domingo, 14 de septiembre de 2025

Ruge el León. Por Monseñor Jesús Sanz Montes O.F.M.

Hoy quiero hablar de la historia de un león. No me refiero a un inocente personaje del Libro de la Selva que haga las delicias de nuestros pequeños en sesiones de dibujos animados. Hace unos días el Papa León de modo impresionante abordó en sus catequesis el grito de Jesús en la cruz: “también hay esto en el grito: una esperanza que no se resigna. Se grita cuando se cree que alguien todavía puede escuchar. Se grita no por desesperación, sino por deseo. Jesús no gritó contra el Padre, sino hacia Él. Incluso en el silencio, estaba convencido de que el Padre estaba allí. Y así nos mostró que nuestra esperanza puede gritar, incluso cuando todo parece perdido”. Precioso apunte, pero aquí me voy a referir a otro tipo de “león”, que la Iglesia ha subido a los altares y del que vale la pena aprender como explicación viva de lo que decía el Papa.

Le llamaban el “león de Münster”, porque su garganta rugía al clamar la libertad ante la barbarie nazista de Hitler. Era el obispo de esta bella ciudad alemana que nos descubre sus encantos góticos y nos comparte su hondo legado cultural. Hasta allí llegó la zarpa del totalitarismo ideológico que, por excluir al verdadero Dios, terminó aniquilando al hombre. El miedo hizo que no pocos testigos de tamaña crueldad miraran para otro lado como si los ojos se quedasen en blanco o cautivos en alguna abstracta flor.

Pero estaba la mirada libre, los labios sin mordaza, y los brazos abiertos en par del cardenal Clemens A. von Galen (1878-1946). Con el evidente riesgo de su propia vida protegió a los judíos y a las personas más débiles, que el régimen consideraba como despojos que había que eliminar. Resulta ejemplar su testimonio cristiano en un momento en el que nuevamente se quiere reducir la fe a una cuestión intimista y clandestina, al margen de toda relevancia pública y social. Como recordaba el Papa Benedicto XVI, «la fe no puede reducirse a un sentimiento privado, que se esconde quizá cuando se convierte en algo incómodo, sino que implica la coherencia y el testimonio en el ámbito público a favor del hombre, de la justicia, de la verdad».

La fe se hace grito de libertad y abrazo solidario por amor a Cristo, cada vez que quedan en entredicho los derechos de Dios, los de la Iglesia y los de los hombres. Von Galen salió valedor del pueblo judío y de los que Hitler quería prescindir al condenarles a la eutanasia en su tribunal de la locura. La defensa de los débiles que hizo el Obispo, como quien reclama la verdad y la dignidad de las que Dios nos dotó a todos sus hijos, no adoptará como método la violencia revolucionaria, sino la inequívoca identidad católica que logra amar a Dios, al hombre y al propio pueblo al que se pertenece. Como se dijo en su beatificación, «frente a la ensordecedora música marcial y a las frases vacías de los megáfonos procedentes de las tribunas de los oradores, él opuso la veneración de la santa Eucaristía, la silenciosa adoración contemplativa del Señor, hecho pan».

Tenemos necesidad de testimonios así en nuestro momento actual, que nos ayuden a mirar con libertad las cosas, a abrazar la realidad con manos tiernas y decididas a la vez, a rugir como lo hicieron los profetas y los santos para contar la verdad de Dios y la del hombre. Hoy aquellos por los que luchó el cardenal Von Galen, tienen otros nombres. Y los que pretenden imponer su totalitarismo también. Es el reto apasionante que nos emplaza hoy a nosotros cuando la familia se hace vulnerable para debilitar una cultura y una sociedad, cuando la educación se manipula como instrumento de control de un pueblo, cuando la libertad queda en entredicho, cuando la verdad se abarata hasta la mentira como gobernanza y cuando los pobres de todas las pobrezas siguen estando sin cobijo ni oportunidad entre las vallas de cualquier valladar. El Papa León nos ha presentado el grito de Jesús, y el Obispo “león de Münster” dio la vida para que ese grito cristiano trajera libertad y paz. Todo un reto para nuestros días.

+ Fr. Jesús Sanz Montes, ofm
Arzobispo de Oviedo

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