sábado, 8 de marzo de 2025

Desde nuestro brocal: Del carnaval y otras fanfarrias

 De nuevo aparecen las charangas con sus comparsas y notas de desenfado con más o menos gusto e ingenio en el carnaval de estas fechas. Es tiempo de asomamos a las cenizas y carnavales del comienzo de la cuaresma, y podría parecer que los cristianos estamos ante una pugna, con ese pulso que cada año dicen que volvemos a plantear frente a todos. Es fácil endosarnos el uniforme oscuro, en divisa cenicienta, que da la impresión de que somos gente dura, gente triste, amiga siempre del recorte de cualquier abundancia. Así se nos caricaturiza en no pocos foros de la opinión pública y en la publicada. Pero, evidentemente, no nos reconocemos en tal atuendo ni es nuestro tan ajeno disfraz.

Para no pocos, la cuaresma es como una especie de secular venganza de la Iglesia contra la alegría, contra la visión optimista y juguetona de la existencia. Llega la cuaresma cristiana y su mensaje sigue resultando extraño para tanta gente. Tanto que, algunos organizan su correspondiente vacuna folclórica: se sacan las coreografías del carnaval al uso, con disfraces y caretas, caravanas divertidas, bacanales a medida, desenfrenos de encargo y orgías pagables con tarjeta de crédito negras o multicolor. Y los cristianos dale con su cuaresma, con sus ayunos, sus limosnas y su oración. Quien tuviera que hacer una crónica apresurada de este escenario, tendría un fácil titular periodístico: la vieja batalla entre la señora cuaresma y don carnal, entre el libertinaje y los diez mil mandamientos, entre el paraíso fiscal del vale todo y el infierno penal de todos los peajes.

Así las cosas, es justo y necesario que nos preguntemos si los cristianos somos tan extraños y obsoletos de verdad. ¿Nos embarca la Iglesia cada año a un viaje tan triste y sin final? No faltarán los que, alardeando de cuatro ideas religiosas prendidas del baúl de sus pretéritos, digan incluso: pero ¿no os ha resucitado Cristo ya? ¿A qué vienen, pues, todas estas alharacas cenicientas en las que la Iglesia se empeña cada año? Y surge casi inevitable la inevitable conclusión: que los cristianos han perdido el tren de la vida, repiten sus trasnochadas cantinelas, y sus musas son sirenas de la nada.

Hemos de decir que los cristianos creemos, por supuesto, que Cristo ha resucitado. Pero nosotros no. En nuestra vida quedan aún tantas cosas que tienen pendiente la pascua del Señor, tantas zonas en las que su luz resucitada todavía no ha entrado iluminando. Y año tras año hacemos el camino cuaresmal con la alegría del evidente realismo que deja fuera cualquier hipocresía, sin disfraces ni caretas: necesitamos resucitar también nosotros. Y lo hacemos andando el camino de Jesús. No creemos en una alegría fugaz, prestada, escondida tras una careta que tapa una realidad mucho menos halagüeña. Creemos en una alegría que es fruto de la verdad, de la verdad de nuestra vida, porque sólo la verdad nos hace libres y nos da esa alegría que nadie nos podrá arrebatar (cf. Jn 16, 22). Por eso no nos disfrazamos en carnaval, porque tenemos bastante indumentaria con nuestra humilde realidad que reclama una verdadera y gozosa transformación.

La cuaresma que nos aprestamos a iniciar no es un túnel negro e inevitable que cada año hemos de recorrer los cristianos. Es un camino por el que volvemos a tomar el sendero que habíamos perdido, la paz que habíamos quebrado, la belleza que habíamos manchado, la bondad que habíamos embrutecido y la fidelidad que habíamos traicionado. Todos tenemos, en mayor o menor medida, necesidad de volver, esa vuelta que en el lenguaje cristiano llamamos conversión. Volver a empezar dejándonos abrazar por una misericordia infinitamente mayor que todos nuestros traspiés pecadores. Por eso, tras las fanfarrias carnavaleras, seguimos humildemente el camino que nos conduce a la luz pascual, donde la bondad y la verdad se besan, y la belleza nos quita el luto en la fiesta que no se acaba jamás.

+ Fr. Jesús Sanz Montes, ofm,
Arzobispo de Oviedo

¿La mujer nace o se hace?, nueva campaña de la ACdP para el 8-M

(Religión confidencial) La Asociación Católica de Propagandistas ha vuelto a lanzar este año una nueva campaña, con motivo del 8 de Marzo, con el lema “¿La mujer nace o se hace?”.

Debate de profundas implicaciones antropológicas

La campaña parte de una pregunta para invitar a la reflexión en torno a una cuestión altamente sensible en nuestra sociedad, y que compromete de lleno a la dignidad de las mujeres.

Asimismo, plantea la necesidad de no dar por cerrado, desde planteamientos reduccionistas, un debate de profundas implicaciones antropológicas, sociales, educativas, filosóficas e incluso económicas.

Voz a los expertos

La campaña contrapone y subraya la disyuntiva expuesta, en 1949, por la histórica figura feminista Simone de Beauvoir –“No se nace mujer: se llega a serlo”–, para enfatizar el hecho de que, si bien los sentimientos y decisiones del individuo pueden influir en su vida, la naturaleza de la realidad no puede alterarse al antojo del sujeto, aunque así lo afirmen corrientes de pensamiento, modas filosóficas o praxis activistas.

Además, busca poner sobre la mesa la importancia de dar voz a los expertos, que pueden enriquecer con su formada visión al conjunto de la población española, al tiempo que alude a los más que preocupantes intentos censores de aquellos que buscan imponer una única visión sobre la realidad de la naturaleza femenina.

La naturaleza de la mujer

De este modo, y con motivo de las reivindicaciones en torno al 8-M, la Asociación Católica de Propagandistas aborda la cuestión de la naturaleza de la mujer a partir de las premisas antropológicas que propone, de forma legítima, el Magisterio de la Iglesia católica, siempre en bien de la persona y de la sociedad.

El cartel no incorpora imagen, pero utiliza los tonos negros y morados propios del movimiento feminista, y podrá verse en cientos de marquesinas y vallas publicitarias de 44 municipios de toda España como Sevilla, Madrid o Zaragoza.

En detalle, los municipios de toda España en los que se podrá ver la campaña son: Santander, Gijón, Oviedo, Valladolid, Burgos, Córdoba, Zaragoza, Huesca, Madrid, Zamora, Ávila, Algeciras, Cádiz, Málaga, Estepona, Marbella, Sevilla, Camas, Dos Hermanas, Tomares, Utrera, Valencina de la Concepción, Huelva, Jaén y Mérida.

Y dentro de la Comunidad de Madrid, en Alcorcón, Algete, Arganda del Rey, Boadilla del Monte, Ciempozuelos, El Escorial, Fuenlabrada, Getafe, Leganés, El Molar, Móstoles, Pozuelo de Alarcón, San Sebastián de los Reyes, Torrejón de la Calzada, Tres Cantos, Velilla de San Antonio, Villanueva de la Cañada, Villanueva del Pardillo y Villaviciosa de Odón.
Tercera campaña de la AcDP

Se trata de la tercera campaña de la ACdP con motivo del 8-M, tras las lanzadas en 2024 con el lema ''Isabel la católica, modelo de mujer para el siglo XXI”, la de 2023 “8-M a favor de la familia y la maternidad”, y la de 2021, “La mejor mujer”, que acumulan más 800.000 visualizaciones en Youtube. 

viernes, 7 de marzo de 2025

Reflexión del Arzobispo de Oviedo para este primer viernes de Cuaresma

 

40 Días por la Vida inicia su campaña de Cuaresma: «España aún es tierra fértil para evangelizar»

(Rel.) Este 5 de marzo, Miércoles de Ceniza, 40 Días por la Vida comienza su primera campaña de oración y ayuno de 2025 en todo el mundo y que se extenderá hasta el próximo sábado 12 de abril. En España, los integrantes de la organización que ha registrado al menos 25.300 vidas salvadas del aborto por la oración se muestran optimistas y esperanzados por unas campañas que tras 15 años se consolidan y cuyos frutos empiezan a ser palpables.

Nayeli Rodríguez, coordinadora de 40 Días por la Vida en España, y Alicia Gómez-Monedero, responsable de comunicación, celebran “con mucha ilusión” una campaña que comienza rompiendo récords en su número de campañas de oración activas.

