viernes, 25 de enero de 2013

Infancia Misionera

El 27 de enero se celebra la Jornada de Infancia Misionera, para suscitar en los niños el deseo de compartir con otros niños, mediante la oración y la ayuda económica, la alegría de ser “misioneros” de Jesús.
Así los niños aprenden a colaborar con otros niños y consiguen ayudar a aquellos que más lo necesiten en cualquier parte del mundo.
 
 
NUESTRO LEMA

“CON LOS NIÑOS DE EUROPA... Es la última estación del recorrido que están haciendo los niños de Infancia Misionera por los cinco continentes: Asia (2009), África (2010), Oceanía (2011) y América (2012). Finalmente llegan a Europa. El itinerario ha tenido estas etapas: “buscar a”, “encontrar a”, “seguir a” y “hablar de” Jesús. Han sido experiencias formativas y misioneras. Ahora toca unirse a todos los niños de Europa para “acoger” a los de otros continentes como lo hizo Jesús.
... ACOGEMOS A TODOS COMO JESÚS” Quienes han tenido la gracia de encontrar y seguir a Jesús, han vivido una experiencia irrepetible. Han descubierto en Él un corazón grande, en el que no es posible la acepción de personas. Los niños no tienen fronteras en su corazón y están especialmente abiertos a iniciar relaciones de amistad con otros niños, independientemente del color de piel o de su raza. Urge ayudarles, a la vez, a superar cualquier barrera que pudiera entorpecer la acogida de aquellos que tengan cualquier limitación.
EL CARTEL DE LA JORNADA
 
Para referirse a Europa, Infancia Misionera usa el color blanco. Este aparece por el conjunto del cartel, donde la escena de los niños evoca algunas de las cualidades que ordinariamente se asocian al color blanco, como son la fe, la paz, la luz, la bondad, además de la piel blanca de los europeos.
En torno al mapamundi, cinco niños, con rasgos específicos de cada uno de los continentes, se abrazan entre sí. En la cabecera, la imagen de Jesús, que se une al grupo poniendo sus manos sobre los hombros de dos de los niños. De su persona salen esos rayos de luz que iluminan todo el universo. Desde la amistad con Jesús se puede contemplar la realidad del mundo, a la vez que se siente la alegría que brota del reconocimiento de que todos somos iguales, como puede comprobarse en sus rostros.

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