sábado, 30 de abril de 2022

IMPORTANTE



Necrológica

Falleció el sacerdote diocesano, Rvdo. Sr. D. José Luis Montero Álvarez. 

Nació en Castropol el día de La Santina de 1934

A los quince años pasó a residir con su familia a Gijón, donde creció en un hogar profundamente católico. Dos de sus hermanos mayores fueran sacerdotes, lo que propició también su propia vocación sintiéndose igualmente llamado. Otro hermano pasó también por el Seminario, concretando finalmente media vida como sacristán en San Pedro de Gijón.

Estuvo en los seminarios de Valdedios y Covadonga, concluyendo sus estudios en Teología ya en el de Oviedo.

Fue ordenado sacerdote por Monseñor Segundo de Sierra y Méndez, el 3 de abril de 1960.

Entre sus destinos están:

Coadjutor de Santo Domingo de Guzmán de Miranda de Avilés (1960-1961)

Coadjutor de Santiago Apóstol de Sama - Langreo (1961- 1963)

Regente de San Emeterio de Bimenes (Junio - Noviembre 1963)

Coadjutor de San Esteban de Tapia de Casariego (1963- 1964)

Profesor de religión del Instituto Laboral de Tapia de Casariego (1963 - 1965)

Encargado de San Esteban de Tapia de Casariego (1964-1965)

Regente de San Jorge de Nueva de Llanes (Agosto - Octubre 1965)

Ecónomo de San Jorge de Nueva de Llanes (1965-1986)

Encargado de San Miguel de Hontoria - Llanes (1965 - 1986)

Encargado de San Pedro de Pría - Llanes (1974 – 1986)

Párroco de San Andrés de Ceares - Gijón (Desde 1986 hasta la actualidad)

Párroco de San Julián de Lavandera (Desde 1987 hasta la actualidad)

Capellán del Cementerio Municipal de Ceares (Desde 2008 hasta la actualidad)

En el año 1986 su hermano Don Antonio Montero, que llevaba cincuenta años de Párroco por oposición en Ceares, fallece de un infarto al tratar de identificar a unos ladrones que habían entrado en la Iglesia, cayendo muerto en propio el Campo de la Iglesia. El entonces Arzobispo decidió nombrar a su hermano pequeño para sustituir tan sentida pérdida tan en el lugar.

Nunca se desvinculó de sus raíces occidentales. Fue un gran defensor de la importancia de Ceares en la historia de Gijón; su templo, su cruz y su rico pasado. Cuidaba con mimo las fiestas de San Andrés y de Santiago Apóstol. Se podría decir que fue el último cura rural de Ceares, pues aunque hoy es un barrio urbano él siempre se sintió un cura de pueblo.

Además de Ceares se le pidió que asumiera la parroquia de Lavandera que hasta entonces atendía el párroco de Caldones, Don José Manuel del Valle. Colaboró hasta la marcha de las religiosas con la comunidad de Ursulinas de Jesús y la pastoral de su colegio, además de ejercer como capellán del Cementerio Municipal del "Sucu'', de Ceares (Gijón). Hacía tiempo que arrastraba problemas de salud; sin embargo, quiso seguir al pie del cañón ante la falta de clero. Hace unas semanas tuvo que ser ingresado en el hospital de Cabueñes por un edema pulmonar, pero parecía haberse recuperado un poco. Falleció esta madrugada en la casa rectoral de Ceares de forma repentina al sufrir un infarto mientras dormía. Tenía 86 años de edad, y 62 de ministerio sacerdotal.

D. E. P.

La capilla ardiente ha quedado instalada en la Sala Nº 1 del Tanatorio de Gijón-Cabueñes. El funeral por su eterno descanso se celebrará el lunes día 2 de Mayo a las doce de la mañana en la iglesia parroquial de San Andrés de Ceares, a continuación sus restos mortales serán trasladados al Cementerio Parroquial de Castropol, donde recibirá cristiana sepultura.


''Los ojos del Señor están puestos en quien lo teme, en los que esperan
su misericordia, para librar sus vidas de la muerte'' (Sal 32)

viernes, 29 de abril de 2022

Cáritas consiguió empleo a 12.677 personas en 2021: una de cada cinco que participó en sus programas

(Rel.) De cara al Primero de Mayo, Día Internacional de los Trabajadores, Cáritas Española ha presentado su informe anual de Economía Solidaria donde muestra los datos de 2021, un año claramente marcado por una gran inestabilidad y precariedad del mercado laboral.

En un año marcado por la crisis desatada por la pandemia, Cáritas consiguió acompañar a 57.233 personas, de la cuales 12.677 (una de cada cinco) lograron acceder a un puesto de trabajo. Los programas de empleo de esta entidad de la Iglesia lograron mejorar cuatro puntos porcentuales su tasa de inserción, al pasar del 17% de 2020 al 21% el año pasado.

Cáritas dedicó el año pasado 98.774.151 euros a todas sus iniciativas de economía solidaria (programas de empleo, empresas de inserción, comercio justo). La suma es un 13 por ciento superior al año anterior (casi 13 millones de euros más). De ese total, 31,7 millones fueron destinados concretamente a itinerarios de inserción sociolaboral.

“Con 31,7 millones de euros logramos que casi 12.000 personas encontraran empleo, es decir, que nos ha costado de media unos 2.500 euros que una persona acceda al mercado laboral, gane en autonomía, cubra sus necesidades, deje de percibir prestaciones y pase a pagar impuestos. No es gasto, es inversión. Con estos fondos además, atendimos a otras 45.000 personas con las que trabajamos en distintos ámbitos de su vida para tratar de que, cuanto antes, accedan también a un empleo”, explicó Rubén Requena, técnico del equipo de Economía Solidaria de Cáritas.

Con el objetivo de contribuir a la construcción de la economía solidaria y de atender las necesidades de las personas en situación de desventaja social, Cáritas contó en 2021 con 67 iniciativas relacionadas con empresas de inserción, centros especiales de empleo y empresas sociales, que generaron 2.225 puestos de trabajo. La mayoría de sus 252 líneas de negocio están relacionadas con la actividad textil (38,6%), la gestión ambiental y de residuos (19,7%), limpieza (7,5%), transporte y mensajería (5,9%) y restauración y catering (4,3%).

La mayor promotora de empresas de inserción

“Estas iniciativas tienen el objetivo de mejorar la empleabilidad de los participantes y son una oportunidad para miles de personas para formarse y adquirir competencias mientras trabajan. Podemos decir con tranquilidad que Cáritas es la mayor promotora de empresas de inserción de España”, comentó Requena.

El perfil de los participantes en los programas de empleo se mantiene similar a años anteriores: la mayoría son mujeres (63%), de más de 45 años (37%), con estudios básicos (46%). Las personas procedentes de otros países son ligeramente superiores a las nacionales (53%).

“Detrás de ese perfil, se dan multitud de situaciones aisladas o que se suman y que hay que ir superando para lograr el objetivo de inserción laboral. Se trata de personas sin apenas competencias digitales y con dificultades de aprendizaje en algunos casos. También tienen una escasa experiencia laboral y graves carencias socioeconómicas, incluso en muchos casos tienen dificultades con el idioma y baja autoestima, por lo que es necesario articular una atención integral que ayude a superar las dificultades que les alejan del mercado laboral”, señaló Requena.

Durante el año pasado, Cáritas invirtió en estas acciones que generan empleo protegido 66,5 millones de euros, casi 9,4 millones más que el año anterior. De este importe, el 78% procedió de la facturación por ventas, que fue de 52,1 millones de euros.

