Hoy, domingo 14 de abril, el obispo de Santander cerrará, a las 12,00 horas, la Puerta del Perdón de la iglesia de Santo Toribio de Liébana, clausurando, de este modo, el Año Santo Lebaniego 2023-2024.
Asturias se halla vinculada a Liébana por medio de la figura del rey Pelayo, la centralidad y el trascendente significado de la Cruz de Cristo, el credo católico confesado, vivido y explicado por monjes santos, y la persona de Beato, cuyo nombre ha venido a designar ese conjunto de manuscritos que constituyen uno de los fenómenos editoriales más importantes de la historia de España: los beatos. Es decir, la serie de códices iluminados en los que se han conservado, por compilación del santo lebaniego, los comentarios y las enseñanzas sobre el Apocalipsis de los escritores cristianos de la Antigüedad.
El pasado jueves, 11 de abril, en el marco de unas jornadas científicas que tuvieron lugar en el Museo Arqueológico de Oviedo sobre la cultura bíblica en el Reino de Asturias durante los siglos VIII al X se habló del escaso relieve dado por lo general en el Principado a la relación existente entre Beato de Liébana y las cortes reales de Cangas de Onís y Pravia.
De Beato de Liébana como intérprete del Apocalipsis disertó, en las mencionadas jornadas, el profesor italiano Gian Luca Potestà. Anteriormente lo hizo el paleógrafo italiano Paolo Cherubini, no sobre Beato, sino sobre las glosas marginales en la Biblia que se encuentra en el monasterio benedictino de la Santísima Trinidad de Cava, cerca de Salerno, y que habría sido copiada en su origen para el rey Alfonso II de Asturias.
El especialista en Crítica textual Teófilo Ayuso Marazula fue quien sostuvo que esa Biblia, conocida también como Biblia de Danila, pudo haber sido manuscrita e iluminada en Oviedo en el siglo VIII o a principios del IX. De ser así, las glosas que figuran en sus márgenes serían el primer testimonio de exégesis bíblica en Asturias, y en su identificación, análisis y comprensión ha venido trabajando, ya desde los años de su labor como Vice Prefecto del Archivo Secreto Vaticano, el profesor Paolo Cherubini, ahora ya jubilado. De ellas habló el otro día en el Museo Arqueológico de Oviedo.
Son entre quinientas y seiscientas glosas en los márgenes del texto sagrado, hallándose la mayoría de ellas junto a pasajes de los Hechos de los Apóstoles, del Apocalipsis y de los Salmos. Proceden de una decena de manos diferentes y casi todas son de anotadores de la primera mitad del siglo IX.
Dice Cherubini que «otras quince glosas en árabe y una en hebreo son contemporáneas de las primeras, habiendo sido evidentemente copiadas cuando el códice aún se encontraba en Asturias». Y añade: «Su presencia identifica a la Biblia de Alfonso II como única en su género».
En cuanto a la perspectiva teológica, las glosas en las que se aprecien rasgos de dogmática católica aluden a la naturaleza divina de Cristo frente a las enseñanzas arrianas que, en la península ibérica encontraron, en siglos anteriores, una favorable acogida.
El hecho de que el glosador se haya detenido preferente y ampliamente en el libro de los Hechos de los Apóstoles confirma lo oportuna que ha sido la decisión, en la diócesis de Oviedo, de dar prioridad, en el curso pastoral 2023-2024, al estudio de ese libro del Nuevo Testamento por vicarías, al que ya, en los tiempos antiguos, se dio gran importancia en esta nuestra iglesia, como atestiguan las glosas cavenses que se pueden leer en el volumen, patrocinado por el Gobierno del Principado de Asturias, que acaba de ver la luz: “Glossae Cavenses. Exégesis bíblica en las Asturias del siglo IX”. Consta de 318 páginas y es su autor Paolo Cherubini, mientras que César García de Castro Valdés y Gian Luca Potestà han escrito la presentación y el prólogo.
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