El 24 de diciembre de 2024, día en que el papa Francisco abrió la puerta de la Basílica Vaticana, marcando el inicio del Año Jubilar de la Esperanza, el Dicasterio para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos emitió un Decreto en nombre del Santo Padre (Prot. N. 703/24), por medio del cual, se inscribía la celebración de santa Teresa de Calcuta, virgen, en el Calendario del Rito Romano, el día 5 de septiembre con el grado de memoria libre.
Dicha inserción, voluntad del Santo Padre Francisco al acoger las peticiones de obispos, religiosos y asociaciones de fieles, y considerar la influencia de la espiritualidad de santa Teresa de Calcuta en todo el orbe, quiere proponerla como un extraordinario testimonio de esperanza para todos los que han sido descartados en la vida.
Junto al Decreto se encuentran, en lengua latina, los elementos que han de ser añadidos en todos los calendarios y libros litúrgicos para la celebración de la misa y la Liturgia de las Horas, como también en el Martirologio Romano.
Ahora compete a las Conferencias de Obispos el traducir, aprobar y, tras la confirmación de este Dicasterio, publicar los textos litúrgicos de dicha celebración, tal como está previsto en la actual normativa (Cf. Carta apostólica en forma motu proprio Magnum principium).
En la homilía de la celebración eucarística, durante la cual tuvo lugar el Rito de Canonización de santa Teresa de Calcuta (4 de septiembre de 2016), el papa Francisco la señalaba como generosa dispensadora de la misericordia divina, que como la «sal» da sabor a todo y como la «luz» ilumina las tinieblas, impregnaba todo lo que ella emprendía.
Esta Sierva de los últimos entre los últimos es, por tanto, icono auténtico del Buen Samaritano. «Su misión en las periferias de las ciudades y en las periferias existenciales, – citando la homilía del Santo Padre -, permanece en nuestros días como testimonio elocuente de la cercanía de Dios hacia los más pobres entre los pobres».
En los textos litúrgicos de dicha celebración, la oración colecta nos ofrece el corazón de su espiritualidad: la llamada a saciar la sed de Jesucristo en la cruz, respondiendo con amor a las necesidades de los más necesitados. Por ello, suplicamos a Dios Padre, que, imitando su ejemplo, sirvamos a Cristo, presente en nuestros hermanos afligidos.
Respecto al Leccionario, la primera lectura es un texto del profeta Isaías sobre el ayuno agradable a Dios (cf. Is 58, 6-11), seguido del salmo 33: «Bendigo al Señor en todo momento».
El evangelio, precedido por el aleluya, el cual subraya la revelación de los misterios del Reino a los más pequeños (cf. Mt 11, 25), propone el hermoso texto del Evangelio según san Mateo, el cual, tras enumerar las obras de misericordia, presenta unas palabras, vividas de modo elocuente por Madre Teresa: «Cada vez que lo hicisteis con uno de estos, mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis» (Mt 25, 40).
Con respecto a la Liturgia de las Horas, tras la nota hagiográfica, está la segunda lectura del Oficio de lectura, un texto tomado de la carta que la Santa escribió al padre Joseph Neuner en 1960, en la cual, abriendo su alma, manifiesta la oscuridad de la ausencia de Dios en la que vivió durante muchos años, pero ofrecido a Dios con alegría, para que, soportando fielmente esta prueba, pudieran ser iluminadas muchas almas.
Concluyen los textos litúrgicos con el elogio del Martirologio Romano que la sitúa ahora en el primer lugar de las celebraciones del día 5 de septiembre.
Que la inserción de dicha celebración en el Calendario Romano General nos ayude a contemplar a esta mujer, faro de esperanza, pequeña en estatura, pero grande en el amor, testimonio de la dignidad y del privilegio del servicio humilde en defensa de la vida humana, tanto de aquellos que han sido abandonados, descartados y despreciados, como en el interior del seno materno.
Arthur Card. ROCHE
Prefecto del Dicasterio para el Culto Divino
y la Disciplina delos Sacramentos
No hay comentarios:
Publicar un comentario