No recuerdo dónde lo vi. Dos ancianitas. Una de ellas decía a la otra: “Toda la vida rezando por las intenciones del papa y la conversión de Rusia, perotal y como están las cosas me parece que voy a empezar a rezar por la conversión del papa y las intenciones de Rusia”. Exagerada la señora, evidentemente, aunque lo de las intenciones de Rusia la verdad es que merece una seria reflexión.
De Rusia, del presidente Putin, llegan noticias sorprendentes, primero por el fondo de las mismas, pero es que además sorprende que alguien, y más en un país de tradición comunista, se atreva a decir cosas que muchos pensamos pero que no tenemos narices a soltar en público.
Por ejemplo. En nuestro mundo occidental uno puede decir o hacer casi lo que quiera, pero que nadie se atreva a rozar ni de pensamiento al colectivo gay porque le lloverán encima todas las maldiciones habidas, por haber, pasadas, futuras e imaginadas. PuesPutin prohibió la propaganda gay y por supuesto nada de días del orgullo gay ni cosa parecida. Muchos entendemos que un niño adoptado está mejor con papá y mamá que con dos papás o dos mamás, pero decir esto en España es caer en la consideración de cavernícola mayor del universo. Putin no permite que parejas homosexuales adopten niños rusos. Con dos narices.
¿Qué me dicen del aborto? Por Dios, en occidente nos lo quieren hacer tragar como uno de los derechos fundamentales de la mujer. Putin ha prohibido la publicidad del aborto y pone cada vez más trabas a su práctica. Hace apenas unos días me entero de que en Rusia se están planteando prohibir la pornografía en internet. Y más cosas que se pueden consultar, por ejemplo aquellas simpáticas muchachas que se desnudaron en una catedral y acabaron con sus huesos y sus carnes en la cárcel.
Lo curioso es que ante todas estas noticias no hay constancia de manifestaciones de feministas ni de gays ante la embajada rusa. Otra cosa es que lo de los gays, el aborto o la adopción por parte de los homosexuales lo hubiera dicho el obispo de Alcalá de Henares, en cuyo caso ya hubieran ardido el palacio episcopal y la catedral de los santos niños. Pero no vamos a comparar. Reig Pla calla y los rusos son muy suyos.
Lo de convertirse el papa es pasarse cuatro pueblos, aunque todos estamos necesitados de permanente conversión. Ahora bien, no me negarán que lo de Putin, en estos tiempos que corren no llama la atención. De ahí lo de la buena señora: que estos rusos, que parecían demonios con cuernos abundantes y rabo malévolo, sean ahora defensores de la pareja tradicional, contrarios al aborto y la pornografía, y cuiden tanto sus templos religiosos que si una señoritas aparecen en ellos en domingas al aire directamente vayan a chirona, es como para rezar por ellos y que la cosa no decaiga. Eso dicen al menos Joaquina y Rafaela.
Jorge Glez. Guadalix
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