Hermano D. Juan Antonio: bienvenido a tu casa
Lo decía el viejo relato del Génesis: no es bueno que el hombre esté
solo. No únicamente porque la soledad solitaria termina por hacernos siempre
extraños, raros, egoístas, sino porque Dios es comunión. Si somos imagen de un
Dios que es Amor, todos necesitamos esa vivencia de fraterna alteridad para
poder asemejarnos a quien nos creó. Esto viene a cuento por la noticia que esta
semana pasada se nos comunicó: que el Papa Francisco ha nombrado un nuevo obispo
auxiliar para la Diócesis de Oviedo en la persona del sacerdote asturiano D.
Juan Antonio Menéndez Fernández, hasta ahora Vicario Episcopal para los Asuntos
Jurídicos y Párroco de San Nicolás (Avilés).
He recordado en estos días un texto muy hermoso de San Francisco, que
refleja en su Testamento espiritual al hacer recuento de las gracias recibidas
por Dios. Dice así el Poverello de Asís: “el Señor me dio hermanos”
(Test. 14). Esto es lo que con motivo de esta noticia también a mí me
embarga con un inmenso gozo: en la persona de D. Juan Antonio, el Señor me da un
hermano que como obispo me auxiliará en esta dulce y apasionante encomienda de
ser pastor de la Iglesia que peregrina en Asturias.
En un tiempo breve, el Santo Padre ha respondido a mi petición con este
hermano que ahora pone a mi lado para que me ayude como obispo auxiliándome en
mi ministerio de presidir en la caridad esta querida Diócesis de Oviedo. Yo le
doy las gracias a nuestro Papa Francisco, por haber atendido mi petición
nombrando como obispo auxiliar de Oviedo a D. Juan Antonio. No puedo ocultar mi
alegría grande y sincera por este regalo, del que tengo mayor conciencia
precisamente por mi conocimiento y estima del elegido en estos años en los que
he podido trabajar codo a codo con él.
Lo dije el mismo día en que se dio la noticia: que D. Juan Antonio y yo
nos vamos a asistir mutuamente mirando el bien de la Diócesis. Se trata de una
ayuda mutua para poder ayudar así a todos los demás hermanos. Y será de una rica
complementariedad: yo soy de Madrid, D. Juan Antonio es asturiano. Yo he vivido
en muchos sitios dentro y fuera de España por mis estudios y docencia, D. Juan
Antonio ha estado siempre en esta tierra diocesana en la que ha nacido y
crecido. Yo soy teólogo, D. Juan Antonio es canonista. El ser hijo de San
Francisco me constituye religioso, mientras que D. Juan Antonio fue llamado al
clero diocesano. Así podríamos ir enumerando los muchos motivos por los que
considero una gracia grande su ayuda como obispo auxiliar, que viene a
complementar mi oficio ministerial como arzobispo de Oviedo en todos los
aspectos pastorales. No es un rival sino un verdadero hermano, que además es
amigo muy querido, y juntos podremos acompañar a este pueblo que Dios nos
confía.
Invito a toda la Iglesia diocesana a que dé gracias conmigo, y acoja
con esa gratitud debida a quien viene en el nombre del Señor. Nuestra oración y
nuestro afecto se hace abrazo y alabanza mirando a D. Juan Antonio como ese
hermano querido que Dios pone a nuestro lado.
Tal y como dije hace unos días: gracias por decir tu sí, querido D.
Juan Antonio. Deja que tu nombre lo sigan pronunciando los labios de quien te
llamó y que Él sostenga tu fidelidad dando gloria a Dios y siendo bendición para
tus hermanos. Que la Santina de Covadonga, San Melchor de Quirós y todos
nuestros mártires y santos vengan en tu ayuda y te acompañen con su intercesión.
Por nuestra parte, nuestra acogida llena de cariño, de plegaria y de
reconocimiento fraterno en el Señor.
+ Fr. Jesús Sanz Montes, ofm
Arzobispo de Oviedo
Arzobispo de Oviedo
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