En Roma, el triunfo de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo, los cuales, en un mismo año y día padecieron, de orden del Emperador Nerón: el primero fue crucificado cabeza abajo en la misma Ciudad y enterrado en el Vaticano junto a la vía Triunfal, donde es visitado con veneración de todo el Orbe. San Pablo fue decapitado y sepultado en la vía Ostiense, donde es venerado con igual culto.
En Chipre, santa María, madre de Juan, por sobrenombre Marcos.
En Argentón de Francia, san Marcelo, Mártir, el cual por confesar a Cristo, juntamente con el militar Anastasio fue decapitado.
En Genova, el tránsito de san Siró, Obispo.
En Narni, san Casio, Obispo de aquella ciudad, de quien escribe san Gregorio Papa, que apenas se le pasó día sin ofrecer al omnipotente Dios la hostia propiciatoria; lo cual estaba en consonancia con su vida, pues cuanto tenía lo empleaba en limosnas, y en el santo Sacrificio se deshacía todo en lágrimas. Finalmente, en la fiesta de los Apóstoles, cuando cada año acostumbraba ir a Roma, habiendo celebrado solemnemente la Misa en su propia ciudad de Narni, y dado a todos el cuerpo del Señor y la paz, pasó al Señor.
En territorio de Sens, santa Benita, Virgen.
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