Carta semanal del Sr. Arzobispo

Mayo florido, tiempo de andanza

Llegamos de modo imparable a este tramo del año en el que saludamos un mes que tiene todo su encanto. Mayo tiene esta virtualidad que pone color y alegría en nuestra andanza. La tradición cristiana no ha cesado de prolongar aquel gesto que propicia Jesús en la cruz, cuando el discípulo Juan acogió a María la Madre abriendo su casa y sus cosas. Cada generación, con su particular hogar ha abierto sus puertas a María acogiéndola desde la devoción particular. Todos somos ese discípulo Juan que acogemos a María en nuestra casa. Y esto explica las distintas formas y colores que la religiosidad popular ha dado para la Virgen nuestra Señora en nuestras moradas abiertas para ella.

 En una de las páginas más vibrantes de Paul Claudel, en su obra “La Anunciación a María”, el protagonista propone seguir haciendo un camino no para el Rey que había avisado que pasaría por allí, sino un camino para Dios, porque todos nuestros senderos conducen a esa ermita o santuario en donde el Señor nos espera en el regazo de su Madre, tras nuestros éxodos pródigos de los caminos a ninguna parte. Es saber que nuestros pasos no se encaminan como prófugos a una meta desconocida y turbulenta, o fruto de nuestras fantasías y pretensiones, sino más bien hacia esa casa encendida y habitada en donde tenemos la certeza de que se nos espera. 

Necesitamos un cobijo porque no hemos nacido para la intemperie. Desde aquella expulsión del paraíso, el hombre no ha cesado de buscar un hogar entrañable en el que su vida estuviera protegida de todo aquello que pusiera en peligro lo que verdaderamente ama. Tanto es así que la historia religiosa de Israel es el gran relato de la vuelta a ese hogar, y de este modo se comprende cómo el evangelio de San Juan comienza presentando a Jesús como la “tienda del encuentro” que Él ha querido acampar en medio de nuestras contiendas enfrentadas. Es la casa de Dios que se hace humana. El Señor es ese hogar entrañable que necesitamos. 

En nuestra vida vamos y venimos de continuo por mil vericuetos. No siempre nos adentramos por los senderos que tienen meta, que son amables y en cuyo cruce de caminos nos podemos encontrar. Esas andaduras no sirven para nada ni para nadie. Pero también hay otros caminos en los que el andar se hace alegre, vistoso, enriquecedor..., auténticos pretextos de encuentros verdaderos en los que poder brindar con gente querida que te brindan su querer. 

Nuestra geografía tan rica en montañas está salpicada de pequeñas ermitas que actúan como de pararrayos de nuestras tormentas, como indicadores en nuestros extravíos, como posadas en nuestros cansancios, como hogares de nuestras intemperies, como bálsamo de nuestras heridas. Sucede así también en las ascensiones de montaña cuando aparecen los hitos, esos pequeños montoncitos de piedras que nos guiñan su aviso como si fuera una brújula buena que nos devuelven o nos confirman en el verdadero camino. 

Asturias es rica en ermitas y santuarios. Destaca ese lugar particularmente entrañable que es Covadonga, la “Cueva de la Señora”, pero no sólo ese rincón. Cada ermita o santuario representan ese cobijo que en la roca se nos abre y en cuyo adentro nos espera una buena Madre para que maduremos continuamente como hijos. Bendito sean esos rincones que como una ermita hogareña supone un lugar de descanso y bonanza, de paz y de gracia habitado por la piedad a María. A rincones como esos llegamos desde la aventura de andar nuestra vida. Volver a la ermita, entrar en la Cueva, es un modo de retomar el camino, en donde el Señor y la Virgen bendita se hacen caminantes junto a nosotros. 

No es un escondrijo furtivo, no es un zulo maldito, es sencillamente un hogar cordial en donde alguien querido nos conoce y nos espera. En este mayo florido que ahora comienza, nos disponemos a esa aventura de acertar con la visita a estos lugares marianos, en donde la alegría y la confianza en María se hacen domicilio de nuestra esperanza. 

+ Jesús Sanz Montes, 
Arzobispo de Oviedo

jueves, 28 de abril de 2022

Tráiler de la película ''El beso de Dios''

Domingo. Por Guillermo Juan Morado

(La Puerta de Damasco) El cuarto evangelio deja constancia de la aparición de Jesús resucitado a los suyos “al anochecer de aquel día, el primero de la semana” y, de nuevo, “a los ocho días” (Jn 20,19.26). El día primero de la semana, el primer día después del sábado, pasó a llamarse “domingo”, “día del Señor”, porque en ese día tuvo lugar la resurrección de Jesucristo de entre los muertos.

San Agustín comenta que “el Señor imprimió también su sello a su día, que es el tercero después de la pasión. Este, sin embargo, en el ciclo semanal es el octavo después del séptimo, es decir, después del sábado hebraico y el primer día de la semana”. Jesús resucitado inaugura la nueva creación y la nueva alianza y abre, asimismo, el día que no tendrá ocaso: la vida eterna.

Nadie vio el hecho mismo de la resurrección. Se trata de un acontecimiento transcendente que irrumpe en la historia. Benedicto XVI, usando una metáfora, dice que se trata de la mayor “mutación”, del salto más decisivo en absoluto hacia una dimensión totalmente nueva que se haya producido jamás en la larga historia de la vida y de sus desarrollos.

Nadie vio el hecho mismo de la resurrección, pero sí hay testigos que creyeron en el Resucitado porque este “se hizo ver”. Entre ellos, Tomás, quien abandonando toda duda dio una respuesta de fe: “¡Señor mío y Dios mío!”. Esta respuesta, que tiene a Dios como fundamento, no carece de razones humanas. Para los apóstoles, se apoya en la experiencia directa de la realidad de Jesús resucitado. Para los creyentes que han venido después, se apoya en el testimonio creíble de los apóstoles, rubricado incluso con el martirio.

El domingo, primer día de la semana, recuerda el primer día de la creación, cuando Dios dijo: “Exista la luz” (Gén 1,3). Pero el domingo, como día octavo, ya que sigue al sábado, simboliza, escribe san Juan Pablo II, “el día verdaderamente único que seguirá al tiempo actual, el día sin término que no conocerá ni tarde ni mañana”; la vida sin fin.

En la resurrección de Cristo se condensa todo el sentido de la historia, con su carga de dramatismo – no podemos olvidar que el Resucitado es el Crucificado -. Desde la resurrección se puede contemplar el origen con una actitud de confianza – en el ser, en la vida, en el mundo-, se puede afrontar el presente sin caer en el desaliento o en la náusea, y cabe abrirse al futuro con esa rara fuerza que se llama esperanza.

Celebrar el domingo, para encontrarse con Cristo en la fe, otorga credibilidad a lo que Xavier Zubiri supo expresar filosóficamente: “No es necesario ser profeta para decir que el hombre volverá a Dios no para huir de este mundo y de esta vida, de los demás y de sí mismo, sino que al revés, volverá a Dios para poder sostenerse en el ser, para poder seguir en esta vida y en este mundo, para poder seguir siendo lo que inexorablemente jamás podrá dejar de tener que ser”.

miércoles, 27 de abril de 2022

La Catedral, caja de sorpresas inagotable. Por Agustín Hevia Ballina

Resuelto el rompecabezas del reloj catedralicio que rigió la vida de los ovetenses durante varios siglos

La Catedral de Oviedo, una y otra vez, se muestra cual fecunda “Caja de Sorpresas”. La última revela una novedosa noticia. Empiezas a tirar del hilo de esta nueva faceta, que vas descubriendo, y acabas sumergido en el desarrollo de un artículo, que enriquezca tus conocimientos catedralicios.

En el presente caso, pretendo darte novedosa información sobre una faceta de los misterios catedralicios, que, dentro de sus arquitecturas, se encierran.

