1. El banco, si lo encuentro bien, lo he de dejar al menos como estaba. Esto implica: no rayarlo, no dejar chicles pegados debajo, no dejar papeles para que los recoja el que venga…
2. El reclinatorio es para las rodillas, no para los pies; si pongo mis pies en ellos alguien manchará sus rodillas.
3. Es preferible que los reclinatorios estén siempre en el suelo; si por cualquier motivo los encontramos levantados y queremos utilizarlos para orar, con cuidado y despacio, bajamos con la mano tranquilamente el reclinatorio.
*No dejemos caer los reclinatorios, pues las piezas del banco se resienten y desajustan, y con el golpe molestamos a los que quieren rezar y están en silencio.
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