lunes, 17 de octubre de 2022

Clergyman, hábito y Sotana, de Monseñor Arguello a Fray Alejandro F. Barrajón. Por Joaquín Manuel Serrano Vila


El pasado día 30 de septiembre, el Sr. Arzobispo de Valladolid en la eucaristía de ordenación de dos diáconos decía lo siguiente en su homilía: “Vais a llevar un vestido propio. Sobre el alba se os va a colocar una estola al modo diaconal y una dalmática. Y además podéis vestir un vestido clerical, podéis llevar un distintivo para que se vea en la plaza pública que sois hombres consagrados al Señor. Hubo un tiempo en el que la novedad pareció que tenía que ver con quitarnos la sotana y el clergyman. Hoy hay un tiempo en el que seguramente lo revolucionario, lo novedoso, la presencia de los sobrenatural en las calles y las plazas, sea que los frailes lleven hábito que las monjas se han reconocibles y que los que hemos sido ordenados también lo sean”. Estas palabras no cayeron en saco roto; a las pocas horas se volvieron noticia viral para alegría de unos y resquemor de otros.

Entre las críticas más feroces contra el prelado vallisoletano estuvo el artículo del religioso "mercedario", P. Alejandro Fernández Barrajón, en su espacio ''Teselas'' del portal informativo "Religión Digital". Nada nuevo bajo el sol; los tópicos ochenteros de siempre, desfasados y trasnochados de unos progres que se pasan la vida mirando atrás, de no quedarnos en las formas y centrarnos en el fondo... Que si los trajes purpurados de los cardenales son medievales y rechinan, alguna cita de la Sagrada Escritura  utilizada "ad hoc" para arrimar el ascua a mi sardina, etc... A los primeros que se les exige asistir con  decorosa vestimenta religiosas en los actos con el Papa -también con el Papa Francisco- en la misma Santa Sede es a todos los clérigos. A la fecha, se sigue pidiendo y exigiendo que asistan los prelados de filetata, los sacerdotes de sotana o "clergyman",  así como los religiosos y religiosas con su hábito... Es curioso que este religioso mercedario se profese incondicional del Papa Francisco, pero tenga esa alergia a los trajes talares, cuando aún no hemos visto a este Papa en chándal, guayabera o bermudas. Además, como mercedario, tiene una forma bien fácil de identificarse con el Papa Francisco: si el Papa va de sotana blanca, el aludido puede seguir su ejemplo vistiendo su hábito blanco.

La excusa de que el hábito molesta para ir de misiones o para evangelizar en el trópico pudo haber colado hace cuarenta años; hoy por suerte, la globalización nos permite conocer la realidad eclesial en una perspectiva más amplia, y los números hablan solos. La tela no es el problema, igual que los uniformes de los colegios que se hacen pensando un par para otoño-invierno, y el otro para primavera. También los sacerdotes de zonas frías tienen sotanas de tipo térmico, y los andaluces sotanas finitas para aguantar el calor del verano sin problema. ¿No hay religiosos con hábito en el trópico, y en lugares con temperaturas igual de duras o más?. No creo que las hermanitas de los ancianos desamparados se plantearan que había que quitar el hábito por frío o por calor; jamás miraron otra perspectiva que descubrir a Cristo en el anciano enfermo. Esa es la misión por antonomasia de cada familia religiosa: ser fiel a su carisma, y todo lo que no siga esa línea traiciona en cierto modo éste y sus promesas y profesiones...

No seré yo quien diga que son mejores los religiosos que llevan hábito que los que van de calle; pienso que lo prioritario es saber dónde está puesto el corazón y gastar la vida como un compromiso eterno, pero igualmente pienso que está fuera de lugar esa reacción desmedida contra un pastor de la Iglesia -el de Valladolid- como si hubiera contradicho el Catecismo o dijera lo que no es. La vida consagrada es muy plural, y gracias a Dios hay lugar para todos, pero hay congregaciones que más que por historia, por su propia naturaleza están más vinculadas a vestir el hábito que otras. Por poner un ejemplo: que las Hermanas Obreras de la Cruz no lleven el hábito, pues me lo espero, pero que un carmelita, una concepcionista o un mercedario renieguen de su hábito me cuesta entenderlo cuando éste está tan estrechamente vinculado con la intercesión de la Santísima Virgen María; me da hasta pena de esa pérdida de identidad...

Lo de traer a colación que Don Luis Arguello en sus comienzos de sacerdote vestía de seglar es un pretendido golpe bajo, a la vez que no menos ridículo, pues las mismas palabras del prelado pucelano dejan claro que él también entendió como revolucionario -en su momento- quitarse la sotana y el "clergyman"; pero sin ser una contradicción, reconocer la realidad de que ahora la tortilla ha dado la vuelta: "Como sacerdote diocesano lo veo en el presbiterio, donde cada año los ordenados están cada vez más concienciados de la necesidad de ser luz y sal en la vorágine de nuestro mundo que no quiere dejar espacio a que la fe sea visible. También como párroco de pastoral de ya bastantes seminaristas que he acompañado y acogido en mi parroquia; presentan la misma visión a pesar de tener mayor o menor edad, de ser españoles o de otras latitudes. Igualmente me sorprende el cambio que se está dando no sin problemas en la vida consagrada, con los llamados "millennials" que buscan profesar pero teniendo claro que sea cual sea la familia religiosa tanto ellas como ellos en su mayoría quieren hacerlo con hábito"...