“Por primera vez rompemos la barrera de las 30 campañas y estamos muy felices y agradecidos con el Señor, porque queda constancia del compromiso de los voluntarios por su defensa del no nacido”, comenta Rodríguez.

Voluntarios e interesados pueden consultar y apuntarse a las campañas activas de 40 Días por la Vida desde su página web.

“España tiene un papel importante en la batalla provida”

Como parte de ese aumento en el número de campañas, 40 Días por la Vida celebra las tres activas en Barcelona, las dos que empiezan a celebrarse completas en Madrid -antes, las 12 horas de oración solo eran en Dator, ahora también en Isadora- o en Talavera, cuyos voluntarios incrementan sus horas de oración en una localidad que carece de un abortorio formal.

Entre las campañas que comienzan su andadura este 2025 destacan la de Tenerife y la de Gerona, un histórico objetivo que 40 Días por la Vida llevaba años persiguiendo ante la dificultad para coordinar a los voluntarios.

Rodríguez persigue el día en que todas las provincias de España tengan una campaña de oración activa para acabar con el aborto.

“La fuerza que el movimiento está tomando en nuestro país nos deja ver que España es todavía una tierra fértil para la evangelización. Tenemos un papel importante en la batalla provida no solo dentro de nuestras fronteras sino en Europa e Hispanoamérica”, comenta.

Con estas incorporaciones, las ciudades que pasan a contar con campañas activas en España son: Albacete, Alicante, Barcelona, Burgos, Bilbao, Castellón de la Plana, Córdoba, San Sebastián, El Puerto de Santa María, Gerona, Gijón, Las Palmas de Gran Canaria, Madrid, Málaga, Murcia, Oviedo, Pamplona, Santa Cruz de Tenerife, Santander, Sevilla, Talavera de la Reina, Tarragona, Toledo, Valencia, Valladolid y Vitoria.

“La ley de acoso no nos afecta: en 40 Días se reza, nunca acosa”

Este mes de abril, conforme se desarrollarán las vigilias de oración, se cumplirán tres años desde la aprobación de la ley que afirma perseguir el hipotético acoso provida a mujeres que acuden a abortar a las clínicas. Aunque 40 Días por la Vida cuestiona que la ley se ha empleado como “arma política” contra la organización provida, Rodríguez y Gómez-Monedero matizan que “la ley no afecta” a los voluntarios.

Las campañas activas de 40 Días por la Vida están recogidas en su página web.

“En la ley se condena el acoso y 40 Días por la Vida nunca acosa. Somos un movimiento de oración silenciosa y presencia pacífica, nunca ningún miembro de 40 Días por la Vida España ha cometido actos intimidatorios hacia mujeres o trabajadores de centros. Se ha intentado asustar a los voluntarios utilizando esta ley, pero con nuestro equipo de abogados estamos en buenas manos. Estamos organizados y no vamos a renunciar a nuestro derecho a la libertad religiosa, a la defensa del no nacido ni a la defensa de la verdad. Con el miedo es cómo se mueve el demonio y no se lo vamos a poner fácil” detallan las provida.

Los frutos: “No podemos exigirlos, pero los vemos”

40 Días por la Vida comienza su campaña con esperanza y optimismo, en buena parte debido a la celebración de su congreso internacional el pasado mes de febrero en Barcelona.

En el mismo congreso participó Ramona Treviño, exgerente en un centro de Planned Parenthood, que relató su primer contacto con uno de los provida mientras rezaba frente al abortorio. Verla rezando fue lo que le impulsó a abandonar su empleo.

En el congreso, Treviño habló por experiencia propia al considerar a los empleados de la industria del aborto como una de las principales intenciones a encomendar en la oración de los voluntarios.

“Luchamos por las almas de las mujeres que entran, pero también por las de las personas que participan de los abortos que están perdidos. Yo estaba perdida y de no ser por 40 Días por la Vida yo seguiría muerta en vida. No les juzgamos, rezamos por ellos y les mostramos la misericordia de Dios”, expresó.

Como Treviño, también Rodríguez y Gómez-Monedero recuerdan que nunca se sabe el impacto que podría tener la oración frente a los abortorios. Si se compara al impacto de Estados Unidos, donde los centros que cierran y empleados que renuncian se pueden contar por decenas cada año, los voluntarios de otros países podrían caer en el desánimo.

Sin embargo, y tras 15 años de campañas, las provida también comienzan a ver “resultados palpables”. En España, ya son tres los trabajadores de centros que han renunciado y más de 50 las madres que han seguido adelante con sus embarazos, a lo que se unen “los muchos frutos espirituales que no se ven”.
“Como la luz de una vela en mitad de la oscuridad”

“La oración transforma. Creo que no cabe la desesperanza, la oración acompañada del ayuno es la clave para estar al pie del cañón sabiendo que es Dios quién va por delante”, comenta Gómez-Monedero, que comparte con Rodríguez la percepción de que en las campañas de Cuaresma se participa “con más ganas y más consciencia de la importancia del sacrificio y la penitencia”.

Entre las miles de vidas cambiadas y salvadas por la oración, las provida recuerdan el testimonio de una voluntaria que se encontró con una madre antes de abortar:

“La señora le dijo a la mujer que Dios la amaba, que no lo hiciera. La mujer abortó. Y cuando salió, la señora que estaba rezando le dijo que Dios la seguía amando, que no se olvidaba de ella y que estaba ahí rezando para ayudarla si lo necesitaba, que no estaba sola. La mujer cayó por 20 años en una depresión y después de su conversión contó que, en los momentos más difíciles, se acordaba de aquella señora que le dijo que Dios le amaba. Era como la luz de una vela en mitad de la oscuridad”.

El cambio de enfoque en la batalla provida

Este 2025 se cumplen nueve años desde que comenzó la oración de 40 Días por la Vida en España. En casi una década, consideran que la vida se está viendo más atacada conforme pasa el tiempo, y que por tanto la batalla por la vida “es más evidente y está más presente en el debate social”.

Entre los cambios que ha experimentado la defensa de los no nacidos, desde 40 Días por la Vida se observa un cambio en la forma de abordar el aborto.

“Sabemos que no es una batalla contra la carne sino contra el espíritu. El demonio está detrás del aborto, aunque muchos no lo vean”, comentan.

También creen que 40 Días por la Vida ha contribuido a cambiar la forma en que se mira al empleado de la industria del aborto. Para ellas, “son víctimas y también necesitan conversión y conocer la misericordia de Dios. Ya no solo rezamos por las madres y sus bebés sino por cualquier persona que esté relacionada con esta industria. No juzgamos a nadie, queremos ser reflejo del amor de Dios a pie de calle”.

Por último, reconocen el fuerte impacto de la oración en la batalla provida: “Nuestros políticos, ateos, lo reconocen en sus esfuerzos por acallar la oración presencial. Más prueba de ello creo que no hay. Sin quererlo han reconocido la existencia de Dios y el poder de la oración. Ahora hay que perseverar y seguir confiando”.

Lo que se ha aprendido en 15 años

La lucha provida no es lo único que ha cambiado en la última década. Según Rodríguez, desde 40 Días por la Vida se han aprendido e interiorizado algunos aspectos cruciales:

1º En estos nueve años hemos aprendido la importancia de trabajar juntos en toda España, independientemente de nuestro carisma en el que estemos en la Iglesia, todos juntos somos más fuertes. Si estamos más organizados, el demonio encuentra menos puntos pon donde atacar.

2º Hemos aprendido también la importancia de tener cabeza, la importancia de utilizar herramientas y la inteligencia que nos ha dado el Señor para servirle mejor, de acudir a profesionales y expertos que nos puedan orientar. Claro que se ve como el demonio parece que a veces campa a sus anchas en esta cultura de la muerte, pero se le puede vencer y lo estamos viendo.

3º En equipo, la oración por el fin de aborto no solo contribuye a este fin, sino a la conversión de España y de todos nosotros. Aunque parezca que nuestra nación está inmersa en el ruido, tiene sed de oración, y prueba de ello es ver cómo se extienden las campañas. Confiamos en que un día nuestro país estará lleno de campañas.

