lunes, 21 de enero de 2013

UN MICROONDAS EN LA IGLESIA

 


Durante una excursión de clase, un grupo de alumnos entró en una iglesia para visitarla. Al pasar frente a la zona más adornada e iluminada del templo -era el altar, pero eso algunos no lo sabían- uno de los niños hizo un descubrimiento que le llenó de extrañeza. Se acercó a su maestro y señaló una especie de caja. «¿Qué hace un microondas ahí?», preguntó con los ojos fijos en el sagrario.

Si la educación obligatoria tiene como objetivo dotar de unos conocimientos y destrezas básicas para interpretar la realidad que rodea al alumno, ¿por qué dejar al margen una dimensión, como es la religiosa? La clase de religión puede ayudar a evitar estas "confusiones" que, por cierto, todo apunta a que cada día serán más frecuentes.

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