(Rel.) Hasta el 27 de junio de 2025 la Iglesia celebra un Jubileo del Sagrado Corazón, cumpliéndose 350 años de las revelaciones del Corazón de Jesús a santa Margarita María de Alacoque.
El arzobispo de Valladolid y presidente de la Conferencia Episcopal Española, Luis Arguello, habla sobre esta devoción entrevistado en el número de junio de 2024 de la revista Fons Vitae (de los Hijos de Nuestra Señora del Sagrado Corazón).
Valladolid tiene una relevancia especial por su santuario de la Gran Promesa, donde el joven beato Bernardo de Hoyos recibió un mensaje del Sagrado Corazón: "Reinaré en España". Será el lugar de encuentro de un congreso sobre esta espiritualidad del 6 al 8 de junio en 2025.
Una devoción que renueva la fe
"Estamos celebrando que Valladolid tiene un regalo especial con la cercanía al Corazón de Jesús, regalo a punto de cumplir 300 años, las revelaciones al beato Bernardo de Hoyos, regalo de hace 100 años cuando la imagen del Corazón de Jesús fue entronizada en la torre de la Catedral y desde ahí preside la vida de la Catedral y de la ciudad. Mi deseo es que lo que el Corazón de Jesús significa como permanente manantial de vida bautismal y vida eucarística, en definitiva, de amor misericordioso, sea una fuente de renovación de nuestra iglesia diocesana y de criterio de discernimiento", afirma el arzobispo.
Recuerda Argüello que "siendo niño, a la única cofradía a la que he pertenecido en mi pueblo era la del Corazón de Jesús, porque mi madre, a la que yo debo la fe, dentro de las cofradías que había, la medalla que llevé fue la del Corazón de Jesús y el mes de junio lo vivíamos con especial fuerza en casa y en la parroquia, también en las capillas con la imagen del Corazón de Jesús que se pasaban por las casas".
Valladolid: un enclave especial del Corazón de Jesús
Sin embargo, en su vida adulta el joven Argüello pensaba en el Corazón de Jesús como "una devoción sin demasiada importancia". La cosa cambió cuando el arzobispo José Delicado adquirió el antiguo seminario de escoceses de Valladolid (los últimos seminaristas escoceses se fueron en los años 80, alguno es hoy obispo en Escocia) y lo erigió como un Centro de Espiritualidad del Corazón de Jesús.
Francisco Cerro, que entonces era un sacerdote de Toledo (y hoy arzobispo de Toledo) insistieron en la ligazón entre el Centro de Espiritualidad y el Santuario Basílica de la Gran Promesa, y en "la centralidad de lo que el Corazón de Jesús significa: el Centro de toda la persona de Cristo y la fuente de todas las gracias".
"Para mí el Corazón de Jesús significa que ser cristiano no es llevar una bandera sino la experiencia del encuentro con Alguien que está vivo y que estando vivo nos ofrece, además, elementos de su vida carnal, nos ofrece la palabra, la entrega, la herida del Costado. Significa caer en la cuenta de eso que habíamos estudiado en Teología, que Jesús vive como hombre, piensa con una razón de hombre, trabaja con manos de hombre y nos ama con Corazón de hombre", detalla el arzobispo Argüello.
"Como obispo, estar en la diócesis de Valladolid, que me gusta repetir «diócesis, del Corazón de Jesús», significa una oportunidad y un renovado anuncio de Jesús en la Misericordia que brota de su Corazón", añade.
El reinado de Cristo, en corazones y en las instituciones
"La imagen que tenemos del Corazón de Jesús para concretar este culto es la imagen de Cristo Rey y el «Venga tu Reino» en Valladolid tiene que ver con el «Reinaré» que el Corazón de Cristo le hace escuchar al beato Bernardo de Hoyos. Todo este contexto de reinado de Dios y que reina en el corazón, en las relaciones, en las instituciones, en la tierra y en el tiempo del que formamos parte, yo creo que es una expresión completa de este culto, que es un culto litúrgico y es un culto existencial", explica.
A los sacerdotes les recuerda que se trata de una simbología de Su entrega. "En la iconografía del Corazón de Jesús tenemos las marcas de la pasión, de la entrega, con la que el Señor se ofrece como Víctima, como Ofrenda. La devoción al Corazón de Jesús que se expresa en esta Reparación, en ese «devolver amor al amor que se nos ha entregado», que tiene unas consecuencias reparadoras para quien se ofrece y para todo lo que esta persona vive es un ejercicio sacerdotal", detalla.
Argüello es una vocación medianamente tardía, durante un tiempo pensó que Dios le llevaba por "la vivencia de la caridad social y política". Pero luego notó que tenía una "sensibilidad especial por la reconciliación y la comunión" y en 1983 entró en el seminario.
Para suscitar vocaciones
Hoy cree que para suscitar más vocaciones hay que insistir en explicar la vida como un regalo, "don que se recibe y don que se ofrece. Desde esta base antropológica, se tiene que suscitar el encuentro con el Señor para ponerse a la escucha y desde la experiencia de haber sido amados, salvados..."
También añade que hay que animar a "la vida adulta", "dejar de hacer elogios al 'juvenilismo' dominante y ayudar a superar adolescentes de la existencia".
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