«Creo, Jesús mío, que estás realmente presente en el Santísimo Sacramento del Altar. Te amo sobre todas las cosas y deseo recibirte en mi alma. Pero como ahora no puedo recibirte sacramentado, ven al menos espiritualmente a mi corazón. Se hace una pausa en silencio para adoración. Como si ya te hubiese recibido, te abrazo y me uno del todo a ti. No permitas, Señor, que jamás me separe de ti. Amén».
A vuestros pies, ¡oh mi Jesús!,me postro y os ofrezco el arrepentimiento de mi corazón contrito, que se hunde en la nada ante vuestra santísima presencia. Yo os adoro en el Sacramento de vuestro amor, la inefable Eucaristía, y deseo recibiros en la pobre morada que os ofrece el alma mía. Esperando la felicidad de la comunión sacramental, yo quiero poseeros en espíritu. Venid a mí, puesto que yo voy a Vos, ¡oh Jesús mío!, y que vuestro amor inflame todo mi ser en la vida y en la muerte. Creo en Vos y espero en Vos. Así sea.
El Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo guarden mi alma para la vida eterna. Y como si ya te hubiese recibido físicamente, te abrazo y me uno del todo a Ti. No permitas que me separe de Ti. Te suplico, oh Señor mío Jesucristo, que la ardiente y dulce fuerza de tu amor embargue toda mi alma, a fin de que muera de amor por Ti, tal como Tú te dignaste morir de amor por mí. Amén.
“A tus pies me postro, ¡oh Jesús mío!, y te ofrezco el arrepentimiento de mi corazón contrito, que se hunde en la nada, ante tu santa Presencia. Te adoro en el Sacramento de tu amor, la inefable Eucaristía, y deseo recibirte en la pobre morada que te ofrece mi alma. Esperando la dicha de la comunión sacramental, quiero poseerte en espíritu. Ven a mí, puesto que yo vengo a ti, ¡oh mi Jesús!, y que tu amor inflame todo mi ser en la vida y en la muerte. Creo en ti, espero en ti, te amo. Así sea”.
Yo te recibo, Cristo Santo, en mi corazón. Quédate siempre conmigo. Estando dentro de mí, yo te amo y te adoro. No permitas nunca que me separe de Ti.
«Yo quisiera, Señor, recibirte con aquella pureza, humildad y devoción con que te recibió tu santísima Madre; con el espíritu y fervor de los santos».
Ven a mí, Jesús querido y úneme a tu Corazón: ya que buscando mi amor al Sagrario te has venido. Si es tu deseo mayor que estén los niños contigo, que Tú siempre estés conmigo es lo que más quiero yo. Amén
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