"No soy sociólogo para responder a esta cuestión, pero alguien debería hacer un estudio serio de por qué nuestros jóvenes quieren curas de sotana, monjas con toca, frailes con hábito y hasta la misa por el rito tradicional. Si yo que nunca he celebrado una misa por el rito extraordinario ni asistido a una, reconozco que a pesar de las restricciones desde la Santa Sede se vive este fenómeno de la tradición en nuestra juventud. Ahí está para muestra la peregrinación de este verano de Oviedo a Covadonga que dejó atónitos a muchos sacerdotes de la diócesis ya no sólo por el número y su llamativa juventud, sino por su estilo de vida plenamente católico. Fue un espectáculo de fe -me comentaba un amigo cura- ver las colas interminables de chicos y chicas ante los confesionarios, o el momento de la consagración, donde en aquella abarrotada basílica de Covadonga no quedaba un fiel por ponerse de rodillas. No son cuatro trasnochados, ni es cuestión de gustos externos; hay algo más que atrae hoy de forma tan numerosa a nuestros adolescentes hacia un modelo religioso que no conocieron ni sus padres"...

Me sorprenden las duras palabras hacia el arzobispo de Valladolid: ''He decir que yo lo admiraba entonces por su compromiso social. Ahora ya no''... Que manía tenemos con que para ser social en la Iglesia hay que vestir de paisano; como si no fuera un hombre de una profunda sensibilidad Monseñor Argüello por vestir hoy de "clergyman" o sotana: ¿No tienen sensibilidad social los franciscanos de la cruz blanca atendiendo a los que llegan en pateras sin quitarse su hábito gris mendicante?... La "canción" de que sólo los progres hacen caridad y que los que visten hábito son vividores está ya muy caducada. La vida consagrada se enfrenta hoy a varios problemas en este campo, por un lado la ruptura de pensamiento entre los religiosos mayores y los que quieren abrazar esa vida. Algo que no debería ser motivo de división es cómo es la forma de vestir, pero en muchos jóvenes vocacionados, acaba siendo actualmente el mayor problema del discernimiento, y el aspirante acaba marchándose a otra congregación menos cerrada de mente -paradójicamente-  a otra más "tradicional'', o en mayor fidelidad a principios y carisma... En la misma Orden de la Merced los jóvenes religiosos defienden el hábito y hasta la liturgia tradicional.

Otro problema que quizá a España no ha llegado pero que en el resto de Europa es un hecho como en nuestra vecina Francia, es que mientras los seminarios diocesanos están bajo mínimos y los noviciados religiosos en su mayoría cerrados, hay lista de espera para entrar en los Seminarios vinculados a la Fraternidad de San Pío X, así como a las congregaciones religiosas masculinas y femeninas (de vida activa y contemplativa) surgidas a la sombra de Monseñor Lefevre. Algunas de ellas son Las Hermanitas de San Francisco de Asís, Carmelitas Descalzas de la FSSPX, Hermanas de la FSSPX, Oblatas de la FSSPX, Hermanas Misioneras de Jesús y María, Hermanos de la FSSPX, y así podríamos enumerar siete congregaciones masculinas y diecisiete congregaciones femeninas... Cómo es posible que en esta Europa secularizada sus jóvenes prefieran una Iglesia tradicional, más radical y dura, pudiendo ser religiosas o religiosos con una vida más "acorde" a los tiempos a los que Padre Mercedario nos remite...

Tal vez no ha entendido lo que es la vestimenta clerical o el hábito. No es éste un destacar; por el contrario, es un indicador de dónde está el que da su vida por todos, de dónde está la persona que es de Dios y a la que podemos acudir; dónde tenemos al que se ha hecho pobre, célibe y obediente a ejemplo de Cristo. Afirmar que: ''La vida consagrada ya tiene su autoridad correspondiente en la iglesia, que no está, felizmente, en los obispos. Ya hubiera desaparecido si no la protegiera el derecho de la “exención”. No nos digan cómo tenemos que vestir. Cuide su corral y deje el nuestro que ya lo cuidaremos nosotros''... Es una barbaridad como una casa: ¿ese es el espíritu de Iglesia Sinodal, donde un religioso ve a los obispos como enemigos de la vida consagrada?... 

