Hijo de madre belga, nació en Santa Cruz de Tenerife el 24 de marzo de 1931, pero de muy niño se instaló en Llanes por el trabajo de su padre, registrador de la propiedad, por lo que siempre tuvo un gran amor por Asturias.
Fue ingeniero de minas y llegó a ejercer su profesión hasta su ordenación en Roma en 1964. Canadá y Francia fueron sus primeros destinos antes de regresar a España.
Primero estuvo en Canarias y luego, en Salamanca. En 1984, recaló en Gijón, donde estuvo vinculado al colegio Valmayor y a la iglesia de San Lorenzo, en la que realizaba labores de confesión, además de cumplir con las tareas de la prelatura.
En los últimos años, también dedicó su tiempo a cuidar de sacerdotes de avanzada edad. "Había mucha gente que le quería", aseguran sus allegados. "Tenía una forma de ser muy agradable, era muy próximo".
Llevó una vida de labor pastoral “entrañable” que le sirvió para "ganarse el cariño de los demás". "Fue un sacerdote de abnegada vocación", afirman sus compañeros. Era muy querido en el Arciprestazgo de Gijón, donde realizaba una labor activa.
Tenía 89 años y estaba ya muy limitado desde hace años por diversos ictus que fue sufriendo.
El velatorio se realizará esta tarde en la casa: Avda. Torcuato Fernández Miranda 44, 4º y el funeral será hoy jueves a las 12 en la Iglesia Parroquial de La Asunción.
A continuación recibirá cristiana sepultura en el Panteón de la Prelatura en el Cementerio Municipal de Deva (Gijón)
D.E.P.
| ''El que pierda su vida por mi causa, la encontrará'' (Mt 16,25) |
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