4º Y también hemos aprendido que el Señor recompensa con creces. Cada vez que le damos un sí, nos sostiene y recompensa con creces. Por ejemplo, cada vez que una persona decide organizar una campaña en su ciudad por primera vez, vienen muchísimos miedos y tentaciones. A veces, a algunos se les desestabiliza su vida personal y entran dudas de si hacerlo o no porque requiere mucho esfuerzo y asusta. Pero cada vez que dan un sí con fuerza y convencimiento, el Señor recompensa.

5º Aquellas ciudades que son grandes y están cómodas con una campaña, pues abren otra o incluso una tercera. Da mucho vértigo porque aterra no llenar la campaña pero cada vez que se ha dado este salto, el Señor multiplica por tres, es impresionante.

6º Además hemos aprendido que el aborto tiene sus días contados. Vemos como está actuando el Señor y sabemos que Cristo ha resucitado. En esa confianza de Cristo resucitado sabemos que hará justicia en este mundo, porque lo está haciendo ya de muchas formas, poco a poco, se acerca y avanza.

jueves, 6 de marzo de 2025

El Papa sigue estable y da las gracias por las oraciones en un mensaje grabado

Boletin de la Oficina de Prensa de la Santa Sede sobre la salud del Papa:

«Las condiciones clínicas del Santo Padre se han mantenido estables con respecto a los días anteriores. Tampoco hoy ha presentado episodios de insuficiencia respiratoria. El Santo Padre ha continuado con beneficio la fisioterapia respiratoria y la motora. Los parámetros hemodinámicos y los análisis de sangre se han mantenido estables. No ha presentado fiebre.

Los médicos mantienen aún el pronóstico reservado. En consideración a la estabilidad del cuadro clínico, el próximo boletín médico se difundirá el día sábado.

Hoy, el Santo Padre se ha dedicado a algunas actividades laborales durante la mañana y la tarde, alternando el descanso y la oración. Antes del almuerzo ha recibido la Eucaristía».

Palabras del Papa a los fieles en San Pedro:


Rosario del día de hoy 06/03/2024 presidido por el Cardenal Artime asturiano:

Cuaresma: tiempo de conversión, esperanza y misericordia. Por Joaquín Manuel Serrano Vila

Comenzamos en pleno Año Jubilar este bendito tiempo de Cuaresma cuya meta no ha de ser únicamente el próximo domingo de Pascua, sino nuestro deseo de alcanzar la eternidad. El Papa Francisco (por el que os ruego oraciones en este Tiempo mientras está en el lecho del dolor) en su mensaje para esta Cuaresma 2025 titulado “Caminemos juntos en la esperanza”, nos regala el algunas claves para nuestra reflexión. Debemos ver la Cuaresma como un camino de fe y esperanza donde guiados por la Iglesia queremos hacer nuestra la invitación que cada año se nos hace, como un tren que llega a nuestra estación y tenemos la opción de tomarlo o dejarlo pasar de largo pensando que habrá tiempo para otro. No desaprovechemos esta oportunidad de poner el corazón a punto para celebrar desbordantes de gozo la Pascua florida. Habla el Romano Pontífice de tres llamadas a la conversión para hacerlas nuestras en este peregrinar cuaresmal de 2025: Caminar, Caminar juntos y Caminar juntos en la esperanza. El camino que nos disponemos a recorrer teniendo como punto de partida este miércoles de ceniza no es otro que nuestro encuentro íntimo y personal con Jesucristo resucitado, núcleo central de esta fe que profesamos y que tan bellamente proclama el credo de Nicea: ''resucitó al tercer día según las escrituras y subió al cielo; y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria, para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin''... Y es que tenemos claro que sólo Jesús vivo y glorioso, vencedor de la muerte y el pecado es garantía de vida eterna. Si todos los años remarcamos que la Cuaresma es tiempo de gracia y tiempo de conversión, cuánto más al celebrar este Jubileo de 2025 en el que nos reconocemos "Peregrinos de Esperanza".

Como el pueblo elegido de Israel se nos ofrece emprender el camino hacia la libertad, hacia la tierra que mana leche y miel. A ser peregrinos por el desierto; sí, pero no solos, sino con Cristo que camina a nuestro lado ó, mejor dicho, somos nosotros los que queremos unirnos a su retiro en la estepa. Así nos lo recuerda el Catecismo de la Iglesia Católica en su nº 540: ''La Iglesia se une todos los años, durante los cuarenta días de la Gran Cuaresma, al Misterio de Jesús en el desierto''. Necesitamos invocar al Espíritu Santo para que nos llene con el don de fortaleza ante el recorrido que nos espera en estos cuarenta días en que hemos de ser capaces de salir de nuestras comodidades y de la inercia de una vida espiritualmente mediocre, para crecer como seguidores de Jesús de Nazaret cargando con nuestras propias cruces y siguiéndole en la subida al Calvario. Es hora de ponerse en camino, y no de quedarnos sentados y de brazos cruzados. El Señor nos dice: ''Conviértete y cree en el Evangelio''... Se nos pide cambiar, ser mejores, y esto al demonio (que haberlo, ¡háilo!) le pone muy nervioso, por eso también se nos va aparecer en esta cuaresma en nuestro particular camino, y nos va a susurrar en el oído: ríndete; cuarenta son muchos días, quédate como estás, disfruta la vida... Hoy es el día en que debemos planificar los objetivos de esta cuaresma: en estos cuarenta días no voy a fumar, decir palabrotas, beber, pelearme, ser perezoso cuando suene el despertador, no voy a malgastar el dinero en caprichos... Cada uno sabe en que tiene que mejorar y dónde le apreta la china en el zapato. 

Y hay un detalle que nos pasa desapercibido con frecuencia cuando nos decimos: "yo voy a vivir mi cuaresma lo mejor posible, pero del resto del mundo no quiero saber nada''. Lo verdaderamente difícil que se nos pide no es salvarme únicamente yo, sino ayudar a los demás a salvarse y salvarme yo con ellos. Es un poco como en el hundimiento del "Titanic": hubo personas que sólo buscaron salvarse ellas sin mirar a los lados, mientras que otros sí que se preocuparon en ayudar al que se encontraban, fuera conocido o desconocido. Yo puedo decir que soy un católico ejemplar o una cristiana modélica, pero pasamos junto pobres "que no vemos"... La que se sienta en mi banco no tiene categoría para sentarse conmigo; al cura lo tengo atragantado; a las monjas no las soporto; las catequistas me parecen antipáticas... ¡Alerta! ese corazón necesita sanación, necesita recordar lo misericordioso que Dios ha sido para ti y tus flaquezas, y empieces a ver y valorar la belleza escondida de cada persona por sencilla que sea como fuere pasan a tu lado cada día. Ábrete al amor de Dios, confía en su promesa, y no nos cerremos a nosotros mismos las puertas de la vida eterna. 

Este tiempo de preparación a la Pascua es un peregrinar hacia el sentido mismo de la esperanza cristiana, la mañana de resurrección y la certeza del sepulcro vacío como inicio de la vida que no acaba. Por eso nos preparamos de una forma muy concreta como pedimos en la oración colecta de la misa del miércoles de ceniza: que el Señor nos conceda ''al luchar contra los enemigos espirituales, seamos fortalecidos con la ayuda de la austeridad''. Y la ceniza es precisamente un signo penitencial de nuestra pobreza, de lo poco que somos y en lo que acabaremos siendo de nuevo aunque nos creamos muy grandes e importantes. La ceniza también es sucia, por lo que nos representa igualmente bien: somos pecadores necesitados de misericordia. Así lo reconocemos públicamente al dejarnos marcar en nuestras frentes o cabezas, de forma que ya estamos reconociendo nuestro sentir interior: ''Señor soy frágil, pero quiero volver a ti''... María nos va a acompañar en esta Cuaresma de modo muy especial como Madre de Esperanza; en muchos lugares representan esta imagen de Nuestra Señora con un ancla, y es que ese es el símil de la santa virtud, y a Ella nos agarramos hasta el final como el barco en plena tormenta, que para evitar ser arrastrado por la corriente y la tempestad envía al fondo del mar su ancla para aferrarse a las rocas firmes ante el oleaje. 

De corazón os deseo a todos una fructífera Cuaresma para crecer en esperanza por medio de la oración, el ayuno y la limosna.

