La economía parroquial era paupérrima, pues eran años de mucha pobreza y hambre; aún así, la gente piadosa siempre tenía algo de calderilla para ayudar a sufragar la lámpara del Santísimo, para la Virgen Milagrosa que iba por las casas, o para las intenciones de misa o el derecho a reclinatorio o silla, que era una reminiscencia medieval y por el que las mujeres de bien daban un donativo mensual por el espacio que ocupaba su silla en un tiempo en que no era aún costumbre que hubiera bancos en el templo.
Respecto a la asistencia de los sacerdotes a la Misa Crismal en la Catedral, era muy diferente al enfoque actual que tenemos de ésta; entonces sólo solían acudir los canónigos, los sacerdotes de la ciudad y los arciprestes, a los que luego acudían todos los párrocos a buscar los óleos. Con el Concilio Vaticano II se le da a esta Misa una simbología preciosa de comunión del presbiterio diocesano en torno al prelado, concelebrando todos en ese día en que se renuevan las promesas de ordenación, recordando así la institución del ministerio ordenado. Podemos calcular qué años asistió Don Jesús a la Catedral y cuáles no, gracias a que los años en que no fue anota un coste respecto a los óleos qué, en realidad, solía ser bien la propina que daba al sacristán, -que subía dando un paseo- o lo que costaba el tranvía o el autobús para el coadjutor o el seminarista al que encargaba traerlos. Así podemos ver cinco pesetas en 1945, seis pesetas en 1947, diez pesetas en 1949, veinte pesetas en 1952 y en 1955 detalla: ''Al sacristán por ir a buscar los óleos y a los acólitos por ayudar en Semana Santa, 48 pesetas''. De esas cuarenta y ocho pesetas entendemos que la mayoría fue para los seminaristas, a no ser el gasto del billete de tranvía para el sacristán, dado que en ese mismo año el sacerdote anota: ''al sacristán gratificación de 360 pesetas''.
Siempre ha sido algo muy cuidado por los párrocos tener detalles con los sacristanes o sacristanas, que como en los días de Semana Santa tienen más trabajo de lo habitual. Don Jesús, parece que acostumbraba a dar estas gratificaciones en Semana Santa o Navidad, aunque no siempre detalla estos gestos buscando quizás que no supiera la mano izquierda lo que hacía la derecha. Sólo de vez en cuando nos revela la cuantía, quizá sintiéndose obligado a ello para que quedara patente las "salidas" del dinero de la Parroquia y quedara claro que éstas no eran para lucro personal. Así vemos por ejemplo cómo en 1947 detalla la gratificación de los sacristanes en 175 pesetas; en 1952 la cantidad vuelve a ser la misa: de ciento setenta y cinco pesetas, pero ya no habla de sacristanes en plural; tan sólo "sacristán", en singular. En 1959 la gratificación sube a 200 pesetas.
Partiendo de que la iglesia parroquial había sido destruida por completo, y que en los primeros años se fue comprando lo más imprescindible con lo pocos ahorros que había, vemos cómo Don Jesús va adquiriendo cada año, poco a poco, lo que puede para mejorar el culto parroquial. Son muchas las cosas, pero citaré sólo algunas para que el lector se haga una idea de lo cara que estaba ya la vida en aquellos tiempos. Así, en 1945 adquiere una casulla blanca que estrenaría quizá en la Pascua de ese año, la cual costó 160 pesetas, y una vasija para el agua bendita por 25 pesetas, tal vez pensando también en la Pascua. En 1946 adquiere dos pilas de mármol: una para bautizar y otra para el agua bendita, encargadas a D. Ramón Martínez -en Oviedo- por 3.600 pesetas. En 1947 compra seis hachones, además de la cruz y los dos ciriales para las procesiones, todo ello por 260 pesetas. En 1948 adquiere dos bonetes al coste de 42 pesetas, una casulla por la que pagó 250 pesetas y seis velas eléctricas, las cuales además de su instalación costaron 138 pesetas. En 1949 se hizo con un crucifijo, seguramente para el rezo del Vía Crucis por 125 pesetas, y anota también ''misa coral de Pío X 12 pesetas''; lo que no aclara si fue la propina al coro que interpretó esa misa, o si fue lo que le costó adquirir el libreto con partituras de dicha obra, que en España había editado Julián Vilaseca. En 1950 compró el púlpito que costó 5000 pesetas (y que luego sería retirado siendo párroco D. Cecilio), y dos bancos para el presbiterio al precio de 1000 pesetas, los cuales aún siguen aún en su sitio (con la restauración y tapizado que tuvieron en 2010 siendo ya párroco D. Joaquín).
