(El Comercio) El sacerdote asturiano Ángel Fernández Artime, de 63 años, es uno de los tres cardenales españoles que el papa Francisco nombrará en el Consistorio del 30 de septiembre. Así lo ha pronunciado este domingo el pontífice asomado a la ventana del Palacio Apostólico Vaticano, tras terminar la oración mariana.
Actualmente, Fernández Artime es el Rector Mayor de los Salesianos. Nacido en la localidad gozoniega de Luanco el 21 de agosto de 1960, cuando cumplió la mayoría de edad emitió la primera profesión salesiana y seis años después realizó la profesión perpetua. Fue ordenado sacerdote el 4 de julio de 1987 en León, con 26 años.
Mantiene una cercana relación con el papa Francisco, a quien conoció cuando cumplía sus funciones de inspector de Argentina. En esos momentos, el pontífice era el Arzobispo de Buenos Aires.
Licenciado en Teología Pastoril, Filosofía y Pedagogía, fue delegado de Pastoral Juvenil, director del colegio de Orense, miembro del consejo y vicario inspectorial, y de 2000 a 2006 inspector de León.
Fue miembro de la comisión técnica que preparó el 26º Capítulo General. En 2009 fue nombrado inspector de Argentina Sur, cargo que ocupaba hasta el momento de su nombramiento. El 23 de diciembre del 2013 fue nombrado superior de la nueva Inspectoría de María Auxiliadora en España, un encargo que no pudo asumir al haber sido elegido Rector Mayor.
21 nuevos cardenales
El arzobispo de Madrid, José Cobo Cano y el obispo de la localidad francesa de Ajaccio, Francisco Javier Bustillo, son los otros dos españoles que serán nombrados cardenales. El papa Francisco nombrará en total a 21 nuevos cardenales.
«Me alegra anunciaros que el próximo 30 de septiembre celebraré un Consistorio para el nombramiento de nuevos cardenales. Su procedencia expresa la universalidad de la Iglesia, que sigue anunciando el amor misericordioso de Dios a todos los hombres de la tierra. La inclusión de los nuevos Cardenales en la diócesis de Roma, además, manifiesta el vínculo inseparable entre la Sede de Pedro y las Iglesias particulares esparcidas por el mundo», ha asegurado el papa Francisco.
El papa Francisco ha advertido este domingo del riesgo de que el corazón «pueda acostumbrarse y permanecer indiferente, o curioso pero incapaz de asombrarse o de impresionarse a las obras de Dios». «Esta es la actitud correcta ante las obras de Dios: fotografiar en la mente sus obras, para que se impriman en el corazón, a fin de revelarlas en la vida mediante muchos gestos de bien, de modo que la 'fotografía' de Dios-amor se haga cada vez más luminosa en nosotros y a través de nosotros», ha subrayado.
El pontífice ha proseguido su reflexión sobre el Evangelio asegurando que Jesús nombra a los habitantes de tres ciudades ricas de aquel tiempo: Corozaín, Betsaida y Cafarnaúm, donde ha realizado numerosas curaciones, pero cuyos habitantes han permanecido indiferentes a su predicación.
«Para ellos los milagros han sido tan solo eventos espectaculares, útiles para ser noticia y alimentar las charlas; una vez agotado este interés pasajero, los han dejado de lado, quizá para ocuparse de otra novedad del momento. No han sabido acoger las grandes cosas de Dios», ha indicado.
Sin embargo, ha alabado que los pequeños sí saben acoger las cosas de Dios. «Los pequeños son aquellos que, como los niños, se sienten necesitados y no autosuficientes, están abiertos a Dios y dejan que sus obras los asombren. ¡Ellos saben leer sus signos y maravillarse por los milagros de su amor!, ha apostillado.
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