Protagonistas de esta hermosa información o casi revelación, serán las campanas del reloj, que nada tienen que ver con las campanas, que, encabezadas por la Wamba, sirvieron primordialmente en la Catedral para los menesteres del servicio divino, mientras que las otras tres de que te hablaré, estaban dedicadas exclusivamente a dar las horas del reloj.

La noticia nos llega vía Internet, pues que el testimonio de la realidad ha desparecido. El interés de este artículo lo suscitan unas humildes fotografías, reproducidas en esta misma página. Hay ahí un montón de cascotes, producidos por los cañonazos en la guerra de 1936, al destruir la aguja de la Torre catedralicia, rompiendo las campanas del reloj. Estás viendo en las fotografías cómo quedaron rotas e irrecuperables dos de las tres, conectándose el reloj actualmente a las que venían sirviendo al culto divino y a la liturgia, además de a los fines sociales y públicos.

Prueba de toda mi elucubración intentaré ofrecértela en lo que sigue: entre 1724 y 1787, no me consta cuándo, el maestro relojero de la Corte, Manuel del Anillo dispuso las campanas de las horas y los cuartos. En 1787, se coloca el reloj realizado por el también relojero de la Corte, Don Ramón Durán, con costo de 45.000 reales, destinándose “dos de las campanas para los cuartos y las horas”. El canónigo villaviciosino D. José Cuesta señaló en su “Guía de la Catedral” lo siguiente: “Este (reloj) tenía dos campanas (sic) en el tercer piso de la Torre, campanas que fueron destrozadas a cañonazos en la guerra civil”.

“Del estrago y destrozos, causados en la Torre, durante el asedio de Oviedo, así como de la restauración acertada hecha bajo la dirección del Arquitecto de Zona D. Luis Menéndez Pidal, con obreros especializados; hay fehaciente constancia. Los subrayados en negrita tienen apoyo en el texto de la “Guía de la Catedral de Oviedo” por D. José Cuesta Fernández, publicada en su segunda edición en 1995, pp. 41-42. Es consultable también el trabajo de D. Luis Menéndez Pidal, “Los Monumentos de Asturias. Su aprecio y restauración…” (Madrid, 1954, pp. 56-66).

Conclusiones

a) Resaltamos la existencia de un arco rampante, destinado en su origen, a servir de soporte de las tres campanas del reloj (no dos campanas, como indica Cuesta), según se percibe en las fotografías, arco que ha sido desmontado en la restauración de Menéndez Pidal, quedando una cicatriz pétrea por todo testigo y vestigio.

b) Las tres campanas del reloj eran independientes de las del culto divino y servían solo para el automatismo de aquel.

c) Las fotografías dan a conocer que dos de las tres campanas del reloj fueron rotas por los cañonazos durante la guerra civil, quedando completamente destrozadas.

d) Dos de las tres campanas del reloj, colocadas en el cuerpo tercero de la Torre, según expresa D. José Cuesta, servían para los toques de los cuartos y las horas respectivamente. La intervención de los campaneros, quedaba reducida a los toques litúrgicos y a los sociales, en casos de emergencias por incendios, tormentas u otros aconteceres y con ocasión de algunos festejos públicos.

e) El reloj de maquinaria, ubicado en el segundo cuerpo de la Torre, a partir del año de su confección por D. Ramón Durán (1787), por haber sufrido daños importantes a consecuencia de los impactos de la guerra civil, ha sido restaurado bajo dirección de Menéndez Pidal.

f) Como aportación final, deducimos de todo lo que antecede los siguientes aspectos: en primer lugar, el descubrimiento de las dos fotografías de Internet, arriba mencionadas, ha permitido conocer un aspecto novedoso del reloj catedralicio. En segundo lugar, con el hallazgo de las explicaciones de Don José Cuesta sobre el reloj catedralicio y sus campanas, queda plenamente elucidado el enigma de las fotografías en cuestión.

Fallece el cardenal Carlos Amigo, arzobispo emérito de Sevilla

El cardenal arzobispo emérito de Sevilla, Carlos Amigo Vallejo, ha fallecido este miércoles tras haber empeorado su estado de salud días después de haberse sometido a una intervención quirúrgica en los pulmones. Así lo han confirmado fuentes oficiales del Arzobispado de Sevilla. El actual arzobispo de Sevilla, José Ángel Saiz Meneses, había informado esta mañana a través de su perfil de Twitter del empeoramiento del estado de salud de Carlos Amigo Vallejo.

El cardenal arzobispo emérito de Sevilla fue intervenido quirúrgicamente en los pulmones el pasado lunes 25 de abril, como consecuencia de una dolencia que se sumó a la operación de cadera que se le realizó el 23 de febrero, tras la caída sufrida en la Misa que se celebró en la Catedral de la Almudena en conmemoración del XXV aniversario de la ordenación del cardenal Osoro. El cardenal estaba ingresado en el Hospital Universitario de Guadalajara.

Cuando se ha recibido la noticia en la Asamblea Plenaria, los obispos han rezado un responso por el eterno descanso de su alma. El arzobispo de Sevilla, Mons. José Ángel Saiz Meneses, que se encontraba junto al cardenal desde primera hora de esta mañana, ha lamentado la triste noticia al tiempo que solicita a los fieles oraciones por el eterno descanso de una figura clave para la Iglesia y la sociedad de su tiempo.

El cardenal Amigo fue arzobispo de Sevilla durante 27 años. Había creado Cardenal Presbítero en octubre de 2003, con el título de la Iglesia de Santa María de Montserrat de los Españoles. Ha querido llamarle el Señor a su presencia el día de la Virgen de Montserrat -titular de la Iglesia nacional española en Roma-.

Reseña

Nació en Medina de Rioseco, Valladolid, el 23 de agosto de 1934, hijo de médico, y primo del psiquiatra y escritor Juan Antonio Vallejo-Nájera,​ Tras ingresar en la Universidad de Valladolid para estudiar Medicina, decide abandonar dichos estudios e ingresar en el noviciado de la Orden de Hermanos Menores, el 16 de octubre de 1954.

Nombrado noviciado, nueve meses después, es ordenado sacerdote el 17 de julio de 1960. Subsecuentemente cursa estudios de Filosofía en Roma en el Pontificio Ateneo Antoniano, donde recibe la licenciatura.

Estando destinado en Madrid, estudia y se licencia en Psicología en la Universidad Central al tiempo que ejerce de profesor en centros de educación especial. También obtiene la licenciatura de Teología por el Seminario Franciscano de Santiago de Compostela. Imparte clases de Filosofía de la Ciencia y de Antropología. En 1970 es nombrado provincial de la provincia franciscana de Santiago.

El cardenal arzobispo emérito de Sevilla, monseñor Carlos Amigo Vallejo, falleció en la mañana del día 27 de Abril 2022 en el Hospital Universitario de Guadalajara a los 87 años de edad como consecuencia de una insuficiencia cardiaca, a raíz de una intervención quirúrgica para extraerle líquido del pulmón izquierdo

Arzobispo de Tánger

El 17 de diciembre de 1973 es nombrado arzobispo de Tánger por el papa Pablo VI sustituyendo a Francisco Aldegunde. Recibió la consagración episcopal por Marcelo González Martín el 28 de abril de 1974.   

Entre tanto en febrero del año 1976 participa como miembro de la delegación de la Santa Sede en el Seminario de diálogo Islamo-Cristiano, que lo patrocinan el Secretariado Pontificio para los no cristianos y la República Árabe de Libia. Al año siguiente, en octubre, asiste a la IV Asamblea General Ordinaria del Sínodo de Obispos en calidad de delegado de los obispos de la Conferencia Episcopal del Norte de África.

