Este próximo domingo, 8 de septiembre, se celebra en Asturias la fiesta de la Virgen de Covadonga, patrona del principado, y día de la comunidad asturiana. En estas ocasiones el, llamemos, programa de fiestas, incluye como uno de los actos centrales la misa en Covadonga, presidida por su arzobispo, y a que tradicionalmente asisten las autoridades del principado. O asistían.
Y digo asistían porque este año se han descolgado de la celebración de la eucaristía y con cartas abiertas, declaraciones y entrevistas el presidente de la comunidad autónoma de Asturias, Adrián Barbón, el presidente de la Junta General del principado, Juan Cofiño y la delegada del gobierno, Adriana Lastra. Los motivos, que no les gustan las homilías de D. Jesús Sanz Montes, arzobispo de Oviedo. Menos mal. Lo malo sería que les encantaran.
Entiendo que D. Jesús, el día de la Virgen de Covaonga, patrona de Asturias y fiesta de la comunidad, lo que tiene que hacer es postrarse ante la Virgen con todos los asturianos que así lo deseen, celebrar la santa misa en honor de Nuestra Señora, y predicar la Palabra de Dios llevándola a la vida concreta de los asturianos y analizando desde la Palabra y la doctrina de la Iglesia la realidad del momento. Parece que D. Adrián, D. Juan y Dª Adriana no son partidarios.
Nuestros políticos pretenden convertirse en los nuevos infalibles de hoy. No aguantan al arzobispo, pero lo que ellos dicen, proclaman y legislan tiene que ir a misa. Pueden criticar a la derecha, al centro, a la ultraderecha, al arzobispo, a los jueces y magistrados pero no soportan que el señor arzobispo recuerde principios esenciales de la doctrina de la Iglesia Católica. Preferirían, lo sé, lo sabemos, una homilía buenecita, sin sustancia, limitada a qué buena es la Virgen, vamos a ser solidarios, a llevarnos bien y confundir el respeto con un usted se calla señor arzobispo si alguna cosa no le gusta. Se calla y además se aguanta.
D. Jesús entiende que como obispo tiene que decir cosas precisamente en el día de la Virgen de Covadonga. Sin faltar al respeto, porque no creo que haya insultado a nadie, pero con toda claridad. Eso sí, Adriana Lastra puede referirse a las homilías de D. Jesús como «discursos despectivos, de confrontación y profundamente políticos y ultraderechistas», Juan Cotiño expresar en una carta abierta “hizo uso de la palabra, desde el púlpito de Covadonga para defender las posiciones de la Iglesia católica más reconocibles, incluyendo el repudio de la Ley de eutanasia y la práctica del aborto, y aunque no comparta su postura, la entiendo y la respeto, incluso expresada en términos contundentes y desabridos en el día menos adecuado, en mi humilde opinión. Sin embargo, no puedo admitir ni validar con mi presencia el tono peyorativo (rayano en el desprecio) que empleó para desacreditar a las mujeres que luchan a diario por su derecho a ser protagonistas de su propia vida, y el reproche furibundo exhibido frente a aquellas personas sensibilizadas con la problemática ecologista y el medio ambiente", o el señor Barbón afirmar que “no está “a gusto ni conforme” con lo que lleva “años sucediendo en un día tan importante para Asturias”.
Pues si quieren ir que vayan o si no que se queden en su casa. Y a la inversa. Los polñiticos tendrán sus actos oficiales con sus correspondientes discursos y me imagino que ahí estará D. Jesús, que tendrá que aguantar lo que digan. Es lo que hay.
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