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¿Por qué hay que ir a Misa los
domingos? |
El hombre hoy día tiene poco tiempo para dedicarse a las cosas
de Dios, para conocerlo y entenderlo.
La Iglesia, consciente de que si
sus miembros no conocen a Dios no podrán cumplir con la misión que les ha sido
encomendada, ha querido asegurar que se le dedique un tiempo a la semana a este
conocimiento y ha dado un mandamiento para darle un sentido religioso a nuestro
descanso en el que se nos recuerda : "Oir misa entera todos los domingos y
días de precepto".
Con este mandamiento, la Iglesia asegura que sus
miembros conocerán los lineamientos de su Fundador, Jesucristo, y de esta manera
no perderán el "estilo" de seguidores de Cristo; no olvidarán su fin último y se
esforzarán por cumplir su labor personal dentro de la Iglesia.
¿Por
qué el domingo y no cualquier otro día?
Desde la Creación, por el
relato del Génesis, sabemos que Dios quiso instituir un día dedicado a Él: "Y el
séptimo día descansó." Este es el origen del sabath judío. Como
Jesucristo resucitó un domingo, los primeros cristianos cambiaron el sabath al
primer día de la semana, el domingo, dedicándolo plenamente a Dios.
En
los Hechos de los Apóstoles podemos leer que el origen de la misa los domingos
se remonta a los primeros tiempos de la Iglesia, en donde los apóstoles y los
primeros discípulos se reunían el primer día de la semana, recordando la
Resurrección de Cristo, para estudiar las Escrituras y compartir el pan de la
Eucaristía.
Por esta razón, la Iglesia nos pide que asistamos a misa los
domingos como recordatorio de que debemos dedicarle todo ese día a Dios.
Además, asistir a misa nos trae grandes beneficios, pues es la
celebración dentro de la cual se lleva a cabo el sacramento de la Eucaristía y
es el medio de santificación más perfecto, pues en él conocemos a Dios y nos
unimos a Jesucristo y a toda la Iglesia en su labor
santificadora.
Durante la misa nosotros participamos estrechamente en la
vida y misterio de Jesucristo, por Él, con Él y en Él, ofreciendo nuestras
obras, ofreciéndonos nosotros mismos, pidiendo perdón por nuestros pecados y,
con esto, alcanzamos gracias para toda la Iglesia, reparamos las ofensas de
otros y rendimos una alabanza de valor infinito porque lo hacemos por medio de
Jesucristo.
No asistir a misa es perdernos de todos estos
beneficios.
Si en la Santa Misa se revive cada vez, en forma actual e
incruenta el sacrificio de la cruz donde Jesucristo, por amor, murió por todos
nosotros. Entonces, ¿por qué se hace una ley de algo que debería ser una
respuesta de amor?
Para ayudarnos a los cristianos a cumplir nuestros
deberes con Cristo y a beneficiarnos de los dones que Él nos entregó, ya que hay
situaciones en que recordar que es una obligación, nos da más fuerza para
cumplir con ese acto de amor. La obligación grave de ir a Misa nos moverá con
una fuerza que quizás no nos daría la propia espontaneidad.
Es
fundamental formar un sentido de previsión para no perder la Misa dominical,
enseñarlo a nuestra familia y así asistir tranquilamente y sin presiones a la
Celebración Eucarística que es "sacramento de piedad, signo de unidad,
vínculo de caridad, banquete pascual en el cual se recibe como alimento a
Cristo, el alma se llena de gracia y se nos da la prenda de la gloria
venidera". (Sacrosanctum concilio n. 47)
Si quieres saber más al
respecto, puedes leer la carta del Papa “Dies domini” sobre este tema.
Después de leerla no sólo sabrás por qué se debe ir a Misa los domingos, sino
que la disfrutarás y gozarás como nunca lo has hecho. Te lo aseguro.
Lucrecia Rego de Planas
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