Arzobispo de Sevilla

Juan Pablo II firma el 22 de mayo de 1982 la bula por la cual le nombra arzobispo metropolitano de Sevilla, sustituyendo en dicha sede al cardenal José María Bueno Monreal. Un mes más tarde, el arzobispo tomó posesión de su cargo.

 En octubre de 1983 el papa Juan Pablo II lo designa miembro de la VI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, a la que asiste.

En dos ocasiones (años 1982 y 1993) recibió y tuvo como huésped en su palacio arzobispal a Juan Pablo II. El 28 de febrero de 2000 el papa Juan Pablo II lo renueva en su cargo como miembro de la Pontificia Comisión para América Latina. El 3 de enero del año 2002 es nombrado por su santidad miembro del Pontificio Consejo para la Salud. 

En la Conferencia Episcopal Española ha sido miembro del Comité Ejecutivo (1984-1987 y 2005-2009), habiendo desempeñado también los cargos de Presidente de las Comisiones Episcopales para el V Centenario de la Evangelización de América (1984-1993), de Obispos-Superiores Mayores (1993-1999) y de Misiones y Cooperación con las Iglesias (1999-2005).

Cardenalato

El 28 de septiembre de 2003 fue creado cardenal junto a otros 30 prelados. Su nombramiento oficial como cardenal ocurrió el 21 de octubre del mismo año en la Ciudad del Vatiacno, recibiendo el título de la iglesia romana de Santa María de Montserrat de los Españoles.

El papa Benedicto XVI aceptó el 5 de noviembre de 2009 su renuncia al cargo como arzobispo de Sevilla. Lo sucedió Juan José Asenjo Pelegrina, que desde el 13 de noviembre de 2008 era arzobispo coadjutor de la misma archidiócesis.

En la Conferencia Episcopal Española, el arzobispo Amigo ha sido miembro de la Comisión Episcopal de Misiones y Cooperación entre las Iglesias, durante el período 1982 y 1983. En el año 1984 ejerce como miembro del Comité Ejecutivo hasta el año 1987. Este mismo año, y hasta 1993, trabaja como presidente de la Comisión Episcopal para el V Centenario del Descubrimiento y Evangelización de América. Durante este periodo, Juan Pablo II, en 1990, lo nombró miembro de la Comisión Pontificia para América Latina. Tres años después, en junio, Amigo vuelve a recibir al santo padre en Sevilla, para la clausura del 45° Congreso Eucarístico Internacional y es nombrado (año 1993) presidente de la Comisión Episcopal de Obispos y Superiores Mayores de Religiosos e Institutos Seculares hasta el año 1999. En octubre de 1994 participa en el Sínodo de los Obispos, celebrado en Roma. En junio de 1995 vuelve a ser nombrado miembro de la Comisión Pontificia para América Latina por Juan Pablo II. En febrero de 1996 lo renuevan en el cargo de presidente de la Comisión Episcopal de Obispos Superiores Españoles. En julio de 1998 realiza la visita ad limina a Roma. Desde marzo de 1999 ejerce, por decisión de la Asamblea Plenaria extraordinaria de la Comisión Episcopal Española, como presidente de la Comisión Episcopal de Misiones y Cooperación entre las Iglesias.

El papa Benedicto XVI lo nombró legado pontificio, mediante carta de 11 de julio de 2011, para las celebraciones del V Centenario de las primeras circunscripciones eclesiásticas de América, concretamente, de las archidiócesis de Santo Domingo y de La Vega (República Dominicana) y de la archidiócesis de San Juan (Puerto Rico).

En junio de 2013 es nombrado gran prior de la Lugartenencia de España Occidental de la Orden de Caballería del Santo Sepulcro de Jerusalén. 

Distinciones

Fuera del entorno eclesiástico es miembro de las reales academias de Medicina, Buenas Letras y Bellas Artes​ de Sevilla. Ejerció de vocal de la Comisión Nacional para el V Centenario y miembro del Comité de Expertos de la Exposición Universal.

Además es miembro de honor de la Hermandad de Jesús Atado a la Columna, de Medina de Rioseco, cofradía penitencial que desfila en la Semana Santa de la ciudad, y a la que pertenece Carlos Amigo, desde la infancia.

Premios

En febrero del año 1995 es condecorado por el presidente de la República Dominicana con la orden al mérito de los Padres de la Patria Dominicana, Juan Pablo Duarte, Francisco del Rosario Sánchez y Ramón Matías y Medalla en el grado de gran cruz blanca de plata.

En esta misma fecha obtiene el título de doctor honoris causa por la Universidad Tecnológica del Cibao.

En el año 2000 tiene el honor de ser nombrado hijo predilecto de Andalucía 

En septiembre de 2000 le es entregada la medalla en grado de plata de la República de Panamá

El 30 de mayo de 2007 es nombrado hijo adoptivo de Sevilla por el alcalde Alfredo Sánchez Monteseirín 

El 28 de enero de 2008 recibió el premio «El Llamador», otorgado por la radio andaluza Canal Sur Radio.

La Dirección General de Instituciones Penitenciarias otorgó el 24 de septiembre de 2010 la medalla de plata al Mérito Social Penitenciario al cardenal Amigo en reconocimiento a la labor que ha realizado en el ámbito penitenciario. El acto de entrega lo presidió el ministro de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba.

Posee la distinción de gran maestre ad honorem de la Orden de Caballeros de San Clemente y San Fernando (Sevilla).

El 25 de julio de 2021 es nombrado Hermano de Honor de la Pontifica, Real e Ilustre Hermandad Matriz de Nuestra Señora del Rocío de Almonte, en la Parroquia de Ntra Sra de la Asunción (Almonte)

Obras

Publicaciones en revistas:

Semana Santa y religiosidad popular
Roma es el paraíso para un aficionado a los libros.

Colaboraciones:

La iglesia católica en España ante el siglo XXI;
Una transición olvidada;
Presentación;
Signos de esperanza en la cultura contemporánea;
Homilía del arzobispo de Sevilla en la celebración de la misa en rito hispánico-mozárabe;
Crecer juntos en la comunidad;
Problemática actual de la Iglesia en Filipinas;
Los religiosos en España: más de mil años al servicio del pueblo y de la Iglesia: (lección inaugural).

Libros:
Caminar con Francisco de Asís;
Cristianos y musulmanes;
Salud y trabajo: valores cristianos y calidad de vida;
Santo Vía Crucis de la Pía Unión: Casa de Pilatos;
¡Tú eres Dios!;
Beato Manuel González: el obispo de la Eucaristía, visto por tres obispos;
Humanismo y esperanza;
El perfil misionero del sacerdote diocesano;
Profetas para el 2000: lectura y comentario de la exhortación "Vita Consecrata";
El mensaje del Papa: Juan Pablo II habla a los hombres;
Mi vida descansa en Dios;
Evangelización y ministerio pastoral;
Levadura nueva para un tiempo nuevo: institutos seculares y nueva evangelización;
El Dios Altísimo y Santa Clara de Asís;
El Sínodo de los obispos y la vida consagrada;
Quinto centenario entre la memoria y la esperanza;
El trato con Dios no tiene amargura;
El noventaydos, ¿Adviento para el siglo XXI?;
Sevilla en cien recuadros;
Una Lámpara en la ciudad;
Quiero conocer a Dios;
El Oficio de ser hombre;
La Gracia que hay en ti: carta espiritual a los servidores del Pueblo de Dios;
Testigos del amor a la Iglesia: aproximación a una eclesiología de la vida religiosa;
Juan Pablo II en Sevilla;
Estáis llenos de bien;
Dios clemente y misericordioso: experiencia religiosa de cristianos y musulmanes;
Sacerdotes.

martes, 26 de abril de 2022

Martínez Camino: «No podemos conocer el rostro de Dios si no conocemos a los santos»

Culto a los santos «justo» y «legítimo»

(Alfa y Omega) Tras unas palabras iniciales de agradecimiento a todos los ponentes, monseñor Martínez Camino dio una «una pequeña pincelada sobre la trascendencia de dedicarse al estudio de los santos». La «gran canonización en Roma» de estos grandes cinco santos «marcó un antes y un después de esta praxis de la Iglesia católica». Tanto que, algunas otras iglesias que habían perdido la práctica de las canonizaciones, las fueron recuperado. Así ha sido con la Iglesia armenia, por ejemplo, al elevar a los altares a los mártires del genocidio armenio del siglo XX.

Con las canonizaciones, explicó, la Iglesia reconoce «a algunos bautizados como ejemplos, como imágenes providencialmente presentes en la historia de la Iglesia para actualizar la presencia de Cristo en ella». Junto a una invitación a conocer a los santos y darlos a conocer, el obispo auxiliar se refirió al Concilio de Trento como el momento en el que se fijó lo que significaba el culto a los santos, «tan controvertido entonces» por los reformadores protestantes, que lo equiparaban a idolatría. Trento decretó que era «justo» y «legítimo» este culto, y fijaba así la tradición de la Iglesia, que ya desde sus inicios veneraba a los mártires como aquellos que «han unido su sangre a la sangre redentora de Cristo».

Desarrollo en el Concilio Vaticano II

Juan Antonio Martínez Camino, SJ, obispo auxiliar de Madrid, clausuró la semana pasada la jornada organizada por la Fundación Cultural Ángel Herrera Oria con motivo del cuarto centenario de las canonizaciones del 12 de marzo de 1622, cuando fueron elevados a los altares por el Papa Gregorio XV san Ignacio de Loyola, san Francisco Javier, santa Teresa de Jesús, san Felipe Neri y san Isidro Labrador.

A las puertas del Año de San Isidro que arrancará el próximo 15 de mayo, el prelado aseguró que esta jornada «es providencial» para Madrid. Recordó que precisamente la canonización del año 1622 fue pensada para el santo madrileño, «y que los demás se le fueron añadiendo». Un hombre, Isidro, que llevaba ya «400 años de santo cuando le canonización», aseveró, porque se le veneraba ya desde su muerte.

El Concilio Vaticano II desarrolló en profundidad esa «razón del culto a los santos» que quedó esbozada en Trento, recogiendo la teología sobre los santos elaborada a lo largo del siglo XX de la mano de Hans Urs von Balthasar y Joseph Ratzinger, entre otros. «Los santos son aquellos hermanos nuestros –utilizó monseñor Martínez Camino palabras de Lumen gentium– que se han dejado modelar más perfectamente según la imagen de Cristo, y en ellos Dios manifiesta al Vivo, su rostro y su presencia». Una «nube ingente de testigos», afirmó, a través de la que se manifiesta «la verdad del Evangelio». Los santos, por tanto, «son medio de la revelación de Dios; es decir, «no podemos conocer el rostro de Dios si no conocemos a los santos».

Pero lo santos no solo manifiestan a Dios ya desde el cielo, sino también «en la tierra, en su historia, cuando se están haciendo santos». Porque la sola Escritura no basta para conocer a Cristo, aseveró; «es necesaria la vida de Cristo hoy, que es en los sacramentos y en los santos». Ellos, «ya en vida», ayudan a ver quién es Dios. «Son figuras que la Providencia quiere y que la Iglesia, al mismo, tiempo gesta». Por eso, además de los santos canonizados, hay otros muchos santos también «en nuestra vida». «¿Cómo conocemos a Cristo verdadero? ¿Leyendo la Biblia u oyendo a nuestros padres, a nuestros catequistas, a nuestros amigos, a los testigos de Cristo?». «La fe cristiana se transmite en los testigos que la viven», concluyó.

Mañana se celebra a San Rafael Arnaiz, a quien Juan Pablo II nombró modelo para la juventud

(Aciprensa) Cada 27 de abril recordamos a San Rafael Arnaiz Barón, religioso y asceta español de la “Orden Cisterciense de la Estricta Observancia”, orden monástica conocida también como “la Trapa”. San Rafael es considerado uno de los más grandes místicos del siglo XX; sus escritos gozan de actualidad inusitada, orientado y enriqueciendo la vida espiritual de miles de católicos alrededor del mundo.

Conquistado por el rostro de Dios

Rafael Arnaiz nació en el Paseo de la Isla, Burgos (España), el 9 de abril de 1911. Cuando tenía 12 años, su padre, que trabajaba como ingeniero de montes, se mudó con toda la familia a Oviedo. En esa ciudad, Rafael ingresó al Colegio de San Ignacio, regentado por jesuitas. Al concluir sus estudios secundarios, se matriculó en la Escuela Superior de Arquitectura de Madrid.

Durante la etapa de estudios universitarios, Rafael empezó a pasar largas horas en oración frente al Santísimo Sacramento, hábito que se fue fortaleciendo con el tiempo y que lo llevaba a preguntarse, cada vez con mayor profundidad, qué quería Dios de él. Aquellos encuentros cara a cara con Cristo sacramentado le ayudaron a descubrir que el Señor lo llamaba a la vida contemplativa. Su vocación de servicio lo condujo a realizar el servicio militar, pero, apenas lo acabó, inició el camino del discernimiento. Empezó dando rienda suelta a su interés por conocer la vida de un monje -ejercicios espirituales incluidos- y concluyó con una firme decisión: consagrar su vida entera a la oración, al trato constante y permanente solo con Dios. Así llegaría el 16 de enero de 1934, día en que solicitó el ingreso al monasterio trapense de Dueñas, Palencia.

Un precoz “comerciante de perlas” (Mt 13, 45-46)

En los días posteriores a su ingreso al monasterio, Rafael escribió: “Suspiro todo el día por Cristo (...). El monasterio va a ser para mí dos cosas. Primero: un rincón del mundo donde sin trabas pueda alabar a Dios noche y día; y, segundo, un purgatorio en la tierra donde pueda purificarme, perfeccionarme y llegar a ser santo. Yo le entrego mi voluntad y mis buenos deseos. Que Él haga lo demás”.

La Guerra Civil española y la diabetes que lo aquejaba lo obligaron a abandonar hasta en tres ocasiones el monasterio, con los subsiguientes reingresos. El “hermano Rafael”, como lo llamaban quienes lo conocían, falleció el 26 de abril de 1938 en la enfermería del convento, a la edad de 27 años, tras sufrir un coma diabético.

Un monje, el mejor ejemplo para la juventud

El 19 de agosto de 1989, el Papa San Juan Pablo II, con ocasión de la Jornada mundial de la juventud realizada en Santiago de Compostela, propuso al hermano Rafael como “modelo para los jóvenes del mundo de hoy”. La propuesta del Papa encerraba un poderoso mensaje: Rafael había sido un joven que vivió de cara a Cristo, era una flecha que señalaba en dirección a Jesús. Hoy, la vida para muchos jóvenes carece de sentido; sin embargo, el hermano Rafael está allí para orientarlos.

Solo unos años después, el 27 de septiembre de 1992, el mismo San Juan Pablo II lo declaró beato.

Orar es ya un milagro

En 2008 la Congregación para la Causa de los Santos aprobó el milagro de intercesión por el que sería canonizado. Ese milagro fue la curación inexplicable de Begoña León Alonso, una madrileña de 38 años, quien estando embarazada presentó el Síndrome de Hellp -una variante de la preeclampsia-, y que al momento de ser intervenida para salvar a su bebé quedó en estado de muerte cerebral.

Según explicó el diario “La Nueva España”, en el año 2000, Begoña León “enfermó estando embarazada, por lo que se le indicó una cesárea en el Hospital Gregorio Marañón para salvar al niño. El estado de la paciente empeoró y tuvo que ser operada de urgencia. La operación salió mal y la mujer quedó en estado de muerte cerebral”.

Una hermana del convento cisterciense de San Bernardo de Burgos tuvo conocimiento del caso a través de la familia de Begoña, por lo que las religiosas del convento empezaron a rezar una novena dedicada al hermano Rafael para pedir por la curación de la joven. A partir de entonces, Begoña empezó a evolucionar milagrosamente hasta que, finalmente, se recuperó por completo.

San Rafael Arnaiz Barón fue canonizado el 11 de octubre de 2009 por el Papa Benedicto XVI, quien dos años más tarde, en 2011, lo nombró Patrón de la Jornada Mundial de la Juventud, con sede en Madrid (España).

lunes, 25 de abril de 2022

Ponencia del responsable de la Pastoral Vocacional de CONFER Nacional, el asturiano P. Luis Manuel Suárez CMF

 

Primer libro impreso español. Por Jorge Juan Fernández Sangrador

No podía ser nadie más que ella. La que protagonizase un acontecimiento de semejante envergadura cultural. La primera que hiciese cuanto estaba en su mano, antes que cualquier otra institución, para posibilitar el acceso de todos a los diferentes saberes. Como ha sucedido siempre. La que trajese la imprenta a España: la Iglesia.

Fue en Segovia. De mano del obispo Juan Arias Dávila. Corría el año 1472. El prelado hizo venir a su diócesis a Juan Párix de Heidelberg. Y en ella instaló su taller. Allí se imprimió el primer libro sobre suelo hispano: la Sinodal de Aguilafuente, con las disposiciones emanadas del sínodo celebrado en esa localidad segoviana. Y había de ser también ella, la Iglesia, la que conservase un ejemplar, el único que existe en el mundo.

El incunable está en la catedral de Segovia. Solo que ahora podrá verse, hasta el 23 de julio, en la Biblioteca Nacional de España, en Madrid, en la exposición que lleva por título “Incunabula: 550 años de la imprenta en España”.

Se mostrará también el incunable más antiguo de la Biblioteca Nacional. Obra naturalmente de un eclesiástico: el dominico genovés Giovanni Balbi. En latín, Johannes Balbus. Se trata del “Catholicon, seu Vocabularius universalis et prosodia vel grammatica”. Es de 1460. Debió de imprimirlo el propio Johannes Gutenberg, en Maguncia.

Procede de la catedral de Ávila. Se insiste mucho en la naturaleza profana de la obra. Pero son ganas de secularizarla. Versa sobre prosodia, ortografía, sintaxis, retórica y etimologías de las palabras. Al escribirla, Balbi pretendía poner, por medio de ella, al alcance de sus lectores, deseosos de frecuentar la Biblia y los textos de los Santos Padres de la Iglesia, el instrumental que les facilitase la comprensión de las fuentes de la divina Revelación.

En la Biblioteca Nacional de España podrá verse también un libro xilográfico: “Biblia pauperum”. La Biblia de los pobres. Así se llamaba. Para que todo el mundo llegase a tener conocimiento de los principales acontecimientos referidos en la Sagrada Escritura. La “Biblia pauperum” fue el primer libro xilográfico europeo y la que se muestra en la exposición es de 1440-1450.

También estará allí el primer incunable español con grabados: “Fasciculus temporum”. De 1480. Salió de unas prensas sevillanas. Es de otro eclesiástico: el cartujo Werner Rolewinck. En latín, Wernerius. Natural de Westfalia. Con representaciones del Arca de Noé, de la Torre de Babel y de algunas ciudades antiguas, es una historia universal abreviada que tuvo gran difusión en Alemania.

Y aunque se expondrán una veintena de incunables, hay que mencionar expresamente el primer libro con anotaciones musicales: “Lux bella seu Artis cantus”. El título es precioso. De 1492. Impreso en Sevilla. Su autor fue el cacereño Domingo Marcos Durán, natural de Garrovillas de Alconétar y primer tratadista español de Musicología. La temática va también de Religión, ya que la obra versa sobre el gregoriano.

En fin, que hay que ir a ver estas joyas bibliográficas y, de paso, darles las gracias a las autoridades de la Biblioteca Nacional de España, inigualable santuario de la Letras en nuestro país, por hacer visible con tan alto grado de excelencia, en esta exposición que se inaugura con las celebraciones del Día del Libro, la histórica relación existente entre la Iglesia católica y la cultura.

domingo, 24 de abril de 2022

''Es eterna su misericordia''. Por Joaquín Manuel Serrano Vila















Concluimos la Octava de Pascua, ocho días en los que se ha alargado como uno sólo el de la Resurrección'. Son días gozosos para pasar de la oscuridad a la luz, como los experimentaron sus discípulos abandonando el temor para llenarse de alegría, que dejaron sus escondites para salir corriendo por los caminos, de llorar la desesperanza a ser ellos testigos valientes de una nueva esperanza. Este Domingo II de Pascua recibe un nombre especial: ''de la Divina Misericordia''; celebración instituida por el Papa San Juan Pablo II que busca recordarnos cómo Jesucristo Resucitado es precisamente la fuente de misericordia y del perdón para nosotros pecadores. Por eso aquí en la Parroquia también tenemos el cuadro de "la Divina Misericordia", que reproduce las visiones de la monja polaca Santa Faustina Kowalska; está precisamente mirando al confesionario, como llamada de atención para nosotros: ¿por qué tener miedo a la reconciliación si siempre es mayor su misericordia que nuestra miseria?

1- No podemos silenciar la Resurrección del Señor

En este tiempo Pascual nos acompañará la lectura del Libro de los Hechos de los Apóstoles, acercándonos a los comienzos de la Iglesia. Esto nos ayudará a comprender por qué la Iglesia no sólo nace en la Pascua, sino la importancia del testimonio de los apóstoles en el anuncio del evangelio, cimientos de nuestra fe, sobre el cual se ha edificado nuestra historia de salvación. Hubieran sido tratados de locos si únicamente se lanzaran a las calles para gritar que Jesucristo estaba vivo; aquello se podía haber acallado rápidamente pues eran minoría; sin embargo, los signos y prodigios que realizaban exactamente igual que lo había hecho Cristo dejaba boquiabiertos a todos los que los presenciaban: romanos, judíos, paganos... He aquí el origen del temor e interrogantes sobre "los ancianos", sumos sacerdotes y escribas, ante una situación que se les iba de las manos. Jesús de Nazaret les estaba dando más problemas sin estar delante que cuando lo tenían presente. Pensaban que todo acabaría con su muerte, pero una vez resucitado ya no morirá jamás, y esto les ponía en un callejón sin salida. Prohibieron a los apóstoles no sólo predicar, sino incluso hacer milagros o curaciones en nombre de Jesús; sin embargo, la respuesta de los discípulos fue muy clara: ''no podemos menos que contar lo que hemos visto y oído''. También en nuestro tiempo hay quienes quieren imponernos el silencio y que volvamos a las catacumbas, y que Jesús Resucitado no sea noticia: ¿soy yo testigo de Cristo Resucitado o acallo lo visto y oído?...

