y sin parar de hablar con Dios, de preguntarle qué quiere de mí. Aquello me cambió, me ayudó a sentirme más cerca de Él. Dios me dijo: «Quiero que te enteres».

¿Se acuerda de sus catequistas?

Sí. Quiero resaltar la labor de un catequista que deja su domingo, que da su tiempo libre, que quita tiempo a su familia por dar la catequesis a los niños. Esto sí me parece algo único. Estamos ahora resaltando un programa de televisión, pero eso no tiene ningún valor comparado con lo que hace un catequista.

¿Qué es para usted la familia?

Es un pilar fundamental. Los que no han encontrado una familia seguro que viven también felices, pero yo tengo tres hijos y no encuentro nada tan grande como ellos. Nada hay más grande que mi familia.

¿Cómo conjuga la vida familiar con la televisión y el restaurante?

Seguramente lo conjugo mal, pero no sé hacerlo de otra manera. Aunque gano otras cosas, me pierdo mucho de vivencias muy importantes de mi familia y de mis hijos. Eso sí, el momento en que estoy con mi familia es único y lo vivo con mucha intensidad. No sé si lo adecuado es pasar un día entero con la familia, si basta solo con las tardes, si hay que ponerse unos horarios para estar con ellos… Yo sobre todo intento que ese tiempo con ellos sea de calidad.

¿Qué valores inculca a sus hijos?

Los que yo tengo, que no sé si son los mejores. A mi hija mayor le insisto para que vaya a Misa los domingos, pero ella no quiere. Me dice: «Papá, que estoy muy liada; papá, que no tengo tiempo, tengo que estudiar…, ¿y cómo voy a perder una hora?». Pues yo voy y doy ejemplo. Y, a veces, cuando me pregunta, le respondo: «¿No te das cuenta de que yo trabajo todos los días de la semana pero encuentro ese momento para ir; lo busco porque lo quiero, porque lo necesito?». Quiero que se dé cuenta de que ir a Misa es lo mejor que va a hacer en su vida. Si saca un siete o un nueve es secundario, pero entiendo que mi ejemplo le puede llegar. Soy lo que soy porque he visto muchos ejemplos en mis padres. A lo mejor quiere volver a ir mañana o dentro de 18 domingos, pero llevarla obligada no es la mejor fórmula.

Si se pregunta a vecinos de Illescas, muchos se acuerdan de cuando ayudaba usted a los toxicómanos.

Fue un momento muy bonito, justo después de hacer cursillos. Todos los cursillistas que conocía hacían algo en aquel momento, y yo nada. Me sentía acomplejado. Me llamaba la atención cuando por la noche tomaba algo con los amigos y veía a un señor en Illescas que se acercaba a los drogadictos y tomaba algo con ellos. Íbamos diciendo: «Mira este, que me robó el radiocasete ayer; mira aquel…». Me di cuenta de lo fácil que es criticarlos y de lo difícil que es hacer como aquel hombre que los ayudaba, don José Soriano. Me estaba dando un ejemplo. Un día por la calle me lo crucé de frente –yo nunca había hablado con él– y le ofrecí mi ayuda.

¿Y qué le contestó?

«Mañana nos vemos, te espero en casa. Empezamos una labor de entrega por los demás…». La cuestión es ayudar al que nos necesita, ya sea da porque no tiene que comer, porque ha venido en una patera… En este caso, se trataba de ayudar al prójimo en una época difícil en la que la droga no se entendía. Esa labor de cuerpo a cuerpo, de buscar recursos, de llevarlos a casa, 24 horas al día… Fue la época más emocionante de mi vida. Estar con los más necesitados te aterriza. Necesitamos contacto con la realidad porque si no perdemos la esencia del ser humano. Cualquiera puede acabar en la droga. Es una pandemia que está ahí, y si no somos sensibles y no lo hacemos algo por los demás, es que no hemos entendido nada de la vida.

Es usted empresario. ¿Cuál es su compromiso en la empresa como cristiano?

Intento ser el mejor empresario posible, pero también es difícil ser el mejor cocinero posible, el mejor maestro posible… Intento llevar a la empresa lo que tengo en el corazón, lo que se me ha dado. Con mis defectos, pero intento tratar a la gente que trabaja conmigo como me gustaría que me tratasen a mí si la empresa fuera de ellos. Al final, soy el administrador y ya está. Lo reflexiono muchas veces, porque es muy difícil mandar con criterio, con sentido, con pulso, con talante, sin superioridad… Mando porque tengo esa responsabilidad no porque lleve una insignia de jefe. Intento aplicar el Evangelio a la empresa y en el trato con la gente que trabaja para mí. Intento también dar ejemplo, llegar el primero, con el compañerismo…

¿Y su colaboración con Cáritas?

La labor de Cáritas es impagable, extraordinaria, solo puedo hablar bien. Me siento parte de Cáritas. Sobre la colaboración, ¡cómo no vas a ayudar a quien te pide ayuda! Si me piden ayuda ahí estoy. Ahora que uno es muy reconocido te llaman de mil asociaciones para que seas su imagen. Bueno, está bien ayudar de esa forma, pero esa disponibilidad hay que tenerla siempre y con todo el mundo. No ahora porque soy reconocido. Tampoco me parece bien que, porque seas famoso, se presuponga que lo que tú digas es lo mejor. No me parece esa la mejor manera de predicar. No me gusta que se me invite ahora que soy reconocido cuando se podría haber hecho antes y lo necesitaba tanto o más. La relación que yo tengo con Dios está por encima de la tele o de la cocina. La ayuda la necesito y la puedo prestar siempre. ¿Solo por mi imagen? No valoro más el testimonio de un famoso creyente que el de un fontanero, un taxista… A mí me interesa el pueblo llano. La gente sencilla y normal.

A los cristianos de a pie nos da miedo decir «yo soy creyente».

A mí también me da miedo. Lo he dicho en ámbitos, más pequeños… Para mí es igual de importante lo que tú me estás contando como lo que yo cuento, para mí tiene el mismo valor; No necesito que seas famosa para que me des ejemplo, ya me lo has dado. Necesitamos sensibilizar a la sociedad. Perdamos todos el miedo a decir que somos creyentes.

¿Cómo ve hoy la labor de la Iglesia?

Como todo, ha evolucionado. La cocina se está actualizando porque es un lenguaje vivo que se transforma. La Iglesia se tiene que renovar, se está renovando continuamente; lleva 2.000 años en constante renovación. Y se tendrá que renovar aún más, y lo que antes eran extraordinario se normalizará. No hay que tenerle miedo al futuro. Antes había un cristianismo con muchas obligaciones. Y ojalá la Iglesia fuese más pobre todavía; la Iglesia nació pobre, deberíamos ser más pobres para quererla más. Las palabras de don José Rivera [conocido sacerdote de Toledo] no se me olvidarán en la vida, cuando decía: «Ojalá la Iglesia se hubiera dedicado a hacer iglesias más pequeñas y más feas; hoy las tendríamos más feas, pero más llenas». En esas tenemos que seguir.


Mónica Moreno
Illescas (Toledo)