viernes, 7 de diciembre de 2012

Viva la Patrona de España

La devoción de los españoles a la Reina de cielos y tierra, María Santísima, se remonta al principio del cristianismo. El templo del Pilar, levantado en Zaragoza por el Apóstol Santiago, es una prueba clara y terminante de que, aun viviendo en la tierra la Virgen María, España la honraba, veneraba y tributaba culto como a Madre de Dios e imploraba su auxilio como Madre de los hombres que gimen y lloran en este valle de lágrimas.

Hemos de creer también que los españoles reconocieron desde el principio las gracias y dones con que Dios quiso adornarla, y entre ellos, su Concepción Inmaculada.

A esta conclusión nos lleva un documentado estudio de la historia religiosa mariana en España.

Voto de defender el misterio de la Inmaculada Concepción

Fueron tan grande la devoción y entusiasmo de los españoles por la Concepción Inmacu1ada de Maria Santísima, que se fundó en España 1a Orden militar con e1 titulo de Milicia Cristiana de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen Maria. Fué instituida esta Orden el año 1624. Sus fundamentos son el juramento de obediencia a la Santa Iglesia Romana para 1a exaltación de la fe contra los herejes y conquista de Tierra Santa. Llevaba por hábito una cruz azul de1 centro de ella salia unos rayos de oro, y sobre ellos la Virgen como nos la describe el Apocalipsis, vestida del sol y coronada de estrellas con la luna debajo, de sus pies.

El rey Felipe II impuso ya como obligatorio a las Universidades españolas, por decreto de 24 de enero de 1604, que es la ley 17, título I, libro I de la Novísima Recopilación, el hacer voto de defender el misterio de la Concepción Inmaculada. El mismo voto o juramento hacían los demás estamentos, tanto civiles como militares, de España.

Claramente es ve esto en el memorial elevado por las Cortes al Papa, del cual son las siguiente palabras: "Todos los diputados de das Reinos de España que representaban todas sus provincias en las Cortes celebradas en 17 de julio de este año (1760), expresaron al Serenísimo Rey Católico la perpetua e innata piedad y religión de todos los que tienen el nombre español a la Santísima Madre de Dios y Reina de los ángeles, Virgen María, principalmente en el misterio de la Inmaculada Concepción, y que: siendo muy pocos las vasallos del Rey Católico que no están incorporados a alguna Orden Militar, Universidad, Ayuntamiento. Colegio, Cofradía u otro Cuerpo establecido legítimamente, se observa en todos ellos con el mayor cuidado que al entra haga ceda uno juramento solemne de sostener y defender con todo celo y hasta donde alcancen sus fuerzas el misterio de la Inmaculada concepción, cuyo juramento hicieron también el Rey Católico y los Diputados de los Reinos de España en las Cortes celebradas en el año 1621."

La Inmaculada Concepción es nombrada Patrona de España

El rey Carlos III, accediendo a los deseos manifestados por las Cortes; tomó como universal Patrona de toda la monarquía a la Santísima Virgen en su Inmaculada Concepción; A instancias de este monarca, el Papa Clemente XIII, por Breve de 8 de noviembre de 1760, confirma este Patronato de Maria en todos los dominios de España; manda que todo el clero, secular y regular, celebre la fiesta de la Inmaculada Concepción bajo el rito doble de primera clase y con octava y concede indulgencia plenaria y remisión de todos los pecados a los fieles que, debidamente dispuestos, visiten aquel día cualquier templo dedicado a Dios en honor de su Santísima Madre.

Con otro Breve amplia y extiende a el clero el oficio y misa de la Concepción, como practicaba ya la Orden seráfica.

Finalmente, con otro Breve autoriza Clemente XIII para que en la Letanía lauretana, después de decir "Mater intemerata", se añada "Mater inmaculata".

Más tarde el Romano Pontífice Gregorio XVI, a instancias del Cardenal Arzobispo de Sevilla, concedió que en la misma Letania se diga "Regina sine labe original concepta".

La Inmaculada y las ciencias y artes españolas

Cuando la ciencia española llegó a mayor altura y dirigían sus sabios el movimiento científico del mundo civilizado, juraban las profesores de las Universidades más famosas defender hasta morir el privilegio rnariano, Así lo hicieron las Universidades de Valencia, Salamanca, Sevilla, Granada., Valladolid, Oviedo, Compostela, Oñate, Baeza, Alcalá, Osuna, Huesca, Barcelona, Zaragoza, etc, , y de tal modo estaban convencidos de la certeza de su doctrina, que ninguna de las Universidades de España se volvió atrás de su voto.

Los artistas españoles se elevaron a la cumbre de la inspiración cuando pintaron o cantaron el misterio augusto de la Concepción sin mancha de María.

¡Concepciones de Ribera, de Juan de Juanes, de Antolinez, de Valdés Leal y de Murillo! Las almas de estos artistas volaron al cielo, contemplaron allí la belleza idea1 de la Inmaculada y la trasladaron a sus cuadros, joyas del arte ambicionadas por todos los museos del mundo.

De la poesía española han brotado los cánticos más inspirados, 1as estrofas más líricas y bellas en honor de la Purísima Concepción.

Contemplad los floridos y aromáticos rosales de sus poemas, desde "El duelo de la: Virgen", en e1 siglo XII, hasta los líricos del siglo XIX. Repasad las "Cantigas del rey sabio", el "Cancionero" ,de Baena, el "Cancionero general". Subid a las cumbres más elevadas de la literatura, y si preguntáis a Lope de Vega, a Tirso de Molina, a Calderón, etc.., cuál es el ideal que les inspiraba en las obras más portentosas de su ingenio, os contestarán que la Pureza bellísima de la Inmaculada Concepción.

El pueblo español y la Inmaculada

El gran amor del pueblo español ha sido siempre la Virgen Maria. Imposible encontrar un templo en España que no tenga una imagen de Maria; imposible encontrar un hogar en donde no se venere y se invoque a la Reina de cielos y tierra con el dulce nombre de Madre.

El pueblo de España expresa el amor que tiene a la Purísima en sus cantares, en los gozos de las iglesias, en las jotas en los romances de los ciegos y de las abuelas, en las plegarias mezcladas de piropos que manan muchas veces de corazones tristes, que, en su dolor, ponen la única esperanza en el auxilio de la Virgen sin mancha.

Cuando se va a entrar en una casa, dice el pueblo: "Ave Maria Purísima", y la contestación que da el mismo pueblo es ésta: "Sin pecado concebida"; la oración que todos los españoles aprendemos desde niños es: “Bendita sea tu pureza ..., y eternamente lo sea..."; por la mañana, al mediodía y por la tarde, cuando las campanas tocan el "Ángelus", todos dirigimos nuestro pensamiento a la Santísima Virgen saludándola y felicitándola, porque, al hacerla Madre de Dios, el omnipotente también la hizo "gratia plena", llena de gracia, esto es, Inmaculada. ¿Quién puede poner en duda que el pueblo español es el defensor más decidido, el trovador más ferviente, el poeta más inspirado y el hijo más amante de la Inmaculada Virgen Maria?

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