2 - Ser testigos de Cristo vivo no nos ahorrará disgustos

Otro libro de la Biblia que nos acompañará estas semanas de Pascua será el libro del Apocalipsis, no son textos sencillos, pues como el mismo autor nos reconoce en este fragmento tomado del primer capítulo, es una redacción a partir de visiones complejas que en el fondo lo que quieren transmitir son enseñanzas bien sencillas sobre verdades fundamentales de la fe. Es un texto que tiene un importante trasfondo alentador, buscando animar y consolar a una Iglesia perseguida. No olvidemos la explicación que da San Juan de por qué está prisionero en la isla de Patmos: ''por haber predicado la palabra, Dios, y haber dado testimonio de Jesús''. La Iglesia lleva en su ADN la vocación martirial; siempre ha sido y será perseguida, al igual que fue perseguido el Señor. Sólo manteniéndonos unidos y fieles a pesar de las pruebas, seremos dignos de participar en la mesa celestial. Celebrar la Pascua, es celebrar las bodas del Cordero; fijar nuestros ojos en Cristo vivo, el cordero degollado que resucitado está sentado en el trono. Pero no está ausente ni al margen de nuestras penas sentado en las alturas, sino que nos dice a nosotros lo mismo que le dijo a Juan en su cautiverio: ''No temas: Yo soy el primero y el último, yo soy el que vive. Estaba muerto y, ya ves, vivo por los siglos de los siglos''. Vemos a Jesucristo también estos días como luz, que se proyecta en la descripción de la Segunda Lectura: ''vi siete candelabros de oro, y en medio de ellos una figura humana''... Así tenemos nuestro altar con seis candelabro -siete cuando preside el obispo- y en medio la cruz de Cristo, donde le vemos como hombre clavado en el madero. Más en Pascua no miramos tanto a la cruz, sino al Cirio, el cual le representa como está ahora: vivo y glorioso entre nosotros.

3- Dichosos los que crean sin haber visto 

Por último, el bello pasaje del evangelio de este domingo nos presenta la aparición del resucitado en dos escenas diferentes, una en la que el apóstol Tomás no está presente, y la segunda en la que sí se encuentra con los demás. Jesús resucitado siempre se hace presente cuando están reunidos, y les desea exactamente lo mismo: ''Paz a vosotros''. No perdamos de vista ese gesto que hace Jesucristo al exhalar sobre ellos; es un deseo de insuflar vida, algo que se ha incorporado a lo largo de la historia en gestos de nuestra liturgia, como vemos en la misa crismal cuando el obispo sopla sobre el crisma. Con ese soplo Jesús quiere renovar, dar un espíritu nuevo; es un gesto de una nueva creación. Es la Pascua del espíritu que anima a dejar atrás lo viejo para empezar lo nuevo, a olvidar el antiguo Israel para empezar a ser el pueblo de la Pascua. 

Al hablar de fe toca adentrarse en el misterio; es lo que nos presenta el evangelio con la actitud de Tomás que se niega a creer sin antes ver. He aquí la gracia que fue depositada en nosotros el día de nuestro bautismo, un regalo inmerecido que el mundo desprecia y que los entendidos de nuestro tiempo desconocen. No puede haber fe sin pasar por la duda, la cuestión es que Tomás más que dudar reta y pide pruebas tangibles que le serán dadas para su vergüenza y bochorno. Pero el pecado de Tomás no es grande sólo por dudar de su Maestro, sino por no creer en la palabra de sus hermanos, por no creer lo que los apóstoles y compañeros le han contado. A veces el egoísmo nos lleva a aceptar sólo lo que yo mismo puedo certificar dudando incluso de aquello que me aseguran y confirman los que más me quieren... "Dichosos los que crean sin haber visto"; estos son los que han descubierto en verdad que Cristo vive, que sólo Él nos regala su misericordia, y nos bendice con la Paz. 

Evangelio Domingo II de Pascua -de la Divina Misericordia-

Lectura del santo evangelio según san Juan (20,19-31):

Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos.

Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: «Paz a vosotros.»

Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor.

Jesús repitió: «Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo.»

Y, dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados! quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.»

Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían: «Hemos visto al Señor.»

Pero él les contestó: «Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo.»

A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo: «Paz a vosotros.»

Luego dijo a Tomás: «Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente.»

Contestó Tomás: «¡Señor Mío y Dios Mío!»

Jesús le dijo: «¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que crean sin haber visto.»

Muchos otros signos, que no están escritos en este libro, hizo Jesús a la vista de los discípulos. Éstos se han escrito para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo tengáis vida en su nombre.

Palabra del Señor

Hoja litúrgica Domingo II de Pascua


sábado, 23 de abril de 2022

Santoral del día: San Jorge

(Mercaba) La antigüedad y la difusión del culto a Jorge, ampliamente testimoniadas por documentos literarios y monumentos arqueológicos, no tienen una adecuada correspondencia en noticias biográficas del santo; por el contrario, la passio Georgii está clasificada entre las obras apócrifas del Decretum gelasianum (496). Es, por tanto, necesario acudir a testimonios extraños a la passio para estar seguros de su existencia y de algunos datos biográficos esenciales.

En Lydda (Diospoli), Palestina, era venerado su sepulcro, como resulta por Teodosio Perigeta (ca. 530; De situ terrae sanctae, en CSEL, 39,139: «in Diospolim, ubi sanctus Georgius martyrizatus est, ibi et corpus eius est et multa mirabilia fiunt»); por Antonino de Piacenza (ca. 570; Itinerarium, ib. 176) y por Adamnano (ca. 670; De Locis sanctis, 111,4: ib. 288-294). Los restos arqueológicos de la basílica del cementerio todavía hoy visibles (D. Baldi, Guida di Terra Santa, Jerusalén 1953, 332-333) son atribuidos por algunos a una construcción constantiniana, de cualquier modo muy cercana a las fecha de la muerte del mártir. Además, una inscripción griega, descubierta en Eaccaea de Batanea y fechada por H. Delehaye en el 368, habla de una «casa de los santos y triunfantes mártires Jorge y compañeros», o iglesia, dedicada al santo algún decenio después de su muerte. La passio fue traducida al copto, armenio, etiópico y árabe, para el uso litúrgico que entonces se hacía de las Vitae de los Santos.

Vida. Según la primera leyenda y sus sucesivas ampliaciones, ya desde su concepción Jorge estaba predestinado para grandes cosas; su nacimiento llenó de gran alegría a sus padres Geroncio, persa, y Policronia, capadocia, que lo educaron religiosamente hasta el momento en que entró en el servicio militar. El martirio acaeció bajo Daciano, emperador de los persas (que, sin embargo, en muchas recensiones es sustituido por Diocleciano, emperador de los Romanos), el cual convocó a setenta y dos reyes para decidir las medidas a tomar contra los cristianos. Jorge de Capadocia, oficial de las milicias, distribuyó los bienes a los pobres y, delante de la corte, se confesó cristiano; a la invitación del emperador de hacer sacrificios a los dioses se negó, comenzando las numerosas y espectaculares escenas del martirio. Jorge fue golpeado, colgado, torturado y arrojado a la cárcel, donde tuvo una visión del Señor que le predijo siete años de tormentos, tres veces la muerte y tres la resurrección. Entonces vence al mago Atanasio que se convirtió y fue martirizado; cortado en dos con una rueda erizada de clavos y espadas, Jorge resucitó, convirtiendo al magister militum Anatolio y a todas sus escuadras, que fueron pasadas por las armas. A petición del rey Tranquilino resucitó a diecisiete personas muertas desde hacía cuatrocientos sesenta años, bautizándolas y haciéndolas desaparecer; entró en un templo pagano y con un soplo abatió los ídolos. La emperatriz Alejandra se convirtió y fue martirizada; el emperador le condenó nuevamente a muerte y el santo, antes de ser decapitado, rogó a Dios que el emperador y los setenta y dos reyes fueran aniquilados; concedida su petición, se dejó decapitar prometiendo protección a quien honrara sus reliquias.