Joaquín, párroco

«El ayuno cristiano es aquel que nos invita a prescindir de lo que no nos permite crecer como hijos de Dios»

(Iglesia de Asturias) Esta mañana tenía lugar, en la capilla del Espíritu Santo de la residencia del Seminario Metropolitano, la celebración de la eucaristía en el Miércoles de Ceniza, inicio de la Cuaresma. Estuvo presidida por el Arzobispo de Oviedo, Mons. Jesús Sanz, quien se encontraba dirigiendo un Retiro espiritual a los seminaristas. A la celebración asistió toda la comunidad del Seminario y así, junto con los seminaristas y formadores, se encontraba también la comunidad de Franciscanas del Buen Consejo, la comunidad de Focolarinas y el personal no docente.

En su homilía, Mons. Sanz recordó que «vivimos un año tras otro la Cuaresma y se corre el riesgo de acostumbrarse y que este tiempo no nos aporte nada», pero, «tal y como nos dice el Apóstol Pablo en la segunda lectura de hoy, hemos de estar abiertos a que Dios nos pueda sorprender, tenemos que dejarnos reconciliar por Dios». «A veces –señalaba el Arzobispo de Oviedo en su homilía–, nuestra relación con Dios, con los hermanos y con la propia vida se nos descoloca, y estos tres interlocutores, Dios, hermanos y la vida, nos piden continuamente ser reconciliados. Cuando esto sucede, cuando se desajusta esta triple relación, se nos invita a la reconciliación, a poner a Dios en primer lugar, para con Él, con sus hijos y en medio de nuestra vida, seguir creando nuestra historia inacabada».

Recordó también Mons. Sanz los tres gestos típicamente cuaresmales que propone el Evangelio:

«El ayuno, que no debemos confundir con el Ramadán, ni tampoco con una dieta –dijo–. El ayuno cristiano es el que me invita a prescindir de todo aquello que no me alimenta, que no me permite crecer como hijo de Dios, como verdadero cristiano». Por otro lado, «la oración, que a veces confundimos con la recitación de oraciones, que también, pero la oración de la que Jesús da testimonio, es la conciencia que tenemos de ser, en todo momento, acompañados por un Dios que no se ausenta –explicó–. El creyente es aquel que se sabe en todo momento acompañado y mirado por Dios, no como si fuera un fiscal o un gendarme, sino con la mirada de un Padre. La oración es sabernos mirados, queridos y esperados por ese Dios que no se ausenta, que tiene algo que decirme amorosamente».

Y finalmente «la limosna», «que no son sólo las monedas que podemos ofrecer a una persona que las necesita, que también si lo hacemos con la conciencia de por Quién lo estamos realizando, sino que es la entrega de mi vida a los demás, desde nuestra vocación. La limosna de nuestro tiempo, de nuestra inteligencia, de nuestro afecto a quienes tenemos delante y lo pueden necesitar».

«La ceniza –dijo al finalizar– es un recordatorio vivo de nuestro origen. No solo el símbolo y el recordatorio de la tierra de la que nacimos y a la que volveremos, sino del destino al que hemos sido llamados. Por eso, se nos invita a la conversión».

Francisco habla de la muerte en su homilía de las Cenizas: «Una realidad con la que debemos lidiar»

(Rel.) El cardenal Angelo de Donatis, que presidió la celebración litúrgica del Miércoles de Ceniza en la basílica de Santa Sabina, fue el encargado de leer la homilía preparada por Francisco para el inicio de la Cuaresma.

Memoria y esperanza

Las cenizas impuestas este día “reavivan en nosotros la memoria de lo que somos, pero también la esperanza de lo que seremos”, comienza el texto del Papa.

“Recibimos las cenizas inclinando la cabeza hacia abajo, como para mirarnos a nosotros mismos, para mirarnos dentro”, como una ayuda para “hacer memoria de la fragilidad y de la pequeñez de nuestra vida”: “Somos polvo, del polvo hemos sido creados y al polvo volveremos”, resumió, repitiendo las palabras con las que se imponen las cenizas resultantes de quemar las Palmas del año anterior.


Sin "exorcizar" ni "excluir" la muerte

Tras enumerar algunas de esas experiencias de fragilidad, entre las que el Papa incluyó, además de los fracasos y debilidades personales, otros “polvos en suspensión que contaminan el mundo” (“la contraposición ideológica, la lógica de la prevaricación, el regreso de viejas ideologías identitarias que teorizan la exclusión del otro, la explotación de los recursos de la tierra, la violencia en todas sus formas y la guerra entre los pueblos”), hizo referencia a la muerte.

Nuestra fragilidad “nos recuerda el drama de la muerte, que en nuestras sociedades de apariencia intentamos exorcizar de muchas maneras e incluso excluir de nuestros lenguajes, pero que se impone como una realidad con la que debemos lidiar, signo de la precariedad y transitoriedad de nuestras vidas”.

El valor de la penitencia cuaresmal

El hecho de recordar qué y quiénes somos en realidad “nos ayuda”, subraya la homilía, porque “nos remodela, atenúa la dureza de nuestros narcisismos, nos devuelve a la realidad, nos hace más humildes y disponibles los unos para los otros”.

“Pero la Cuaresma es también una invitación a reavivar en nosotros la esperanza”, añadió, al recordar que Jesús, el Hijo de Dios, “se mezcló con el polvo de la tierra, elevándolo hasta el cielo” con su Resurrección, para llevarnos “también a nosotros de las cenizas del pecado y de la muerte a la gloria de la vida eterna”.

“Sin esta esperanza, estamos condenados a soportar pasivamente la fragilidad de nuestra condición humana y, sobre todo ante la experiencia de la muerte, nos hundimos en la tristeza y la desolación”, afirmó: “La esperanza de la Pascua hacia la que nos encaminamos, en cambio, nos sostiene en nuestras fragilidades, nos asegura el perdón de Dios y, aun envueltos en las cenizas del pecado, nos abre a la confesión gozosa de la vida”.

El Papa concluyó la homilía exhortando a las tres prácticas características de la Cuaresma:

la limosna: “salir de nosotros mismos para compartir las necesidades de los demás y alimentar la esperanza por un mundo más justo”;

la oración, para “descubrirnos necesitados de Dios”;

el ayuno, para recordar “que no vivimos solamente para satisfacer nuestras necesidades, sino que tenemos hambre de amor y de verdad, y sólo el amor de Dios y entre nosotros puede saciarnos de verdad y darnos la esperanza de un futuro mejor”.

martes, 4 de marzo de 2025

El Patriarca Latino de Jerusalén pide que la Cuaresma en Tierra Santa sea tiempo de consolación y reconciliación

(InfoCatólica) El cardenal Pizzaballa recuerda en su carta que la Cuaresma es un «signo sacramental de nuestra reconciliación» y una nueva oportunidad para volver a escuchar la palabra de gracia y perdón. Subraya que la Pascua no es solo la conmemoración de un hecho pasado, sino un memorial vivo de la gracia divina que nos transforma. La Cruz de Cristo, explica, trastoca los criterios mundanos y permite pasar «de la venganza al perdón», convirtiéndonos en criaturas nuevas.

En este sentido, insta a los fieles a contemplar la Cruz, meditar los relatos de la Pasión y participar en el Vía Crucis, especialmente aquellos que pueden visitar los lugares santos en Jerusalén. «Necesitamos esta palabra nueva, esta palabra de la Cruz, que puede parecer locura a los poderosos y sabios de este mundo, pero que es la única capaz de reabrir caminos de esperanza y de paz», afirma.
La urgencia del sacramento de la reconciliación

«Todo esto proviene de Dios, que nos reconcilia consigo mismo por Cristo», recuerda el Patriarca citando a san Pablo. Pero advierte que esta reconciliación debe ser testimoniada y vivida activamente en la comunidad cristiana.

El cardenal exhorta a pastores y fieles a asumir la «corresponsabilidad» en el ministerio de la reconciliación, respondiendo al «grito» de tantas personas heridas y humilladas por la violencia y el mal. Enfatiza la importancia de una celebración frecuente y sincera del sacramento de la Penitencia, para que la experiencia del perdón de Dios impulse una renovación en las relaciones humanas. «Reconocer y confesar el propio pecado, recibir la gracia del Sacramento y redescubrirnos perdonados nos hará más dispuestos a acoger, amar y perdonar incluso al enemigo», destaca.
Ayuno, oración y caridad: claves para la transformación

El Patriarca destaca la importancia del ayuno, la oración y la caridad como pilares de la Cuaresma. «La paz, don pascual del Resucitado, brota de sus llagas gloriosas», señala, animando a los fieles a «pagar con el don de sí mismos» para la restauración de comunidades heridas por el rencor y la muerte.

