(Rel.) Este domingo no sólo se jugó la final del Mundial de fútbol sino que el mundo del deporte seguía su ritmo y aunque a otra hora también hubo motociclismo donde se celebró el Gran Premio de Alemania.
Valentino Rossi, considerado el mejor piloto de la historia, logró quedar en segunda posición del pódium en la categoría reina, y visiblemente emocionado tuvo un recuerdo para una persona muy especial para él, un sacerdote.
Dedicatoria al párroco de su pueblo
“Sobre todo se lo quiero dedicar a Don Cesare, el párroco de Tavullia, que falleció recientemente. Era él el que hacía sonar las campanas de la iglesia después de cada uno de mis victorias, desde la primera de 125cc. Quería hacer una bonita carrera para él”.
Tavullia, un pequeño pueblo de 8.000 habitantes de la región de las Marcas, es el lugar en el que Valentino creció y donde conoció y fraguó una hermosa amistad con Don Cesare Stefani, párroco de la iglesia de San Lorenzo, y que recientemente falleció a los 96 años.
El sacerdote era no sólo amigo, sino admirador del piloto. E incluso era un asiduo al circuito de Misano, a tan sólo 14 kilómetros del pueblo.
Cada domingo de triunfo, este párroco desde 1963 hacia repicar las campanas de la iglesia. La relación entre ellos era estrecha y, de hecho, Rossi le había regalado una televisión para que pudiera seguirle en su casa de forma más cómoda debido a su elevada edad.
Valentino se confiesa católico
En varias ocasiones Valentino Rossi ha declarado ser católico y practicante, aunque al igual que con el resto de su vida privada, apenas trascienden elementos de su vida que no sean deportivos.
Reza antes de cada carrera, y en una entrevista confirmó su fe católica aunque aseguró que no habla más de ella porque “es algo de mi vida que no tiene que ver con las carreras de motos”.
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