(Infovaticana) Este artículo se basa en el informe del European Centre for Law and Justice (ECLJ), una organización no gubernamental internacional que defiende los derechos humanos y las libertades religiosas.
Con sede en Estrasburgo y estatus consultivo ante la ONU, el ECLJ ha documentado detalladamente la persecución de los cristianos en Nicaragua entre 2018 y 2024. Este informe expone cómo el régimen de Daniel Ortega ha intensificado su campaña represiva, llevando a cabo detenciones arbitrarias, confiscaciones de bienes religiosos y expulsiones de líderes espirituales.
Represión sistemática contra la Iglesia
Desde 2018, Nicaragua ha pasado de ser un país con esperanzas de desarrollo a convertirse en un símbolo de represión religiosa y política. En respuesta a las protestas populares contra las reformas del sistema de seguridad social, el régimen nicaragüense ha acusado a la Iglesia de conspirar contra el Estado, persiguiendo de manera sistemática a sacerdotes, religiosos y fieles.
El caso de Monseñor Rolando Álvarez es uno de los más emblemáticos. Arrestado, despojado de su nacionalidad y encerrado en condiciones inhumanas, su situación se ha convertido en un símbolo del intento de Ortega por silenciar a la Iglesia.
Casos extremos de violencia y persecución
El informe del ECLJ detalla varios episodios brutales que reflejan la magnitud de la represión:
1. La masacre de la Iglesia de la Divina Misericordia (2018):
Durante las protestas estudiantiles, decenas de jóvenes se refugiaron en la Iglesia de la Divina Misericordia en Managua para escapar de los ataques. Sin embargo, la iglesia fue rodeada por fuerzas progubernamentales que la convirtieron en un blanco. Durante horas, los atacantes dispararon sin cesar contra el edificio con armas de alto calibre. Dos estudiantes murieron de disparos en la cabeza, y los demás, heridos y aterrorizados, quedaron atrapados hasta que fueron rescatados al amanecer tras largas negociaciones.
2. El asedio a la Basílica de San Sebastián (2018):
Durante una visita a la localidad de Diriamba para verificar denuncias de violencia estatal, el cardenal Leopoldo Brenes, Monseñor Silvio Báez y el nuncio apostólico Waldemar Sommertag fueron acorralados por turbas afines al régimen. En plena iglesia, los prelados fueron insultados, agredidos físicamente y mantenidos cautivos durante horas mientras los fieles intentaban defenderlos.
3. La detención de las monjas de la Cofradía de los Pobres de Jesucristo (2023):
En una operación nocturna, la policía irrumpió en el convento de estas monjas en León y las detuvo sin justificación alguna. Fueron sacadas a la fuerza y expulsadas del país, dejando un vacío espiritual en la comunidad que asistían.
4. La quema de la imagen de la Preciosa Sangre de Cristo (2020):
Una de las imágenes más veneradas de la catedral de Managua, con más de 400 años de antigüedad, fue destruida por un cóctel molotov lanzado por un desconocido. Aunque el régimen intentó calificar el acto como un accidente, muchos consideran que fue un acto deliberado en el marco de la campaña de odio contra la Iglesia.
Discursos de odio y control absoluto
El régimen ha difundido un discurso hostil hacia la Iglesia, tildando a los obispos de «golpistas» y promoviendo mensajes en los muros de las ciudades con frases como «la única iglesia que brilla es la que arde». Estas incitaciones han derivado en ataques directos contra los fieles y la prohibición de procesiones y festividades religiosas. En 2024, se registró la prohibición de más de 5.000 procesiones durante la Semana Santa.
Aunque Estados Unidos y la Unión Europea han impuesto sanciones, el impacto ha sido limitado debido al apoyo del régimen a potencias como Rusia y China. Estas alianzas han permitido a Ortega eludir las sanciones y reforzar su represión interna.
Un llamado urgente a la comunidad internacional
El informe del ECLJ concluye con un llamado a las naciones democráticas para que intensifiquen sus esfuerzos diplomáticos y sancionen de manera efectiva al régimen de Ortega. La comunidad cristiana en Nicaragua, privada de sus derechos fundamentales, sigue resistiendo con fe y valentía. Apoyar su causa es, ahora más que nunca, un deber moral para el mundo libre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario