Era bastante común antes tener en el despacho parroquial un listín, agenda o tarjetero donde aparecían los teléfonos de todos los contactos que se podrían necesitar: que si el de la megafonía, que si el gaitero, el marmolista… Hoy en día gracias a los móviles, esas agendas las tenemos ya memorizadas en el propio teléfono, más hay una cosa que no cambia y es buena, y es que los curas siempre “barremos para casa”.
Aquí suele darse dos criterios, el primero -que yo siempre defiendo- es que cuando hay que hacer algo en la Parroquia se le debe dar el trabajo “a los de casa”; es decir, que nuestras necesidades y servicios (electricistas, carpinteros, floristerías, albañiles…) los atiendan profesionales del pueblo. Sin embargo no siempre es posible cumplir este criterio, por ejemplo, cuando empezamos a estudiar el tema de renovar los bancos, pedimos presupuesto y consejo a colaboradores locales, y ellos mismos con toda honradez y sinceridad nos aconsejaron buscar otra opción, pues les suponía una “empresa” muy grande.
En ocasiones he conocido sacerdotes que para cada cuestión de la parroquia acudían a un punto de Asturias: el gaitero de Corvera, las flores de Grao, el pintor de Campomanes… ¿Y eso?... Pues porque estos buenos sacerdotes dada la paupérrima economía de sus comunidades ya no sólo no podían tirar de los de casa, sino que aún buscando los más económicos trabajadores de la provincia, a menudo debían poner dinero de sus bolsillos a la hora de asumir los gastos. Tanto una realidad como otra es buena, porque ambas buscan en el bien para sus feligresías. De igual modo la Iglesia y la Parroquia con sus actividades, pongamos de Semana Santa, favorecen indiscutiblemente el dinamismo local y comercial en sus zonas de influencia.
No es algo nuevo, ya he defendido este tema en más ocasiones; sin ir más lejos, fue hace dos navidades cuando publicamos en el “blog” de la Parroquia una pequeña reflexión titulada ‘’Deseos y sueños de Navidad’’. En éste se ejemplificaba el tema que hoy nos ocupa: ‘’La Iglesia y los sacerdotes siempre nos pasamos la vida (…) pidiendo que no se gaste en exceso o que se haga con medida, pero esta vez me atrevería a pedir que lo que se gaste se haga repercutiendo en favor del pequeño comercio (de Lugones). Que nos acordemos del comercio local que es el que más necesita en estas fechas de nuestras compras, aunque lo más cómodo pueda ser ir un centro comercial. En estos últimos días se ha incrementado en nuestra localidad "el boom" del comercio asiático; no voy a decir yo que eso sea malo, pero creo que hay familias lugoninas con sus tiendas de toda la vida que tienen lo mismo -e incluso mejor y más "nuestro"- a las que haríamos un gran y solidario favor -ya que está la expresión tan de moda- optando por el "made in spain" que el "made in china".
El Santo Padre Francisco en su viaje a Colombia en septiembre de 2017, reflexionaba sobre ello frente a la situación social de nuestro milenio, la cual se ve ahogada por gobiernos en los que “prima una especulación y una búsqueda de la renta financiera que tiende a ignorar todo contexto y los efectos sobre la dignidad humana y el medio ambiente’’. Mientras el dinero tenga más valor que las personas y las relaciones humanas no podremos avanzar en un mundo muy posiblemente mejorable que dignifique y prime los valores morales y espirituales por encima de los económicos, y al género humano por encima de intereses comerciales.
Joaquín, Párroco
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