(COPE) Estamos en octubre, mes misionero por excelencia. Lo atestigua Santa Teresita del Niño Jesús, cuya vida recordábamos el primer día del mes y lo recuerda el Santo de hoy, San Juan Juan Pablo II, Papa viajero como pocos, para llevar la misión a todos los lugares. Karol Josef Wojtyla nace en Wadovice (Polonia) el año 1920.
Durante su infancia y juventud le tocó ver la muerte de sus padres y de su hermano médico, ya que la otra hermana falleció antes de nacer él. De joven trabajó en una mina y actuó en un grupo teatral. Hombre abierto y afable un día cayeron en sus manos las obras de San Juan de la Cruz y también de Santa Teresa de Jesús, que leyó fervientemente. Estos escritos no caerían en saco roto ya que le ayudaron a profundizar en su Fe hasta que se sintió llamado al sacerdocio.
Una vez ordenado, profundizó en los estudios de Filosofía y de Ética. Nombrado obispo de Cracovia en 1965 tomó parte en el Concilio Vaticano II donde sorprendió por su intelectualidad donde exponía el tema del ateísmo y la libertad religiosa. Por ello tuvo gran parte en la redacción de la Gaudium et Spes. Creado Cardenal por Pablo VI a la muerte de éste participa en el Cónclave que elige a Juan Pablo I. Al morir 33 días después el Pontífice, Karol Wojtyla sube al Papado bajo el nombre de Juan Pablo II.
Durante su Pontificado promovió la paz en el mundo con la oración en Asís, junto a los demás líderes religiosos. Gran devoto de la Virgen de Fátima, a Ella atribuyó su curación después de que el 13 de mayo de 1981 un turco -Alí Agca tratase de matarle. Misionero por el mundo entero promovió el encuentro con los jóvenes desde la Jornada Mundial de la Juventud. Colmado de años San Juan Pablo II muere el año 2005 y ahí quedan sus Encíclicas y escritos pastorales de gran altura teológica.
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