Invita a todos a practicar la renuncia que se convierte en don, recuperando el ayuno unido a la oración en familia y con una atención especial a los pobres. «La renuncia al alimento y a todo lo que pesa en la mente y el corazón, un clima intenso de oración y la atención a los pobres son el fundamento esencial de nuestra relación con Dios y con los hermanos», afirma, asegurando que esta práctica dará un nuevo significado a la celebración de la Eucaristía pascual.
Una Cuaresma que puede ser «nueva»

El Patriarca concluye su carta con una exhortación a no desperdiciar este tiempo de gracia. «No se trata simplemente de otra Cuaresma: si queremos, puede convertirse en una Cuaresma nueva, un tiempo de consolación y reconciliación para esta tierra nuestra», afirma, señalando que la fe cristiana está llamada a sembrar esperanza aún en medio de las dificultades.

A 1700 años del Concilio de Nicea, reafirma la fe en Cristo como Hijo de Dios y fuente de salvación. «En el duelo entre la Muerte y la Vida, ha vencido el Señor de la Vida y triunfa su amor victorioso. Queremos librar con Él el buen combate de la fe, con la esperanza cierta de que nuestro testimonio y ministerio de reconciliación dará fruto», concluye.

El cardenal Pizzaballa finaliza su mensaje deseando a todos los fieles una «santa Cuaresma» y animando a vivirla como una oportunidad de renovación espiritual y comunitaria.

Mensaje del Santo Padre Francisco para la Cuaresma 2025

 Caminemos juntos en la esperanza

Queridos hermanos y hermanas:

Con el signo penitencial de las cenizas en la cabeza, iniciamos la peregrinación anual de la santa cuaresma, en la fe y en la esperanza. La Iglesia, madre y maestra, nos invita a preparar nuestros corazones y a abrirnos a la gracia de Dios para poder celebrar con gran alegría el triunfo pascual de Cristo, el Señor, sobre el pecado y la muerte, como exclamaba san Pablo: «La muerte ha sido vencida. ¿Dónde está, muerte, tu victoria? ¿Dónde está tu aguijón?» ( 1 Co 15,54-55). Jesucristo, muerto y resucitado es, en efecto, el centro de nuestra fe y el garante de nuestra esperanza en la gran promesa del Padre: la vida eterna, que ya realizó en Él, su Hijo amado (cf. Jn 10,28; 17,3) [1].

En esta cuaresma, enriquecida por la gracia del Año jubilar, deseo ofrecerles algunas reflexiones sobre lo que significa caminar juntos en la esperanza y descubrir las llamadas a la conversión que la misericordia de Dios nos dirige a todos, de manera personal y comunitaria.

Antes que nada, caminar. El lema del Jubileo, “Peregrinos de esperanza”, evoca el largo viaje del pueblo de Israel hacia la tierra prometida, narrado en el libro del Éxodo; el difícil camino desde la esclavitud a la libertad, querido y guiado por el Señor, que ama a su pueblo y siempre le permanece fiel. No podemos recordar el éxodo bíblico sin pensar en tantos hermanos y hermanas que hoy huyen de situaciones de miseria y de violencia, buscando una vida mejor para ellos y sus seres queridos. Surge aquí una primera llamada a la conversión, porque todos somos peregrinos en la vida. Cada uno puede preguntarse: ¿cómo me dejo interpelar por esta condición? ¿Estoy realmente en camino o un poco paralizado, estático, con miedo y falta de esperanza; o satisfecho en mi zona de confort? ¿Busco caminos de liberación de las situaciones de pecado y falta de dignidad? Sería un buen ejercicio cuaresmal confrontarse con la realidad concreta de algún inmigrante o peregrino, dejando que nos interpele, para descubrir lo que Dios nos pide, para ser mejores caminantes hacia la casa del Padre. Este es un buen “examen” para el viandante.

En segundo lugar, hagamos este viaje juntos. La vocación de la Iglesia es caminar juntos, ser sinodales [2]. Los cristianos están llamados a hacer camino juntos, nunca como viajeros solitarios. El Espíritu Santo nos impulsa a salir de nosotros mismos para ir hacia Dios y hacia los hermanos, y nunca a encerrarnos en nosotros mismos [3]. Caminar juntos significa ser artesanos de unidad, partiendo de la dignidad común de hijos de Dios (cf. Ga 3,26-28); significa caminar codo a codo, sin pisotear o dominar al otro, sin albergar envidia o hipocresía, sin dejar que nadie se quede atrás o se sienta excluido. Vamos en la misma dirección, hacia la misma meta, escuchándonos los unos a los otros con amor y paciencia.

En esta cuaresma, Dios nos pide que comprobemos si en nuestra vida, en nuestras familias, en los lugares donde trabajamos, en las comunidades parroquiales o religiosas, somos capaces de caminar con los demás, de escuchar, de vencer la tentación de encerrarnos en nuestra autorreferencialidad, ocupándonos solamente de nuestras necesidades. Preguntémonos ante el Señor si somos capaces de trabajar juntos como obispos, presbíteros, consagrados y laicos, al servicio del Reino de Dios; si tenemos una actitud de acogida, con gestos concretos, hacia las personas que se acercan a nosotros y a cuantos están lejos; si hacemos que la gente se sienta parte de la comunidad o si la marginamos [4]. Esta es una segunda llamada: la conversión a la sinodalidad.

En tercer lugar, recorramos este camino juntos en la esperanza de una promesa. La esperanza que no defrauda (cf. Rm 5,5), mensaje central del Jubileo [5], sea para nosotros el horizonte del camino cuaresmal hacia la victoria pascual. Como nos enseñó el Papa Benedicto XVI en la Encíclica Spe salvi, «el ser humano necesita un amor incondicionado. Necesita esa certeza que le hace decir: “Ni muerte, ni vida, ni ángeles, ni principados, ni presente, ni futuro, ni potencias, ni altura, ni profundidad, ni criatura alguna podrá apartarnos del amor de Dios, manifestado en Cristo Jesús, Señor nuestro” ( Rm 8,38-39)» [6]. Jesús, nuestro amor y nuestra esperanza, ha resucitado [7], y vive y reina glorioso. La muerte ha sido transformada en victoria y en esto radica la fe y la esperanza de los cristianos, en la resurrección de Cristo.

Esta es, por tanto, la tercera llamada a la conversión: la de la esperanza, la de la confianza en Dios y en su gran promesa, la vida eterna. Debemos preguntarnos: ¿poseo la convicción de que Dios perdona mis pecados, o me comporto como si pudiera salvarme solo? ¿Anhelo la salvación e invoco la ayuda de Dios para recibirla? ¿Vivo concretamente la esperanza que me ayuda a leer los acontecimientos de la historia y me impulsa al compromiso por la justicia, la fraternidad y el cuidado de la casa común, actuando de manera que nadie quede atrás?

Hermanas y hermanos, gracias al amor de Dios en Jesucristo estamos protegidos por la esperanza que no defrauda (cf. Rm 5,5). La esperanza es “el ancla del alma”, segura y firme [8]. En ella la Iglesia suplica para que «todos se salven» ( 1 Tm 2,4) y espera estar un día en la gloria del cielo unida a Cristo, su esposo. Así se expresaba santa Teresa de Jesús: «Espera, espera, que no sabes cuándo vendrá el día ni la hora. Vela con cuidado, que todo se pasa con brevedad, aunque tu deseo hace lo cierto dudoso, y el tiempo breve largo» ( Exclamaciones del alma a Dios, 15, 3) [9].

Que la Virgen María, Madre de la Esperanza, interceda por nosotros y nos acompañe en el camino cuaresmal.



Roma, San Juan de Letrán, 6 de febrero de 2025, memoria de los santos Pablo Miki y compañeros, mártires.

FRANCISCO



___________________

[1] Cf. Carta enc. Dilexit nos (24 octubre 2024), 220.

[2] Cf. Homilía en la Santa Misa por la canonización de los beatos Juan Bauista Scalabrini y Artémides Zatti (9 octubre 2022).

[3] Cf. ibíd.  

[4] Cf. ibíd. 

[5] Cf. Bula Spes non confundit, 1. 

