(La Puerta de Damasco) Andrea Riccardi, El siglo de los mártires. Los cristianos en el siglo XX, Ediciones Encuentro (Colección Mártires del siglo XX, 1), Madrid 2019, ISBN: 978-84-9055-958-1, 585 páginas, 29.00 euros.
Andrea Riccardi es un autor muy conocido: Profesor, historiador y analista de la historia de la Iglesia contemporánea, además de fundador de la Comunidad de Sant’Egidio. San Juan Pablo II lo nombró miembro de la Comisión de los testigos de la fe o Nuevos Mártires, encargada de resaltar los testimonios enviados a Roma desde todo el mundo con motivo del Gran Jubileo del 2000.
En esa experiencia de la Comisión de los Nuevos Mártires se gesta el presente libro, cuya edición italiana original es de 2000, luego ampliada en 2009. En el “Prólogo a la presente edición” y en la “Introducción”, A. Riccardi da cumplida cuenta de los objetivos que persigue esta obra, que “rescata una historia de cristianos asesinados en el siglo XX por ser creyentes” (p. 9). Un siglo, el XX, que se presenta como “el siglo del martirio”, aunque el martirio de los cristianos “ha continuado también en el siglo XXI y sigue siendo todavía un acontecer dolorosamente abierto” (p. 9).
Muchos son los escenarios en los que estas persecuciones acontecen: los grandes totalitarismos del siglo XX, el comunismo y el nazismo; la lucha anticristiana en España y en México; los problemas surgidos en las misiones, en las guerras, en la incertidumbre de la situación política, masacres como la de los armenios durante la I Guerra Mundial, etc.
Recordar el martirio de tantos cristianos es, nos dice A. Riccardi, recordar la fuerza de los humildes, “la resistencia tenaz y apacible al mal y a su fuerza avasalladora” (p. 13). “Se resiste al mal incluso dejándose golpear, pero no cediendo a sus amenazas” (p. 14). Los cristianos representan una presencia humana revestida de fuerza moral en situaciones que han perdido las connotaciones humanas (cf. p. 15).
El martirio constituye una revelación del cristianismo, manifestación “de un modo de ser de los cristianos en la historia” (p.15). Juan Pablo II supo reivindicar el papel decisivo de los mártires en la vida de la Iglesia contemporánea: “El martirio es una historia de fe, de amor, de coraje, que los creyentes cristianos consideran como una herencia significativa para el tiempo presente” (p. 16).
Los testimonios acerca de los mártires han de ser narrados “con sentido histórico y atendiendo al marco en el que se han producido” (p. 16). Son “un valor para la Iglesia, pero también un testimonio de la fuerza de las convicciones y de la conciencia frente a la coerción”. El martirio del siglo XX muestra el lado inhumano y oscuro de la historia reciente.
Riccardi ha optado “por narrar la historia de los nuevos mártires teniendo presentes sus motivaciones personales: encontramos así casos diferentes en tiempos diversos, perseguidores diferentes, pero una única gran historia que discurre desde el siglo XX a nuestros días” (p. 17). Su obra se sitúa, pues, entre la historia y la memoria: “quiere hacer memoria de una gran historia” (p. 31), de la que han sido protagonistas tal vez tres millones de cristianos asesinados por su fe (cf. p. 29).
El libro está estructurado en diez capítulos: I. El “siglo” soviético. II. El nuevo orden y los cristianos: la Europa de Hitler. III. La Europa del Este. IV. Martirio y misión. V. El comunismo asiático. VI. Los dolores de una minoría religiosa. VIII. El Estado contra la Iglesia: México y España. VIII. En los conflictos del África independiente. IX. Multitudes de mártires. X. Los mártires del siglo XXI.
Algunos relatos son especialmente estremecedores, como la historia de los religiosos de la abadía trapense de Nuestra Señora de la Consolación de Yangjiaping, situada a 180 kilómetros al noroeste de Pekín, obligados a realizar una dolorosa marcha a lo largo de la provincia de Hebei, del otro lado de la Gran Muralla (cf. p. 314 y siguientes). Otros emocionan porque ponen de relieve esa fuerza moral de los cristianos frente al horror del sinsentido y del odio, como es el caso de los seminaristas de Buta, de la diócesis de Bururi, en Burundi. Fueron asesinados juntos cuarenta y cuatro seminaristas, hutu y tutsi, el 30 de abril de 1997 por algunos guerrilleros hutu. Según algunos testimonios, invitaron a los seminaristas a dividirse entre hutu y tutsi; pero se negaron a hacerlo y los mataron a todos juntos (cf. p. 471-472).
Son dos ejemplos de entre los muchos que quedan recogidos en estas páginas: “No es solo la historia de algún cristiano valiente, sino la de un martirio en masa” (p. 19). Por ello, el libro que reseñamos interesará no solamente a los historiadores, sino también a los teólogos y a los lectores en general, tanto si son creyentes como si no.
Desde la perspectiva de la Teología fundamental, la obra de A. Riccardi ayudará a profundizar, desde una perspectiva concreta y vivencial, en categorías tan importante como “testimonio”, “martirio”, “revelación”…
De interés peculiar resulta la ampliación o reinterpretación del concepto de “mártir” a la que se alude citando unas palabras de Karl Rahner: mártir es también “quien cae luchando activamente por las exigencias de sus convicciones cristianas” (p.27). Pensemos, a modo de ejemplo, en santa María Goretti o en san Maximiliano Kolbe.
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