Si en algo está trabajando con empeño el Papa Francisco en el mundo de los religiosos, es precisamente el campo de las mutuas relaciones y de su vinculación con los obispos territoriales, las diócesis o la realidad de las parroquias en cuyo territorio están presentes. Monseñor Rodríguez Carballo, sobre ésto aseguraba que  "hay que trabajar las justas relaciones dado que a veces esa relación no es justa". Cuando un religioso que ha tenido cargos en la Iglesia Española afirma tal barbaridad como: "No nos digan cómo tenemos que vestir. Cuide su corral y deje el nuestro que ya lo cuidaremos nosotros", uno se pregunta aquello que decía San Pablo: "¿Es que está Cristo dividido?"... Creo que hemos de superar ese cliché trasnochado de que los obispos ni pinchan ni cortan en la vida religiosa. En mi Parroquia tengo una comunidad de religiosas que están plenamente insertas en la vida pastoral de la misma, y a menudo me comentan que han leído la carta semanal del Arzobispo, que le quieren invitar a comer, que les gustó la conferencia que dio en tal sitio... Del mismo modo yo, cuando la superiora general de la Congregación publica una carta, hace un anuncio para dicha familia religiosa, o pide oraciones por el Capítulo General, me leo eso escritos, pido a la feligresía públicamente que encomiende los trabajos de las hermanas y siento la Congregación no sólo mía, sino de la propia Parroquia, al igual que ellas sienten a la Parroquia y a la Diócesis como algo muy suyo... Los dones carismáticos de los consagrados sólo tendrán sentido vividos a la par de los dones jerárquicos. 

A mí no me quita el sueño que los curas y las monjas vistan de calle, me parece perfecto que cada persona y cada congregación sigan el camino que consideren mejor para vivir con autenticidad su vocación y carisma particular para la llamada a la santidad. Lo que me parece muy triste es que se persiga más el hábito y el traje talar desde dentro de la Iglesia que desde fuera. Los fieles están acostumbrados a todo, pero me consta que en el caso de los sacerdotes cuando los ven vestidos como Dios manda. Es llamativo que los mayores pregoneros de la libertad y el progresismo no soporten que alguien piense o vista diferente, como vemos en la campaña promovida desde Religión Digital, que se muestra muy preocupados por las palabras del aún Portavoz-Secretario de la Conferencia Episcopal Española, y se preocupan de consultar si ha aumentado la venta de sotanas en las casas de ropa de clero, o buscan la forma de responder y contradecir el mensaje del Prelado del Pisuerga con cuestionarios que están enviado a religiosas, religiosos y clérigos próximos, evidentemente, a la línea editorial y sus adeptos. 


Pd. Aquí unos textos a no perder de vista:

Código de Derecho Canónico: 

El canon 284 del Código de Derecho Canónico dice: «Los clérigos han de vestir un traje eclesiástico digno, según las normas dadas por la Conferencia Episcopal y las costumbres legítimas del lugar». Respecto a la primera cláusula, la Conferencia Episcopal Española establece únicamente tres tipos de traje eclesiástico: el hábito propio de las congregaciones religiosas, la sotana y el «clergyman».

Directorio para el Ministerio y la vida de los presbíteros:

Nº 61. «Importancia y obligatoriedad del traje eclesiástico. En una sociedad secularizada y tendencialmente materialista, donde tienden a desaparecer incluso los signos externos de las realidades sagradas y sobrenaturales, se siente particularmente la necesidad de que el presbítero –hombre de Dios, dispensador de Sus misterios– sea reconocible a los ojos de la comunidad, también por el vestido que lleva, como signo inequívoco de su dedicación y de la identidad de quien desempeña un ministerio público (247). El presbítero debe ser reconocible sobre todo, por su comportamiento, pero también por un modo de vestir, que ponga de manifiesto de modo inmediatamente perceptible por todo fiel, más aún, por todo hombre (248), su identidad y su presencia [mal traducido: “la sua appartenenza”, su pertenencia] a Dios y a la Iglesia.

Concilio Vaticano II: 

La Iglesia afirma «la conveniencia de que el hábito de los religiosos y religiosas siga siendo, como quiere el Concilio, signo de su consagración (Perfectæ caritatis 17), y se distinga de alguna manera de las formas abiertamente seglares» (Evang. Test. 22).

Regla y Constituciones de la Orden de la Merced:

40. Reconocemos como signo de la voluntad divina los mandamientos y consejos evangélicos, las enseñanzas de la Iglesia, la vida fraterna, la exigencia redentora, las leyes y tradiciones de la Orden, los mandatos de los superiores y los mismos acontecimientos agradables o penosos .

41. Siguiendo a san Pedro Nolasco, la profesión de la obediencia culmina para nosotros en la unión con la voluntad salvífica de Dios mediante el cuarto voto que nos asocia al sacrificio redentor de Cristo, el cual se anonadó a sí mismo, tomando condición de siervo a fin de liberar a sus hermanos

80. Los religiosos como signo de su consagración y testimonio de pobreza llevan el hábito de la Orden según las disposiciones de la Iglesia y las costumbres del lugar

Radice cristiane nº 38, octubre 2008:

«Nosotros, que somos de la generación del Concilio Vaticano II, que ha proclamado siempre el deber de estar siempre atentos a los signos de los tiempos, no debemos justo ahora volvernos ciegos y sordos. Los signos de los tiempos cambian con la historia. Si estamos no sólo atentos a los signos de los tiempos del sesenta y ocho, sino también a los de hoy, entonces tendremos que abrirnos a este fenómeno, reflexionarlo, examinarlo.

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