[6] Carta enc. Spe salvi (30 noviembre 2007), 26.

[7] Cf. Secuencia del Domingo de Pascua.

[8] Cf. Catecismo de la Iglesia Católica, 1820.

[9] Ibíd., 1821.

lunes, 3 de marzo de 2025

El Papa ha sufrido dos episodios de insuficiencia respiratoria aguda

«En el día de hoy, el Santo Padre presentó dos episodios de insuficiencia respiratoria aguda, causados por una importante acumulación de moco endobronquial y el consecuente broncoespasmo.

Por ello, se realizaron dos broncoscopias con la necesidad de aspirar abundantes secreciones. Por la tarde, se reanudó la ventilación mecánica no invasiva.

El Santo Padre ha permanecido siempre alerta, orientado y colaborador. El pronóstico sigue siendo reservado».

Así lo informó el boletín de la Sala de Prensa de la Santa Sede, difundido esta noche, lunes 3 de marzo, sobre el estado de salud del Papa, quien está hospitalizado en el Policlínico Gemelli desde el 14 de febrero.

Beata Juana de la Cruz. Por Monseñor Braulio Rodríguez Plaza, Arzobispo emérito de Toledo


Por fin llegó la noticia: “Hoy es un día grande para el convento de Cubas de la Sagra, para las diócesis de Getafe y de Toledo y para la Orden Franciscana” ha manifestado Inocente García de Andrés, vicepostulador de la Causa de la “Santa Juana”.

En efecto, el Papa Francisco ha aprobado el 25 de noviembre 2024 la promulgación del decreto de confirmación de culto inmemorial, declarándola beata, de la Sierva de Dios “Sor Juana de la Cruz (Juana Vázquez Gutiérrez) monja terciaria franciscana, conocida como ´la Santa Juana´ de Cubas de la Sagra, parroquia que se encuentra hoy en diócesis de Getafe, tan cercana a La Sagra norte, y que formaba parte de la archidiócesis de Toledo hasta hace 120 años aproximadamente.

La parroquia de san Andrés de Cubas de la Sagra fue mi primera misión como “cura ecónomo”. Allí llegué el 19 de junio de 1972, una vez ordenado presbítero. Necesariamente muy pronto supe de la existencia del monasterio de Santa María de la Cruz, y de la existencia de las monjas de “Santa Juana”. La explicación era sencilla, además: para las Hermanas Clarisas yo me había convertido en el “padre párroco”, junto al “padre capellán”, el cura de Casarrubuelos, a la sazón don Javier Martínez Fernández, hoy arzobispo emérito de Granada. Ambos fuimos ordenados el 3 de abril de ese 1972 y amigos desde que nos conocimos en el Seminario de Madrid en 1960.

Enseguida bajé al Monasterio situado en un pequeño valle al sur de Cubas, en “La pradera”. Las Hermanas hacía poco tiempo que habían pasado de la Tercera Orden Franciscana a la Segunda, esto es, a convertirse en Hermanas Pobres de Santa Clara. El panorama de las humildes construcciones no parecía hablar a primera vista de una historia singular de las Hermanas que allí dedicaban su vida a la oración por la Iglesia y el mundo. La estupidez de la Guerra Civil hizo desaparecer el antiguo monasterio, bombardeado y reducido entonces a una iglesita pequeña con el coro de las monjas y un edificio unido, monasterio reducido y con buenas humedades. Gracias a Dios, la reconstrucción del monasterio con nueva iglesia y convento ha vuelto a dar esplendor a este lugar santo.

Pero retornemos a la “la Santa Juana”. Desde el año 1449 están documentadas apariciones de la Virgen María a una pastorcilla de nombre Inés Martínez de 12 años, natural de Cubas. Según la propia descripción de la niña, de la que se levantó acta oficial esos mismos días, la Virgen Santa María era “una Señora muy hermosa, cuyo rostro resplandecía y vestía paños de oro”.

El libro antiguo de Las apariciones, que leíamos en los días de la Novena preparatoria a la fiesta del 9 de marzo, “la Feria Grande”, celebrada con gran alegría, nos hablaba de aquellas apariciones, que fueron 6, a lo largo de 17 días. Tuvieron lugar, siempre en el campo, mientras Inés se ocupaba de los cerdos, como digo, al sur de pueblo. A la Virgen María la veía exclusivamente Inés, y solo otra vez la oyó otra niña.

Construida una iglesia en 1450, se llamó al lugar “Santa María de la Cruz”. Nos contaban las Hermanas con su candor que “la Virgen tomó esa gran cruz y la fijó en el suelo a gran profundidad”. Madre Mercedes, abadesa entonces, afirmaba, pues, con fuerza: “Este monasterio no desaparecerá ya que lo fundó la Virgen”. Después de la iglesia, en 1464, llegaría la construcción del “beaterio” para vivir en comunidad y oración, Inés junto con otras mujeres. Posteriormente, dejaron el lugar, viendo que no era esa su vocación.

A este “beaterio” de Cubas de la Sagra llegó con 15 años Juana Vázquez Gutiérrez, la “Santa Juana”, que se convertiría más tarde en la Madre (abadesa) Santa Juana (1481-1534).

La recién llegada, pues, fue poco después una monja de la Tercera Orden Franciscana. Era natural de Azaña (Toledo), pueblo al que por otro capricho de la guerra civil le fue cambiado su nombre por Numancia de la Sagra, cuya parroquia visité unos treinta y cinco años más tarde, en varias ocasiones, como arzobispo de Toledo. Tomó los hábitos adoptando el nombre de sor Juana de la Cruz, en ese beaterio de Santa María de la Cruz de Cubas. Hizo profesión de religiosa el 3 de mayo de 1497 y falleció en él con fama de santidad, tras haberlo convertido en monasterio, el mismo día de mayo de 1534. Ese es el arco de tiempo en que vivó esta mujer extraordinaria, que me decían siempre las Hermanas Clarisas: “El pueblo la hizo santa”. Esa es la realidad que hoy vivimos con el decreto de confirmación de culto inmemorial del Papa Francisco (25 de noviembre de 2024).

Estamos en una época apasionante de la historia de España: reinado de los Reyes Católicos, toma de Granada y descubrimiento de América, hasta bien entrado el tiempo del emperador Carlos V; es la época que conoció la enorme tarea del cardenal Cisneros, en plena reforma franciscana, apoyada y favorecida por la gran Reina Católica.

La Madre Santa Juana fue una mujer inteligente, mística y que recibió el carisma de la predicación y el don de lenguas, siendo autodidacta, llegando a alcanzar tal fama con sus sermones a las Hermanas y a tantos, que acudieron a Cubas a oírla predicar: entra los que se contaron el emperador Carlos y el mismo cardenal Cisneros, que en 1510 la nombró párroco de Cubas, pues tanto contribuyó a la formación de los fieles de su parroquia de san Andrés de Cubas y sus alrededores, tal vez porque las circunstancias de falta de rigor en época de “iluminados”, la sabiduría de la Santa Juana afrontaba con éxito los engaños de aquellos falsos místicos. Se sabe, sin embargo, que el cardenal Cisneros “la protege y se declara garante de sus éxtasis”.

Elegida abadesa en 1509, predicaba sus sermones en éxtasis y “como muerta”, y los transmitía otra monja que le hacía de secretaria, sor María Evangelista, quien había aprendido milagrosamente a leer y escribir para copiar el dictado los 72 sermones de la Beata, reunidos en el Libro del Conorte (por conforte o confortar), manuscrito redactado a partir de 1509 y conservado en la Real Biblioteca del Monasterio de El Escorial. A sor María Evangelista se atribuye también la primera biografía dedicada a la nueva Beata, que debió ser escrita al menos en parte aún en vida o al poco de su muerte y con testimonios directos e incluso dictados por ella misma: Vida y fin de la bienaventurada virgen Sancta Juan de la Cruz, conservada igualmente manuscrita en El Escorial.

Su persona, su santidad y su obra como abadesa singular llevó a Tirso de Molina a estrenar entre 1613 y 1614 la trilogía La Santa Juana. 1614, recuerden, fue el año de la muerte en Toledo de Domenicos Theocopulis, El Greco. El interés literario por su figura, del que participaron Alonso Jerónimo de Salas y Francisco Bernardo de Quirós, además de Lope de Vega que le dedicó un soneto, se vio favorecido, sin duda, por algunos episodios novelescos de su biografía, como la huida de su casa y presentación en el beaterio aún adolescente y vestida con ropas masculinas por evitar el matrimonio que le tenía concertado su padre, suceso que le hace decir a Tirso: “En Azaña me dio el ser Dios: hazañas he de hacer”.

