sábado, 7 de noviembre de 2015

Un libro que no puede faltar en tu colección


(lne) «España se ha olvidado de sus mártires, de los que dieron su vida por la fe durante la guerra y durante la rebelión de Asturias». El que habla es Ángel Garralda García, el autor de «La persecución religiosa del clero en Asturias» (Nieva, 2009), un voluminoso estudio hagiográfico.

El papa Pío XII llamó la atención sobre los curas que habían muerto durante la Guerra Civil por el solo hecho de ser curas. «Se preguntó qué nos pasaba a los españoles que no los teníamos en cuenta, cuando él se encomendaba a ellos todas las noches», recuerda Garralda. Eran los años cincuenta. «Después del Concilio Vaticano II, el olvido fue todavía más intenso», se lamenta el párroco de San Nicolás de Bari. «Entonces, la Hermandad Sacerdotal Española dio un paso adelante para defender la causa de los mártires», añade Garralda. Aquel paso adelante tomó forma de ejercicio entre periodístico e histórico: había que recoger el testimonio de todos los sacerdotes que sufrieron la represión en la zona roja. «Cogí mi coche y me fui dondequiera que estuvieran los supervivientes o los familiares de los que mataron», apunta el sacerdote. «Menos mal que me puse pronto a trabajar, porque si no aquellas palabras se hubieran ido como el viento», señala con cierto orgullo el sacerdote.

Unas 600 entrevistas sirvieron de base para el trabajo que Garralda publicó, por primera vez, en 1977. «Las otras dos versiones las publiqué yo mismo: pensaban que libros como éste no podían ser negocio», señala el sacerdote con probado sentido común. «Lo que diferencia la primera y la tercera edición es que ahora he podido estudiar la "Causa General" y así he podido comprobar que todo cuanto escribí en 1977 era cierto», comenta el cura. En total, y según las cuentas echadas por Garralda, cayeron en zona roja 193 curas, 27 de ellos han subido a los altares como beatos o, incluso, como santos, como los nueve mártires de Turón.

El libro de Garralda tiene 870 páginas. «Antonio Montero, que fue obispo de Burgos, dedicó doce páginas en su tesis doctoral a la persecución de los asturianos, nueve de ellas a la Revolución», señala. «Sangre de sacerdotes mártires es semilla de nuevos sacerdotes, como sangre de cristianos es semilla de nuevos cristianos», concluye el párroco avilesino.

Garralda asegura en su estudio que el 16 por ciento de los curas que había en Oviedo en los años más terribles de la historia reciente de España fueron asesinados por milicianos, muchos de ellos, además, con más saña de la que se puede comprender. «Hubo, es cierto, doscientos curas que no tuvieron ningún problema; quizá porque eran viejos y no merecía la pena, siquiera, gastar una bala con ellos», explica.

Garralda presenta claramente los límites de su estudio: «Hablo de los curas que murieron en la diócesis de Oviedo por su fe, nada más, por eso no se encontrarán las víctimas rojas, ni tampoco los seglares que también asesinaron», subraya. «No me pueden acusar de parcial», añade. En «La persecución religiosa del clero en Asturias» señala incluso el caso de cuatro curas rojos: dos de ellos fueron asesinados por los nacionales y dos desterrados. «Pero eso fue cosa de política y no de fe», concluye.

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