La leyenda de la joven librada del dragón por obra de Jorge surgió a continuación; parece que la narración de tal episodio nació en la época de los Cruzados, por la falsa interpretación de una imagen del emperador Constantino que se encontraba entonces en Constantinopla.

viernes, 22 de abril de 2022

Carta semanal del Sr. Arzobispo

Después de la tormenta, a cara descubierta

Una Siempre nos sucede tras el impacto que nos produce una situación complicada o una circunstancia irreversible. Que en el momento en el que suceden reaccionamos en caliente para intentar resolverlo, o para que no nos haga demasiado daño. Pero, si pasan los días, las semanas y los meses o los años, y esa situación o circunstancia no se arregla o es imposible que lo haga, entonces poco a poco se van enquistando. Y ya sabemos lo que es un quiste: que se mete dentro de la cápsula lo que no da la cara, mientras nos sigue dañando de tantos modos. 

Nos ha ocurrido con esta larga pandemia de algo más de dos años. No todo ha sido claro, ni todo ha resultado eficaz, ni los distintos responsables han estado siempre a la altura de esta tremenda precariedad, dando pie a tantos episodios: desde el incierto origen del virus que sale de un laboratorio militar chino especializado en armas químicas, a la prioridad ideológica a la hora de abordar la gravedad del virus, o la trucada contabilización de los muertos, hasta el aprovechamiento político de una tragedia y la corrupción económica de gente sin escrúpulos. 

No obstante, también ha habido mucha generosidad en no pocas personas que han arriesgado sus vidas y recursos para salir al paso de la emergencia que imponía esta pandemia. No sólo generosidad, sino también un alto testimonio de lo que significa entregarse al prójimo y dar de tantos modos la vida. Ahora, viene el momento de escenificar la finalización de las últimas medidas que quedaban vigentes: las famosas mascarillas. Todo un relato de cómo han sido presentados estos “tapabocas” en los distintos momentos de esta larga pandemia. Ya no serán obligatorias, aunque no estarán, lógicamente, prohibidas. 

Pero hemos de acoger el asunto dentro de la prudencia dado que en Asturias estamos todavía en cifras altas de contagios y deberíamos mantener las mascarillas en lugares cerrados con aglomeración de gente. Y con esta medida normalizadora parece que recuperamos tantas cosas en las relaciones humanas, en las expresiones del afecto dentro de la familia y la amistad, en las deportivas y sus aforos, en las religiosas y sus cauces, en las culturales y sociales. Necesitábamos esa recuperación que pusiera fin al inmenso secuestro que esta pandemia nos ha impuesto sin pedirnos permiso ni perdón. 

Bendita normalización que poco a poco nos ayudará a retomar lo mucho hermoso que en las relaciones humanas con todos sus registros (amistosos, afectivos, culturales, sociales, religiosos) se pueden dar. Cuando ha sido imposible que se dieran, hemos constatado cómo se ha introducido el miedo en el alma, la sospecha frente a todos, la rareza en nuestros comportamientos, la extravagancia más egoísta y hasta la fuga de todo y de todos. El resultado, en estos casos, es que las personas han quedado tocadas y demasiado condicionadas, hasta el punto de hacerse tan extrañas que se han hecho distintas. Conozco a no pocas personas así: jóvenes y viejas, inteligentes e insensatas, cultas e incultas, animosas o desanimadas. 

Quitarse las mascarillas y tapabocas, es un ejercicio de liberación que hay que conciliar con la prudencia. Pero hay otras mascarillas que podemos llevar en los ojos, en el corazón, en la confianza. Y ahí hemos de trabajar para seguir creciendo más y más, en nuestra humanidad personal y en nuestra manera de ver y vivir las cosas. Porque las circunstancias no siempre está en nuestra mano poder cambiarlas, pero sí que depende de nosotros y de nuestra postura ante la vida, el modo de mirarlas, de vivirlas y abrazarlas. 

No nos resignemos a lo que nos ha podido condicionar e hipotecar durante demasiado tiempo tantas cosas hermosas. Demos gracias a Dios por los buenos ejemplos que otros nos han ofrecido y lo que en medio de esta tremenda coyuntura hemos podido aprender en medio de nuestra precariedad y pobreza. Al final, el Señor, buen escribano, escribe cosas bellas y rectas en nuestros renglones más tortuosos y desastrados. Y por los que han quedado en el intento, con todo afecto rezamos. 

+ Jesús Sanz Montes, 
Arzobispo de Oviedo

Nota sobre el uso de las mascarillas en el interior de los templos

A toda nuestra comunidad diocesana:

Paz y bien, queridos hermanos. Hemos venido dando indicaciones durante estos dos años de situación pandémica, desde las medidas cambiantes que las autoridades sanitarias nos iban señalando según el índice de contagio y letalidad causados por el Covid-19. La última vez que me dirigí a nuestra comunidad diocesana fue el 20 de octubre pasado, con precisas pautas ante lo que parecía un nuevo escenario más favorable.

Fueron indicaciones que ofrecía a los sacerdotes, diáconos y agentes de pastoral en todos los ámbitos de presencia eclesial (celebraciones litúrgicas, actividades catequéticas, despachos parroquiales, centros de Cáritas y demás espacios o quehaceres inherentes a nuestra labor cristiana). Entonces decía que, gracias a Dios, parecía que el final del túnel se vislumbraba, y entre todos habíamos logrado poco a poco neutralizar los efectos más devastadores de este virus, cobrándose muchas vidas y restándonos libertad. Con mayor motivo, parece que llega el momento de ir recuperando la normalidad en nuestras relaciones, en nuestras celebraciones, en nuestros modos habituales de vida y convivencia que no dejan de ser un regalo cotidiano.

En mi última comunicación al respecto, hablaba de que la comunidad cristiana cuenta con estos tres “termómetros” que miden nuestra salud creyente: liturgia, catequesis y caridad. Tres ámbitos severamente afectados por las medidas sanitarias que habría que ir recuperando en nuestra andadura cristiana y eclesial, pues ante la oración en su expresión litúrgica, la formación con sus dinámicas catequéticas, el testimonio de la caridad en todos sus rostros, nada debería hacernos rehenes fatales del miedo, convirtiéndonos en inhibidos raros y fugitivos extraños. Hemos observado fielmente: cubrir el rostro con mascarillas y utilizar hidrogeles en las manos; guardar la distancia de seguridad y aceptar aforos limitados; prescindir de ritos como el agua bendita, darnos un gesto de paz o distribuir la comunión sólo en la mano. Nuestras autoridades sanitarias han juzgado que todas esas medidas que nos dieron y que aceptamos como Iglesia diocesana, han ido superándose, no siendo ya de obligado cumplimiento ninguna de ellas.

No obstante, en Asturias ha habido en estos días un aumento de contagios, preocupantes por el número. Las autoridades sanitarias del Principado nos invitan a tener extremada prudencia y asumir con cautela las nuevas medidas dadas por el Real Decreto para toda España. Aconsejan seguir utilizando las mascarillas dentro de los recintos cerrados hasta nuevo aviso. No imponen esta medida, pero sí que lo aconsejan.

Nos abrimos a esta paulatina normalización, que nos llevará quizás un tiempo vivirla en todos sus elementos y escenarios, con una llamada a la prudencia responsable en cada momento, para ir recuperando personal y comunitariamente, lo que significa nuestra presencia creyente cuidando esos tres factores que constituyen nuestra identidad cristiana: liturgia, catequesis y caridad.

Os deseo un fecundo y gozoso tiempo de Pascua con la bendición de Dios y de nuestra Madre la Santina.

+Fr. Jesús Sanz Montes