Quiero finalizar esta reseña agradeciendo profundamente el trabajo, el tesón, la competencia de un “padre capellán” de Santa Juan, párroco de Casarrubuelos, pocos años antes de mi llegada a Cubas de la Sagra. Buen amigo, Inocente García de Andrés, este buen soriano, vicepostulador de la Causa de Canonización de Santa Juana, es buena gente. Su vida, por otro lado, ha estado unida tantas veces a mi persona: por haber recibido nuestra formación juntos en el Seminario Conciliar de Madrid, por tantas veces haber hablado y comentado su trabajo de desentrañar todo lo que llevó consigo el proceso, ahora terminado en Roma. No olvido tampoco su condición de soriano y haber vivido ambos los deseos de que los problemas de la castellana Soria fueran conocidos y apreciados; tantos valores culturales, humanos, en definitiva. El precioso pueblo de Tarancueña, donde nació, parroquia de la diócesis de Osma-Soria, ha servido también para estrechar los vínculos de amistad y cercanía.

Cuando el Papa Francisco, pues, aprobó la beatificación de la Madre Santa Juana, sin necesidad de milagro, el 25 de noviembre de 2024, personalmente felicité efusivamente a don Inocente García de Andrés; pero también a la diócesis de Getafe y a su obispo, a las parroquias de Cubas de la Sagra y Casarrubuelos. No olvidaré, por supuesto, a la Archidiócesis Primada. Dios nos bendiga en esta singular mujer, nacida en el siglo XV y cuya vida transcurre en ese siglo XVI que, a sus grandezas, se une la gran Madre Santa Juana. Laus Deo.

Iniciamos la Santa Cuaresma

domingo, 2 de marzo de 2025

Condición estable del Papa sin ventilación mecánica

La Oficina de Prensa de la Santa Sede ha emitido esta tarde un nuevo boletín médico sobre la salud del Papa Francisco:

El estado clínico del Santo Padre ha permanecido estable hoy; el Papa no ha precisado ventilación mecánica no invasiva, sino sólo oxigenoterapia de alto flujo; está apirético.

Dada la complejidad del cuadro clínico, el pronóstico sigue siendo reservado.

Esta mañana el Santo Padre ha participado en la Santa Misa, junto a quienes le están cuidando durante estos días de hospitalización, y después ha alternado reposo y oración.

''De lo que rebosa el corazón habla la boca''. Por Joaquín Manuel Serrano Vila


Este Domingo que es el VIII del Tiempo Ordinario lo vivimos ya con la mirada puesta en el próximo miércoles cuando iniciemos el recorrido que nos llevará a la Cuaresma y a la Pascua. El tema que nos ocupa en este domingo nos va a venir muy bien para prepararnos en estos días que quedan para adentrarnos en el desierto cuaresmal a hacer examen de conciencia y disponer el corazón a las prácticas penitenciales, como es el tema del juicio. Y es que es algo que nos hace mucho daño, y que tantas veces nos hace llevar en el pecado la penitencia, dado que muchas veces juzgamos con ligereza sin detenernos a pensar en el daño que podemos hacer, y después, cuando también emiten juicios de nosotros nos molestamos profundamente. Esto no es algo únicamente de nuestros días; ya se vivía en los tiempos de Jesús, por eso advierte a los suyos sobre cuál es la actitud correcta ante este pecado que ya era algo que el pueblo judío buscaba erradicar de sus vidas. Lo vemos en la primera lectura, tomada del Libro del Eclesiástico, que debería ser puesto en esos azulejos de dichos y refranes que se colocan en los recibidores de los despachos y las casas: ''Cuando se agita la criba, quedan los desechos; así, cuando la persona habla, se descubren sus defectos''. Los que son de Castilla lo entienden muy bien, pero a los asturianos no nos suena tanto: la criba es cuando el agricultor separa el grano del desecho; aquí lo vemos con les fabes; también necesitan un cribado, una limpieza, para lograr separar el grano de la faba de restos de hojas, tierra, insectos... Seguro que hemos visto a los abuelos en la aldea con una manta lanzar les fabes al aire: ¿para qué? para que lo malo que no suele pesar lo lleve el aire y lo bueno vuelva a la manta y luego lavarlas y dejarlas listas para cocinar. Pues en las personas la criba es parecido: es donde vemos si somos buenos o malos a primera vista, y es también ahí cuando nos aventuramos a hacer juicios gratuitamente. El Eclesiástico nos da más ejemplos: El horno prueba las vasijas del alfarero, El árbol revela su fruto... Nos lo termina resumiendo en una frase: ''No elogies a nadie antes de oírlo hablar, porque ahí es donde se prueba una persona''.

Esto que se nos pone hoy delante es en realidad una continuación de la enseñanza del domingo pasado donde Jesús nos mandaba ''amad a vuestros enemigos''. Pues una muestra de que estamos tratando de querer y perdonar a los que no nos quiere tiene que empezar por mis propias palabras, por lo que de mi boca sale sobre esa persona que me hizo algo y no se lo acabo de perdonar ó, lo que es aún más grave, no me ha hecho nada malo pero como alguien me dijo que era malo yo le he puesto también en mi "lista negra". Imaginad que inventaran una máquina como la que nos decía si teníamos fiebre o no cuando el "covid", y que diga cuando estamos en la cola para la comunión si podemos comulgar o no: ¿Qué diría de mí la máquina? Tal vez: "hoy no puedes comulgar que ayer criticaste a la vecina, a tu hermana, al policía, al cuñado, al cura, al obispo... Pues no necesitamos esa máquina; ya la tenemos, es nuestra conciencia. Nuestra conciencia es como las luces del semáforo que nos debe decir si hay luz verde o roja desde la última confesión, si no he pecado criticando o si he perdonado de corazón. O puede estar también en ámbar: si no he sido perfecto aunque tampoco hablé lo que no debía, ni pequé mucho ni me acordé mucho para bien o mal de los enemigos... Voy a ir comulgar, pero en cuanto pueda esta semana paso por el confesionario. Lo realmente grave sería avanzar con el semáforo de mi conciencia en rojo a sabiendas que he pecado contra mis hermanos, pues cuando así actúo también peco contra Dios, y en ello nos jugamos el cielo... San Pablo nos regala también hoy en su primera epístola a los Corintios la misma idea: ''El aguijón de la muerte es el pecado''. Esto es lo que más daño nos hace: pecar, vivir lejos del Señor, pues al final todas las enfermedades físicas nos llevan a la tumba, pero el pecado es el que nos quita la dicha de que al llegarnos la hora nos coja sin estar preparados, lamentándonos después en la otra vida de no haber sido dignos de merecer el reino eterno. Menos mal que nuestro Dios no es vengativo ni lleva cuentas de nuestro mal, por eso cantamos también con el salmista: ''Es bueno dar gracias al Señor y tocar para tu nombre, oh Altísimo; proclamar por la mañana tu misericordia y de noche tu fidelidad''.

En el evangelio de este domingo tomado del capítulo 6 de San Lucas nos pone dos ejemplos, por un lado el de los dos invidentes: ''¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego?'' Y el otro del que aprende y el que enseña: ''No está el discípulo sobre su maestro, si bien, cuando termine su aprendizaje, será como su maestro''. ¿Cuántas veces somos guías ciegos que pretendemos guiar a otros en nuestra misma situación para terminar ambos cayendo al pozo? Por eso Jesús nos enseña: ''No juzguéis no seréis juzgados''. O como en el ejemplo del instructor y el aprendiz; todo discípulo anhela no sólo saber tanto como su maestro, sino llegar algún día a superarle sabiendo más que él. Si bien sabemos que el Señor es compasivo y misericordioso, nuestro anhelo ha de ser tener un corazón cada día más abierto al perdón, a la compasión, a la caridad... Estamos llamados a ser perfectos, como nuestro Padre celestial es perfecto. Y cuando uno es bueno o malo no lo detectamos por el exterior; hay personas que van muy bien vestidas cuyas vidas están vacías y llenas de miserias, y personas que pasan desapercibidas o nos parecen insignificantes, y tras de ellos hay todo un océano de obras buenas. Nosotros somos como los árboles, no los conocemos por el tronco, sino -como nos dice el Señor- por el fruto que dan: ''cada árbol se conoce por su fruto; porque no se recogen higos de las zarzas, ni se vendimian racimos de los espinos''. Esto se ve muchas veces cuando muere alguien, y todos coinciden en lo mismo: ''jamás habló mal de nadie''; ''no tenía enemigos''; ''nunca se quejó''; ''lo dio todo a los demás''... He ahí alguien que ha sabido seguir los pasos del Maestro tratando de imitarle. 