En 1951 se adquiere un "ara" para el altar al precio de 60 pesetas, además de tres albas y un roquete que costaron 130 pesetas. En 1952 se hace con dos juegos de corporales por 191 pesetas. En 1953 compra dos roquetes por 230 pesetas, y envía a reparar el farol del viático para Pascua y las visitas a enfermos durante el año, cuyo arreglo costó 150 pesetas. En 1954 se adquieren los primeros bancos para el templo; hasta entonces únicamente había reclinatorios particulares. Estos primeros bancos fueron doce (a mil pesetas cada uno) 12.000 pesetas. En 1955 especifica ''medio tubo de incienso 30 pesetas'' ó, por ejemplo: "reparar el Armonium en la Casa Arévalo 100 pesetas"...
En 1956 se hace con una cruz y seis candelabros por 4.700 pesetas, y con el nuevo "ordo" de Semana Santa por 118 pesetas. En 1957 adquiere tres albas y seis capiteles por 1.149 pesetas, así como compra un vaso Roura (para la lámpara de aceite del Santísimo seguramente) por 80 pesetas. En 1958 el gasto anual de carbón para el incensario fue de 34 pesetas, y el aceite para la lámpara del Santísimo 468 pesetas. En 1959 se encargan cuatro cortinas para cubrir los altares en Cuaresma que costaron 445 pesetas. En 1960 compra tres sotanas y tres roquetes para los monaguillos, adquiridos en "La Victoria" de Oviedo al precio de 1.155 pesetas, y reparar (afinar) el Armonium, que costó 145 pesetas. En 1961 encarga seis candelabros y unas vinajeras con un coste final de 2.413 pesetas. En 1962 adquiere seis nuevos candelabros de bronce (quizá para el Monumento del Jueves Santo), los cuáles costaron 4.000 pesetas. En 1963 se encargan seis bancos más para la iglesia al coste total de 6.000 pesetas. En 1964 se adquiere un incensario por 640 pesetas y seis sabanillas para el altar por 1.306 pesetas.
Otros gastos curiosos: Por ejemplo, en lo que atañe a la limpieza del templo vemos en 1945: ''gastos en jabón, sidol, almidón y cera, 53 pesetas''. En 1946 el gasto de incienso y carbón era de 18 pesetas mientras que el de cera de 242 pesetas. En 1947 el coste de total de cera era de 195 pesetas; y también anota el párroco: ''a unos carpinteros por preparar para el Jueves Santo'' (sería el Monumento) 45 pesetas. En 1948 apunta: ''por cuidar la cera del jueves santo 25 pesetas'' (seguramente se refiera a una propina a la persona que quedaba toda la noche cuidando el templo); anotación que se repite de nuevo en 1949. En 1950 se anota el coste sólo de incienso en 21 pesetas, mientras que se especifica: ''gastos del Jueves Santo 45 pesetas''. Los gastos de Semana Santa de los que tenemos noticia en estos años son los siguientes: en 1951 y 1952 el gasto anual de cada Semana Santa fue de 75 pesetas; en 1953 de 107 pesetas; en 1954 de 225 pesetas; en 1955 de 360 pesetas; en 1956 de 413 pesetas; en 1957 de 350 pesetas; en 1958 de 485 pesetas; en 1959 de 350 pesetas; en 1960 de 300 pesetas, y en 1961 de 329 pesetas. En 1954 se invirtió en limpieza y reparación de ropa litúrgica 670 pesetas. En 1956 el gasto en obleas fue de 600 pesetas. En 1962 costó el cirio pascual 135 pesetas, y en 1965 se gastó en el autobús de los seminaristas que venían a Lugones a ayudar en la liturgia y la catequesis 425 pesetas; y sólo en los predicadores de la Semana Santa (que solían ser misioneros) 600 pesetas...
No hay comentarios:
Publicar un comentario