miércoles, 16 de abril de 2025

La Semana Santa ante la Cruz del que es nuestra esperanza. Por José Manuel García Rodríguez

La Semana Santa de este 2025 tiene color y sabor a esperanza, pues la celebración del Jubileo de este año nos invita a vivir esta Pascua en una sintonía muy cercana y cariñosa al Santo Padre a la Ciudad Eterna de Roma a la cuál millones de peregrinos de todo el orbe católico llegarán en estos meses para cruzar sus puertas santas, orar junto a las tumbas de los Apóstoles y profesar solemnemente el Credo cuando casualmente se cumplen también en este presente año se conmemoran también los 1.700 años del Concilio de Nicea. 

Ocasión también para valorar la importancia del ecumenismo y las relaciones interconfesionales. Es un escándalo vernos los cristianos divididos en ese mapa tan extenso de ramas eclesiales que como definió mi querido Don Silverio, ''es la imagen de un plato hecho añicos".

Se nos invita a ser peregrinos de la esperanza, al recordar que hace dos mil veinticinco años nació en Belén Jesucristo "nuestra esperanza" (1 Tim 1,1). 

Aquí en Candás como también en Perlora y en Piedeloro proclamamos que en la Cruz está nuestra esperanza. Antiguamente en la novena del Cristo se entonaba ese canto gregoriano, el Vexilla Regis que tiene esa estrofa tan bella que reza "Ave Crux, spes unica": ''¡Te saludamos oh Cruz, nuestra única esperanza". 

Benedicto XVI en un ángelus del mes de septiembre del año 2006 hizo una reflexión bellísima sobre la fiesta de la Exaltación de la Cruz: "Los cristianos no exaltan una cruz cualquiera, sino la cruz que Jesús santificó con su sacrificio, fruto y testimonio de inmenso amor. Cristo en la cruz derramó toda su sangre para librar a la humanidad de la esclavitud del pecado y de la muerte. Por tanto, de signo de maldición la cruz se ha transformado en signo de bendición, de símbolo de muerte en símbolo por excelencia del Amor que vence el odio y la violencia y engendra la vida inmortal".

La Semana Santa rememora todo esto; lo visibiliza, lo hace presente, es una llamada a la cordura y a la sensatez cristiana. A parar las aguas del olvido, a superar la indiferencia y la increencia galopantes. Con la mirada y el corazón puestos ya en el Encuentro de Jesucristo Resucitado con su Madre Santísima: ¡Feliz Pascua florida en este Jubileo de Esperanza!.

José Manuel,
Párroco de Candás, Perlora y Piedeloro

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