A veces escuchamos que a los malos todo les sale bien y a los buenos todo les sale mal; esto no es del todo cierto, puede parecérnoslo ante las injusticias, pero no es así. La prueba del algodón nunca falla, y así también nos lo dice Jesús. El que hace el bien y regala bien a los demás no necesita mucho más, pues ya de su corazón brota espontáneamente el bien. Y las personas que son malas, que viven para criticar, odiar y pensar como fastidiar al prójimo, no necesitan más desgracia, pues el mismo mal les reconcome y destruye. Tenemos que aprender a caminar en esta vida sin comparaciones, sin estar preocupados de sentenciar todo lo que pasa a nuestro alrededor, sin que nos quite el sueño el no poder controlar el universo, o que éste se mueva en el sentido que a mí me gustaría... Mira a la hija del vecino, a que hora la dejan volver a casa, la fama que tiene en el pueblo... ¿has mirado como está la moral de tú casa, seguro que tu hija no hace lo mismo o peor?... Es que la que se sienta en el banco delante del mío en misa va a comulgar y vive en pecado: ¿vives tú acaso en gracia?. Aquí está el jarro de agua fría con el que Jesús quiere despertarnos: ''¿Por qué te fijas en la mota que tiene tu hermano en el ojo y no reparas en la viga que llevas en el tuyo...¡Hipócrita! Sácate primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacar la mota del ojo de tu hermano''...

 No dejemos de orar por la salud del Santo Padre el Papa Francisco en esta experiencia de la enfermedad y la fragilidad que está experimentando estos días de hospital. Os animo a predisponeros con ilusión a vivir en profundidad esta Cuaresma teniendo muy presente que ''de lo que rebosa el corazón habla la boca''.

Evangelio Domingo VIII del Tiempo Ordinario

Lectura del santo evangelio según san Lucas 6, 39-45

En aquel tiempo, dijo Jesús a los discípulos una parábola:
«¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en el hoyo?

No está el discípulo sobre su maestro, si bien, cuando termine su aprendizaje, será como su maestro.

¿Por qué te fijas en la mota que tiene tu hermano en el ojo y no reparas en la viga que llevas en el tuyo? ¿Cómo puedes decirle a tu hermano: “Hermano, déjame que te saque la mota del ojo”, sin fijarte en la viga que llevas en el tuyo? ¡Hipócrita! Sácate primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacar la mota del ojo de tu hermano.

Pues no hay árbol bueno que dé fruto malo, ni árbol malo que dé fruto bueno; por ello, cada árbol se conoce por su fruto; porque no se recogen higos de las zarzas, ni se vendimian racimos de los espinos.

El hombre bueno, de la bondad que atesora en su corazón saca el bien, y el que es malo, de la maldad saca el mal; porque de lo que rebosa el corazón habla la boca».

Palabra del Señor

sábado, 1 de marzo de 2025

El estado clínico del Papa permanece estable, sin nuevos broncoespasmos

 La Oficina de Prensa de la Santa Sede informa la tarde del 1 de marzo que «el estado clínico del Santo Padre permanece estable. Alternó ventilación mecánica no invasiva con largos periodos de oxigenoterapia de alto flujo, manteniendo siempre una buena respuesta al intercambio gaseoso».

Se ha indicado también que «el Santo Padre está afebril y no presenta leucocitosis. Sus parámetros hemodinámicos se han mantenido siempre estables; ha continuado alimentándose por sí mismo y ha realizado regularmente fisioterapia respiratoria, cooperando activamente. No ha presentado ningún episodio de broncoespasmo. El Santo Padre está siempre vigilante y orientado. Por la tarde ha recibido la Eucaristía y después se ha dedicado a la oración. El pronóstico sigue siendo reservado».

El estado de ánimo del Papa sigue siendo bueno. Hoy ha rezado en la capilla cercana a su habitación durante unos veinte minutos.

Desde nuestro brocal: A la cabecera de la cama

Procuraban no hacer ruido, pisaban sus andanzas con una extremada delicadeza y hablaban siempre en voz baja. El silencio contenido estaba indicando que algo estaba en vilo, como pendiente de un hilo en el que la vida se balanceaba entre un tiempo y una eternidad. Así se allegaban de tantos modos en aquella habitación las personas más cercanas, hasta llegar a la misma cabecera de la cama. Era complicado comenzar a hablar, pues no se sabía empezar sin sobresalto el tema de conversación. No se trataba de hablar del tiempo, y de cuestiones tremendas o frívolas. Las primeras palabras se decían callando, pronunciándolas con una mirada o una sonrisa. En esa complicidad comunicativa se rompía el hielo con un sencillo saludo lleno de bondadosa verdad.

 Tantos de nosotros nos hemos visto quizás más de una vez en ese escenario tan humano, cuando hemos entrado en una casa o hemos ido a un hospital, para visitar a una persona querida por tantos motivos. Aún dentro de la congoja que nos aprieta el alma, es un gesto hermoso, verdadera obra de misericordia, expresando así el afecto y la gratitud ante ese ser querido por lo mucho que con él tenemos en común.

 Así lo está viviendo en estos días la comunidad cristiana, cuando asistimos desde nuestros lares más próximos o remotos a la enfermedad del Papa Francisco. Le hemos visto luchar con sus dolencias motrices que le impiden caminar yendo de aquí para allá en la sillita de ruedas. Y le hemos visto enmudecer ante la dificultad de respirar cuando se le ahogaban las palabras antes de que pudiera siquiera balbucirlas con normalidad. Su patología se ha transformado en un cuadro clínico severo y reservado del que desconocemos cuál será su desenlace en este tramo de su ancianidad. 

Entonces, además de estar atentos cada día al parte médico que la Oficina de Comunicación de la Santa Sede nos facilita, vamos desgranando nuestras oraciones de muchas maneras pidiendo a Dios la gracia de que nuestro Santo Padre viva esta circunstancia con serenidad acogiendo el mensaje que una enfermedad así a la edad octogenaria que él se gasta le puede estar diciendo en el hondón de su corazón.

 En esta circunstancia cabe pedir eso para él: aprender lo allí se nos enseña, traer a la memoria todo lo vivido con tantos registros dulces o amargos, exitosos o fallidos, todo lo que en nuestra personal biografía se ha ido dando con su luz o su penumbra, sus sonrisas o sus llantos, con sus gracias y pecados. Un momento de enfermedad, máxime cuando ésta es grave, nos dispone para tener esa mirada serena sobre una vida ya escrita e inalterable que contiene páginas hermosas y luminosas, alguna página en blanco quizás, versos acoplados con belleza junto a algún borrón o algunos renglones torcidos en donde Dios ha escrito una historia. Pero el conjunto es nuestro relato, nuestra más personal biografía que será mirada con la misericordia propia de un Padre Dios que nos ama como nadie. 

Junto a la cabecera de la cama, lejos del hospital Gemelli de Roma, esto hacemos los cristianos ante el escenario de tener al Santo Padre gravemente enfermo. Nuestro afecto por él y nuestras oraciones confiadas es lo que expresamos como hijos de quien nos preside en el amor a toda la comunidad cristiana, siendo también un referente moral mundial ante los retos y desafíos que tenemos en este momento incierto de la coyuntura internacional con los conflictos bélicos en curso, las andanadas dictatoriales de algunas gobernanzas basadas en la mentira y la continua conculcación de las libertades y del estado de derecho, ante la situación de tantos pobres que sufren en su propia carne la ambición desalmada de quienes desde la corrupción, la política y las finanzas, no tienen ninguna entraña. En esto también el Papa Francisco es ese referente que en estos momentos reconocemos con agradecimiento. El Señor le ayude y la Santina le proteja.

 + Fr. Jesús Sanz Montes, ofm 
Arzobispo de Oviedo