viernes, 25 de abril de 2025

Homilía en el Funeral de Manuel Antonio Fernández Álvarez, "Manolito El Pegu"


Querido Sr. Vicario Episcopal de Oviedo-Centro, Mary, familia y amigos de Manolito; miembros de la Cofradía del Carbayu, autoridades y hermanos todos:

Hoy todavía es Pascua, el día en que Resucitó el Señor; es lo que celebramos en estos ocho días a continuación del Domingo de Gloria, pues el acontecimiento de la resurrección de Señor es tan importante para nosotros los cristianos que lo vivimos prolongándolo desde el domingo pasado hasta el próximo. Por este motivo los funerales que se celebran en estos días no se utiliza el color morado, sino el blanco, pues este representa el triunfo de Jesús sobre el sepulcro, el pecado y la muerte, lo cual nos llena de esperanza y alegría. Alguno podría pensar que salía el cura de blanco porque Manolito era del Atlético de Lugones, pero el motivo real es porque estamos en Pascua y el color es también una oración; es nuestra petición de que el que ya participó en la muerte como Cristo sea igualmente asociado también a su victoria en la resurrección. He querido utilizar esta casulla blanca con el galón verde también como un guiño al Carbayu y a su bandera que ondeaba por Lugones los primeros días de cada mes de agosto.

Personalmente, siempre estaré agradecido a Manolito por su acogida, apoyo y amistad... No fueron fáciles mis comienzos aquí cuando desde el atrevimiento de la ignorancia soberbia -que diría Machado- uno se encuentra nada más llegar con prejuicios, juicios y etiquetas. Recuerdo muy bien -son cosas que no se olvidan- que Manolito y su escudero Juan Cima (aunque no sé realmente quién era escudero de quién) me acogieron con cariño y me mostraron su disponibilidad y ayuda para lo que necesitara. También -un poco más tarde- cuando comenté en una misa que me gustaría llevar en procesión a San Félix al Carbayu, hubo personas a las que les pareció una bobada, y algunas le comentaron a Manolito que el cura no tenía ni idea de lo que es Lugones: “mira que decir que quiere subir al Santu al Carbayu -comentaron- ¿qué demonios tendrá que ver San Félix con El Carbayu?...” Y Manolito aclaró que el cura estaba mejor informado de lo que pensaban, pues hasta la guerra siempre había sido así, y su güelu también le dijo que la misa y la procesión de San Félix era el auténtico inicio de la Romería... Por eso yo quiero pedirle hoy a San Félix que guíe igualmente ahora a Manolito hasta las puertas del cielo.

Despedimos a un hombre que ante todo ha amado: a su familia, a sus amigos, a sus vecinos, a su pueblo... Sólo el amor al Carbayu y a Lugones justifica las incontables horas de trabajo, no sólo en la ebanistería, en la ganadería o en la casa sino, especialmente, en el trabajo extra que realizó desinteresadamente por ver felices a los demás, de forma concreta con el Museo de la Romería: toda una obra de ingeniería en miniatura y de memoria verificada en su maqueta reproduciendo aquella hermosa fiesta de "prau" de principios del siglo XX, contando con la inestimable ayuda en lo relativo a luces y electricidad de Roberto Nicolás como mano derecha para todo en lo técnico.

Manolito, mucho antes de que aparecieran las asociaciones asturianistas fue un promotor y precursor de la verdadera asturianía en madreñes, que diría yo. Hoy la cultura asturiana goza de buena salud en la mayoría de sus campos, y las nuevas generaciones se han tomado muy en serio el valor de "lo nuestro", de lo que nos legaron nuestros mayores y de la cultura de nuestra tierra. Es hermoso ver que los niños y jóvenes de Asturias conocen los bailes típicos, los cantos populares, la tonada, los instrumentos de la región como la gaita, el tambor o el pandero. Pero los que tenemos unos cuantos años más recordamos cómo, ciertamente, en un momento del algo lejano ya siglo XX parecía que todo esto iba a desaparecer, que la globalización y la modernización llevaría aparejada la extinción no sólo de la forma de vida ancestra, sino también de la forma de hacer la fiesta. Esto le preocupaba a Manolito, y así nació su museo temiendo que se olvidara el ayer de tantas generaciones a las que los presentes les debemos todo, y que por dignidad y nobleza -que dirían el Hidalgo Caballero y el maño baturro- obliga en la memoria.

Añadido al trabajo del museo estaba el de sacar adelante la Romería año tras año como motor de su alma. Y es que Manolito aprendió prácticamente a caminar en la Romería: se crió en la fiesta, y la llevaba en su ADN y corazón. Él no iba a la romería a pasarlo bien; lo suyo era estar pendiente de que todo marchara como tenía que ser y, sino, buscar soluciones. Estar atento entre bambalinas viendo a los demás disfrutar le llenaba de satisfacción por completo. Le gustaba el buen ambiente, que hubiera camaradería y unión entre vecinos; quizá éste era uno de los detalles de los que más disfrutaba: ver amigos y vecinos como una piña agrupados a una para sacar la fiesta adelante, esto era para él la mejor alegría y premio. Así era Manolito: pequeño de estatura, pero gigante de corazón.

Ahora le encomendamos al Señor, como hacemos con cada ser querido al que despedimos, rogando que sus fallos y limitaciones sean perdonados y sus virtudes y buenas obras premiadas. A buen seguro la Santina del Carbayu, Nuestra Señora del Buen Suceso, intercederá por este hijo que tanto cuidó de Ella, de su capilla y de sus fiestas. Hacía tiempo ya que junto a su inseparable “Mary” no fallaba en la misa del sábado en la Capilla; tal vez barruntaba que tras los últimos sustos el despegue podría estar próximo y ser cualquier día y, a su manera, se iba preparando.

Gracias Manolito por tanto que le has regalado al Carbayu y a Lugones; esta localidad estará siempre en deuda contigo. En su día ya dije públicamente que te merecías una calle, y es que hay nombres de persona que no deberíamos permitir que nunca cayeran en el olvido. Él amó profundamente a Lugones; la gente de Lugones también le devuelve el cariño y afecto, prueba de ello está en tantas personas aquí presentes y las que al enterarse de su fallecimiento le sentían como algo propio, pues supo transmitir afecto en lo personal y sabor a pueblo y Asturias en la Romería, en el museo y en su vida.

Querido amigo, ¡querido Alcalde! -como yo te decía cuando nos veíamos- en un rato te llevaremos de vuelta al Carbayu de tus amores, al cementerio de Cantarranas, pero antes creo que será obligado pasar ante la Capilla, ante tu Capilla y Museo para que la Madre del Buen Suceso te regale su última mirada aquí en la tierra y tú se la devuelvas mientras compartimos un responso por ti. Que Ella te acoja también en el Cielo:

Descanse en paz, "Manolito el Pegu''.

Lugones 25/04/2025


Joaquín, párroco

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